Partida Rol por web

Antes de las cinco menos cuarto, ya os habíais preparado para el viaje. Puesto vuestras botas, preparados los cinturones y revisados los utensilios y armas para una previsiblemente tranquila jornada de trabajo. Sin necesidad de quedar previamente, os reunisteis todos frente a la entrada del Saloon el Álamo incluido también el otro vaquero que había aceptado el trabajo.

Buenos días caballeros. Parece que tendremos un buen día hoy.- Saluda afable Buck mirando al cielo, donde con la claridad existente minutos previos al amanecer podéis ver que no hay ninguna nube.

Y sin más preámbulos desatáis vuestros caballos y partís al oeste a las afueras del pueblo, donde en teoría os espera Tillis, sus hombres y las reses que tenéis que ayudar a conducir a Great Valley.

Pasasteis la última casa y sobre una pequeña loma, visteis las reses que os acompañarían, una enorme extensión blanquecina, negruzca, marrón y en ciertas partes una mezcla entre todos esos colores. Habrían, tal y como os había contado Tillis la noche anterior, unas dos mil cabezas ocupando una extensión mucho más grande que la ciudad que dejabais en esos momentos.

En uno de los lados había una carreta y varios hombres. Uno de ellos os vio y os hizo señas con la mano para que os acercaseis. Tras hacerlo, visteis a Tillis y sus hombres que aguardaban ya para salir.

Bien, bien, bien... -decía Tillis fumando uno de sus puros- Veo que soy hombres de palabra... Dos mil, señores... -os dice desde su caballo señalando a las vacas-, y cinco dólares al día si lo hacéis bien, si conducís las cabezas como es debido. ¿Listos para marchar?- Acabó justo cuando el sol comenzaba a asomarse.

Bien, otra vez en marcha - Tim tenía ganas de empezar la jornada y estaba animado por haber encontrado un trabajo fuera de las rutas habituales.

Sr. Tillis, va ha ser un viaje duro, algunos de los hombres no tienen experiencia con el ganado, aunque, sin duda, su habilidad con las armas nos ayudará a proteger de posibles ataques.
Con su permiso, me ofrezco para enseñar lo básico y ayudar en lo que haga falta al respecto.

¿Qué pasa señor Jacobs? ¿Le da miedo que nuestro amigos espante el ganado? Rodfley guiñó un ojo – No creo que sea necesario que aprendan, tampoco es algo que se pueda enseñar en dos horas...Y harán mejor en emplear ese tiempo vigilando.

Cuando quieran podemos marchar. Dijo en voz baja, el alcohol de anoche estaba pasando factura, quizá no era tan bueno como el barman insinuaba.

2000 no son pocas cabezas... - titubea - y por si fuera poco atravesando territorio Apache

Espero que podamos llevar a cabo este trabajo con el menor número de incidentes posible. Esos 5$ al día no van a ser un paseo, se lo aseguro.

Más nos vale tener un ojo en el ganado y otro en el horizonte.

Apoyado en su silla de montar, Tillis sonríe ante el ofrecimiento del pequeño Timmy y el siguente comentario de Rodfley.- No voy a gastarme 25 dólares diarios para permitir que perdamos la mitad de las reses por el camino. Mis muchachos y yo iremos delante y a los flancos, ustedes cinco irán detrás cerrando la marcha.- Organiza el vaquero.- Hagan su trabajo y no habrá problemas.

Ah, y nada de acercarse a ese carro.-dijo señalando un buen carro tirado por un par de caballos que había a algunas decenas de metros de donde estáis vosotros. La parte trasera del mismo está tapada con una lona.- ¿Entendido? ¡Estáis aquí para trabajar! ¡Y punto! Si todo va bien esta noche quizá lleguemos a Fort Brady, y allí podremos descansar ¡Andando!

Y tirando de las riendas, comenzó a hacer ruidos con la boca para azuzar levemente a su caballo y para que comenzara la marcha. El resto de los hombres de Tillis, esperaron a que os moviérais vosotros antes de ponerse en sus puestos. En ese momento os percatasteis que os estaban mirando con cierto desprecio, como si fuerais unos vulgares novatos.

Roost entrecerró un ojo protegiéndose del sol y miró con desconfianza el carro con la lona. Probablemente llevaen allí sus objetos de valor. el dinero y demás. Bueno. A él lo habían contratado para manejar ganado y por dios que lo haría. Nadie manejaba las reses mejor que Roos Rodfley.

Tim echa un ojo a la carreta - mejor no meter las narices.

Se alinea con sus compañeros y empieza a dar voces arreando el ganado.

Mira a su alrededor - a ver como se las apañan estos pistoleros.

