Partida Rol por web

-A la orden, mi Capitán...-.

-Jo, esto es explotación...-.

Mientras Ulus y Sobek quedan en presencia del Capitán Rothgar, los soldados se retiran con los prisioneros, que son conducidos a los calabozos, en el sótano del edificio.

Si los barracones ya eran un lugar lúgubre y frío, el calabozo y sus celdas añaden al entorno una opresiva humedad. Las celdas permanecían vacías hasta vuestra llegada. La única fuente de luz la constituyen unas pequeñas velas sostenidas por brazos de hierro que están insertos en las paredes. La mayoría de los cirios están a medio consumir, con la cera goteando por sus soportes.

Los guardias os introducen en celdas separadas. No os dirigen demasiadas palabras. (*)

Antes de marcharse, el sargento os lanza una mirada condescendiente.

-Si estuviera en vuestro pellejo, guardaría silencio y no armaría mucho escándalo. El Capitán querrá tener una charla con vosotros en breve. No es un hombre que aprecie a los alborotadores. Pero siendo forasteros y tras una noche salvaje en el Ernie... Quizás tenga piedad de vosotros y haga la vista gorda. Si puede, claro. ¡Eh! ¡Llama al carcelero! Que les traigan mantas.-.

Cuando los guardias desaparecen por las escaleras de piedra que conducen al piso superior, quedáis a solas con vuestros pensamientos. Pero la quietud no dura mucho.

Con gesto ausente, la semielfa se sienta cruzando sus piernas, apoyando la espalda sobre la pared de piedra. Dhalarinn observa con detenimiento a Gorsha y a Daron antes de hablar.

-No tengo nada en contra tuyo, hermana.-, dice mirando a Gorsha. Sus palabras están revestidas de cierta solemnidad. -En cuanto a ti... Je. Espero que sepas que te meteré una flecha en tu ojo izquierdo en cuanto salgamos de aquí. Y otra en el derecho por profanar la piel de un tigre de esa manera.-. Señala con gesto de asco los calzones del explorador. -Aunque siendo sincera, lo peor se lo va a llevar ese elfito...-. Su rostro adopta un gesto inquietante cuando esboza una sonrisa pérfida. -Así que sabe trucos de magia... Es una auténtica caja de sorpresas.-.

-Pero la venganza es un plato que se sirve frío. Y hablando de frío, en esta celda corremos serio riesgo de congelarnos.-. La semielfa estudia con detenimiento la celda, prestando especial interés a las bisagras de la puerta. -Hmmmm... Gorsha, ¿cuántos kilos crees que puedes levantar?-. Mientras hace la pregunta, Dhalarinn saca de ninguna parte el cuchillo curvo tan característico que la semiorca ya le ha visto lucir en la napia de Wilbur (antes conocido como Jorge).

-Porque creo que tengo una idea para salir de aquí...-, la semielfa sonríe con astucia.

Resuenan unos pasos por la escalera que conduce al calabozo.

-¿Alguien ha pedido unas mantas?

-Ah, por cierto, soy el carcelero en prácticas. No se me rebelen, que tengo un garrote y soy rápido. ¡COMO UN TIGRE!

-Esto se pone interesante...-. La semielfa se incorpora en su celda con la velocidad de un depredador. Mira fijamente a Gorsha. También mira a Daron, pero con una mueca de desprecio. -Gorsha, ¿qué dices? ¿Te apuntas?-.

La lluvia les estaba calando pero no tardaron demasiado en llegar al centro de la aldea al edificio donde se encontraba el Capitán. La aldea le pareció más grande de lo que les había parecido y lo anotó bien en su mente, con tiempo debía de explorar incluido el bazar ya que el hombre le causó mucha curiosidad, sobre todo por la criatura que vio aquella noche.

