Partida Rol por web

Las extraordinarias aventuras del Barón de Munchausen

Escena 04: De cómo el Marqués de Barnie contó lo que no pocos saben.

Cargando editor
Cargando editor
20/10/2009, 22:53
Director

El viejo y agónico Ludovico IV intentaba sacarse una cacatua de encima, propiedad de doña Úrsula, en medio del silencio causado por el accidente de Lord Galvan.

Notas de juego

Vamos Mario Rumialdo! dispara tu pregunta!

Cargando editor
20/10/2009, 22:59
Mario Rumialdo.Duque de Holanda

 Tras levantarse del trono, le tocaba al siguiente aspirante.Le deja el sitio y se coloca junto con los demás.Era el turno del Marqués de Barnie, ahora escuchariamos su brillante historia.Tras acomodarse en uno de aquellos fantásticos sillones iba a ejecutar la pregunta.

-Que le parece Marqúes Barnie, si nos cuenta aquella famosa aventura que vivió adentrándose en la cueva más profunda existente hasta el momento para terminar su famosa colección de diamantes trilivarium, los más brillantes y espectaculares jamás vistos....- le propone al Marqués Barnie mientras se deleitaba con el olor de uno de sus propios puros que tenía guardados en una pequeña caja en uno de sus bolsillos interiores, en concreto uno, ya que los que fumaba el se estaban agotando debido a la desaparicióny extinción de la planta.Lo enciende y comienza a dar caladas esperando la respuesta del Marqués ya impaciente por escucharla.

Notas de juego

 OK ok, perdona que no me había dado cuenta xP.

Cargando editor
21/10/2009, 14:02
Marqués de Barnie

Notas de juego

 Con el permiso de todos, y para que la historia sea mas nteresante y se pueda seguir mejor quiero proponer una norma (si el master la acepta)

Solo haced observaciones a mi último post. De manera que alguien puede quejarse de lo dicho y yo puedo aceptar la observación, y reescribir desde ese punto, o no aceptar, dando una moneda, seguir la historia, y permitiendo que la respuesta de envite se haga sobre algun tema relacionado al nuevo post y así no perder el hilo del todo.

Con ello, pretendo agilizar la historia, evitar el "era un lebiutrón, no un delfín, no un Lebiutron, no un delfin" hasta quedarnos sin monedas sin haber explicado nada. Si encontrais alguna solucón mejor lo comentais.

Y ahora pongo la primera parte de la historia

Cargando editor
21/10/2009, 14:02
Marqués de Barnie

Buena elección Mario Rumialdo. Todo empezó el dia que el rey de Francia me envió una carta. Al verla, me dije ¿A mi? ¿Por qué yo? Nunca supe si el cartero se habia equivocado, o el rey de Francia vocaliza tan mal el Inglés, que no se le entiende ni cuando escribe. Lo cierto es que la carta no era tal. Era un mapa con un texto escrito “É ici le últimé piezza para sour colekción”. Veo claro lo divino del cargo del monarca que incluso sin apenas saber escribir, conseguia hacerse entender perfectamente. El mapa mostraba que esa pieza se encontraba en una cueva, no demasiado grande y no demasiado lejana.

Y así pues, me cargué de linternas, cuerdas, comida y todo lo que es de menester para un viaje de estas características. La entrada de la cueva no estaba muy lejos, y para los amantes de los transportes les informaré que no usé ningún tipo de transporte tirado por libetruones, delfines ni aves fénix, que tan de moda parecen estar. Fui en carro, pero no un carro de aquellos que algunos de los presentes estan acostumbrados, no…. Se trataba de un carro tirado por cuatro  caballos. Caballos normales y corrientes, marrones, y que provenian de las caballerias del ejército.

Y llegué a mi destino. No estaba muy seguro de lo que el monarca frances me indicó. Al lado de la cruz  escrbió con lapiz “Isi el gran bujero da terra”, pero al llegar era un charco, que no parecia ni peligroso, ni profundo y mucho menos una cueva.

Cargando editor
21/10/2009, 21:02
Director

Notas de juego

Cita:

Con el permiso de todos, y para que la historia sea mas nteresante y se pueda seguir mejor quiero proponer una norma (si el master la acepta)

Tiene gracia porque cuando pensé la partida una de las cosas que se me pasaron por la cabeza fue pedir historias por partes.. al final me pareció complicado y me quedé con historias en bloque. Vamos, pues, a ver qué tal resulta.

