Partida Rol por web

-Tras mirar en dirección a las duchas, y Bax, con cara de desconcierto, acepta el ofrecimiento, para ir a despejarse un poco, y de paso tomar algo en aquel bar.
-De acuerdo, ofrezco tu ofrecimiento, pero Bax, joder haz me un favor.... y pontee algo, de ropa. Ademas creía que estaba prohibido tener relaciones entre miembros del ejercito, por lo menos abiertamente.

-Por cierto Bax... En todo este tiempo nunca nos has contado tu historia, ¿Como entraste a formar parte de la inquisición, por que te alistaste?

Bien, espera que me ponga algo y coja mi arma.

Bax entra rápidamente y salen al poco vestido y revisando su rifle automático.

Todo listo vamos para allá. Bueno no sé, yo siempre quise ser piloto y lo de cómo entre al servicio de nuestra maese... -te guiña un ojo mientras continua- eso es altamente GEKADOS, ya sabes secreto y así... Jajajajaj.

Os dirigís hacia el bar del que proviene un gran alboroto.

Señores, si nadie se carga a ese motero que queda, hoy a las 10 PM, escribiré de nuevo y saldrá del bar para irse con su moto a vete saber donde. ¿Vale? Asi que hay de plazo hasta hoy a esa hora para acabar con el.

Me lanzo contra el ultimo Motero que tengo trabado y le clavo el cuchillo.

jajaja muerete cerdo apestoso!

El individuo cae al suelo y queda ahi sangrando, el suelo va empapandose de sangre. Miro alrededor mia, todo es un caos, hay varios muertos, menos mal que ninguno de nosotros está gravemente herido. Hay sillas por el suelo, mesas...doy un paseo por los muertos, quizas podamos adueñarnos de algún otro arma antes de irnos, y así venderlas con las que ya tenemos en el cuarto.

El águila, nos había acompañado todo este tiempo, viendonos luchar desde las alturas, sentada sobre los barrotes de una de las grandes lamparas que iluminaban el bar. Baja y recoge algo del suelo, y me lo entrega con el pico. La daga de energía.

Gracias Heliaca, esto mejor guardarlo para luchar jejeje, pero vamos a hechar un vistazo a ver que encontramos.

por cierto chicos, digo a mis compañeros. ¿Alguien quiere probar una de esas motos? porque a mí me encantaría!jajaja

El último de los asaltantes se lleva un tajo terrible en la frente que le deja tuerto y con medio labio colgando, ha sido muy desafortunado, como sus otros once compañeros, que yacen aquí y allá en el suelo de la taberna, parece un pequeña carnicería, no hay miembros amputados ni similar, pero hay un ligero toque a sangre y pólvora en el ambiente. El camarero ha caído tras la barra sollozando viendo lo que le ha pasado a su pequeño bar, en bajo se lo oye decir:

No no no no... Esto no debía pasar, ahora me quitaran la licencia, ¿Quien dará de comer a mis hijos? ¿Por qué señor? ¿Por qué emperador castigas a un siervo tan devoto como yo?...

Estáis exhaustos y justo cuando estáis recuperando el aliento y el pulso... las puertas de la taberna se abren y aparecen Bax y René, que se quedan mirando con perplejos rostros la situación de la taberna. A través de la puerta entreabierta, llegan hasta vosotros sirenas, claramente distinguibles, vienen los PM, y su actuación no será suave, se oyen lejanas pero se acercan rápidamente. Es hora de desaparecer y buscar un lugar tranquilo y relajado para idear un buen plan de acción, un lugar en el que no se den mayores sorpresas y poder estar TODOS juntos.

Los ciclos van corriendo, ya ha pasado el primero de la misión, y poco se ha logrado, la inquisidora sin lugar a dudas, no debe estar muy contenta con la actuación del comando, espera ser informada y recibir buenas noticias. Los agentes del caos, por otro lado, deben haber movido también sus fichas, y según creen, piensan haber derribado el alfil de la reina. Lo que también es seguro, no tardaran en darse cuenta de que la situación no es tal como parece, y apuraran más si cabe sus movimientos.

