Partida Rol por web

9:00

La noche da paso al dia y os levantais sin muchos incidentes, cuando bajais Kendra se encuentra preparando algo de comida para que podais comer allí, se la ve algo preocupada por  vuestra marcha a aquel maldito lugar pero no dice nada, mientras ella acaba de preparlo todo vosotros tomais el desayuno y os preparais debidamente, una hora más tarde, os encontrais en la puerta de la casa.

---Tened mucho cuidado, sí los rumores son ciertos puede ser muy peligroso acudir allí,así que id con cuidado y no os metais en muchos lios y sí os veis muy apurados no os arriesgeis y volved antes de que anochezca- dice sonriendo debilmente- Sí necesitais que haga alguna cosa durante vuestra ausencia decirmelo.

Tras una nueva noche de descanso, y ya llevaba varias, donde el dormir sobre un lecho caliente y a resguardo de la climatología era todo un lujo del nosotros, los aventureros, había que ponerse en marcha, y volver a los caminos.

El desayuno, como siempre, fue algo exquisito para los sentidos, ya desde que salíamos de la habitación, cuando podías casi paladear el aroma a café, hasta los deliciosos bollos calientes. Umm, como siempre, espectacular Kendra. digo cerrando los ojos mientras paladeaba uno de los bollitos.

Creo que deberíamos de intentar descubrir qué propiedades tienen algunas de las cosas que descubrimos, aunque me parece que no tenemos dinero suficiente para ello digo como cayendo en la cuenta que, de todo lo que habían encontrado, no había nada de oro así que, igual, tenemos que ir con lo que encontramos y ya sabemos lo que es. Eso sí, habrá que repartirlo.

Tuve un sueño intranquilo, lleno de pesadillas, como era habitual. No importaba dónde, cuando cerraba los ojos siempre era así, aunque al abrirlos de nuevo no recordara que me atormentaba cada noche. Como siempre, desperté temprano y no le di importancia; mientras mi cuerpo se mantuviera en buena forma, daba igual como fuera el descanso.

El desayuno preparado por Kendra fue, nada extraño, una maravilla, y la comida que nos preparó para comer ese día casi amenazaba con abrirme el estómago de nuevo. Cocinar era una de sus grandes virtudes, una entre muchas otras que la convertían en una mujer increíble. Esperaba que, cuando volviéramos, siguiera de una pieza.

—Cuidad la una de la otra —dije tanto a ella como a Lucy al despedirse. Las sonreí, intentando que mi gesto suavizara el temor de mi voz, y asentí finalmente antes de darme la vuelta y salir a la calle tras los demás.

Ya habíamos hablado como proceder, se habían repartido lo encontrado y teníamos un destino. Era hora, por fin, de hacer frente a la siguiente parte de nuestra aventura. Descubriríamos que ocultaban las ruinas de Piedra Atormentada, revelaríamos la verdadera razón tras la muerte del profesor y, si la Vía Susurrante estaba allí, acabaríamos con ellos tal como Lorrimor habría deseado.

10:00

Tras despediros de Kendra y Lucy vais de camino a Piedra atormentada, esta se encuentra hacia el sur, a una hora de camino, sobre una colina yerma conforme os vais acercando  podeis ver perfectamente los restos de la carcel se trata de un de un gran estructura rodeada por una gran muralla, de hecho, podeis ver el interior de los terrenos  debido a que la sección este de la muralla se a derrumbado y os permite ver parte de los grandes terrenos, las causas del derrumbe es clara, un enorme lago  de aguas negras ocupa por donde antes pasaba la muralla.

Por otra parte, podeis ver como la carcel parece haber sobrevivido al paso del tiempo a excepción de la parte este que ha sido reclamada por el agua;vuestros pasos os llevan hasta una verja de matera y metal situada entre un par de torres de vigilancia hechas de piedra,antiguamente servia para separar  la carcel del resto del condado pero ahora se encuentra combada y negligentemente  abierta, crujiendo  cada vez que el viento la mece.

El camino no fue agradable. La tensión parecía haberse pegado a nosotros como un manto y el silencio se extendía a nuestro alrededor. Era una calma vacía, formada por todo aquello que faltaba. Esa mañana el viento no mecía las hojas de los árboles ni corría entre sus ramas, suspirando a su paso. Hacía frío sin embargo, un helor que calaba hasta los huesos y producía escalofríos. El sol todavía no despuntaba en el cielo, pero tampoco confiaba en que cuando lo hiciera diera el calor que necesitábamos.

Nosotros parecíamos alimentar ese silencio con otro más pequeño, más sombrío. Caminábamos cabizbajos, con las capuchas caladas quien hacía uso de ellas. Si hubiera habido gente en la calle, alrededor, se habría escuchado el murmullo de las conversaciones, puede que la risa de los niños y a unas madres intentando poner orden, pero los granjeros haría horas que se habían marchado a sus campos, y para los demás era demasiado temprano. Éramos los únicos, una procesión de rostros grises y miradas taciturnas bajo un cielo encapotado que amenazaba lluvia; se acercaba una tormenta, aunque no estaba tan seguro de si tenía que ver con el tiempo.