La verdad que ver a Gary allí con ellos de camino a los barracones, siendo uno de los guardias cuando la taberna se había reído como si nada de él y que no le habían tenido ningún respeto. Sinceramente sorprendente, parecía que en Atwater carecían de recursos y que los sacerdotes eran más número que los propios guardias. Volvió a pensar en el Padre Pierre, a pesar de que no había ido hasta allí para eso no podía permitir esa ofensa hacia su persona, había perdido la dialéctica por algo muy importante no por como lo había dicho. El no saber nada del lugar y de las personas importantes en él le había pasado factura, pero en la defensa del saco de huesos con poco gusto para la ropa interior y Gorsha, trataría de devolvérsela. Además quedaba la cuestión de como había llegado la ropa de un lugar a otro, una gran baza a jugar sabiendo que los sacerdotes llevan un tiempo en el lugar y lo poco que les gustaban los semiorcos. Una sonrisa iluminó su rostro y Kiryl, ese desgraciado acolito no sobreviviría muchos amaneces después del juicio, hacía tiempo que no veía un humano tan desgraciado, sin contar a Daron. Para cuando alejó esos pensamientos de la mente ya se encontraban ante el Capitán.

-¿Qué, en los Nueve Infiernos, trae a mi presencia a un hombre, a una semiorca, a un silvano, a un dracónido y a la hija de Stormwalker en mitad de una de las peores tormentas que recuerda esta bendita aldea?-. 

- Pues nada más y nada menos que el desgraciado del Padre Pierre apelando a las leyes del Valle con su influenciable forma de hablar. Imagino que ya le conocéis.

 El Capitán estaba acelerado, sin duda, algo lo alteraba aquella noche y estaba casi seguro de que no eran ellos. - Yo mismo se lo explico, señor, mi nombre es Ulus y como los prisioneros y el noble Draconiano hemos llegado aquí con la última caravana. Fuimos a cenar a la taberna y como manda la tradición nos bautizaron con el mejunje de Ernie llamado Tilford. Entiendo que no hace falta que le explique que llegó a pasar anoche en la taberna pues siendo el Capitán de la guardia estará puesto al día.

- Pues bien, desde mi habitación pude escuchar un ruido de puerta y la inconfundible voz de la semiorca llamada Gorsha. Según recuerdo exigía al borracho, que desfalleció tras ahogarse en Tilford y que ahora es el único hombre rodeada entre pelirrojas en las mazmorras, una explicación pues sus equipo parecía no estar en su lugar. Su voz atrajo a otras mujeres, ambas pelirrojas, una de ellas una mediana que quedó en la taberna junto al Padre Pierre investigando que había sucedido, y la mestiza, que has dejado en la celda y que has mencionado como la hija de Stormwalker. Una de ellas mencionó que Gorsha iba desnuda y la mestiza asombrada por la musculatura de esta animando a Gorsha a que corriera la sangre. Creo que me estoy alargando así que voy a resumir. tomo un leve respiro. - Así pues, las tres mujeres abordaron la habitación del hombre y este se escabulló entre ellas con muy poca ropa pues fue capaz de bajar por las escaleras y alterar a los sacerdotes. Así pues el saco de huesos y Gorsha estaba semidesnudos y al parecer sin recordar lo ocurrido tras la noche de Tilford.

- En la huida algo pasó pues el carne de presidio hizo a la mestiza pues esta le llamó hombre muerto. Tras escuchar los pasos de las mujeres bajando por las escaleras me junté baje por las escaleras viendo como la mediana iba montando en otro de los miembros de la caravana. Una vez llegamos abajo, los sacerdotes imploraron a la justicia y a una acción de vuestros hombres, pero aquí mi compañero y yo tratamos de contenerlos. Sin embargo viendo el desparpajo de la gente de Tilford la noche anterior alegué que quizá los dos se hubieran arrejuntado y lo hubieran pasado bien pues son jóvenes, aunque cualquiera entiende que vio en ese cacho de carne que no sabe beber.

- Total que tuvimos un cruce de palabras con él como vuestros guardias os podrán corroborar y la voz del Padre imperó sobre la nuestra y acompañamos a la guardia para evitar el derramamiento de sangre, cosa que a la mestiza Stormwalker no le sentó bien, sobre todo porque usé mi poder para inmovilizarla, pero si no lo hubiera echo hubiera acabado haciendo un favor a la humanidad liberándoles de semejante basura, pero no era de nuestro interés que eso ocurriera. Así pues, aquí estamos.

