Partida Rol por web

Tobías observaba con sorpresa cómo Dámasor se sentaba a tirar dados con los gnolls. Un juego, aunque el sacerdote no parecía saber las reglas, y él no comprendía lo que decían los hombres y mujeres bestia.

Mientras todavía era invisible, buscó con la mirada entre la mugre hasta encontrar un lugar en el que agazaparse y aguardar a que se desarrollasen los acontecimientos. Desde su escondrijo improvisado, entre el desorden y la suciedad, vio a un hombre semidesnudo, encadenado a la pared. No debía ser uno de los colonos desaparecidos, si se los habían llevado los hombres tigre, así que debía proceder de una expedición anterior, o del poblado de los Calaveras. El pobre desgraciado no parecía herido, pero había sido tratado de forma indigna. Aunque, según los estándares de un ciudadano imperial, esos gnolls vivían en condiciones indignas.

Juegan a dados con Dámasor, dijo, un susurro apenas, cuando los gnolls rerían y gruñían. Tienen un esclavo humano.

El gnoll grande esbozó una sonrisa sádica.

-(gnoll) Peor. Puedes tirar otro dado y sumarlo para ganar dos rondas. O darlo por perdido.

—(Gnoll) ¡Truzx, te he dicho que no te metas en la basura!

Era curioso que había, que ella supiera, doce palabras en gnoll que se traducían al común como “basura”. 

—¡Ay, que te caes!

Mayra plantó las botas en el suelo y echó una mano al cachorro de gnoll, para sacarlo de allí antes de que se cayera por lo que sospechaba era un conducto atascado para librarse de la inmundicia. 

—¿A-ahora solo un dado? —este juego me resulta de lo más confuso, pero también es entretenido.

Saco un 1 y lo observo con una sonrisa estúpida. Me parece que yo pierdo y eso es bueno para tener a los hombres-hiena de buen humor.

Mientras el hombre santo se dedicaba a jugar a los dados, Vika, que había visto a un sucio y desarrapado humano anclado a ñña pared, fue tomando posiciones junto a éste. Aunque se hubiera dejado atrapar, seguía siendo humano y no podía dejarlo en manos de aquellas condenadas hienas, las cuales, aunque se comportan con cierta amabilidad, demostraban ser criaturas perversas al tener esclavizado aquel pobre hombre. 

-(gnoll) Ay, ay, ay.

El cachorro se aferró a Mayra con más fuerza de la que ella podía agarrarle a él y la estabilidad de Mayra se vio comprometida. A punto estuvo de caer a la basura arrastrada por Truzx. La criatura era pequeña y rápida, consiguió salir del agujero y rodeó a la maga por las piernas como un cepo.

-(gnoll) ¿Qué será eso? Gracias.

Una vez a salvo, comenzó a quitar escombros para despejar una trampilla que se había abierto hacia abajo y se asomó por el hueco.

-(gnoll) Muajajaja... eso ser malo para ti -se carcajeó el gnoll. Recogió los dados y los lanzó-. Uhm...

Había sacado menos, de modo que hizo lo mismo que Dámasor, cogió un dado y lo lanzó. Por el resultado obtenido, no pudo dejar de reír y le entregó los dados a Dámasor.

-(gnoll) Voy por delante, viejo.

—Es-es-eso está muy, pero que muy bien —felicito a la mujer-hiena por su tirada. En realidad no sé si es una buena o una mala tirada, pero ella parece muy orgullosa de sí misma—. ¿Ahora me toca a mí?

Cojo los dados con manos temblorosas y los lanzo, no del todo seguro de si la partida todavía continúa o se ha terminado ya.

-(gnoll) ¡Qué interesante! Quedan dos rondas, viejo. Y voy ganando.

El gnoll macho (porque la hembra estaba sentada justo al lado) se pasó la lengua por el hocico, como si estuviese hambriento. Después le pasó los dados.

Sonrío ante la amabilidad del gnoll que me alcanza los dados y los lanzo, complaciente. A ellos les entretiene esto y a mí me alegra el corazón que lo hagan en lugar de desenvainar sus armas y ser represaliados por mis implacables compañeros.

El juego se había puesto interesante, todos miraban a Grotch y a Dámasor. El gran gnoll cogió los dados y los lanzó. El fallo lo puso de mal humor, de modo que lanzó otra vez el dado. Se puso a aplaudir.