Nunca había conducido ganado, pero si era capaz de enfrentarse cara al cara con la peor calaña también podría con esto

Bill se levantó con mucha resaca, pero era algo a lo que ya estaba acostumbrado. Tras dar un gran trago a su petaca, miró a sus compañeros diciendo.Un poco extraño lo de esa carreta, ¿no les parece caballeros?

¡¡¡Eeeehh!!, ¡¡¡Eeeeeeeehhh!!! -gritaba Buck a Bill mientras hacía aspavientos, mientras contemplaba cómo perdía el sitio y se le escapaban un par de vacas.

Maldita sea muchacho.- Decía a cualquiera que pudiera oírle. Se le veía un poco molesto. Cosa normal por otra parte. Él era vaquero de profesión, de los de toda la vida. Con su familia, había conducido rebaños de hasta cinco mil cabezas.

¡Eso si que era trabajar, muchacho! -Decía- Como te digo...: ¡cinco millares de vacas! ¡Todas juntas! ¡Cómo lo ves!, ¡Incluso salimos en el periódico local de Huresford! Claro que mi padre no era el dueño de la ganadería, pero ¡¡Eramos los mejores transportistas del sur de Texas!- Contaba con una afable sonrisa.

El tipo hablaba al tiempo que vigilaba a las reses que intentaban abandonar la manada, pero el vaquero parecía tener un tercer ojo en algún lado de su cabeza, y era capaz de atender a todo ello sin perder el hilo de las historias que siguió contando a cualquiera que aguantara más de un minuto cabalgando a su lado. El hombre era un buen tipo, muy trabajador, pero ciertamente un poco pesado.

Aunque eráis un grupo suficientemente numeroso, aquellos de vosotros que nunca habíais conducido una manada de vacas comprobasteis en vuestras propias carnes que era un trabajo enormemente difícil, agotador y sin descanso alguno.

Los vaqueros del grupo de Tillis os observaban atentamente mientras murmuraban por lo bajo, sobre todo a Bill y Martin, pues estaba claro que les faltaba la experiencia necesaria para el trabajo.

Extenuados parasteis a cenar y una vez más notasteis la falta de confianza existente entre los hombres de Tillis y vosotros cuatro más Buck. Eráis claramente dos grupos completamente diferenciados sin dirigiros más que miradas de desconfianza mutuas. Tras establecer los turnos de guardia os fuisteis a dormir al calor de la hoguera...

¡¡¡Despertáos!!! - Chilló Tillis para levantar a todo el mundo cuando aún no había salido ni el sol. La noche había trascurrido sin incidentes y era hora de continuar la marcha.- Si todo marcha bien esta noche dormiremos en Fort Brady.

Dicho esto el grupo volvió a la marcha, con el carro siempre bien alejado de vuestras posiciones.

Nada más despertarse Bill, les comenta en voz baja a Martin, Roost y Tim:
Muchachos veo que somos dos grupos en este trabajo, nosotros cuatro y el resto. Creo que todos saben lo que hay en esa carreta menos nosotros, y eso no me gusta. No creo que me contrataran por mi destreza para conducir ganado y eso me inquieta. Sinceramente aqui ocurre algo.
Bill les ofrece un trago de su petaca y les sugiere trazar un plan pera ver el contenido de la carreta.

Tomo la petaca y dió un largo trago.
Diablos Bill, tiene toda la razón, creo que el motivo de nuestro contrato tiene que ver con el contenido de esa carreta y no con el ganado. No se que planes tienen Tillis y sus hombres pero haríamos bien en no perderles de vista y a ser posible conocer el contenido de la carreta.

Mientras el resto hablaba, cuatro cabezas de las que en teoría tenía que llevar Bill se empezaron a desviar; Roost se salió de su camino y con unas voces y un restallar del látigo ayudo al hombre a que volviesen a su sitio. Todo ello sin apartar la mirada de sus reses.

–Eso esta claro, amigo amigo mío–dijo en referencia a las habilidades vaqueras del hombre– Pero si nos atacan los indios los que sabemos de conducir no podremos estar a controlar a un ganado en pánico y disparar a los indios a la vez. Supongo que por eso os traigan. Lo de la carreta...

El vaquero se encogió de hombros.

No te digo que no es raro, pero ¿Quien sabe? Lo mismo están liados con un par de mozas de buen ver y no quieren que se las quitemos, lo mismo llevan dinero, o puede que simplemente no les gusta que la gente se acerque a sus cosas.

Estoy de acuerdo con ustedes, me inquieta poder estar ayudando a hacer algo... "ilegal".

Si ellos no se fían de nosotros, tampoco nosotros tenemos motivos para fiarnos de ellos. Mejor estar alerta.

En cuanto a averiguar qué estamos transportando... me gustaría saberlo, pero prefiero conservar el pellejo.