Partida Rol por web

Mariano Rajoy no podía dar crédito a lo que veía y escuchaba. ¡En aquella misión, iban a matar a Manolo el del Bombo, una leyenda viva de España!

Al presidente del gobierno le sorprendió encontrarse allí al tío de la Expo de Cuarto Milenio. Había pasado solo un mes y medio, pero para el político gallego parecía mucho más tiempo. Por aquel entonces José aún estaba vivo. Se preguntó qué habría sido de él

-De acuerdo -aceptó las condiciones del valenciano-. Essspero que gane el mejor. Nossh lo tomaremossssh como un amissstosso.

Después, Rajoy se dirigió a sus cinco compañeros y al perro, el más veterano de todos ellos. Podía haber realizado un discurso épico a lo Braveheart, pero se limitó a decir una frase que quedaría para el recuerdo de todos quienes la escucharon:

-Hacemossssh lo que podemosssssh significa lo que exactamente significa hacemossssssh lo que podemosssssh.

Günther seguía cabizbajo, su vida había perdido el sentido. Por lo que no prestó mucha atención ni a los del Valencia, ni a los compañeros, ni al Manolo, ni siquiera prestó atención al Bombo o a la Boina exageradamente grande que este portaba. El tan solo estaba ahí por estar ahí, cabizbajo, alicaído y triste.

¿Acaso darse de bruces con la realidad no es lo peor que puede ocurrir?. Por supuesto que sí, pues la más triste verdad es que la verdad es triste. Y así era como Günther se sentía, triste. Puede que su vista haya sido recuperada, pero a cambio había perdido su visión y su alegría.

Estoy flipando con el nuevo traje. Me siento capaz de tumbar al toro de Osborne de un yemón. Lo que no termino de entender es el aparatito este que dicen que es una pistola. A mí me parece más una cámara fotográfica de esas japonesas. En fin, parece que aquí hay que pillar las cosas al vuelo, así que supongo que tendré que apañármelas.

Oigo la charla entre el presidente y los otros que hablan de fair play... sea lo que sea eso ¿Nos envían a matar alienígenas y estos hablan de la feria? Bueno, el caso es que nuestro objetivo está ahí, al a vista.

Bueno, si eso mientras vosotros os ponéis al día yo voy a darle un par de soplamocos al del bombo.

Empiezo a andar por las gradas intentando no pisar a nadie ni contestar a los insultos de los que quieren ver el partido...

El gigante de Villa Dominico siguió el ejemplo de los demás y se vistió con el traje que le fue entregado. También examinó con excesivo cuidado el arma, era la primera vez que tenía una en las manos, y resultó ser una muy rara. Extendió el brazo apuntando a la nada misma, y luego apuntó hacia arriba y disparó.

El ruido los perturbó un poco, y soltó una risa nerviosa. Después de esto se quedó calmado hasta que comenzó la acción. Más que nada por no hacer ninguna otra cosa fuera de lugar.  

El del bombo no parece veros. Eso sí, cuando Paco Javier se acerca peligrosamente a él, echa una rápida mirada que indica que sí que es consciente de vosotros. Antes de que Paco consiga hacer nada, Manolo echa a volar con su bombo por todo el estadio. 

El popular icono de la Roja no sale de la estructura, pero ahora está animando a su querido Valencia "venido arriba", a una distancia que las balas no le alcanzarán fácilmente. ¿Qué hacemos?

-Essste va a ser difícil -sentenció Rajoy, viendo la facilidad con la que Manolo el del bombo se había librado de que Paco Javier pudiera atacarle-. Necessitaremosssssh que alguien nosssh dé fuerza para vencerle. Pienssa, Mariano, pienssa. ¿Qué podemosssssh hacer para derrotarle?

Entonces se hizo la luz en su mente.

-¡Tengo una idea! -exclamó, en un tono que se asemejaba más al de Vicky el Vikingo que el al de un presidente del gobierno.

El político gallego corrió en dirección al campo de fútbol, armado con sus dos pistolas, y saltó al césped, buscando con la mirada al único español del Real Madrid que podría ayudarle en una situación como aquella. No estaba seguro de que aquel astro del balonpié o cualquiera de las personas del estadio pudieran verle, pero aun así gritó el nombre del héroe madridista capaz de derrotar a Manolo el del bombo:

-¡¡RAMOSSSSSSSSSH!! ¡¿Puedes oírme?!

Como si de una brillante idea se tratara, y como si no hubiese salidas por todos lados a Rafa se le ocurrió tal vez la peor idea que tuvo en su vida. No, definitivamente no era la peor, y desgraciadamente ni se acercaba a ello. Pero bueno, la cuestión era que la idea era muy mala.