Los gestos eran normales, pese a que no era tristeza lo que nos embargaba. Recorríamos el pueblo con una férrea determinación, hacia un destino que no nos agradaba. Los recuerdos eran insidiosos, se colaban en la mente de uno, y era difícil sacarlos de ahí. Habíamos tomado una decisión, si, pero era imposible no vernos afectados por ella. Lorrimor, el que había sido como un padre para todos nosotros, había muerto en el sitio al que dirigíamos nuestros pasos, y por mucho que hubiéramos podido despedirnos, todos sabíamos que no habría paz hasta resolver el misterio que le había llevado a su final.

Su fantasma nos perseguía, echaba su aliento sobre nuestra nuca y, si miraba de reojo, estaba seguro de que sería capaz de verlo, durante un fugaz instante al menos, con una mueca de burla congelada. No lo has conseguido. Has llegado tarde. Siempre llegas tarde. No había podido salvar al profesor y ni siquiera había estado a tiempo para su funeral. Kendra era ahora lo único que me importaba, lo único que merecía la pena salvar, pero no sabía si sería lo suficientemente fuerte. ¿Cómo serlo? Había sido un niño solitario, dejado de lado, y de mayor no me habían ido mejor las cosas. ¿Como alguien como yo, incapaz de soportarse a sí mismo, iba a encontrar la forma de cuidar de otros? Era una idiotez y, sin embargo, estaba dispuesto a todo. Tendría que ser suficiente.

Piedra Atormentada tenía un nombre acorde incluso tras años abandonada, mucho después de que su cometido hubiera terminado. La cárcel parecía sufrir un destino similar a los que allí habían muerto: olvidada, abandonada, descuidada. Su nombre pervivía en la memoria, como el de los guardias y presos que habían perecido en el incendio, pero nadie se había molestado en cuidar el lugar. Unas ruinas lúgubres, muy a juego con mi humor. De hecho, ese sitio, que decían encantado, era un buen reflejo de mi mismo. Allí, una criatura como yo, podría encontrar su hogar y, en el futuro, dar lugar a las mismas historias que se contaban a medianoche al amparo del fuego.

Suspiré, melancólico, permitiéndome un instante de fragilidad antes de recuperar la compostura. Esos sentimientos debían enterrarse profundamente, aplastarse hasta no dejar rastro de ellos. Lo hice, no sin esfuerzo, y asentí entonces con semblante pétreo, observando con ojos carentes de emoción alguna.

—Parece que hemos llegado —dije, más por romper el halo que se había instaurado desde que habíamos salido de la casa que por constatar algo evidente.

Comprobé mis armas secundarias —el escudo estaba bien sujeto, la maza en su sitio y la daga a mano—, desenvainé la fauchard y me estiré, desentumeciendo los músculos y haciendo crujir mi cuello con un seco chasquido.

—Yo estoy listo —confirmé.

A partir de ese momento, todo contaba. No sabían si estarían solos o los espíritus de verdad caminaban por allí. Tampoco si la Vía Susurrante había llegado ya. Era mejor ponerse en lo peor, no llevarse sorpresas y estar preparados para todos. Cualquier herramienta, cualquier ventaja, podía marcar la diferencia.

Abraxas apareció bajo la solapa de mi chaqueta, casi como si hubiera estado esperando el momento de ser de utilidad. El pequeño murciélago, un compañero inestimable desde hacía años, era fiel por encima de todo, pero sobre todo había demostrado su valor muchas veces. No tenía rival como explorador.

—Ve, da una vuelta al edificio, dime que encuentras —susurré al animalillo, que en seguida salió volando a cumplir su cometido.

Tras el estupendo desayuno, preparé todas mis cosas, comprobando que llevaba mi equipo al completo, incluida la mochila con lo principal. Cuando salías de exploración, aunque estuviera solamente a una hora de camino, nunca se sabía el tiempo que habría que permanecer allí.

A pesar de salir con buen talante hacia el que era nuestro destino, durante el trayecto fui perdiendo las ganas, viendo que todo el mundo parecía que iba más a un velatorio que a una aventura, juntando las ganas de resolver el asesinato de nuestro amigo y mentor, el de Patricia así como el misterio que envolvía todo este asunto. No era momento de apatía, ni desasosiego, sino de ir con el ánimo de espíritu.