Cargando editor
21/10/2009, 21:30
Baronesa Úrsula Merklaetraiss

Asustada por la indiscrección de su mascota la baronesa por primera vez en su vida deja caer de la mano su puro cubano y corre hasta la cama de Ludovico IV para atrapar a Rodolfo, su monito tití de cabeza blanca, mientras se disculpa entre casi cientos de inclinaciones y rogatorias señales de respeto...

 

"Los siento muchísimo excelencia, esto no volverá a pasar, este animal me va a volver loca... Es la última vez que lo dejo suelto sin su cadenita de oro atada a mi cinto... discúlpeme señor, nunca hubiera querido molestarle..."

 

Y dirigiéndose a Rodolfo...

 

"¡Maldito animal! ¡olvídate de recibir ninguna fruta ni cigarrillo lo que queda de semana!"

 

Entre tanto jaleo nadie se había dado cuenta de que el puro que apresuradamente la baronesa había dejado caer para atrapar a Rodolfo había caido sobre la antiquísima alfombra persa que tras unos segundos comenzó a arder...

Cargando editor
21/10/2009, 21:39
Ludovico IV, conde de la Ensenada

- Coff, coff.

El terrible susto que el mono tití y el consiguiente escándalo que habían causado en el pobre Ludovico IV, lejos de conminarlo a una muerte segura incendiaron su alma del más osado valor. El viejo marqués se levantó de repente en su cama ataviado con su andrajosa sábana, bordada de escudos de las nobles casas que dieron nombre a su estirpe. Mas el valor le duró poco y, achacado por los años su vejiga pronto ardió en deseos de llamar su atención.

Así pues, ante la sorpresa de sus señorías allí reunidas, el viejo Ludovico IV marqués de la Ensenada sacó su brava tizona y empezó a eliminar aquéllo que a su noble cuerpo no le era menester, con tal suerte que las terribles llamas de la alfombra pronto se extinguieron.

Tras esto, el viejo marqués volvió a su pose inicial de enfermo crónico, próximo a la muerte.

Cargando editor
21/10/2009, 22:03
Su Alteza Real e Imperial Lord Wardrieu de Irlanda del Norte

Todos ven como Lord Wardrieu intenta apagar las llamas de la carísima alfombra persa a pisotones, justo antes de que nuestro querido anfitrión el conde Ludovico IV lo apague de una forma... más sorpendente, momento en el que por suerte, Lord Wardrieu con buenos reflejos logra apartarse sin que nada salpique sus caros zapatos de un material tan lustroso que nadie está seguro de conocer su procedencia.

- Y los hay que se quejan de falta de agua... Si los bomberos utilizaran este método para apagar incendios, mucha se ahorraría - rie sonoramente Lord Wardrieu.

- ¿Está usted bien, conde Ludovico? ¿Necesita algo antes de continuar con las historias? - pregunta después con verdadera cara de preocupación al ver de nuevo como se marchita el interpelado.

Cargando editor
23/10/2009, 10:38
Marqués de Barnie

Perdon por la nterrupción, señor Ludovico, me han interrumpido y no he podido seguir. Y dado que tengo que ir a la city de Londres, explicaré rápidamente mi historia, sin pararme en mas detalles de los necesarios.

Decia que llegué en un carro de caballos a un charco, que según el rey de Francia, era una cueva grande y profunda, pero no parecia mas que un charco. "Pero si esto es un maldito charco!!!!!!!!!" me grito el cochero. "Pues aprovechémoslo" metí la mano para buscar si había algun resto del diamante.

Empecé a poner los dedos, intentando palpar el fondo. Pero no lo encontraba, seguí metiendo la mano, el antebrazo, el codo y finalmente el brazo entero dentro del charco que parecia tan pequeño, y total nada, no habia fondo. Solo quedaba una solución, si realmente el diamante estaba allí tenia que conseguirlo, así que cogí aire y metí la cabeza, pero seguia llegar al fondo, entré el torso sin tocar el fondo. Y cuando ya pensaba en ir a buscar una cuerda que atarme a la cintura a modo de seguridad, perdí el equilibrio, y como si algo me empujara desde dentro caí entero en el charco, y empecé a caer, caer caer caer y caer.

 

Cuando me dí cuenta estaba cayendo por un extraño larguísimo tunel de agua que llevaba a un lago dentro de una caverna profunda. Tan profunda que nunca fué pisado por animal alguno. Cuentan que solo una vez un topo se perdió en su madriguera y acabó allí, pero al ser ciego nunca se dió cuenta de ello. En las esquinas de la cueva estaba lleno de conchas de tartaruga Gigante, pues al parecer, como me dijo un amigo al volver, es tradición tirar los caparazones a los charcos profundos cuando mueren las tartarugas.