Ya posteare luego mas...mejor. Pero estais todos en el  bar aun, porque habia gente que queria las motos y demas, teneis hasta mañana a las 4 pm para piraros de alli habiendo hecho lo que sea, a esa hora llega la PM, ¿Ok?

- Chicos, vamonos ya. Cuanto antes salgamos de aqui antes podemos ponernos manos a la obra. - El joven regulador se acercó al dueño del bar, que parecía rezar por su local. - Tranquilo, buen hombre, escogiste el bando indicado. Si preguntan, no nos conoces, ¿de acuerdo? Si quieres seguir teniendo el bar, dirás que no viste nada hasta que nos viste salir. Echa de aquí a todo el mundo antes de que llegue la policía. - Explicaba en voz baja sólo para él. - Si lo haces todo bien, no perderás el bar, sino que serás recompensado. La situación de este pueblo infernal cambiará pronto. - Dijo esto último más alto, dirigiendose hacia donde estaba su querida escopeta.

 Gabriel se acercó a la puerta y asomó la cabeza. De momento no había rastro de los policías.

 - Vamos a la base. Tenemos mucho que discutir y el tiempo en nuestra contra. - Miró las motos, unos dulces caramelitos con los que cualquiera se distraería. - Recordad para lo que hemos venido. Si hacemos lo correcto, podremos tener mucho más que un par de motos, ¿me oís? El deber es lo primero, chicos. Vamonos a la base.

 A Gabriel no le gustaba la situación. Y le gustaba menos haber estado haciendo el canelo en un pueblo de mierda alejado de la ley, dandose mamporros con cualquiera, en vez de haber seguido las pistas que tenía. Sus enemigos podrían llevarle ventaja. De momento solo tenían un mapa y algo de información. El joven se pondría en contacto con la Inquisidora Lilith en cuanto antes, no es de las que le gusta esperar. Movió la cabeza para meter prisa a sus compañeros y que salieran de ahí antes de que esto fuera un hervidero de policias. Otra cosa que tenía en mente, era informar al Adeptus. Un pueblo no podía quedar tan lejos de la jurisdicción. Tal un Arbitres, con ayuda de los soldados, podria poner un poco de orden en ese sitio.

Si buenoo...vinimos aquí para hablar porque estabais vosotros, que nos metisteis en este jaleo y ahora quieres irte así? para qué tanta prisa? yo me voy a dar una vueltica en una de estas preciosidades, para cuando todos llegueis al alojamiento llegaré yo. Suerte en el camino de vuelta chicos.

Me guardo la daga que me ha dado Heliaca y salgo del bar. me dirijo a una de las motos, a la negra y blanca, tengo la llave del jefe de la banda, el cual he matado el primero, me monto y pongo en marcha el motor.

jajaja, como suena!!! vamos a darle caña pequeña!!. Salgo a una buena velocidad y Heliaca me sigue desde las alturas.

Salís del bar y camináis hasta los alojamientos que os fueron asignados media hora después. Mientras entráis, oís un fuerte ruido de motor y al mirar hacia el horizonte veis una nube de polvo que se acerca a gran velocidad, es Neckera que melena negra al viento vuela hasta vosotros en su moto. Aparca en la puerta de los alojamientos y baja la pata de su moto al mismo tiempo que jira la llave y corta el contacto. El ronroneo cesa. Entráis al interior del alojamiento, ya volvéis a estar todos juntos. Al entrar, Bax echa la llave para que nada ni nadie os moleste. Es la hora de idear un plan.

Aparco la moto y me acerco a mis compañeros que ya están entrando por la puerta de nuestros aposentos.

