Partida Rol por web

Las cavernas de Thracia

1. - La ciudad perdida

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19/02/2020, 17:21
Tobías

Cuando los dos marineros reposaban bajo tierra, el joven volvió a guardar la pala en el interior de su morral. Nada quedaba nada por hacer en aquella playa, ni parecía que los demás supervivientes quisieran aguardar al alba antes de dirigirse al campamento. Tobías no tenía elección. No podría haberse dado media vuelta y alejarse de su compromiso ni aunque hubiera sido capaz de volver a atravesar el océano a nado. Así que se dirigió con los demás hacia la entrada de la jungla.

Observó con curiosidad cómo Eldrid iba y venía, olisqueaba el aire y se perdía entre las hojas de los árboles. Despojada de sus harapos y en silencio, le parecía más cercana a la bestia que a la humana, incluso si su silueta todavía era la de una mujer.

A pesar del comentario de Vika, no iba a faltarles iluminación incluso si tenían que adentrarse profundamente en la espesura. El anciano era capaz de brillar, la sacerdotisa podía invocar luz, y la maga no lo había hecho, pero Tobías no tenía dudas de que podía hacer lo mismo. La mujer bestia, con esos ojos, vería tan bien en la oscuridad como un gato. Él estaba acostumbrado a la oscuridad; había pasado buena parte de su vida adulta en tinieblas. Sin embargo, prefería el confort de la luz, en especial cuando se adentraban en terreno desconocido. Volvió a meter la mano en su zurrón y sacó de su interior una antorcha tallada en madera rematada en metal, con una corona de hierro forjado en el otro extremo, en cuyo interior bailaba una llama de fuego frío, inextinguible.

Algo preocupaba a Tobías más que el paseo por la jungla nocturna. La mitad de los componentes de la expedición había desaparecido, posiblemente muertos. Entre ellos, el patrón de la Torre de la Espiral Negra. Y no sabía sobre lo que se esperaba de ellos, lo que les aguardaba en aquella isla, salvo los detalles triviales que habían compartido con él al contratarlo, y los rumores que habían ido de boca en boca en el barco.

¿Qué puedes contarnos sobre la expedición? preguntó a Mayra, poniéndose a su altura. Y sobre ese campamento que nos espera en la jungla. Y sobre Eldrid, añadió, levantando la mirada hacia las copas de los árboles. Ese magistrado tuyo fue parco en detalles. Nos prometió que aclararía nuestras dudas cuando llegáramos a nuestro destino, pero no antes.

Notas de juego

Tobías adopta la postura “sentido del cazador”, obteniendo la aptitud extraordinaria “Olfato”.

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19/02/2020, 22:20
San Dámasor

Eldrid es una muchachita atenta y encantadora que no se separa de mi lado nada más que en aquellos momentos en los que su curiosidad natural le impele a hacerlo. Y eso no tiene nada de malo, al contrario. El mundo existe para que los mortales lo descubramos, lo exploremos, lo disfrutemos, aprendamos...

—El collar. A Eldrid no... no le-le-le gusta —comento con mis compañeros cuando finalmente nos paramos a hacer un alto en el camino para añadir un poco de luz a nuestro viaje por la selva—. ¿Alguno puede qui... quitárselo cuando vuelva?

No lo he querido mencionar antes delante de ella para que no se sintiera avergonzada por ello. A menudo, las personas nos avergonzamos por las cosas que nos hacen, aun siendo las víctimas del atropello y no las responsables del mismo. Pero ahora ella no está delante y yo tengo la suerte de viajar en compañía de jóvenes talentosos y llenos de recursos. Estoy convencido de que alguno sabrá como ayudar a mi amable guía y se ganará a cambio su agradecimiento.

—Una pa-palabra amable, una sonrisa, o una c-c-caricia siempre valen más que el oro y a...yudar a quien lo necesita no ti-tiene precio.

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20/02/2020, 10:44
Mayra

Mayra observó con curiosidad la antorcha de llama fría que había extraído Tobías de su mochila, reconociendo el conjuro de inmediato. Ella tenía un objeto similar, pero más conveniente pues que no necesitaba asirse con una mano. Extrajo una piedra lisa del tamaño de una nuez del tahalí multibolsillos que ceñía su cintura; ardía con la misma llama fría que la antorcha del buscador de reliquias. Le sonrió y la arrojó al aire, y la piedra puso a describir lentas y perezosas órbitas alrededor de su cabeza, iluminado en derredor como lo haría un faro. Tras aportar su granito de arena a la hora de iluminar el camino de la jungla siguió caminando apoyándose en su bastón, tratando de no tropezar con ramas, piedras y desniveles del terreno. 

