Partida Rol por web

Frugal desayuno y de nuevo en marcha. Pero no todo el viaje a Dunwich ha sido en vano, el recepcionista del hotel antes de que os fuéseis os relató que vio la bola de fuego con gran nitidez pero que no oyeron explosión alguna, lo que quiere decir que no se estrelló allí cerca.

Tras dar las gracias os ponéis de nuevo en marcha, llegando a la bifurcación casi al medio día

Tomáis ahora sí, el camino marcado en el mapa que os lleva hasta vuestro área de búsqueda, pasáis junto a una fila interminable de granjas abandonadas tras la guerra civil y cuyos propietarios se fueron al oeste a buscar mejor fortuna.

Los campos están descuidados y crecen toda clase de plantas sin orden ni concierto. Por fin llegáis a una zona de granjas pobladas con granjeros a la antigua usanza, son estas gentes extremadamente amables y os dan un caluroso recibimiento, os ofrecen té , café y pasteles.

Discutís con ellos la búsqueda del meteorito,  según cuentan, vieron la gran bola de fuego caer en el horizonte, hacia el noroeste, aunque tampoco ellos escucharon nada.

Seguís hacia el Oeste hasta que llegáis a un conjunto de una media docena de granjas en las que la varios hombres laboran con ahínco, al veros los hombres siguen a lo suyo. Parece que ya no sóis tan bien recibidos.

Al ver la reacción de los campesinos cuando pasamos por allí añadirá un comentario - No parece que esta gente esté muy acostumbrada a los extranjeros así que no debemos fiarnos mucho de lo que digan... abran los ojos.

Pese a que la gran mayoría de las gentes seguían a lo suyo, una chica en edad de merecer, algo regordeta con pecas y el pelo sucísimo se acerca a vosotros entusiasmada al ver a cinco tipos de buen porte que acababan de descender de un aotmóvil, la chica parece no haber visto nunca uno y corre hacia vosotros agitando los brazos.

- ¡ HOMBRES DE CIUDAD! ¡BIENVENIDOS SÓIS! ¡GUAPOS! - jamás vísteis tanto desparpajo en una muchacha, salvo en un prostíbulo claro. Parece que las chica de campo no tenían complejos a la hora de piropear a un hombre, cosa impensable en una dama. Claro que esta chica era todo lo contrario...- ¡UOOOOOOOOOOHHH! ¡UN AUTO!!

  Sentía un poco de frustración por el hecho de los campesinos no nos habían recibido con el mismo calor que los de granjas anteriores. Suponía que el alejamiento de la ciudad o siquiera del poblado había endurecido en personalidad a ésta gente; no era malo, claro está, pero hacían que su molestia por los extraños sea notable. Eso sí, la muchacha parecía ir en contra de todos los estándares que tenía por allí, lo que me llevaba a pensar que tal vez nos sería de bastante ayuda. 

  Lo único que logro hacer en ése momento, es sonreír de una manera incómoda, pero al fin sonreír, como para contestar la amabilidad con la que aquella muchacha parecía introducirse.

Llegamos a las granjas y por fin veo el ambiente normal en un sitio. Por un lado, la sensación de poder ir libremente sin que me atosiguen me satisface, pero por otro aumenta la sesación de que me están vigilando más aún que si estuviera rodeado de gente.

De repente veo venir a la mujer. ¡Oh, Dios! Ahora cualquier posible buscador o curioso a millas distancia se percatará de nuestra llegada. Nuestra aventura tranquila se desvanece; adios discreción. Eh... Disculpe, señorita... Emm, verá... Ejem, gracias por su amab... cálida bienvenida. No quiero ser descortés por no atender a sus halagos, pero disponemos de breve tiempo por lo que no podemos demorarnos mucho en nuestro viaje. De repente, veo cómo mira con ojos desorbitados el coche. En fin, ya está bastante sucio por el viaje. Tendré que pasarlo por un buen lavado y por el taller. Qué más da... ¿Le importaría decirnos, si no es molestia, si ha visto la bola de fuego en el cielo y qué dirección tenía? Si esta mujer está tan asombrada por el vehículo, puede que nadie más se nos haya adelantado. ¿No ha pasado nadie más de la ciudad por aquí?