Me aproximo a ellos, junto con Heliaca. Al llegar al cuarto, el águila vuela hasta posarse en una de las camas. Yo, me aproximo a la mesa central de la habitación y me siento en una silla. Alrededor mía van sentandose mis compañeros.

Bueno chicos, ya estamos aquí, tranquilos. A ver... Gabriel, ¿te importaría sacar ese mapa que tenías de este lugar? nos vendra bien para calcular distancias y ver que recorrido es el apropiado para llegar a nuestro destino. Debemos encontrar a Lord Valtimor Dacious, como dijo nuestra inquisidora. Así podremos dar un paso más para llegar a la pieza. Valtimor es un noble de Canox, pero...no se donde lo podríamos encontrar. Debemos preguntar a ver quien conoce cual es su preciosa mansión de todas las que hay por aquí. Espero que no tengamos que viajar muy lejos. ¿Alguien tiene alguna idea de por donde comenzar?

 Aunque Gabriel estaba molesto por el tiempo que Neckera perdió dando una vueltecita con la moto, apenas se le notó. Incluso sonrió cuando vio a Neckera y al águila. Aquel ave serviría para mandar  comunicados a la Inquisidora. Eso le hizo sonreir, el pensar que podrían mantener el contacto con quien les contrató. Gabriel desplegó el mapa y escribió, donde le dijo el hombre, LECTIA.

 - Bien, nosotros nos encontramos en Lectia. Es esta población. - Dejó unos minutos para que la gente se adecuara al mapa, y sacara conclusiones. Tras ese tiempo declaró. - Lord Valtimor Dacious, Neckera yo trataría de ser más sutil en este aspecto. Es muy probable que Valtimor esté corrompido por el Caos, y que trabaje con sus agentes. Es una persona peligrosa, controla TODO el planeta y todas las plantaciones de este hemisferio. Dacious es quien controla verdaderamente el cotarro en este planeta. El caso es que su vida no es muy dura, que se guia. Fiestas, orgias, depravaciones similares y algunas incluso más impías. Ese tipo de Orgías que mantiene vivo el espíritu de cierto Dios caótico al cual no nombraré.

 Por todo ello no le gustaría, a Gabriel, tener que tratar directamente con Dacious.

 - Aunque... bueno... siempre podemos colarnos. Neckera tú tendrías facilidades. - Tal vez Dacious era de los que se derretían ante un cuerpo femenino de infarto. - Conozco de alguien que tiene amigos dentro del servicio de Dacious. Podriamos llegar hasta él, pero os digo una cosa... aconsejo que aparqueis las buenas maneras con Dacious. Esa gente no entiende de órdenes, y si queremos que colabore... le tendremos que dar motivos. - Aquellos nobles solo se muevn por el placer o el miedo de perderlo todo. - y si en verdad está compinchado con el Caos... entonces su mansión será un baño de sangre.

 Por supuesto, tacticas como quemarle las plantaciones, destruirle las escrituras imperiales, o amenazarle con dejarle en la ruina y luego ver como muere de vergüenza y de hambre, pueden dar rsultado con esa gente. Pero si Dacious está de verdad compinchado con el Caos... El asunto sería como introducir las armas en la casa del Noble. Tendrán que pensar en ello.

 - Por otro lado... existe una figura apartada de todo. Un Gobernador Imperial al cual Dacious ha hecho sombra. Es posible que no le caiga bien nuestro noble, y nos ayude a encontrar los fragmentos antes de que los encuentren las fuerzas del Caos. O incluso, puede ayudarnos con Dacious. ¿Y bien? Vuestro turno, ¿que tenéis?

-Bien, hemos llegado al planeta, en una nave inquisitorial, nos han volado en mil pedazos, y casi morimos al ser atacados por una patrulla- Mientras recuerda sus costillas rotas, por suerte había buenos médicos. -Yo he sido agujereado, contusionado, pinchado, incluso drogado, hasta llegar a esta situación, joder todavía siento vómitos de esas drogas. Y para rematar, hemos montado un alboroto en un bar.