Suspiró cuando le lanzaron las preguntas. Tobías lo había hecho de manera directa, mientras que San Damásor la había dejado pendiendo en el aire, como un signo de interrogación. Aquella era una expedición financiada por la Torre, y todos habían asumido que ella, como única maga superviviente, era quien estaba al mando. Hizo un esfuerzo porque no le temblaran las rodillas.

«Pero yo no soy nadie en la Torre. Ni siquiera he alcanzado mi Magistratura.»

—Estoy de acuerdo contigo, San Dámasor. No llevaría esas cadenas si fuera decisión mía —dijo, evidenciando que no lo era—. No tengo las llaves de sus grilletes, ni conjuro en mi repertorio que pueda abrirlos o destruir la cerradura. Lo siento, a mi tampoco me gusta verla así. Intercederé por ello en el puesto avanzado.

«Suponiendo que a alguien le importe mi opinión.»

La respuesta a lo que preguntaba Tobías era más complicada.

—No sabemos gran cosa en firme sobre Thracia, y qué partes de las leyendas son ciertas o fantasías; ése es el principal motivo por el que La Torre decidió montar esta expedición, para aprender del pasado, y con un poco de suerte, aplicarlo en el futuro —empezó Mayra, recordando la advertencia de Caín—. Te ahorraré los detalles académicos que estoy segura de que no te importan un ardite.  Sabemos que hay que seguir el curso del río en dirección al norte hasta una cascada; la ciudad perdida debe poder divisarse de allí. Sabemos que los niveles superiores están dominados por los Caminantes de la Muerte, un culto a Azrael, el ángel de la Muerte, el antiguo dios de Thracia. Sabemos que las cavernas están dominados por los hombres-bestia, antiguos esclavos sublevados que derrocaron a sus amos. Y hay alguien, o algo, llamado Rey Inmortal en lo más profundo. Qué es: un dragón de los que escaparon del Ilfrin para asolar Dannan, un antiguo emperador de Thracia no-muerto o cualquier otra cosa... nadie lo sabe. 

»Aparte de eso, vamos a oscuras. Esperamos que Eldrid, y San Dámasor, nos ayuden a entablar contacto pacífico con la civilización de hombres-bestia que moran las cavernas y, a través de ellos, aprender más del lugar antes de entrar en Thracia como un behemont en un mercado. 

«Y si sale algo mal... que saldrá... os hemos traído a Vika y a ti.» pensó, pero no se atrevió a expresar el pensamiento en voz alta.

—Estoy de acuerdo con Vika. Deberíamos alcanzar el campamento base. No... quiero pasar la noche en este lugar. Todos estos ruidos tan poco familiares me ponen nerviosa. Ojalá Eldrid encuentre el camino, pero si no lo hace, conjuraré un lugar seguro para que podamos descansar.

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20/02/2020, 13:23
Tobías

Quizás yo pueda hacer algo con esa argolla cuando estemos en lugar seguro. Puedo intentarlo, si ella me deja acercarme. Sin promesas, advirtió, levantando ambas manos en un elocuente gesto. Si eran los arcanos quienes le habían puesto el collar, no se sorprendería de que descerrajarlo o serrarlo estuviera más allá de sus habilidades, o de las posibilidades de sus herramientas.

Tobías observó con curiosidad la brillante piedrecilla flotante que daba vueltas alrededor de la cabecita de la maga. Un objeto muy útil, pero no era para él. Podía imaginarse el dolor punzante detrás de los ojos tras usarlo más de cinco minutos. Y si se encontraban con problemas del tipo que había que solucionar con la espada desenfundada… no podía luchar con un objeto flotante llamando su atención cada pocos segundos.

Eso es terrible, pero me has calado, respondió al comentario de Mayra respecto a su interés por asuntos de índole académica, rascándose la coronilla. Lo académico no es lo mío, para disgusto de mi pobre madre.

Pobre, pobre madre, aunque por motivos mucho más desgraciados. La última noticia que había recibido del inútil de su retoño era que lo habían  condenado a las minas de Kaltarum. Ya hacía nueve años de aquello. Tobías confiaba en que la mujer hubiese seguido adelante sin él, pero nunca se había atrevido a comprobarlo.

Caminantes de la Muerte, Azrael, hombres bestia, rey inmortal… Ninguno de aquellos nombres era amable. No podía decidir cuál sonaba peor. Ya nos las arreglaremos, ¿eh? Se encogió de hombros. De un modo u otro. ¿Sabes quién nos espera en el campamento?