 

Lo normal seria pensar que no habia luz alguna, pero si recordamos que venia a buscar el dimante mas brillante existente hasta el momento, sabrán sus señorias que éste es capaz de hacer que un pequeño haz de luz se multplique hasta iluminar una sala entera. Y es por ello que supe donde estaba, pues estaba iluminando toda la habitación  usando la poquíma luz que pasaba a través de la catarata que creaba el charco por el que yo habia entrado. El diamante incrustado en el techo hacia de lampara. Pues estaba incrustada en el techo, a unos 20 metros del lago en el que estaba nadando. Y pensé, increible, nunca me imaginé que el rey de un pais lleno de franceses sea capaz de llegar a decirme donde está realmente el diamante. Perooooooo ¿Por qué no vino él a buscarlo?

Eso daba igual, pues que viniera yo, era toda una ventaja. Empecé a apilar las caparazones de tartarugas, uniendolas con una argamas a base de barro, agua del lago y un elemento secreto, mi propia saliba. Ese mejunje, debidamente untado en los caparazones y seco a los 22,5 minutos ingleses (de 15 a 35 minutos en un reloj francés), hacia de pegamento extrafuerte, pudiendo así construir una larga escalera hasta el diamante. Empecé a quitarlo. La verdad es que no era muy grande. Si lo fuera, no podria ni mirarse directamente  pues te quedarias ciego solo al verlo.

 

Estaba bien enganchado, pero al final pude sacarlo, pero no sin consecuencias. Parece que las fuerzas de la roca que hacian que esa cueva se aguantara, dependian de ese diamante, que ya no estaba allí, sinó en mi bolsillo. Corriendo caparazones abajo, pensaba "maldita sea, por que el rey de francia no estudio Geologia, o arquitectura, o .......?? de hecho, ¿por qué no estudió?" mientras las piedras caian. Y tan profunda era la cueva, cercana al centro, que las piedras al caer, chocaban desprendiendo rocas que suban al techo haciendo desprenderse otras rocas.

 

Así pues el suelo fué desprendiendose poco a poco, mientras yo me escondi en una esquina que parecia seguro, cerrando los ojos, y dejando que la sabia naturaleza se tranqulizara. Cuando lo hizo, vi algo que no me haba dado cuenta hasta ahora. El charco era tan profundo, que al desprenderse el suelo sobre el techo, mostro las antipodas a mis pies. Así pues, con la mano, me quité el polvo de los pantalones. Me volví a poner el sombrero que quedó debajo de una roca, por suerte intacto. Y salí con aire victorioso cantando "que dios salve a la reina".

 

La vuelta fué parcialmente tranquila en un barco inglés de mercancias para Londres, pero eso seria otra historia, tan interesante o mas que la que he explicado.

 

 

Notas de juego

En vista que:

1)el fin de semana estoy en Londres, con lo que mejor posteo toda la historia, y entre domingo y lunes comento cualquier duda que tengais.

2) que a la mínima el tití de la Baronessa molesta y distrae al resto :P

 

He decdido explicar toda la historia y que sea lo que dios quiera.

Cargando editor
24/10/2009, 07:39
Jean de La Fontaine, el feroz consejero

- Celebro su feliz regreso al exterior aunque éste fuera el de las antípodas. Tengo entendido que allí todas las mujeres deben usar peineta pues la geografía les obliga a vetir con pomposos recogidos. Vivir de cabeza abajo complica ciertamente el día a día del bello sexo, pues sus elegantes cabelleras caen por el efecto de la gravedad.

Cargando editor
26/10/2009, 11:47
Marqués de Barnie

Bueno, señor consejero, a su duda decirle que si y no. Es normal el uso de peineta, pero no por fuerza de la gravedad, sinó por una curiosa hstoria. El rey de españa hizo construir la real fabrica de peinetas de las antípodas, y al no conseguir vender ninguna, sacó una ley por la cual cualquier persona con mas de 5 centimetros de pelo, debia llevar peineta.

 

Así pues, es como el trabajo de vendedor de peinetas y peluquero se convirtieron en los trabajos mas prosperos, al estar defendidos por las leyes del lugar.

Cargando editor
27/10/2009, 17:09
Jean de La Fontaine, el feroz consejero

- ¿Nadie tiene nada que objetar a la historia del marqués? - pregunta el Lord Consejero con una pronunciada reverencia.

