Partida Rol por web

| JUGADA MASTER |

Todos habían quedado fascinados con el paisaje que el mundo marino les ofrecía. Los peces nadaban alrededor del barco alegremente, sin importarles si estaban siendo observados por los tripulantes o no. Hacían su vida normal como si estuvieran acostumbrados a ver un barco repleto de personas navegando bajo el mar.
Antes de que nadie pudiera decir algo más, Melpénome se acercó hasta la borda del barco, con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro.
- Hemos llegado al destino- anunció, dirigiéndose directamente hacia Naida, que conversaba con Jack y Grey-. Y tenemos buenas noticias. No hay ni rastro de los secuaces del Rey. Imagino que se habrán cansado de esperar aquí-.
Naida asintió con la cabeza a las palabras de Melpénome, la Reina de los Mares. Confiaba en ella y creyó realmente que el Rey hubiera retirado sus tropas. Sería lógico, pues no tenían rehenes ni ningún elfo al que gobernar. No tenía sentido permanecer allí si no había nadie más, sólo soldados. De modo que la muchacha ordenó al barco que subiera a la superficie y lo hizo en cuestión de segundos. Pudieron sentir la luz del sol golpeando violentamente sus ojos, acostumbrados al diferente tipo de luz que se emitía bajo el mar.
Ante ellos se extendía una isla y en ella se alzaba un castillo impresionante. Alrededor de él habían algunas casas, pero estaban destruidas. No había ni rastro de los tejados, sólo el castillo había quedado en pie. Las vistas que ofrecía eran impresionantes y Naida no pudo evitar expresar su asombro llevándose la mano a la boca.
- Es increíble...- susurró, sin dejar de observar la escena.
- Será mejor que llevemos a cabo la misión. Cuanto antes nos vayamos menos riesgo correremos- dijo Míriel, sacando a la joven de su ensimismamiento.
Sin embargo, antes de que pudieran desembarcar, una mujer les llamó la atención desde una de las rocas que rodeaban la isla. Era una elfa con el cabello largo y rubio. Sus ojos azules estaban fijos en Naida, parecía como si no existiera nadie más. Su porte era elegante, al igual que su vestido de terciopelo azul.
- Las tropas del Rey avanzan...- fue lo único que dijo la mujer, que estaba acompañada por un muchacho de melena castaña, por los hombros. Parecía asustado pero no se movía. Miraba atónito el barco y cómo habían emergido del agua. Sin embargo, la elfa no estaba asustada para nada.
El muchacho era musculoso y podía tener pocos años más que Naida.

| BARCO |

Después de viajar durante un tiempo que se me hizo eterno, llegamos a la isla donde había crecido, donde había aprendido tantas cosas. Todo estaba en ruinas excepto el castillo, que estaba prácticamente intacto. Sonreí amargamente al sentir tantos recuerdos agolpándose en mi mente, luchando por ser los primeros en aparecer.
Sin embargo, una mujer rubia acompañada de un muchacho bastante más joven, interrumpió mi ensimismamiento. Sus palabras no sonaban amenazantes, eran una advertencia.
- ¿Qué quieres decir con eso?- quise saber.
La mujer era elfa pero no la conocía y era algo extraño, pues yo existía desde hacía muchos siglos.

| ROCA |

El joven que me acompañaba seguía en silencio, sin creerse que pudiera estar allí conmigo después de aparecernos de la nada. Ante nosotros se extendía un impresionante barco y eso también era el causante de que se hubiera quedado perplejo, con miedo a abrir la boca. Mejor así.
- Que mientras vosotros navegáis, el Rey avanza con sus tropas y ataca ciudades... Arrasará con todo y acabará con la vida de muchos inocentes- comenté, con el semblante serio y algo triste, apenada por la posibilidad de que murieran tantas personas.

| Barco - Roca |

Ya estabamos allí, al fin. El recibimiento fue mejor de lo esperado. Una elfa con un chico asustado era mejor que cientos de enemigos con arcos, dispuestos a clavarnos cientos de flechas.
Escuché con atención lo que la elfa y Míriel decían, mientras de un salto me colocaba en la roca donde estaban la joven y el chico.
-Es la cruda realidad de los tiempos que corren. Asumelo.-comenté, sin mirarla, observando minuciosamente el alrededor, por si caíamos en emboscada.-¿Estado de la isla?.-no paraba de mirar alrededor.-¿Qué hacéis vosotros aquí?.-aquello era bastante importante.