Ustedes vayan tras él, yo lo voy a intercegceptal por el otgo lado. – dicho esto, el gigante de Villa Dominico emprendió una carrera sumamente absurda hacía el lado opuesto de las gradas, esperando dar con su objetivo desde el flanco opuesto atravesando toda la tribuna.

Desde luego, no llegaría muy lejos antes de parar a recobrar el aliento.  

Ya habían llegado y ya estaba otro grupo, esta vez de Valencia, por lo que parecía, la actriz y el presidente los conocían y estos eran mas amigables, y nuestro objetivo era el tío que iba con un bombo a los partidos de la selección, al que el esteriotipo de paleto que tenia un primo almeriense en Barcelona se lanzo a lo loco a por el, y este se escapo, pero el otro nuevo, un gigante, dijo de ir al otro lado, "Entendido" le digo al gigantón mientras echo a correr detrás del tio del bombo.

El momento llegó y nuevamente fueron transferidos a una nueva zona, el objetivo era "Manolo el del bombo", el lugar el estadio de fútbol en el que Real Madrid y Valencia estaban disputando un encuentro, había miles de seguidores animando a los jugadores y gritando improperios al árbitro en cada jugada, y en esta ocasión, unos rostros conocidos que ya habían reconocido en las jornadas de la Expo.

- Por mi parte sin problemas, reventamos el Bombo y a ese jodido alienígena gordo sin estorbarnos, y cada cuál a su casa repartiéndonos los puntos. Incluso si se complica la cosa podemos colaborar con vosotros... Y si llegan los cambiaformas, montamos una tanga entre aficiones y jugadores y nos largamos. Sonrió la actriz, dándole un beso al tipo que había hablado, y poniéndose en marcha de inmediato.

María tenía claro que lo primero era lograr que Manolo bajara al campo. ¿Y que mejor forma que detener el partido y que no pudiese animar? Eso jodía a todas las partes, y al alienígena también, no le cabía duda. La joven bajó la gradería dando saltos de cuatro en cuatro, haciendo derramar bebidas y palomitas a su paso, y como un exhibicionista cualquiera que quería su minuto de gloria o simplemente saludar a sus ídolos, saltó al terreno de juego en dirección al balón de fútbol. Iba a patear el balón a tomar por saco y darle un puñetazo al delantero del Valencia simulando que había sido Sergio Ramos, sabía que el resto llegaría solo...

- Tangana! Tangana! Esones penalty, árbitro cabrón! Iba gritando improperios para dar ambiente y pasar desapercibida. 

Este nuevo trabajo que me ha caído no deja de sorprenderme. Ahora resulta que el Cálico Electrónico éste pega unos boti-boings que ni los vampiros de Crepúsculo. Parece que me he precipitado al intentar cazarlo yo solo.

¡Voy contigo, grandullón! - y corro detrás de Rafa...

Por su parte Günther caminaba, cabizbajo, sin rumbo aparente, dejando que el cesped le acariciara los zapatos, triste, desolado y completamente sin rumbo alguno aparente; no parecía tener ganas ni motivación de hacer nada en absoluto, ni siquiera de disparar a un icono de españa con un bombo y boina gigante.

Sergio Ramos corre hacia el político, y al oír su nombre, comienza a buscar el origen sin detenerse.

Mientras tanto, Rafa, Paco Javier y Santiago deciden ir a buscarle por el otro lado. Inconscientes de que no bajará, cuando llegan a las gradas opuestas, están algo cansados, pero todavía podrían matar a un Manolo o dos. 

Günther está triste. Por eso es incapaz de hacer nada más que lamentarse por la recuperación de su visión, a no ser que tire voluntad y se recupere como para afrontar la misión actual. 

Y María, muy digna ella, monta un espectáculo al saltar al campo. De hecho, como no la ven, consigue darle un puñetazo al delantero del Valencia, por lo que la gente comienza a tirar botellas y todo tipo de artilugios al césped. Y el árbitro le saca la roja a Ramos, que debe irse al banquillo. La ha "liao" parda. 

Por su parte los del equipo valenciano miran al Manolo como Sheldon mira su pizarra, preguntándose cómo afrontarán este problema. 

Mientras, reciben un botellazo Günther, María, Mariano, Paco Javier, y el chucho (que a saber dónde está).

¡Párate quieto, coño ya! - le grito al del bombo. Si sigue dando esos botes lo llevamos claro - ¡Me cago en tus muertos pisaos! - le digo a quien pueda haber tirado la botella. Mientras me froto la zona dolorida intento imaginar una forma de atrapar a esa sandía voladora...