Supongo que ya hemos repartido suficientes tarjetas de visita, como para que todo el mundo sepa que estamos aquí.
Seguramente ese Gobernador Imperial, ya sepa que estamos aquí, pero creo que deberíamos buscarle para conseguir su favor. Y tal vez algo mas.....

De todos modos no nos podemos fiar solo de una fuente o contacto, podríamos investigar el ambiente en el que se mueven, tal vez, visitando empresas, que le den soporte a sus ostentosas fiestas, algún tipo de cate-ring, o de seguridad.

-Gabriel, ¿Donde reside Dacious?, cerca de Lectia, o en ¿algun lugar de mayor importancia?, hay que encontrar su punto débil....

El mapa que os muestra Gabriel:

Vale, ahora otros puntos:

1) Rene, recuerda que tu no estubiste en el bar, no sabes nada de nada de lo que allí pasó puesto que nadie te lo ha contado.
2) Recuerdo la existencia de las placas de datos, que os serviran para aclararos cierta informacion tanto de dacious como del cotarro en general y de LOS OBJETIVO.
 

El guerrero se acomoda en una de las silla del salon. Una vez comenzada el dialogo, el hombre se inclino sobre la mesa para examinar el mapa con mas detenimiento. - Creo que proceder de forma natural, mientras menos llamemos la atencion mejor - Agrega, levantando la cabeza - Hemos acabado con los que nos seguian, y no creo que hayan tenido tiempo para elevar una descripcion nuestra, hay que aprovechar nuestra fortuna. No actuemos sospechosamente, o por lo menos posible.

Tras escuchar las palabras de Gabriel y Rene y echar un ojo al mapa Göran concluye:

- Entonces deberíamos ponernos en contacto con el Gobernador Imperial cuanto antes. A ver qué información puede darnos sobre Dacious.- opina el sacerdote

- Creo que tendremos que tirar de tus contactos, Gabriel, para llegar hasta el noble en cuestión. Cuando estemos cara  a cara, sabremos cómo hacerle colaborar.-

Dice Valkrist. El sacerdote ya tenía un par de ideas sobre como acelerar el proceso de obtención de información con el miembro de la nobleza local. De hecho tenía una oferta que no podría rechazar.

 Gabriel observó el mapa, que de momento no tenía significado para él.

 - Bien, muchachos, opto por hacer una visita a un nuevo amigo. Es un vendedor de armas que podrá darnos ciertas indicaciones en el mapa. - Que estaba vacio de nombres y señales. - Él conoce a gente que trabaja en el servicio de Lord Dacious, seguro que también conocerá como llegar hasta el Gobernador Imperial.

Vale muchachos, solo para aclara una cosa ¿va?. Veis que el mapa está dividido en 4 partes por los pliegues naturales ¿No?, pues vosotros estais en la parte inferior izquierda, mas concretamente en donde hay un circulo naranja y amarillo. ¿Lo veis? Pues alli está la base militar, un poco apartado. Ahora tiene mas sentido ¿No? El nombre de la pequeña localidad la sabe alguno del grupo, asi como algun otro nombre de las mas cercanas. Sigan así muchachos, voy viendo que está saliendo un plan, así que cuando termineis de decidir que quereis hacer, tendreis que moveros para buscar la informacion. Deprisa caballeros, el emperador requiere grandes acciones por vuestra parte.

- Una idea razonable, es una lástima que no podamos ser directos en todo este asunto. Larguémonos entonces de una buena vez  de aquí en busca de ese sujeto de quién habla Gabriel. - Añadió con evidente fastadio Maxim luego de una muy desgraciada escaramuza en la cuál una panda de vagabundos motoristas le habían mostrado la fragilidad propia y del grupo en su conjunto. Su convicción estaba por el piso pero al menos se contentaba en no tener que enfrentar ningún otro desafio por lo que restaba de aquél condenado día.