Cargando editor
27/10/2009, 21:31
Baronesa Úrsula Merklaetraiss

Ante la pregunta la baronesa se incorpora y con aire dubitativo...

"Disculpe marqués que le interrumpa pero hay algo que no me queda claro en su historia, ¿cómo puede ser que cayera usted a esa profundidad sin que la gravedad hiciese de usted un despojo de semejante golpe y cómo no que no se ahogara en aquellas profundas aguas? Por otra parte, había oído hablar de temibles criaturas voraces, letales y carnívoras que habitan en esos lagos subterráneos... ¿cómo sobrevivió a ellas?"

Notas de juego

+1 moneda

Cargando editor
29/10/2009, 16:39
Charles Perrault, el ujier

- Apreciado marqués, parece que usted se ha quedado mudo ante la objeción de la baronesa.

Notas de juego

El envite está formado por una moneda de la baronesa doña Úrsula.

Cargando editor
29/10/2009, 18:43
Marqués de Barnie

Marquesa.

 

Con gusto os explicaré como salí de ese sitio.

 

Por un lado esta lo de las extrañas bestias, voraces donde las haya. Cierto que existen, pero la cueva en cuestion no tenia, pues ya dije que yo era el segundo ser vivo que llegaba a esas profundidades. El primero fué Don Topo, que como sabrá es ciego.

 

Por lo de sobrevivir a la caida. Cierto que fué muy sufrido, pero pude salvarme. Expliqué en mi historia que me até una cuerda al cinto, eso me salvó la vida, aunque no la atara a ningún arbol. No se cuanto duró la caida, pero cuando creia que no aguantaria mas, la cuerda se enrolló con una piedra, cosa que hizo que casualmente, y por mi fortuna, entrara en una cueva seca sin salida por acción de un movimiento pendular al tensarse la cuerda. La pequeña cueva era suficiente grande como para descansar y recuperar aire. Al poco volví a lanzarme al tobogán. Y así pude repetir varias veces este proceso, no sin jugarme la vida.

 

A medida que faltaba menos para la caida al lago, el mismo tobogan se ensansachaba un poco y disminuia la pendiente, hasta llegar a entrar a la cueva del cristal por un lateral, así pudiendo salar la vida.

Notas de juego

Añado una moneda al envite

Cargando editor
29/10/2009, 22:32
Baronesa Úrsula Merklaetraiss

Mientras se encendía un nuevo y más apestoso, si cabe, puro cubano, la baronesa se incorporó un poco y con cierto aire petulante...

"¡Baronesa! ¡si no os importa!... Bien, volviendo a la historia, creo que ha quedao algo más claro como usted cayó sin llegar a un triste final al fondo de esa gruta... pero... lo que no me queda nada claro es como consiguió salir de allí sin ninguna ayuda... ¿podría usted explicárnoslo por favor?"

Notas de juego

+1 (2ªobjeción, perdón, que se me había olvidado ponerlo, no sé yo lo veo más bien como que sería +2 monedas al envite o algo así pero como veais)

Cargando editor
30/10/2009, 07:34
Jean de La Fontaine, el feroz consejero

- ¿Estimada Baronesa, eso lo tratamos como una segunda objeción o como un añadido a la anterior?

Notas de juego

Bien, tenemos que se ha aceptado la versión del marqués y, sin embargo se lanza una segunda pregunta. ¿A nivel de juego nos lo tomamos como una "retirada" y una posterior segunda objeción?

Cargando editor
03/11/2009, 07:34
Jean de La Fontaine, el feroz consejero

- Señor Marqués de Barnie, parece que se le ha comido la lengua el gato mas no me parece ver que el ujier tenga nada que ver en esto.

Cargando editor
03/11/2009, 12:47
Marqués de Barnie

Un millon de disculpas. Cuiertamente se me hizo tarde.

 

La respuesta a al pregunta de la baronesa, es simple, rapida y directa.

 

Al caerse el techo de la cueva, me di cuenta que tanto que habia bajado, que habia pasado el centro de la tierra (por un lado), de manera que lo que pensaba que era el techo, era en realidad en suelo, y al reves. Por tanto, lo que pensaba que era el suelo, se desprendió sobre lo que pensaba que era el techo, de maenra que se fué abriendo una gruta, con escaleras de roca, que tube bien en escalara hasta salir por las antipodas, donde si copnseguí ayuda, para regresar a la madre inglaterra.

 

Notas de juego

Perdón se me hizo tarde. (+1 moneda)