Giró la cabeza y sonrió al anciano. Si Eldrid era un ejemplo de los suyos, Dámasor tendría a toda la población del subterráneo comiendo de su mano en poco tiempo. Con suerte, el hombre sería lo que aparentaba, y su actitud no solo una impostura.

La presencia de cavernas subterráneas que tendrían que explorar explicaba por qué se habían tomado tantas molestias en emplear a alguien como él. Un enano hubiese sido una alternativa mejor, pero nadie le preguntó.

Ya que Vika ha tomado la cabeza, me ocuparé de la retaguardia, anunció.

Notas de juego

Edito: He añadido una pregunta para Mayra.

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20/02/2020, 15:28
Vika

Parece de buena calidad... - Dijo la sacerdotisa en referencia a la pregunta sobre desarmar el collar que Eldrid portaba alrededor del cuello. - No obstante, con las herramientas adecuadas, como dice Tobías, seguro que podemos quitárselo. - Emitió un leve gruñido. - Otra cosa es que sea o no adecuado. Esa joven es peligrosa. Tiene el instinto de una bestia. El collar le recuerda quien es cuál es su estatus. Si se lo quitamos igual acaba por creerse más libre de lo que es en realidad y eso la convertiría en un animal todavía más peligroso. - Se encogió de hombros. - Sería conveniente conocerla mejor antes de actuar en ese sentido...

Tras decir aquello, se volvió a centrar en el amino que estaban tomando. La selva era densa, oscura y húmeda, aunque luz no les faltaba. Todos allí eran previsores y habían traído sus propias fuentes de luz. Sin duda alguna, la Espiral Negra había elegido a gente de recursos para aquella misión. Una misión que pintaba difícil. Hombres bestia, sectarios y un Rey Inmortal, podían suponer suficiente amenaza como para dejarlos sin armas contra ellos. Esperaba que en el campamento pudieran contarles algo más acerca de las pruebas y peligros que hallarían en la expedición que iniciaban.

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20/02/2020, 20:56
San Dámasor

Resulta imposible no escuchar embelesado a Mayra cuando tiene la bondad de compartir con nosotros su infinita sabiduría. No solo es una muchachita dulce sino admirablemente instruida y me siento muy afortunado de poder viajar en su compañía y aprender de ella. La gente suele pensar equivocadamente que la opinión de los más jóvenes tiene menos peso que la de sus mayores, pero yo sé bien que eso casi nunca es así. Cada generación es mejor, más inteligente y más enérgica que la anterior y es maravilloso que así sea. La vida se abre camino.

—Sois buenos chicos. Sí, muy... muy buenos. To-to-todos vosotros —les aseguro con sinceridad cuando el modesto Tobías afirma no ser ningún erudito, cogiéndole del brazo como lo haría su abuelo—. La bondad es si-siempre mejor que la ci... la ciencia y de lo pri-pri-primero se nota que vas so...brado. Nos las arreglaremos, hi-hijo, claro que... sí, esa es la actitud.

Buen muchacho este Tobías. Se le ve noble y yo soy de los que calan bien a las personas. Si decide ir en la retaguardia tal vez me deje acompañarle, más por mis limitaciones físicas que porque mi compañía pueda serle de alguna ayuda.

—He co-co-conocido hombres libres cargados de... de cadenas y hombres presos sin más gri-gri-grilletes que los de una educación en... co-co-corsetada —le indico a la severa joven rubia, por si mi dilatada experiencia puede servirle de algo—. Es pre-preferible tener a todos los ban... los bandidos del mu-mundo en libertad, antes que a un so-so-solo inocente prisionero. Los dioses nos di-dieron la capacidad de e... quivocarnos; y ta-ta-también de perdonar.

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21/02/2020, 08:27
Mayra

Mayra soltó una risita ante el comentario de Tobías.

—Lo que quería decir es que pareces un hombre de acción. Una alternativa bienvenida a los eruditos pomposos y pedantes que suelo encontrarme en la Torre —ofreció la maga a modo de disculpa—. Estoy segura de que tu madre estará orgullosa de ti aunque no seas un académico.

Mayra iba a preguntar a Tobías sobre su madre y su relación con ella, y después hablarle de la suya propia, que era tanto erudita como aventurera, pero la conversación personal dio paso, rápidamente, a lo pragmático. Tendría que esperar un momento más propicio para conocer mejor a su nuevo compañero.

