Partida Rol por web

- Asi es, enano. Tu valentía en combate, enfrentandote contra tres criaturas malignas tu solo, hicieron que mi ayuda estuviera justificada. El hecho de que tu amiga, además, también lo hiciera, han hecho que con la ayuda de la diosa goceis.

-Posiblemente licantropía.-Digo sin darle importancia.-Un incidente con un hombre-rata.

Gerald, miro a sus compañeros, se miro el mismo y, finalmente, miro a la criatura de la cascada. Con un resoplido y una sonrisa solo pudo decir:

- La verdad es que en estas condiciones no podemos continuar. Yo necesito un descanso desesperadamente y creo que eres la primera cosa agradable que nos sucede en estas ruinas. ¿Podríamos quedarnos en tu cascada la noche para recuperar las fuerzas?

- Eres un... ¿Un hombre rata? - puso gesto serio, y se llevó la mano al arma. Pero se relajó cuando respondiste que tan solo habías sido infectado, y que no eras aun un licántropo - No puedo dejar que eso suceda. Y menos en una mujer guerrera. - añadió - ¿Sabes lo que implicaría eso, mujer? No le desearias ese mal ni al peor de tus enemigos. Perderías la cabeza, el mal te poseeria completamente y actuarias contra tus amigos y cercanos tratando de matarles y poder huir a las sombras. Los licántropos no son capaces de tomar sus propias decisiones. Se mueven por instintos y, en el caso del hombre rata, es un instinto malvado y asesino.

Hizo una pausa, en la que asentía a Gerald

- Por suerte para vosotros, puedo curarlo, si así lo deseas. - La miró con el ceño fruncido, no sabías que podría estar pensando, pero si era intuible que algo haría en el caso de que te negaras -  Pero si, debereis pasar una noche aqui. No en esta sala, por supuesto, pero los Varags han dormido en la habitación contigua y podeis usar sus camastros. Yo os ayudaré a vigilar. Creo que será seguro.

-Si así lo deseas y puedes hacerlo, sáname.-Digo inclinando la cabeza.-El resto creo que deberíais echar un vistazo a las armaduras y armas de los Varags a ver si hay algo interesante. ¿Os parece? Las armas son armas después de todo y la armadura del jefe era resistente.

El enano escuchaba sin apenas intervenir, no entendía muy bien quien demonios era aquel hombre protector de un charco de agua pero les había salvado. Asintió a la idea de Sirenia y comenzó a investigar si aún quedaba algo de utilidad en los cuerpos de los varag, aunque después de ese mortal enfrentamiento igual el equipo estaría muy dañado.

Un percance... JA... Será guarra la tía esta...

Pero bueno, sus intenciones de acostarse con la mujer volverían a aumentar en el caso de que esa mierda de maldición desapareciese.

- Yo voto a favor de ese descanso también. Necesito reposar para poder continuar y sacaros de todos los malditos líos en los que nos estamos metiendo...

Una mirada al tipo de la cascada.

- Y también te doy mi visto bueno para que cures a esta chica- Un guiño en dirección a la muchacha- Al fin y al cabo, era una especie de guardaespaldas. - Hasta que demostró que de eso no necesitaba... Joder, como disfrutaría teniendo una sesión intensa.
 

Malickud viendo que la situación se había calmado y con cuidado de no resbalarse, trató de recuperar todos los virotes que pudo y siguiendo las indicaciones de Sirenia se puso a registrar a los Varag, en parte entristecido por perderse la experiencia de la licantropización de la humana en parte porque el guardián de la cascada no había dado respuesta sobre el paradero de sus compañeros, lo que implicaba que con casi toda seguridad estarían muertos.