| ROCA |

Negué con la cabeza a las palabras pronunciadas por aquel elfo.
- ¿No lo entendéis? El Rey ha ordenado atacar varias ciudades, entre ellas Fletord, porque cree que allí puede encontrar rebeldes. ¿Váis a permitir que inocentes paguen por lo que habéis hecho?- pregunté, dirigiéndome especialmente a los dos elfos que habían residido allí durante mucho tiempo-. Si estamos aquí es porque el Rey mandó vigilar a éste muchacho... Si lo hizo tendrá alguna razón. Hombres de confianza del monarca ya vivían en el entorno del muchacho, se habían infiltrado y se hacían pasar por personas corrientes para tenerle controlado. Supuse que si era importante para el Rey habría algo interesante en él, así que lo saqué de Glenders. Esa es otra de las ciudades que va a ser atacada-.

| BARCO |

Markus había supuesto que la elfa se referiría especialmente a Grey y a él, pero no sabía qué podía responderle. Si un ejército atacaba Fletord, había poco que dos elfos pudieran hacer.

- Ya nos costó bastante escapar de allí con vida -dijo-. ¿Y qué podríamos hacer nosotros para evitar el ataque? Por mucho poder mágico que tengamos, ni siquiera nosotros somos rivales para un ejército.

Miró a su compañero, y rogó por que su espíritu lanzado no le impulsara a cometer alguna imprudencia. Aún recordaba cómo había reaccionado Grey al ver la ejecución del elfo en la ciudad.

Risk se acercó a Walgior, pese a qué les habían dicho que allí no había tropas Risk no estaba dispuesto a bajar la guardia.

-Continuemos con lo previsto- dijo -Sube a tu dragón y revisa la isla desde arriba, sobre todo los alrededores del barco.  No quiero caer en una emboscada nada más llegar-

Caminó entonces hacia donde Naida -Ven, creo que será mejor que te resguardes un poco.  No sabemos quienes son ni si podemos confiar en ellos.  Quiero que te prepares para ordenarle al barco que se sumerja si llega a ser necesario- Miró a Jack y Luna -Protéganla- ordenó

Se acercó entonces poco a poco a la borda y se encaró con la mujer y el pequeño, pero era muy extraño ver hoy día elfos solitarios

-Entiendo tu preocupación, pero no podemos hacer nada por aquellas ciudades en este momento.  ¿Quién eres tú? ¿Cómo has dado con el niño? y ¿Cómo llegaste a esta isla?-

| ROCA |

Fruncí el ceño. No me gustaba estar de charla mientras el Rey seguía avanzando.
- No os preocupéis. La isla está desierta. Lo sé porque éste muchacho y yo llevamos aquí unas horas- comenté, poniéndole una mano en el hombro al muchacho para que se tranquilizara-. Se llama Joseph y le encontré de casualidad. Estaba siguiendo a una joven muy sospechosa que me encontré en el bosque. Era una chica elegante pero vestía como si fuera una campesina. Tenía un buen caballo y viajaba sola. Me pareció muy extraño y la seguí. Era la hija de uno de los hechiceros más poderosos, era la hija de la mano derecha del Rey- relaté, con bastante tranquilidad-. Cuando descubrí que se acercaba mucho al muchacho entendí que algo querían de él, pero no he conseguido averiguar el qué. El pobre desconoce su pasado y la identidad de su familia-.

-¿Y cómo llegaste a la isla?- repitió

| JUGADA MASTER |

El Líder de los Elfos se había quedado sin respuesta a una de las tantas preguntas que le había hecho a aquella misteriosa mujer. Desconocían si realmente llevaba ya tiempo en la isla y si verdaderamente estaba despejada, pero la mujer parecía de confianza a pesar de su carácter.
Cuando Risk volvió a repetir la pregunta que se le olvidó responder, la mujer señaló hacia el cielo. Entonces todo pasó muy rápido. De entre las nubes aparecieron tres dragones, uno de ellos el de Walgior. Estaba siendo agarrado por otros dos, uno blanco y el otro de varios colores. El blanco era del mismo tamaño que el de Walgior y no ejercía mucha fuerza sobre éste, pero el tercer dragón podía rodear su cuello con sus garras.
Todos se pusieron muy nerviosos, la primera Naida. Sin embargo la joven decidió no actuar de momento pero sí lo hizo Grey. El elfo se adelantó un paso y cargó su arco con una flecha. Míriel le imitó y ambos apuntaban hacia la mujer, que se retiró el cabello tranquilamente para dejar mostrar sus orejas picudas. No parecía inmutarse ni sentirse amenazada.
- Creo que ese es tu dragón, ¿me equivoco? Ese es el mío, es con el que he venido hasta aquí- explicó la mujer, señalando con el dedo al que era más grande, el que tenía cogido al dragón de Walgior por el cuello-. Y el otro dragón estaba aquí cuando llegué. No tiene dueño pero no se separa del mío. Puede quedarse con él, Risk, y también puedo decirle hacia dónde se dirige el Rey de la Tierra Media... No quiero hacerles daño, si lo quisiera ya lo habría hecho tan sigilosamente como he atrapado al dragón- dijo, con una sonrisa de medio lado, haciéndose la interesante.
Grey y Míriel no bajaban sus arcos, esperaban órdenes de su líder. Naida estaba preparada para hacer que el barco se sumergiera en caso de que las cosas se complicaran.