Miró si Gary estaba cerca, su curiosidad le pudo y le preguntó al Capitan. - Antes de que digiera todo lo que te he contado, tengo una duda enorme. ¿Cómo podéis tener a alguien como Gary en vuestras filas, cuando no es capaz de hacerse valer ni respetar? Anoche fue el hazmereir de la taberna y es probablemente un buen hombre que no merece eso.

Cuando Ulus y Sobek llegan con los guardias Daron no puede sino alegrarse de que resguardarían su vida -UFF! Gracias! Unos mediadores imparciales que pondrán algo de sentido común entre este hermoso par de señoritas, ambas vírgenes que con toda mi decencia no me atrevería a siquiera mirarlas lascivamente ni mucho menos ponerles una mano encima!-

Poca resistencia puede oponer Daron, feliz de por fin poder tragar saliva nuevamente y de respirar sin obstrucciones, aunque juraría que se le ha inflamado algo y tiene un silbido al respirar, ojalá no sea una gripe por el frío, porque esas cosas matan aldeas enteras.

@Gary: -Pero este humano está muy sucio, señor. Parece haber dormido en una pocilga. Va a ponerme la capa llena de...-.

-Oye! Que dormí donde Ernie, hasta me arroparon y dormí calentito, no deberías decir nada malo de tan agradable lugar- dice defendiendo el lugar donde pasaron la noche sin reparar en que le han llamado mugroso, igual, y ya estaba limpio por la reciente ducha bajo la lluvia. Aunque quizás aun le quede mugre en el cuello, que le Gorsha la estrujó toda muestra posible de humedad.

Daron ve a Gorsha hacerse un taparrabos de lujo supreme female edition con la capa del soldado, pero como lo han esposado le da envidia no poder mostrar sus también altas cualidades de diseño -Oye, Gary, enróllame una vuelta sobre el cuello como bufanda al menos por fa, que se me congela el cogote- hace la petición agitando el cuello descubierto mirando fijamente a Gary y encogiéndose de hombros, como diciendo "yo mismo lo haría pero estoy atado", -Aunque si me desatas yo mismo lo hago y los sigo pacíficamente jeje- pero la contextura y los versos de Daron no se comparan a los de su semiorca compañera, ni pizca de intimidación le sale en tal discurso y le toca conformarse con una capa que permite la entrada de brisa helada por todos lados.

En el camino a los barracones rogaba que la aldea fuese más pequeña, no puede evitar ver los puntos de referencias principales, saber llegar al mejor lugar del pueblo era indispensable si quería volver a tomar un poco de ese Tilford de Pomelo, un digno rival para su hígado que debía domar.

@Thormund Rothgar:  ¡Recluta! ¡Esas tazas de té caliente! ¡Son para hoy!

Daron no puede evitar enarcar una ceja ante las injusticias hacia el bueno de Gary y en tono amable añade un -La mía para cuando te desocupes amigo- y decidió colaborar lo más que pudiera con el pobre de Gary, que hasta lástima daba con su mirada. Si oponer resistencia sigue el camino a su celda junto a las celdas de las dos pelirrojas.

Una vez separados la Semielfa comienza a hablar, a armar una especie de complot para ver si escapaban, "¿Cuántas veces habrá estado ya aquí, que decide que lo mejor es escapar antes de esperar tranquila a que todo se resuelva por si solo?" piensa mientras la ve negando con la cabeza a cada una de sus ideas.

@Dhalarinn: -En cuanto a ti... Je. Espero que sepas que te meteré una flecha en tu ojo izquierdo en cuanto salgamos de aquí. Y otra en el derecho por profanar la piel de un tigre de esa manera.-

...en esta celda corremos serio riesgo de congelarnos.-...