—Te gusta estar preparado para el futuro ¿eh? Eso me gusta —dijo, ofreciéndole una sonrisa—. El puesto avanzado es un campamento militar, no un cónclave de magos, si es lo que esperabas. El Imperio ha ofrecido tierras y riquezas a todos aquellos que quieran asentarse en la zona, de modo que debería haberse empezado a formar un pequeño asentamiento en torno a él. Supongo que la mayoría de colonos serán las familias de los soldados destacados allí, no creo que estén muy felices de estar destinados a miles de kilómetros de su hogar.

»Theodore Steinheil es quien manda allí, un héroe de guerrera al que ascendieron a Cazador Imperial. Tiene experiencia en trabajar en zonas conflictivas y aunque Thracia no lo ha sido hasta ahora... bueno, te puedes imaginar las razones por las que puede serlo en un futuro.

»Hay un segundo Cazador en Thracia, aunque no estoy segura de si nos lo encontraremos, puesto que es sabido que va bastante por libre. Se trata de Faelar, el matadragones. Quizá hayas oído fantasiosas historias y canciones sobre él, y no creo que haga falta que explique su interés en este sitio.

Satisfecha la curiosidad de Tobías, se dispuso a replicar al comentario de Vika.

—Conozco a Eldrid, pasé mucho tiempo hablando con ella mientras preparaba la misión. Me gustaría que dejaras de referirte a ella como una bestia. Es una persona, como tú y como yo, con habilidades de cambiaformas que no ha recibido una educación formal. Pero es muy inteligente, y ha hecho muchos progresos. Está aprendiendo a leer y a escribir, y si no la tratas como a un bicho raro, no se comportará como tal.

La calidez de las palabras del anciano confortaron a Mayra. Le gustaba sentirse una buena persona, y tenerle a su lado hacía que ganara confianza en si misma. Mayra era muy autosuficiente, orgullosa en su capacidad de resolución de problemas y nunca pedía ayuda a nadie. Lo bueno es que el anciano ayudaba a todo el mundo sin que nadie lo pidiera, cosa que Mayra agradecía profundamente. 

Sonrió al anciano y lo esperó para que se pusiera a su altura. Le lanzó los brazos alrededor de los hombros y lo estrechó en un abrazo, para depositarle después un beso en la mejilla.

—Sois la mejor persona que he conocido, San Dámasor —dijo Mayra, insistiendo en nombrar su santidad antes de volver a ponerse en marcha detrás de Vika.

Quería poner las manos huecas en torno a sus labios para llamar a Eldrid, para preguntarle dónde estaba y si había encontrado el camino, pero no se atrevía a atraer a alguna bestia salvaje nocturna. Se contentó en seguir mirando en derredor, para tratar de localizar a la mujer bestia.

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21/02/2020, 10:44
Eldrid

Mientras el grupo conversaba y avanzaba, la tigresa estaba con ellos, aunque no podían verla. El único que la percibía era Tobías, que había captado su olor y podía saber que se encontraba cerca. Saltaba entre los árboles, avanzaba varios metros por delante hasta desaparecer y luego regresaba, aunque en ningún momento se dejó ver.

La jungla no era un entorno al que ninguno estuviese acostumbrado. La comodidad de la Torre o la civilización era el entorno en el que la mayoría de ellos había crecido, de modo que Vika y Mayra empezaron a notar enseguida la brusquedad del clima. Hacía calor para ser tan de noche, no corría ni una brisa de aire y los mosquitos zumbaban cerca. Por mucha iluminación que emplearan, aquellos bichos estaban por todas partes. Dámasor fue picoteado sin piedad, el calor lo afectaba más que a ninguno y la humedad del entorno dificultaba el avance.

Entre Eldrid y Tobias, porque éste seguía el rastro de la mujer bestia mientras ella iba por delante, guiaron al grupo a través de la espesura. El bosque era salvaje, las plantas y los árboles crecían sin orden, las ramas y las raíces parecían echarse sobre ellos para impedirles avanzar. Fue una travesía muy costosa para todos ellos, pero finalmente, el rumor del río comenzó a llegar.

Eldrid bajó de un salto para ponerse junto al anciano, ninguno la había escuchado, salvo Tobías, que podía distinguir su aroma de los demás. Estaba acostumbrado a los olores de las cavernas, el bosque tenía tantos olores que le costaba un poco.

-El río está a unos metros más adelante -dijo la mujer bestia en su forma híbrida-. Y he encontrado el campamento -informó, mirando a Mayra-. No hay nadie.