Con los ojos abiertos de par en par escuchaba la conversación entre la chica y los compañeros de investigación. Ante las preguntas de Harry añadiré -Sobretodo señorita, intente recordar sobre lo de las luces en la noche... recuerda alguna?

Paolo, se levantó temprano y se ocupó de buscar algo de comida para un día y todo el grupo, así como café y agua por si tenían que estar lejos de la civilización durante un día.

Al levantarse Paolo, se levantó con su habitual buen humor y se montó en el coche con la esperanza de encontrar las famosas piedras...

El humor se mantuvo durante tiempo, mientras los habitantes de las granjas los recibían con los brazos abiertos.

En cambio todo comenzó a cambiar cuando el recibimiento, comenzó a empeorar y las respuestas no eran pródigas...

Cuando salío del coche y vió la gruesa granjera que salía a su encuentro, tuvo la suerte de salir el último de coche y no puedo evitar sonreir para sí ante las palabras de sus compañeros.

Salió del coche y se mantuvo en un segundo plano, hasta que se dio cuenta de que ninguno de sus compañeros actuaban, como pensaba que podía ayudarles más.

En ese momento y sin dejar de responder a la joben, Paolo desplegó su encanto...

Hola, guapa joben...

Que gran recibiento... Tras esto va y le planta dos besos en las mejillas con desparpajo e insinuación...

¿Podría respondernos a unas preguntas sobre la bola de fuego que pasó el otro día?. Estamos buscandola y nos gustaría recibir su ayuda.

- ¡ YA LO CREO QUE LA VIMOS! ¡ UNA BOLA NARANJA EN EL CIELO QUE PASÓ HACIA ALLÁ!- dice gritando mientras señala a una colina cercana con los bordes redondeados y varias casas de piedra semiderruidas en lo alto - se perdió por el horizonte...- respondiendo a Harry - ¿no le han dicho nunca que es usted un hombre muy guapo? ¡caray! es muy elegante y va bien vestido... nadie de la ciudad hemos visto. No, creo que son los primeros que han pasado por aquí.

Sin dejar hablar a sus compañeros, Paolo, respondió a la joven...

¿Oyó algún ruido después de ver la bola de fuego?

  Trato de mantener mi emoción para mis adentros, al escuchar que somos los primeros en arribar al lugar. Entonces había una pequeña posibilidad que nadie más estuviera cazando los trozos de meteoro para venderlos de mala sangre, al menos no directamente como nosotros lo hacíamos. 

  Por otro lado, intento mantener mi seriedad, pero la muchacha estaba flirteando con Paolo y era un poco hilarante la situación; sin embargo, me mantendría quieto, haciendo contacto visual con mis compañeros como para comprobar que todos hemos escuchado lo mismo y que la búsqueda continuaría, a la vera del trato que los pueblerinos hicieran.

¿RUIDO? ¡ Ya lo creo! sonó un BOOOM! enorme vaya susto me llevé horrible, creí que las estrellas venían contra la tierra, lloré de miedo y todo. Mi padre dice que el reverendo tiene razón, hemos sido unos pecadores y se acerca el fin del mundo, es todo tan.... malo. Ya no somos buenos, no, no, no... hemos pecado somos pecadores no merecemos esta tierra tan bella, el Juicio Final el día en el que todos seremos juzgados, parece que ha empezado. Y encima ... bueno tiene que hablar con Sam Collins, a no mucha distancia de aquí. Dicen que Satanás obró en su establo, yo no sé qué pensar la verdad.