Entre las pertenencias del Varag encontraron lo siguiente:

- Una poción
- Un camisote de mallas de gran calidad.
- Tres cimitarras de gran calidad
- Un arco de gran calidad
- 6 flechas de plata
- 26 flechas normales
- Dos cuero tachonado de gran calidad
- Dos arcos cortos
- Un collar de oro

- 79 monedas de oro

-Para mi lo más interesante es el camisote de mallas.-Digo señalándolo.-No tengo ni idea de cómo coger siquiera una de esas cimitarras y, teniendo mi ballesta, esos arcos me sirven de poco, aunque no diré que no a uno.

El enano fruncio el ceño , no había gran cosa, no para justificar la muerte de dos compañeros y casi la suya propia. Comenzó a quitar el camisote de mallas al cuerpo decapitado del líder y cuando terminó se lo lanzo suavemente a Sirenia. Tomó uno de los arcos y el carcaj de flechas normales y se lo colgó al hombro.

Lo guardarrrré yo entonces.. no tengo modo de ayudarrros a distancia si se da la necesidad.

Se levantó y dejó al gnomo recoger el resto de joyas y oro. No parecía interesarle el dinero tanto ya.

Detectas magia en el arco corto y en las pociones.

- Vaya, vaya. Este arco corto es mas de lo que aparenta a simple vista. Al parecer tiene algun tipo de magia, al igual que las pociones. Que alguien con mas conocimiento en magia que yo les heche un vistazo, por favor.

Brrrr... -el enano alza una ceja y se lo tiende al clérigo para que lo examine con más empeño. Recuerda entonces los brazales y el estoque mágico y los saca de la mochila para ofrecerlos a examen- Echad un vistazo a esto también... podríamos utilizarlos si os asegurrrrais que no están malditos..
 

Me vendrrrrá bien un descanso a mi también hmrrr.. 

Se dirige hacia la sala donde según dijo el extraño invitado estaban los camastros de los varag.

Sigud asintió con la cabeza. Usó su magia para curaros, una magia poderosa, incrementada por el poder de la cascada. Estaba claro que, en aquel lugar exacto, aquella criatura no tenia igual. Era el guardian de la cascada porque, mientras estuviera alli, era practicamente invencible.

Pero eso ahora os estaba sirviendo.

Fue capaz de quitarle a Sirenia su maldición y, además, descansasteis plácidamente y bajo la protección de aquel ser, y de su amable diosa.

- Deberías de pensar en la protección que te ha brindado Elhonna. No digo que seas una devota servidora como lo soy yo, pero quizás si podrías dirigir a ella tus oraciones y tomarla como ejemplo. Te haría bien, y creo que cuadra con tu manera de pensar. - le dijo a Sirenia.

-Lo pensaré.-Digo al recibir su curación.-La verdad es que llegué a pensar que la licantropía podía ser una forma de conseguir poder, con lo que no me habría venido mal del todo conservarla, sin embargo el hombre rata carga con el mal... si bien puede ser útil no se si vale el precio. 

- Desde luego que no lo merece - dijo el hombre sonriendo - Además... te darás cuenta de que el poder reside en ti misma. Elhonna lo sabe, y es por ello que acompaña de la mano a todas las mujeres guerreras. Si confias en ti misma, algún día desatarás ese poder. Y entonces no necesitarás más que a ti misma, y proteger a los que quieres, pues ellos también lo harán contigo del mismo modo. - miró al grupo. Estaba claro que le gustaba la soledad, pero no estaba mal tener algo de compañia de vez en cuando.

-Lo pensaré.-Digo sonriendo.

Al gnomo poco le interesaban las cosas materiales que podían encontrarse entre los Varags, pero la historia de aquél ser, aquello sí que era un tesoro para él. 

Cuando acabó de hablar con Sirenia, se acercó a él y le preguntó, - ¿y bueno, cómo acaba uno convirtiéndose en el guardián de una cascada subterránea de la que casi nadie ha oído hablar? - , tras lo que le dedicó la mejor de sus sonrisas, deseoso de veras de escuchar lo que sin duda sería una maravillosa historia.