Partida Rol por web

-¡UN TRAVELO HA SECUESTRADO A KENDRA! ¡GUARDIAS, A MÍ! ¡CARGAD! ¡¿WILFRED?! ¿DÓNDE ESTÁ WILFRED CUANDO LE NECESITO? ¡AGUANTA, KENDRA! ¡BELLAMY AL RESCATE!-. El mediano, que parece sufrir una tremenda jaqueca, reacciona con enardecida bravura al ver a su mediana favorita transportada cual fardo por la... ¿mujer? No muchos guardias se le unen porque a éstos la cabeza les pesa bastante más sobre los hombros que tras una noche consumiendo Tilford de pomelo. Pero al menos cinco soldados consiguen articular lo que parece un grito de coraje que resuena tal que...

-¡WUEEEEEEEEHEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEAAAAAAAH!-.

Y cargan con el mediano en vanguardia contra la misteriosa y bigotuda figura femenina.

La última frase parece sacudir los planos de existencia y producir escalofríos en el Escriba del libro del Destino.

Qué placaje.

Qué colisión.

Qué... Qué... inflamación van a tener en la testa Bellamy, Kendra y esa misteriosa... ¿mujer?

Los guardias logran reducir con un aparatoso placaje a la... ¿mujer? Pero la maniobra es torpe y brusca, por lo que Kendra cae de cabeza sobre su amado mediano parcheado y ambos ruedan por el suelo mientras los soldados de Tilford, que gastan un humor bastante hosco a esas horas, apalean a la mujer bigotuda, a la que consideran la causa de todos sus males.

¡PERO ALTO! ¡EL VIEJALES CALVO YA CASI LLEGA!

El hombrecillo se planta delante de vosotros en solitario, su rostro desencajado por el esfuerzo físico. Su mirada está consumida por el odio.

-No... N... No... No he lle... Lle... Llegado... Hasta... A... Aquí... Para... Nada...-. Jadea hasta el punto de que resulta ininteligible todo lo que dice. Su pecho se agita y su respiración es ronca. Debe de hacer años que no corre detrás de alguien. 

-Grrr... Prepárate...-. El anciano se dirige a Kendra y extrae de su túnica un pergamino con un sello inconfundible para cualquiera que haya estado en Tilford con un mínimo de atención... (*)

Si allí hubiese estado Gary, posiblemente habría dicho algo así como...

-¡TODO EL MUNDO AL SUELO! ¡ESTÁ ARMADO CON UNA... UNA... ¿¡CARTA!? ¡EH! ¡PODRÍA SER DE HACIENDA! ¡AL SUELOOOO!-.

... Pero allí no estaba Gary.

La carta no resultó ser de Hacienda. Era algo peor.

Era un pergamino de Polimorfar.

El anciano apuntó el pergamino a Kendra. En su rostro dibujóse una mueca pérfida.

Astuta.

Vil.

Maligna.

Artera.

Vamos, que reflejaba maldad largo tiempo cultivada hacia la personita de Kendra.

Gorshie estaba demasiado lejos.

La bigotuda estaba tendida en el suelo, placada por cinco guardias que le tenían visible asco porque no sabían si era una... ¿mujer?

Kendrita estaba abrazada a su Bellamy como si no hubiera un mañana.

Y es que quizás no lo hubiera...

Daron tenía su arco a mano.

Dhalarinn también.

Ambos se miraron al mismo tiempo, sabiendo qué tenían que intentar.

Pero alguien se les adelantó.

-¡Maldita sea vuestra nación, humanos de mierda!-. Ulus, con gesto torvo, interponiéndose entre Kendra y su némesis, lanzó un torrente de energía ígnea contra el anciano, que prendió como una cerilla vieja, marchitándose mientras pronunciaba las palabras arcanas del pergamino...

Ulus frunció el ceño. Maldita ironía. Salvando a una mediana sólo por tostar a aquel humano que le había jodido la noche. Que fuera lo que Lolth quisiera. En valiente desastre le había metido Jarlimor aquella vez... 

Las palabras del viejo se funden en un grito agónico cuando es consumido, pasto de las llamas. Pero aún así, surten un espectacular efecto, transformando a Ulus en un...

En un...

¿Un cuervo?

Un graznido llena el aire. Es un graznido que parece reflejar notable enojo. Sin duda, una transformación afortunada para Ulus, considerando las alternativas.

Las llamas devoran los restos del pergamino, impidiendo a nuestros valientes héroes puedan leer un singular fragmento...

(...)

Señor cliente, ante todo, sepa que este artículo no admite devolución.

Si resulta convertido en una mofeta, ¡MELIADOR EL SUSURRANTE NO SE HACE RESPONSABLE!

(...)

¡VAYA NOCHE LA DE AQUEL DÍA! 