"Satanás obró en su establo"... Vaya, parece que mi idea de cambiar de aires para continuar con mis investigaciones va dando sus frutos. Puede tratarse de un fenómeno paranormal asociado a los eventos astronómicos acontecidos recientemente en la zona.

Disculpe, señorita. ¿Podría indicarnos cómo llegar allí? Miro a mis compañeros que pueden dudar de la necesidad de hablar con ese hombre. Hay cosas más allá de lo habitual que no vemos, caballeros. Y la información que podamos extraer de ese señor Collins nos puede ser útil para encontrar esa bola flamígera. Y una posibilidad de un contacto paranormal.

   De acuerdo a los reportes históricos, siempre se relacionaron consecuencias que parecen paranormales, pero que son producto de la combustión del bólido y la reacción que le rodea al caer en un punto. Por otro lado, un encuentro cercano con algo de una naturaleza más paranormal podría ser lo mejor que hubiera sucedido; yo, teniendo una oportunidad de documentar algo tan único era un motivo bastante peculiar y poderoso como para no querer perderme ningún detalle. Por eso mismo, decido seguir con mis notas..."Se nos ha señalado hablar con un tal Sam Collins. La amable señorita nos indica de un suceso paranormal, el cual debe de ser atendido lo antes posible, para descartar hipótesis y formular otras..."

Paolo, asiente ante los comentarios de sus compañeros...

Señores, estoy de acuerdo con ustedes... vayamos a conocer a ese tal Sam Collins, que ha mencionado la señorita...

Dice esto y guiña un ojo a la joven.

Paolo, se encontraba evidentemente más comodo hablando con gente que en el campo, donde sus dotes personales, no le servián tanto.

Bella señorita... ¿Podría acompañarnos hasta la graja de Señor Collins o al menos indicarnos donde se encuentra?

- Por supuesto que les indicaré caballeros. ¿Me llevarán a la ciudad? algún día viviré en una casa de cemento ¡eso espero al menos! bueno el caso es que deben seguir ese sendero -señala un camino de cabras en la parte izquierda -durante un par de millas aproximadamente, tengan cuidado con las curvas, conduzcan con cuidado. Cuando vean una granja abandonada continúen media milla más hasta que vean un grupo de cabañas de madera , Sam Collins y su familia viven allí. Sam es el tipo más gordo que he visto en mi vida, no sé si quiera cómo puede moverse así que no tendrán problemas en reconocerle- sonríe -Ya les digo que no tiene pérdida, que tengan mucha suerte y saben, conduzcan con cuidado.

Encantado de haberla conocido... Dice esto saludando a la lugareña, mientras saluda levantando el sombrero levemente.

Es posible que volvamos a verla, señorita.

Sin decir más Paolo, se aleja hacia el coche y se sienta en el asiento del conductor, esperando a que sus compañeros se metan en el coche, mientras enciende un puro y lo fuma con evidente deleite.

Decidiendo no quitarle el protagonismo a Paolo, decido callar y sólo asentir a la señorita con un leve gesto de cabeza. A continuación subo al coche y espero a que el profesor Brown termine sus notas. Cuando todos estén listos, parto hacia la dirección que nos han indicado.

Tras despediros de la muchacha y otra media docena de paletos que os miraban con curiosidad como si fuérais estrellas de teatro, condujísteis siguiendo las indicaciones de la pueblerina, la carretera serpenteaba continuamente y en realidad más que una carretera se trataba de un camino con multitud de piedras de grandes dimensiones que hacían la conducción extremadamente difícil, además el coche tan cargado como iba provocaba que las ruedas fueran hundidas contra el pavimento rocoso.

Los ocupantes del carro saltaban continuamente y se golpeaban unos contra otros, Harry tenía que hacer uso de toda su destreza para que el coche no se descontrolara y fuera directo hacia una de las cunetas...

Harry, no me gusta que vayamos por el camino con este coche... Se nos puede romper una rueda o algo peor...

¿Porque no intentamos alquilar un carro o algo parecido?