...-Porque creo que tengo una idea para salir de aquí...-

-Primero que nada, lo que sucedió fue un accidente desafortunado, puedo saltar, pero ya una vez mis pies se despegan del suelo no puedo ajustar la trayectoria de mi centro de gravedad- responde un poco indignado señalando su centro de gravedad con ambas manos mientras agita su pelvis, indicando claramente su centro de gravedad, pero inintencionadamente el gesto más bien parecía una burla, como señalando con ambas manos a sus genitales.
-Y segundo que nada, no es piel de tigre, es piel de "JÓLAKÖTTURINN", si no le daba caza antes de las festividades de fin de año nos iba a comer a todos en la aldea, que justo ese año hubo epidemia de túnel carpiano entre todos los esquiladores de ovejas y nadie podría tener su suéter de lana nuevo para el invierno, y como yo soy alérgico a la lana mi mamá me hizo este precioso taparrabos!- dice ahora cruzándose de brazos mostrándose un poco indignado ante la incapacidad de reconocer la diferencia entre la piel de un tigre y la piel del famoso JÓLAKÖTTURINN.
-Y tercero que todo, no no no no, ahora viene el bueno de Gary seguro y nos trae unas mantas secas y calentitas para no congelarnos- dicho eso que aparece Gary casi como si lo fuesen invocado.

@Gary: -¿Alguien ha pedido unas mantas?

-Ah, por cierto, soy el carcelero en prácticas. No se me rebelen, que tengo un garrote y soy rápido. ¡COMO UN TIGRE!

-Hola amigo! Aquí yo quiero una, yo tambien parezco un tigre según la loca que me quería matar, como si no fuese obvio que mi ropa interior es de JÓLAKÖTTURINN, tu si lo reconoces, cierto? Se nota que tienes buen ojo- adulando a Gary estira la mano entre los barrotes y agarra su respectiva manta, seca y calentita para por fin acurrucarse -Vieron Fiona y Merida? con esto no tendremos que morir congelados así que no habrá necesidad de escapar- dice a la par que se envuelve en la manta y se acurruca como puede para mantener su cuerpo caliente.

@Dhalarinn:-Gorsha, ¿qué dices? ¿Te apuntas?-

-Conmigo no cuenten, no hice nada malo, y si escapan algo malo harán y darán justificativo para que las sigan, cuanto antes nos regresen nuestras cosas más pronto podremos ir a tomar desayuno... Por cierto Gary, crees que al tecito caliente se le pueda añadir un bollito dulce, o algo para amortiguar el antojo?- termina su frase amablemente hacia el carcelero que obviamente terminó por delatar que había un plan para escapar por parte de la elfa.

Cuando Kendra ya pensaba que tal vez podrían librarse de aquel mojigato gordinflón y bajar por fin a tomar un más que merecido desayuno ve volver al tal Kyril portando un arma ensangrentada y escucha su voz siniestra dirigiéndose al párroco: "Está hecho, Maestro"

El pelo de Kendra se eriza considerablemente y su instinto le grita que corra, aunque demasiado tarde...Observa con horror cómo el guardia de acento peculiar cae al suelo degollado y siente una profunda lástima por el pobre infeliz, que rápidamente deja paso a un torrente de inquietud y preocupación. "¿Qué demonios está pasando aquí? ¿Quién es esta gente?"

El silencio opresivo de la taberna cae sobre Kendra como un losa que le impidiera respirar. Se siente atrapada y no hay nada que le guste menos en este mundo que esa sensación. Con anhelo observa la ventana de la habitación sintiendo el impulso de intentar huir por ella...Pero entonces...

Señorita Kendra Raspberry, basta de juegos. Es usted una mediana difícil de hallar. Mas no imposible...- el tono del hombre se ha convertido en un presagio funesto.

El sonido de su verdadero nombre y la realidad de lo que ello conlleva la golpea en el pecho como un yunque. Están allí por ella... Su corazón desbocado le impide pensar con claridad. Solo hay un motivo por el cual pueden buscarla. Ya lo intentaron en el pasado y consiguió escapar, pero el tiempo había pasado y ella se había vuelto descuidada. En ese momento un hecho obviamente doloroso consigue colarse entre los intersticios de su miedo en forma de destellos luminosos sobre una superficie reflectante...Una única palabra que se forma en su mente con mayúsculas y en color rojo brillante ante la visión del padre Pierre..."¡¡¡CALVO!!!"