- Tiradas (4)
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21/02/2020, 11:37
Narrador

Siguieron a Eldrid. El curso del río a pocos metros estaba, en realidad, a un kilómetro o más y les costó llegar porque Dámasor no podía avanzar en buenas condiciones, estaba demasiado cansado. Poco a poco la oscuridad fue cediendo paso a la luz de la mañana y la jungla se fue clareando, del mismo modo que el camino se fue haciendo más y más denso en vegetación. La mujer tigre los guió por lugares cómodos para ellos, aunque dieron un buen rodeo y finalmente, alcanzaron a ver y escuchar el río que Mayra tenía en su mapa. Poco a poco la jungla se iba despertando, el sonido de los animales se hizo cada vez más audible y llegó un punto en que era imposible escuchar los propios pensamientos. No se encontraron con ninguna bestia, con ningún peligro, aunque sí que vieron alguna que otra serpiente, insectos de tamaño más que considerable y plantas y flores de vivos colores que gritaban peligro por todos sus pétalos. Y temperatura seguía subiendo, aunque no estaban a pleno sol, dentro de la vegetación la humedad aumentaba cada vez más.

Finalmente, avistaron las primeras tiendas del campamento y dejaron atrás la vegetación. Se había despejado una zona cerca del río, junto a un risco, que ofrecía buena sombra durante el día.

Pero, como Eldrid había comunicado ya, no había nadie...

Notas de juego

Gracias a las tiradas de Tobias y Eldrid habéis llegado al campamento.

Hacen más de 30º de temperatura. Todos, tirada de Fortaleza CD 15, mod. -4 para los que lleváis algún tipo de armadura. Un fallo provoca 1d4 de daño no letal.

Tiradas de Buscar.

San Dámasor está Fatigado (-2 a Fue y Des, cualquier acción que provoque fatiga, causará el estado Exhausto. 8 horas de descanso y como nuevo). La travesia por la selva no le ha sentado muy bien.

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21/02/2020, 15:50
Vika

Aquello era extraño. No se solía dejar nunca un campamento abandonado por completo, sin un solo vigilante, por lo que pudiera suceder. Vika lanzó una rápida mirada. Buscó signos de violencia, de que alguien o algo hubiera asaltado el campamento. Eso explicaría la ausencia de todo el mundo. También buscó signos de una marcha precipitada. Puede que hubieran salido corriendo y escapando de algo.

Es extraño... - Dijo la sacerdotisa. - Muy extraño...

- Tiradas (2)
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21/02/2020, 21:00
Mayra
Sólo para el director
- Tiradas (2)
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21/02/2020, 20:38
San Dámasor

Agradezco de corazón las efusivas muestras de cariño de la dulce Mayra y tal vez por eso, durante el camino, me mortifica más ralentizar la marcha de mis compañeros por culpa de mis achaques que las picaduras de los insectos. Lo segundo solo me hace daño a mí, mientras que lo primero perjudica a los demás, de modo que continuamente me veo obligado a disculparme con ellos y a pedirles que continúen sin mí; que ya me las ingeniaré para darles alcance. Sin embargo, son tan buena gente que ninguno de ellos acepta dejarme atrás.

Solo el regreso de Eldrid consigue animarme un poco, aunque no hace que me sienta menos culpable de ser el involuntario responsable de que mis jóvenes amigos tengan que dar un largo rodeo hasta el campamento.

Para cuando finalmente llegamos a nuestro destino, me encuentro tan cansado que no dudo en sentarme en el suelo a recobrar el aliento. Para ser precisos, los justo sería decir que más que sentarme, me dejo caer de nalgas. El calor no es peor que el dolor de mis rodillas.

El lugar parece tranquilo y el sosiego es precisamente lo que más falta me hace después de la azarosa jornada que hemos dejado atrás. Pero, por alguna razón que se me escapa, no todos mis compañeros transmiten la sensación de estar cómodos con la calma que reina en el campamento.

Les tartamudearía alguna frase de ánimo para que no se preocupasen, si no fuera porque en estos momentos mis acelerados jadeos no me permiten ni siquiera comunicarme con mi torpeza habitual.

- Tiradas (1)
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21/02/2020, 22:03
Mayra

La vigesimotercera vez que Mayra se enjugó el sudor de la frente, concretamente, claudicó y dio la razón a Josephus Luisus. Haber aprendido Soportar los Elementos habría sido una magnífica idea. Era el típico hechizo aburrido que escogería alguien más burócrata que mago, como el dichoso Josephus. Entonces aguardaría, con el conjuro entre sus dedos, hasta que fuera exactamente lo que una necesitaba. Y entonces se reiría con ella estúpida risa nasal. 

Sea como fuere, y aparte de la incomodidad del sudor y de desear un baño, no se veía que Mayra estuviera particularmente afectada por el calor húmedo y asfixiante. Acompañaba a Dámasor, asegurándose de que estaba bien, y cuando fue obvio que necesitaba ayuda, le ofreció el brazo para caminar. 