Mariano Rajoy dejó escapar un grito de frustración al ver que Ramos, la gran esperanza blanca y el único que podía reventar a Manolo el del Bombo de un balonazo, acababa de resultar expulsado.

Corriendo masculinamente, como solo podía hacer el presidente del gobierno, el político se dirigió a toda prisa la pelota, tratando de quitársela al futbolista de turno que la llevase en esos instantes, dirigiendo una patada a las rodillas del poco afortunado deportista, tan fuerte que hubiera sido un digno rival para Pepe.

"Ssi quieressssh hacer algo, Mariano, tienessssssh que hacerlo por ti missssmo" se dijo Rajoy, para sus adentros, mientras intentaba arrojar de una fuerte patada el balón en dirección a Manolo el del bombo para alcanzarlo de lleno.

Cansado de correr a los empujones por la grada y sin resultados, ya que el objetivo estaba cada vez más lejos, a Rafa se le ocurre otra de sus brillantes ideas. El del bombo está alentando por el Valencia, por lo que si Rafa agredía a alguno de los jugadores de aquel equipo tal vez el objetivo bajara a tratar de ayudar a su jugador.

Con una agilidad impropia del gigante, bajó de un salto al campo de juego. En medio de la confusión provocada por el presidente que estaba pateando balones en la cancha, Rafa buscó entre los jugadores en el campo de juego a un candidato ideal para recibir la furia de sus golpes. Cerca de él pasó Gonzalo Guedes quien platicaba en portugués con el jugador del Real Marcelo.

Si habla portugués tiene que ser brasileño pensó erradamente el Gigante de Villa Dominico, y como buen hincha de futbol argentino y cabeza de termo que era, no odiaba a nadie más que a los brasileños, por aquella ridícula rivalidad futbolística parte de un folclore que solo podía pertenecer a una civilización cercana a la barbarie.

-Eu! Bgasilego… Bgazuca hijo de puta! – gritó antes de tomar carrera y saltar sobre el aire con ambas piernas primero flexionadas y luego extendiéndose a la par buscando lesionar de gravedad al pobre Guedes. El gigante con calculaba su fuerza, el único calculo que hizo antes de lanzarse al ataque fue que de errar a Guedes, tal vez podría impactar en Marcelo, que al fin y al cabo también era brasileño. Era un win-win.

Tras un rato detrás del tio del bombo, o intentando saber por donde va a caer para poder darle una paliza y salir de allí, el jodio no había bajado todavía, por lo que me paro y empiezo a mirar a mi alrededor para saber si había algo que pudiera usar para poder pillar a ese tipejo.

María la había liado bastante provocando la expulsión de Ramos, pero eran gajes del oficio si quería hacer bajar a Manolo el del Bombo, que de momento, por más que quisieran, parecía inalcanzable. Aún meditando como lograr hacerle bajar, fue acompañando a Ramos mientras era increpado por la afición valencianista, y justo cuando pasaba por al lado del cuarto asistente, María le dió una patada por detrás al árbitro que cayó retorciéndose de dolor, para girarse y creer que nuevamente había sido Ramos el infractor. ¿Dos meses de suspensión para el defensa? Ese en el mejor de los casos.

¿Cómo hacemos bajar a ese gordo con boina? No nos lo está poniendo nada fácil...

La joven actriz esperaba tener una idea memorable, mientras iba observando a fondo desde cerca del banquillo del Valencia todo el complejo. ¿Qué podía usar en su favor para hacerle bajar?

De pronto, una idea viene a vuestra cabeza:

¡Saltando!

Desde donde estáis no podréis apuntar en condiciones, pero en lo alto de un salto con el traje de cuero (que no tienen ni Günther ni Santi), y disparando desde lo alto, quizá... quizá seáis capaces. 

Por su parte Günther seguía desganado, ya nada le importaba ni le molestaba, o quizás todo le molestaba y por eso estaba sin ganas de hacer nada. Lo que le pasaba a Günther tan solo él lo sabía, y quizás algún lector de mentes, si lo hubiera, por las cercanías. Por lo demás, el era él y sus circunstancias.

Dándole vueltas al coco se me ocurre una idea. No es algo que me ocurra a menudo así que hay que aprovecharlo. Recuerdo lo duro que estaba el presi cuando le di aquella palmada en el hombro ¿Y si el traje tiene algo que ver?

¡Dame tu fuerza Pegaso! - y salto hacia el alienígena volador para hacerle una foto con la cámara japonesa esta que me he agenciado.