Sin embargo, no ha dado tiempo a que los ecos de tal grito mental se apaguen en su cabeza cuando la figura del padre Pierre comienza a cambiar. Los ojos de Kendra adquieren una nueva dimensión ante un hecho tan insólito y a la vez aterrador. Ahora sí que están metidos en un buen lío...

Señorita Raspberry, puede elegir: venga con nosotros. Le invitamos a un encuentro nocturno con un viejo amigo, no lejos de aquí. O bien... Compruebe cómo descuartizamos a sus amigos y bañamos este antro con su sangre. ¿Y bien señorita Raspberry? ¿Derramaréis la sangre de vuestros compañeros? ¿O nos acompañaréis gentilmente?

Kendra observa a Wilbur, su fiel seguidor y a Bellamy, su amado. Sabe que si hay dos personas en este pueblo que lucharían por ella son aquellos dos hombres tan dispares. Las lágrimas (esta vez verdaderas) afloran a sus ojos mientras mira al mediano. Sí, acaba de conocerle. Y sí, está perdidamente enamorada de él. En ese momento comprende que no puede intentar huir sin ellos y que tampoco podría vivir si algo les ocurriera por su culpa. Nadie debe pagar por sus errores... Con agilidad se abraza a Bellamy y le susurra de forma casi inaudible "Vive hoy para luchar otro día. Sigue mi rastro..." Con una determinación implacable y los brazos apoyados con firmeza en sus pequeñas caderas observa al asesino desde sus escasos 95 centímetros de alto adoptando la pose más digna posible.

"Iré pacíficamente con vosotros. Con dos condiciones. La primera es que dejaréis que estos dos hombres se marchen ahora mismo sin sufrir daño alguno. Es a mí a quien queréis. Y la segunda es que me daréis algo de desayunar antes de partir..." - Kendra sonríe con tristeza al líder de aquella panda de perturbados mientras se encoge de hombros. "¿La última comida del condenado?". 

"Mi señora Kendra" dice Wilbur viendo el percal "NO la voy a dejar que se enfrente a un peligro usted sola ¡SOY SU GUARDIAN, Y PROTEGERÉ SU SUMA DIVINIDAD CONTRA VIENTO Y MAREA!"

Mirando a los enemigos, lo tiene claro...

Empieza a contarlos. A mi deidad no le toca un pelo de la cabeza ni el tio mas calvo del mundo.

"Mi señora Kendra" dice Wilbur viendo el percal "NO la voy a dejar que se enfrente a un peligro usted sola ¡SOY SU GUARDIAN, Y PROTEGERÉ SU SUMA DIVINIDAD CONTRA VIENTO Y MAREA!"

 -¿Divinidad?-, el asesino emite una risa tétrica. -Idiota... Debiste de haber escuchado las palabras de la mediana. Matadlos. La mediana viene con nosotros.- El asesino desenvaina una espada de aspecto curvo y afiladísimo mientras dibuja en el aire una runa que refulge con una luz rojo sangre, siniestra. -¡YAHAR GUL!-.

-¡¡¡YAHAR GUL!!!-. Los asesinos emiten un alarido demencial y se abalanzan sobre Wilbur y Bellamy sin piedad.

Wilbur logra milagrosamente evitar ser apuñalado por el primer asesino con una finta poco ortodoxa que le deja justo delante de Kyril. El antes enclenque acólito es en realidad un mestizo como Gorsha, pero ataviado con ropajes oscuros y una máscara aterradora. El semiorco alza una enorme espada garfio y la deja caer con un tajo descendente sobre la testa de Wilbur, que por puro azar se aparta rodando por el suelo con una agilidad insospechable en un enano de dos metros de altura.

Kyril maldice señalando al clérigo y lanza otro golpe a traición a Bellamy, que con habilidad detiene la descomunal hoja del asesino.

-No subestimes mi tamaño, feo hijo de una hiena...-. El mediano se defiende lanzando varios tajos rápidos, pero superado en número recibe una puñalada en el hombro que no puede detener.

-Aaaaargh... Wilfred... ¡DETRÁS DE TI!-. El mediano mira a Kendra y a la oscura figura que se cierne sobre ella y recupera el aliento para renovar sus acometidas con desesperación.