La silueta de la enorme fortaleza la vimos mucho antes de llegar hasta la puerta, con sus inmensos muros amenazantes, pero fue al llegar a la puerta cuando, hicimos la primera parada

Anda, ¿Y este es amigo tuyo? ¿lo llevabas todo el tiempo debajo de tu chaqueta? pobrecito, lo que ha tenido que aguantar digo sonriendo, mientras preparaba mis cosas, seleccionando las flechas para tener claro dónde tenía cada una de ellas, situando las diferentes pociones y, en general, comprobando que todo estaba en regla. 

Espera un segundo comento poniendo una mano sobre el hombro de Evoris y estirando otra hacia la puerta durante unos segundos.

—Si —respondí, ignorando la chanza, viendo como el pequeño remontaba el vuelo y su perfil empezaba a confundirse unos metros a lo lejos—. Se llama Abraxas, y lo encontré cuando era una cría. Estaba tan perdido como yo, así que hicimos buenas migas.

Callé de golpe, dándome cuenta de había hablado con el murciélago delante de todos ellos. Pese a que allí todos éramos pupilos de Lorrimor, y el profesor se había encargado de enseñarnos a tener una mente más abierta de lo habitual, no debía olvidarme de quien era. De que era. Puede que allí cada uno tuviera sus propios secretos, pero dudaba que a ninguno le hiciera gracia conocer el mío. Tendría que contarlo en algún momento, por supuesto —en la batalla, no saberlo podía acarrear serios problemas—, pero podía esperar un poco más.

Suspiré y volví a prestar atención, girando la cabeza hacia Diadam, que parecía concentrado.

—Mi amigo nos dirá si hay alguien por aquí —le dije encogiéndome de hombros, gesto que aproveche para apartar su mano de manera sutil.

Los rayos de luz se cuelan por las ventanas rotas reflejando las motas de polvo que flotan en el ambiente, tú mente estaba aturdida todavía y tú cuerpo se resiente de los largos días de ayuno ¿Cuánto  tiempo había pasado? ¿2?¿3 dias?¿una semana?, te habían parecido una eternidad debido a todo lo sucedido…

Poco a poco recuerdas  los últimos instantes antes de acabar en esta situación…recuerdas recibir una carta de Lorrimor suplicándote ayuda acerca de un peligro en Ravengro, como habias corrido hasta el pueblo en el amparo del atardecer, no te dijo muchas cosas puesto que Kendra, su hija no sabia nada, así que simplemente dijo a su hija que estabas de paso y que aprovecharía para acompañarte hasta las afueras del pueblo y luego dar su paseo nocturno.

Una mentira sencilla  que no iba a levantar muchas sospechas, durante el camino te puso al dia de la situación, que unos miembros de una antigua secta de nigromantes llamada “la via Susurrante” estaban buscando algo en la antigua prisión, tenia una sospecha pero quería confirmarla antes de contártela.

Pese a que tuvisteis mucho cuidado al infiltraros entre las antiguas ruinas, fuisteis descubiertos y llevados ante su líder, un hombre que llevaba una armadura de huesos, este ejecuto al profesor con un hechizo y luego ordenó a sus acólitos que derribaran una estatua para simular un accidente, en cambio a ti  de prepararon un destino peor, no sabes de que se trataba puesto que con otro hechizo te durmió.

Cuando te despertaste estabas atado con cadenas a una columna en una sala ruinosa, parecía un recibidor aunque no estas seguros debido a que no podías moverte, en condiciones normales podrías haber roto las cadenas pero los efectos de lo que sea que te hicieron todavía perduraban y dejaban tu cuerpo sin fuerzas, era un contratiempo pero no era un gran problema…sin embargo no era el único problema y lo descubriste durante la noche…

No estabas solo en aquel lugar….

Al principio parecía sonidos de la estructura, crujidos, chirridos,etc. Pero luego llegaron los lamentos, gritos e incluso olores…y luego aparecieron los espectros y apariciones y con ellos pudiste sentir como tú fuerza vital era succionada entonces lo comprendiste… te habían dejado ahí para que te convirtieras en uno de aquellos espectros…

Despues de eso perdiste la noción del tiempo, por el dia el lugar estaba tranquilo y tratabas de liberarte como buenamente podias pero era imposible, por las noches los espectros eran los que se encargaban de ti….

Hoy era un nuevo dia, notabas como apenas te quedaba un ápice de vitalidad y sabias que una noche más y no verias el amanecer…era ahora o nunca….

Abraxas emprende el vuelo y se pierde en la zona del edificio, mientras tanto Diadam usa su poder sobre la puerta, no sientes nada emanar de ella, parece una puerta normal y corriente, mientras habeis comprobado la puerta Abraxas regresa de su exploración, parece inquieto por alguna cosa aunque al no habalr vuestro idioma no sabrias decir que le preocupa realmente

—Tranquilo, amigo —dije acariciándolo tras dejar que se posara en mi mano—. Dime, ¿qué has visto?