Con una voz
melodiosa y femenina, la dama intenta levantar los brazos

Tranquilos, amigos mios, en el nombre de Doc, jamas haria daño a la divina-divina-Kendra ¡Al contrario!"
" Podeid estar seguros de ello, mis queridos amigos. Jamas le haria daño a mi patrón. O patrona. O what-the-fuck-ever"

Me alzo, despacio y tratando de mostrar que no soy una amenaza para ellos "Visto mi estado actual, lo mejor es que me llameis LOLA. LO LAMERÁS. Quiero decir... LOLA MERAZ"

Conforme me hago mas visible, se puede ver que llevo un baston muy reconocible en el que pone "machacare a mis enemigos en el nombre de la paz". La barba esta trenzada al estilo del culto de DOC. Y en su cinto pobe propiedad de Wilbur Jorge Nitales.

Queda el misterio ¿Quien podrá ser Lola Meraz?

Kendra se ve arrastrada por los pasillos hacia el exterior por su fiel Wilbur, ahora Dolores, Lola para los amigos, que corre arrebatada mientras escucha resollar al viejo a sus espaldas. En algún momento hasta se permite sentir pena por el pobre desgraciado. Su odio va a acabar produciéndole un colapso. Pero antes de que el germen de la pena pueda alcanzar su enternecido corazón llegan al exterior para ser recibidos por una multitud de miradas estupefactas. Su pelo rojo al viento. Su mirada atisbando entre la gente, cuando súbitamente divisa un pelo encrespado y un parche entre tanto rostro alucinado. 

-¡UN TRAVELO HA SECUESTRADO A KENDRA! ¡GUARDIAS, A MÍ! ¡CARGAD! ¡¿WILFRED?! ¿DÓNDE ESTÁ WILFRED CUANDO LE NECESITO? ¡AGUANTA, KENDRA! ¡BELLAMY AL RESCATE!-.

¡¡PATRICK!! - grita Kendra embelesada ante la visión de su amor, aunque súbitamente comprende que algo va mal ya que observa con horror a su amado mediano de un solo ojo cargar contra ellos junto a otros guardias en clara actitud de masa enfervorecida. Deben de estar bajo el influjo de las drogas...Mi pobre Bellamy...¡¡Narcotizado!! ¡¡DOLORES, CORRE QUE NOS MATAAAN!! - grita Kendra, aunque es demasiado tarde. Una pequeña comitiva de guardias armados consiguen alcanzarlas y Kendra sale volando por los aires con la fortuna de ir a parar a los brazos de su idolatrado pelirrojo. Sus frentes chocan bruscamente y salen rodando por el suelo, pero nada de eso puede borrar la sonrisa de la cara de Kendra al contemplar ese único ojo esmeralda que hace pocas horas pensó que no volvería a ver jamás. Llevada por un impulso irrefrenable le planta un beso a Bellamy en los labios. ¡Lo ha conseguido!¡Ha escapado! Aunque eso le recuerda...¡Oh, no!

Con horror creciente Kendra observa al viejo malvado y balbuceante extraer un pergamino de su túnica. Nada bueno puede salir de un pergamino esgrimido por un señor con alopecia y cabreado al borde del colapso. 

Grrr... Prepárate...

Kendra comprende que algo siniestro está a punto de ocurrirle y no puede más que cerrar los ojos de forma involuntaria mientras se abraza a su Patrick con tal fuerza que lo deja al borde de la asfixia. Sin embargo, en lugar de un dolor extremo o una terrible transformación escucha una voz que le resulta familiar soltando un improperio...

¡Maldita sea vuestra nación, humanos de mierda!

¡¿Ulus?! - piensa una desconcertada Kendra mientras siente un calor abrasador que le azota la cara y el pelo. Al abrir los ojos súbitamente observa al elfo que se ha interpuesto entre ella y su enemigo. De éste solo queda una montaña humeante en el suelo, pero sin embargo algo asombroso sucede. Ulus se transforma en un cuervo. Un precioso cuervo negro. Ese elfo traidor, ese elfo vil y profanador de habitaciones de posada, ese elfo taimado y profesional del enredo y de la intriga...La había salvado... Kendra con los ojos rebosantes de lágrimas agarra al cuervo y lo abraza con pasión. Recibe un picotazo a cambio y entonces no le cabe duda de que ese cuervo gruñón es su elfo salvador y de que lo llevará consigo a todas partes.

Encontraré la manera de ayudarte a volver a ser el elfo más sospechoso, tunante, liante, maquinador y valiente que he conocido. Te lo prometo... - le dice con convicción al cuervo que parece comprender perfectamente lo que le dice ya que grazna con manifiesto enfado mientras Kendra le estampa un sonoro beso en su cabeza emplumada.