Wilbur siente el frío mordisco del acero atravesar su carne cuando un asesino, el que había degollado al guardia de extraño acento, se materializa a su espalda.

La punzada se abre paso en su torso, cortando e hiriendo a buen seguro un órgano vital. El clérigo no puede evitar soltar un aullido de dolor. (*)

El asesino se prepara para asestarle la puñalada mortal.

-Vendrás con nosotros. Y les verás morir antes...-. El líder de los asesinos lanza un encantamiento sobre Kendra.

-¡VAE RALENTIIS!-. Las palabras atraviesan el éter adoptando la forma de un aura de contención que atenaza a Kendra contra su voluntad. (*)

Mientras trata de paralizar a Kendra, el asesino recita unas palabras extraídas de un pergamino. Un extraño portal comienza a abrirse en la habitación entre un haz de luz cegadora.

"Mi señora Kendra" dice Wilbur viendo el percal "NO la voy a dejar que se enfrente a un peligro usted sola ¡SOY SU GUARDIAN, Y PROTEGERÉ SU SUMA DIVINIDAD CONTRA VIENTO Y MAREA!"

"¡WILBUR, DETENTE!" - le grita Kendra al enano de dos metros, pero de nada sirve ya. "Va a conseguir que los maten...". Aunque parece que su fiel servidor está logrando esquivar con bastante pericia los tajos que le lanzan Kendra sabe que en algún momento se le acabará la suerte. Su mayor preocupación en ese momento es, sin embargo, su querido Bellamy.

-No subestimes mi tamaño, feo hijo de una hiena...-. El mediano se defiende lanzando varios tajos rápidos, pero superado en número recibe una puñalada en el hombro que no puede detener.

-Aaaaargh... Wilfred... ¡DETRÁS DE TI!-. El mediano mira a Kendra y a la oscura figura que se cierne sobre ella y recupera el aliento para renovar sus acometidas con desesperación.

Kendra observa con horror cómo la puñalada alcanza a Bellamy en el hombro. "No, no, no..." - se escapa entre sus labios haciendo ademán de lanzarse contra el asesino que ha herido al mediano. Sin embargo, su cuerpo no le responde como ella espera...

-Vendrás con nosotros. Y les verás morir antes...-. El líder de los asesinos lanza un encantamiento sobre Kendra.

-¡VAE RALENTIIS!-. Las palabras atraviesan el éter adoptando la forma de un aura de contención que atenaza a Kendra contra su voluntad. (*)

 Kendra empieza a notar cómo la parálisis le atenaza los músculos mientras mira fijamente al líder de aquellos desalmados con un odio que nunca antes había sentido y que intenta abrirse paso como un torrente por sus venas. Aprieta los dientes luchando contra el encantamiento que la paraliza mientras una gota de sudor resbala por su frente. Piensa en lo que le harán a Wilbur. En el cuerpo sin vida de Bellamy...Los recuerdos vuelven a ella como fogonazos al son de la canción de su primer baile. Recuerdos de la noche pasada junto al mediano. De su sonrisa. Aquellos indeseables no se lo arrebatarán. Debe alejarlos de allí. Debe alejarlos... Entonces deja que la compuerta se abra. Una oleada de furia y de indignación recorre su pequeño cuerpo y siente que el encantamiento pierde fuerza. Mira al asesino con una media sonrisa. 

"Hoy no..." - le dice mientras retrocede un paso desenfundando sus dos dagas y cogiendo carrerilla. Con toda la agilidad de que es capaz se lanza contra el asesino cegada por su furia y su desesperación. 

-No os la vais a llevar. ¡NO OS LA VAIS A LLEVAR!-. El mediano lanza un espadazo brutal contra uno de los asesinos y el acero logra probar la sangre. El enmascarado queda malherido (8 puntos de daño al Asesino 3) y sangrando. Bellamy siente un escalofrío al comprobar cómo tras el temible golpe su enemigo apenas emite un jadeo. Ni un quejido. Ni un grito de dolor.

-¡Wilfred! ¡Que no la cojan! ¡WILFRED! ¡HAZ LO QUE SEA!-.