Abraxas te dice que la zona es tranquila,sin embargo dice que hay algo extraño en el ambiente, sin embargo su sonar ha detectado algo en la zona oeste que no sabe identificar, un objeto pequeño pequeño que no deja de moverse y tambien otro más grande en la zona de entrada de la prisión.

Felicité al pequeño murciélago, que en seguida se volvió a meter en el interior de la chaqueta, y conté a mis compañeros lo que me dijo. Por lo que parecía, íbamos a tener un encuentro pronto.

—Abraxas nota algo raro en el ambiente. No ha visto que es, pero parece que hay algo pequeño moviéndose por la zona oeste, y algo más grande por la entrada. Iré delante. Tened cuidado.

Con el ceño fruncido, miro a Evoris un poco contrariado Yo no tengo la impresión de que haya mal alguno en las inmediaciones. Digo contestando a Evoris y encogiéndome de hombros.

¿Puede ser que haya detectado algún otro animal que hubiera por aquí? independientemente de mis dudas, saco una flecha y la coloco en el arco. Había aprendido, a base de palos, que más vale prevenir que curar, y si había una posibilidad de que algo, o alguien, estuviera allí escondido, no iba a dejar que los sorprendiera.

Atentas digo mirando a Eir y Arachne antes de hacer un gesto con la cabeza avancemos con cuidado

Me encogí de hombros, ya que no tenía respuesta para eso. Podía ser cualquier cosa, y realmente daba igual.

—Un animal salvaje puede matarnos igual.

Dicho eso, preparó su arma y avanzó.

Avanzais  con Evoris al frente y abriis la puerta que cede con un chirrido debido seguramente al tiempo de uso accediendo al patio interior de la prisión, un sendero de piedra lleva hasta un solitario árbol y un poco más adelante a lo que es la entrada a la prisión, se trata de un edificio de piedra de planta y un piso, podeis apreciar como debido al paso del tiempo la hiedra y el musgo han crecido aferrandose tenazmente a las paredes a la vez que podeis ver que por encima, las tejas de madera del tajado han desaparecido por completo, por todas partes veis gárgolas que antiguamente sirvieron como desagüe en caso de lluvia.

Muchas de las decoraciones que hay alrededor del edificio se han resquebrajado debido al paso del tiempo y yacen por todos lados,las ventanas son estrechas y estan bloqueadas por rejas de hieroo oxidadas.

Aparte del impresionante edificio, hay otros elementos que llaman la atención, lo primero es en la parte derecha el terreno se ha hundido creando una piscina natural de aguas fanganosas, a la izquierda  hay otro pequeño edificio que está cubierto de gruesas capas de hiedra de color verde que al igual que el edificio principal han ocupado su lugar se puede apreciar como el techo está combado junto con la puerta principal que está abierta y que cuelga mecida por el viento.

Tres senderos de tierra sedividen del camino principal, uno se gira ahcia la derecha donde s epierde en el lago mientras que otros dos se extienden hacia la izquierda, el primero lleva hasta el pequeño edificio mientras que el otro hace una curva perdiendose en el lateral del edificio grande.

El tiempo pasaba aunque él no era capaz de contarlo, discurría como un río al que no puedes impedir que avance poniendo las manos...o eso diría su maestro. Se sentía herido por dentro, el daño sanaba y las heridas se cerraban pero había perdido a su único amigo fuera de su hogar y no había sido capaz de protegerle cuando le pidió ayuda...había adquirido una deuda con Lorrimor que estaba dispuesto a pagar aunque le costara la vida.

- No voy a poder hacer nada se esos fantasmas vuelven a drenarme las fuerzas esta noche, necesito salir de aquí - con esto volvió a tirar de las cadenas mientras buscaba por la sala algo a su alcance que le ayudara a soltarse.

Llamó a su espíritu animal y en un segundo su brazos se ensancharon, su cuerpo se llenó de pelo y le crecieron los colmillos que parecían cuernos, tiró con fuerza de las cadenas tensado sus músculos al máximo.

Un tétrico lugar, a juego con una historia terrible. Avancé pesadamente por el sendero, atento a cualquier movimiento, a cualquier peligro. Allí había algo, y no solo lo sabía porque confiaba en Abraxas, sino porque lo sentía, una sensación que me mantenía en tensión y me apretaba el pecho. ¿Nos estarán observando?

Llegamos a una intersección sin que nada interrumpiera nuestros pasos. Uno de los caminos se perdía en el pantano que se había adueñado de la mitad de la finca, por lo que ir por allí era inviable. Quedaban tres opciones entonces: entrar en el edificio principal, rodearlo por la izquierda o investigar la más pequeña construcción.

—No me gustaría entrar aquí y dejar a saber qué a nuestra espalda. Creo que primero deberíamos investigar toda la zona, por fuera. —O dicho de otro modo, rodear las ruinas y ver que nos esperaba en ese lugar.