-(gnoll) Esto está sentenciado -gruñó sin dejar de reír.

—¿En-en-entonces el juego se ha terminado o quieres que siga lan...zando dados? —pregunto, con la esperanza de que podamos seguir adelante—. Porque si has gan-ganado, solo puedo felicitarte y comp... com... comprometerme a jugar la revancha si te apetece. A mi regreso de hablar con vuestro rey, claro.

Mayra puso a salvo a Truzx y, tras asegurarse de que no se volvía a zambullir en la basura se asomó por la puerta detrás de Vika. Si aquello terminaba mal, tendría que sacar a Dámasor lo antes posible de aquella posición comprometida.

—Eldrid, prepárate. Si hay lío, te meto dentro para sacar al santo.

Vika siguió acercándose hacia el prisionero. Quería liberarlo, pues podía ser que tuviera información valiosa, aunque eso no era lo más importante, sino que lo más importante era el mero hecho de sacarle de ahí. Ningún humano merecía un trato tan degradante salvo... salvo que fuera un asesino o algo peor, aunque eso debía ser juzgado y sentenciado por un juez o jurado justo y no por una panda de hienas piojosas.

- Oye tú... - Se dirigió al humano. - ¿Cómo te llamas? - Le preguntó. - ¿Y qué haces aquí? - Preguntó algo bastante obvio, pues sin duda la respuesta correcta tenía que ser por fuerza: "estar prisionero", pero aún así, Vika necesitaba esa respuesta.

-(gnoll) El juego ha terminado y he ganado -declaró el gnoll riéndose con ganas. Después consideró las palabras de Dámasor y se frotó la parte inferior de la mandíbula. Miró a la hembra que estaba a su lado, se había cruzado de brazos y balanceaba la silla hacia delante y hacia atrás con las patas traseras, como una mecedora. Ella asintió, y solo entonces Dámasor se dio cuenta de que no parecían tan ebrios como los demás gnolls del suelo-. (gnoll) ¿Qué es exactamente lo que quieres tratar con el Rey?

Ese fue el momento que eligió Vika para entrar cual falange imperial en un poblado pacifista. Si los gnolls la habían visto antes, la habían ignorado deliberadamente, porque la sacerdotisa no es que fuese precisamente sigilosa ni podía pasar desapercibida con tantos kilos de armadura encima. Entró como ella entraba, haciendo grandes aspavientos y con la armadura resonando por toda la habitación, gritando a un asustado prisionero humano que se encogió en cuanto la vio llegar. Su confusión fue demasiado evidente.

-(gnoll) Socorro, me quiere matar, socorro, ayudadme...

La aparición de Vika levantó un gran revuelo en la habitación. Los tres gnolls que estaban conscientes se envararon y saltaron de sus asientos, cogiendo las armas y apuntando con ellas directamente a la sacerdotisa.

El gnoll que había custodiado la puerta se puso en pie y cogió un espadón que había escondido entre el montón de basura. Se puso en posición defensiva y le lanzó un gruñido a Vika.

-(gnoll) ¡Aléjate de él! -dijo refiriéndose al prisionero.

En lugar de atacar, miró a Grotch, esperando su orden.

¿Qué estaba haciendo Vika? ¿Pensaba que los gnolls no iban a ser capaces de verla? En un instante de imprudencia, podía haber echado por tierra el acercamiento pacífico de Dámasor. Por otro lado, qué extraña la reacción del esclavo. No podía entender sus palabras, pero la aparición de la sacerdotisa no parecía haberle traído esperanza, sino terror.

Tobías tensó los músculos, preparado para abalanzarse contra los gnolls si Dámasor no conseguía calmarlos.

—Tra-tra... tranquilos... —intento sosegar a los hombres-hiena, alterados por la torpe y repentina irrupción de Vika en la sala—. No os hará daño... La co-co-conozco.

Pero todo parece en vano porque veo a unos y a otros echar mano de sus armas, ansiosos por derramar la sangre ajena en este lugar que hasta hace solo unos segundos era una pacífica zona de juegos.

—¡Quietos todos, debería daros vergüenza! —exijo, con la severidad de un padre decepcionado con dos hijos que pelean entre sí.