La situación había dado un giro completo en apenas segundos, Risk se preocupaba por su amigo Walgior, pero aún así debía mantener la cabeza fría pues aquello podía resultar en un verdadero desastre.

-Si es cierto que no buscas mal alguno en nosotros entonces deja ir al dragón y a su jinete.  Si no lo haces me veré obligado a atacarte-

Intentaba captar la atención de la mujer para que Jack y Luna tuvieran tiempo de esconder a Naida dentro del castillo

-¡Ordena a tus dragones que desciendan tras de ti ahora mismo!- si la mujer hacía otra cosa, no sólo ordenaría que abrieran fuego contra ella, sino que también él la atacaría con el uso de la magia.

| Roca |

Maldije en un susurro al ver mi dragón en aquella situación. La mirada que dirigí a la elfa fue de puro odio, mientras apretaba los puños. Entonces dejé hablar a Risk para luego entrar yo en escena.
-Tienes al dragón, pero no al jinete.-dije amenazante, dando un corto paso hacia delante.-Una mala jugada por tu parte ser tan atrevida.-seguía con aquella mirada.
Tranquilamente desenvainé mi espada, de forma tranquila para que no pareciese un ataque. Miré como brillaba a la luz del sol y luego volví la mirada a la estúpida elfa.
-Aún esta caliente.-comencé a decir.-No hace mucho que hizo verter la sangre de pura escoria. ¿Eres escoria?.

No podía controlarme del todo. Aquel dragón era mi mayor posesión y verle indefenso era una ofensa para ambos. Podía sentir como se sentía, inútil, avergonzado... Aquello me estaba matando.

|Barco|

Jack se asombra de lo nerviosos que estan todos. Por un lado la mujer pide ayuda para salvar pueblos enteros a tan solo un puñado como son ellos y con dos niñas que acaban de salir de sus casas. Y ella sabe quienes somos todos pero se niega a presentarse. Por otro lado Risk parece responder con la misma ira y ganas de pelea a la provocacion. Esto es el mundo al reves.

-Nos amenazas con dragones para obligarnos a ayudarte en una mision suicida, que de seguro es una trampa, sin importarte que tenemos aqui presentes a dos jovencitas?.-

| ROCA |

Negué con la cabeza a las palabras de Walgior y Jack.
- No es ninguna trampa y tampoco soy escoria- respondí, tajantemente, diciéndoles mentalmente a los dragones que soltaran a la montura de aquel elfo. Lo hicieron de inmediato y comenzaron a volar en círculos, esperando las siguientes instrucciones por mi parte-. El Rey realmente piensa que os encontrará en Aquest y arrasará con la ciudad hasta encontraros... Les matarán a todos. Ahora el Rey es más inestable, sus fuerzas flaquean... Entendería que pasaráis por alto la información que os estoy dando, pero al menos hacedme el favor de proteger al muchacho. Si para el Rey era tan importante tenerle vigilado por algo sería y mientras le tengamos con nosotros estamos un paso por delante- expliqué, con un tono más amable que el utilizado hasta ese momento. Ya estaba algo más relajada y esperaba que los elfos bajaran sus arcos, aunque entendería que no lo hicieran aún por precaución-. Risk, te ofrezco el dragón a cambio de que déis al muchacho la misma protección que le dáis a ella- añadí, señalando con el dedo a la joven del colgante.

|Barco|

No se bien la razon, pues desde que fui nombrado guardian de Naida no he confiado en nadie que no conociese de antemano y supiese de su lealtad. Sin embargo creo y confio en esta elfa y estoy convencido de la verdad de sus palabras.

-Mi nombre es Jack, y te creo. Nos gustaria contar con tu ayuda. Ya tenemos muchos enemigos. Un aliado mas...nos vendria muy bien.-