Le ayudó a sentarse y se arrodilló a su lado, ofreciéndole uno de sus dos odres de agua: había tomado la precaución de traer dos, de modo que tenía agua dulce de sobra. 

—Pues sí que es raro —admitió Mayra—. Debería haber alguien para recibirnos, aunque el grueso de las fuerzas hubiera partido en alguna misión.

La mirada de la joven se posó en Tobías instintivamente. Si los informes que había leído eran correctos, él era el mejor batidor de todos los presentes, exceptuando, quizá, a Eldrid.

—¿Podríais ir a echar un vistazo? Yo me quedo con San Damásor, si no me necesitáis.

Notas de juego

Pasé la TS Fort pero fallé la tirada de Buscar. Ni siquiera llego al 15 para ayudar a la tirada de Tobías.

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22/02/2020, 00:37
Tobías

Tobías asintió con énfasis a la afirmación de Dámasor. Él había experimentado la prisión y las cadenas, y por mucho que hubiesen supuesto el principio de su nueva vida y la transformación en el hombre que era hoy, comprendía lo que podían hacerle a uno. La misma convicción guiaba al carcelero y al matón, y lo que los disponía a uno u otro lado del tablero era la fuerza del poder. Algo, sospechaba, mucho más arbitrario que la voluntad divina.

De algún modo, se contuvo para no ofrecer una mueca contrita como repuesta a Mayra. Su madre probablemente lo había dado por muerto hacía ya mucho tiempo. Y, de haber sabido a qué dedicaba su vida, se hubiese disgustado mucho por verle jugarse la vida, que era tan preciosa, por codicia y aventura. Ella preferiría al Tobías que conocía. 

No sólo la Torre, entonces, sino que la isla es un nuevo frente para el Imperio, replicó, agradecido de que Mayra hubiese respondido a su pregunta y condujese la conversación a un tema más cómodo. Sobre su madre podía hacer algo, y pensar en ello lo llenaba con la angustia del remordimiento, la pereza y la cobardía. Contra el poder del Imperio, nadie podía hacer nada. Si decidían exterminar a los enanos que le habían protegido en las minas, solo podía sacudir la cabeza. Si decidían enviar una flota a otro continente para conquistar y masacrar a los nativos, solo podía encogerse de hombros. Si decidían ejecutarle a él, solo podía arrodillarse y dejar caer la cabeza con resignación. ¿Quiere eso decir que la campaña en Gao va bien? Me paso demasiado tiempo metido en viejas ruinas, y no me entero de las noticias del exterior. 

Un hombre de acción, como dice ella. 

Acompañó al anciano una parte del camino, hasta que Mayra se dejó caer para tomar al sanador de Rhasiel del brazo, permitiéndole tomar el lugar en la retaguardia del grupo, que solo abandonaba cuando Vika se desviaba del rastro que iba marcando Eldrid desde las alturas. Desde el interior del círculo de luz, la mujer bestia era invisible, pero podía seguirla gracias al aguzado olfato que había desarrollado durante los largos meses en la oscuridad.

Conversar durante el trayecto no era sabio. Los depredadores nocturnos de aquel bosque húmedo y extravagante podían estar al acecho. No era sabio, 
pero ayudaba a apartar de la mente las naturales inquietudes y temores de adentrarse en territorio desconocido. Y, tal vez porque no mostraban miedo, los depredadores los dejaron en paz y alcanzaron el campamento, que aparentaba estar vacío, como había anticipado Eldrid.

Las familias, cuanto menos, apostilló Tobías. Y una guarnición para protegerlos. 

La atmósfera de ausencia en un lugar que debía estar vivo, aunque dormido, le ponía los pelos de punta incluso desde allí afuera. 

La caminata había agotado a Dámasor, y Mayra se quedaba con él. Los arcanos no solían estar indefensos, y el anciano era más de lo que aparentaba. Sin embargo, no le agradaba la idea de dejarles solos. De separar al grupo y hacerles presas más fáciles de... de cualquier cosa. 

No nos alejaremos, dijo, y se corrigió, hablando para todos: No nos alejemos los unos de los otros. 

Alrededor del cuello, como si de un collar se tratase, llevaba unos anteojos de cristal y madera rematados en cuero. Se los colocó ante los ojos y los abrochó alrededor de la cabeza antes de dirigirse al lúgubre campamento. 

- Tiradas (2)
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22/02/2020, 09:11
Vika

Voy contigo... - Le dijo Vika a Tobías.

Miró entonces a Eldrid. Lo que le había dicho Mayra sobre ella era una solemne estupidez. Eldrid era una bestia. Mitad humana si, pero una bestia al fin y al cabo. El Imperio había alejado de la vida social y política a todo aquel que no fuera humano y lo había hecho por una sencilla razón, porque eran traicioneros y desleales y eso claramente era peligroso para el Imperio y para todos sus habitantes. 

Vika lo había comprobado durante todas su vida al servicio de la Triada y en todas y cada una de las misiones en las que se había enfrascado y había tenido que cruzarse con no humanos. Cierto era que a veces, en contadas ocasiones, las habilidades que los no humanos podían desarrollar eran sin duda alguna útiles. Quizás por eso el Imperio no había iniciado ya una campaña por tal de exterminarles. 

Ella en el fondo no les quería mal, pero prefería tenerlos lejos. No se fiaba de ellos. Pensaba que podían integrarse en la sociedad, siempre y cuando fueran educados entre humanos y bien controlados por éstos en todo momento. Eldrid estaba resultando ser útil, al menos eso parecía, pero era evidente que su comportamiento no era el de un humano. Se le notaba muy desconfiada, como Vika lo era con ella, pero la diferencia era que una podía controlar sus impulsos primarios y a la otra le costaba más.

Id con cuidado. - Les dijo a la hechicera y al sanador antes de empezar a seguir los pasos de Tobías.

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23/02/2020, 21:12
Narrador

Tobías y Vika se aproximaron al campamento, alerta. Eldrid permaneció sentada junto a Dámasor y Mayra, sin perder de vista el interior de la jungla ni lo que había delante. 

El campamento era de tipo de miliar, a juzgar por la sobriedad de las tiendas; no era el aspecto de un campamento que hubiese decidido asentarse para comenzar una nueva vida. Tenía todo lo que debe tener un campamento de una frontera, al menos para Vika, había participado algo más en la vida militar del Imperio que Tobías. Lo que más llamaba la atención es que todo estaba en su lugar, no había nada extraño, salvo algunos objetos tirados por el suelo porque simplemente se habían caído sin más. De un primer vistazo no había sangre ni señales de violencia en el exterior, pero tomaron precauciones. 

Eldrid comenzó a arrancar hierbas del suelo, observó a los insectos que correteaban por los árboles y rondó cerca de la pareja todo el tiempo. 

Tobías decidió entrar en una de las tiendas más alejadas. Lo tenía todo, un camastro, objetos personales, ropa, aunque no había armas ni armaduras. Vika entró en otra tienda con las mismas caracteristicas y vieron que al menos cinco de ellas estaban vacías, sin más. Se fueron acercando hacia el centro del campamento, había dos tiendas más grandes, con toda seguridad la de los oficiales. Dentro, todo estaba vacío. La tienda más grande tenía muchas más comodidades que las otras, alfombras en el suelo, tapices, ropa, un armazón para sostener la armadura. Un baúl. Tobías decidió acercarse y comprobó que ni siquiera estaba cerrado, dentro había principalmente ropa. Tras una exhaustiva investigación, envuelto en una camiseta, había un libro. No era más que un diario con anotaciones personales sobre la vida en el campamento y algunos versos, bastante buenos, con ilustraciones de animales autoctonos y vegetación. 

Eldrid decidió contribuir a la búsqueda y se acercó al perímetro del campamento, decidida a investigar por los alrededores algo que no acabara de encajar. Echaba miradas hacia el anciano y hacia Mayra. 

Vika entró en la segunda tienda. Estaba totalmente desordenada, solo había caos. En un principio pensó que había sido revuelta, pero no se trataba de eso, sencillamente la persona que ocupaba esa tienda era desordenada en todos los sentidos. Aunque en realidad debía decir que eran dos las personas que compartían espacio porque había dos camastros, pero no sacó nada en claro. Cuando Tobías entró en la tienda, también consideró que encontrar algo allí era buscar una aguja en un pajar, pero era un hombre paciente, por lo que dedicó unos minutos a observar el desorden. La tienda estaba compartida por dos personas, una ordenada y la otra no. Una caótica y la otra metódica. Sobre la mesa había todo tipo de mapas, anotaciones, pergaminos, objetos de medición, material de escritura; en una mesa más pequeña, libros y legajos estaban en perfecto orden. No entendía nada de lo que ponía en esos libros o pergaminos, no sabía si porque estaba escrito en el idioma de los magos o en alguno que él no podía leer. 

Mayra escuchó unos gruñidos procedentes de la dirección en la que había desaparecido Eldrid. Se estaba peleando con alguien cuando ese otro alguien lanzó un grito agudo. Corrió hacia allí para ver a la mujer tigre encima de un hombre, que retenía con la cara en el suelo, comiendo tierra y hierba. 

-Ha salido de ahí -dijo la tigresa a la maga, señalando una piedra-. Me ha atacado con eso.  

Eso era un látigo, colgado de una rama baja de un árbol; parecía una serpiente. El hombre intentó hablar, pero ella le puso la mano en el cogote para que no levantara la cabeza, mientras le retorcía el brazo a la espalda y ponía sus rodillas sobre su espalda. Solo se escuchaban gruñidos de frustración por parte de él. 

Tobías continuó con su inspección, aquella tienda tenía mucha información que ofrecer. De hecho, pasó dos veces por delante de una de las columnas que sostenían la tienda hasta que se dio cuenta, la tercera vez, de que la cuerda que se alzaba desde el suelo hasta la parte superior de la tienda, en realidad, no debería estar ahí...

Notas de juego

Post de la DM. Tiene problemas de login y me ha pedido que cuelgue el post por ella mientras se soluciona.

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24/02/2020, 10:38
Mayra

Mayra se acercó a Eldrid con cuidado tras asegurarse de que Dámasor había recuperado el resuello. Mantuvo una distancia prudencial, por si el hombre se liberaba de la presa de la mujer bestia. 

—Eldrid, deja que hable, por favor —le pidió Mayra con suavidad antes de preguntarle al hombre del látigo—. ¿Quién eres tú y qué ha pasado en el campamento? ¿Por qué no hay nadie?

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24/02/2020, 12:01
Mayra

El hombre que retenía era más grande y corpulento que ella, y aún así, no podía contra la poderosa mujer bestia. Tenía el cabello castaño lleno de tierra, vestía ropa de color castaño, ni siquiera portaba armadura. Eldrid no aflojó la presa, lo sujetó por el pelo y levantó su cabeza con un tirón. El hombre escupió algo de hierba y buscó a Mayra con la mirada. A pesar de su clara desventaja, la estudió de arriba abajo y ensayó una especie de sonrisa, como si estuvieran en la intimidad.   

-Creo que soy yo el que debería preguntar quién eres tú, ¿no? Zachary Taylor, a tu servicio. Eldrid, ¿verdad? ¿Por qué no me sueltas para que pueda respirar?

La mujer bestia volvió a ponerle la cara contra el suelo. El hombre ni siquiera estaba forcejeando, masculló algo contra el suelo y resopló levantando una nube de polvo.

Notas de juego

Post de la DM

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24/02/2020, 15:08
Tobías

Tobías no sacaba mucho en claro. No parecía que el campamento hubiese sido atacado, ni que los moradores hubiesen sido víctimas de una maldición repentina. Tal vez, se decía, lo que sucedía allí era más simple que cualquier hipótesis que estuviesen pergeñando sus inquietas mentes. Que, por absurdo que pareciese, todos se habían marchado a alguna tarea, y regresarían en cualquier momento.

Ya estaba dispuesto a llamar a Mayra, que probablemente sería capaz de sacar algo más en claro de la colección de libros, mapas y pergaminos de la mesa, cuando su mirada reparó en algo que se le había pasado por algo con anterioridad.

Fíjate en eso, le dijo a Vika, señalando la cuerda con el dedo. Una cuerda que no estaba atada a ningún lugar. Simplemente pendía desde el mismo aire. ¿Qué te parece?

Dejando a un lado la cautela, Tobías agarró la cuerda y dio un par de tirones.

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24/02/2020, 16:46
Vika

He visto eso antes... - Dijo Vika. - Magia arcana. Es un truco de cuerda. Estoy casi segura...

Vika se concentró ayudada por su símbolo arcano cerró los ojos y pronunció unas extrañas palabras. 

Lasu la magion esti ekzilita. - Tras pronunciar aquello, una honda expansiva de energía impactó contra la cuerda. 

Trataba de disipar el encantamiento. Era evidente que alguien se escondía de algo y ese alguien tenía muchas respuestas. Posiblemente fueran los pobladores del campamento. Fue entonces cuando el espacio interdimensional de aquel conjuro, se disipó y del techo empezaron a caer todo tipo de personas.

Buenos, días. - Dijo la sacerdotisa a aquella masa informe de cuerpos entrelazados que se retorcían doloridos en el suelo. - Mi nombre es Vika Terholm y nada tienen que temer de nosotros. - Les informó.

- Tiradas (1)

Notas de juego

He sacado un 16 (dado 7, nivel de lanzador 5, +4 que no había contado del dominio de inquisición).

La DM dice que lo disipo.