Partida Rol por web

Las gafas del viejo [INCONCLUSA]

-La Academia Salvaje-

Cargando editor
Cargando editor
05/05/2009, 00:31
Director

Las gafas del Viejo.

Es una fría mañana de septiembre de 1612 en el viejo Madrid de los Austrias. Esto, para los oídos de los contemporáneos, viene a significar lo siguiente: hace frío y huele a mierda. Habéis asistido a los servicios religiosos, cada uno en la parroquia que os corresponde o, para aquellos de vosotros que pertenecéis a una orden religiosa o habéis profesado votos, en las capillas destinadas a tal fin.  Mientras os dirigís a la calle Atocha apremia vuestros pasos un viento seco y cortante como sólo sabe conjurar Madrid. El cielo es un cobertor ácimo y plúmbeo, ribeteado de vez en cuando por leves cicatrices brillantes que anuncian, aunque sin esperanza, que hay un sol tras el lienzo gris. La lluvia parece inminente, y los transeuntes se apresuran para llegar a sus lugares de destino, hundiendo la cabeza entre los hombros. Un olor a sopas de ajo, preparadas en los conventos cercanos para los mendigos y pobres de solemnidad, se superpone al de las bostas de los caballos, y por un momento la vida y la muerte se trenzan en vuestras fosas nasales.

Cuando cruzáis la arcada del palacio del conde de Salinas, un vaho mefítico, de braseros reconcentrados, os da la bienvenida como el abrazo impúdico de un súcubo portuario. Los criados deambulan de aquí para allá, como cadáveres mecanizados y la sala con gradas en la que la academia Salvaje tiene lugar os espera con un silencio desprovisto de ceremonia. Los primeros en llegar ocupan sus sitios a distintas alturas en las gradas de arco que velan un pequeño estrado en el que Francisco de Silva y Mendoza, el anfitrión y hermano del Conde, espera. Está enfrascado en la lectura de un billete de tamaño tan reducido que sus ojos reducen su tamaño al de las cabezas de los alfileres para intentar descifrar la escritura. A juzgar por su expresión, no tiene mucho éxito.

Cargando editor
05/05/2009, 00:55
Francisco de Silva y Mendoza

Cuando estáis todos, el anfitrión levanta su cabeza, guarda en su faldriquera el billete y os mira con detenimiento.

-Me alegra ver que vuestras mercedes han podido llegar puntuales. Ciertamente espero que terminemos antes de la hora de comer, pues se requiere mi presencia en la Corte por la tarde. No dudo, sin embargo, que nuestra reunión de hoy será tan provechosa como es costumbre. Siguiendo nuestras normas, propondré hoy el tema para realizar las composiciones. Es éste: ¿Es mejor virtud morir amando o amar muriendo? Se me ocurrió releyendo a Ausias March, por supuesto -el noble muestra una amplia sonrisa, que contrasta con el escepticismo reinante. De las seis personas en la sala aparte de él, ninguna cree que haya releido a Ausias March, y sólo dos creen que lo haya leído alguna vez-. Bien, pues podemos comenzar.

Cargando editor
05/05/2009, 01:00
Miguel de Cervantes Saavedra

Los minutos pasan mientras, apoyados en trozos de madera, algunos de vosotros pergeñáis lo que será el primer borrador de vuestra composición. Los cuchicheos y las miradas furtivas son corrientes. En algún momento alguien pregunta en voz alta el origen de una etimología y es respondido con soberbia y prepotencia por los demás. En otro momento, alguien se levanta para pedir papel. Sólo el viejo Cervantes permanece quedo, sin escribir ni abrir los ojos. Muchos pensáis que dormita, como hacen las viejas rémoras como él. Alguno hasta se permite algún gesto francamente maleducado para con el pobre anciano. Finalmente, tras un largo rato, los ojos de Cervantes se abren y mira a su alrededor desconcertado. Después, parece inclinarse sobre su tablilla y sus útiles de escritura, pero entonces se palpa la faldriquera, gira la cabeza con una expresión de estupor pintada en el rostro que da verdadera pena y se pone en pie como un resorte.

-¡Mis antojos! ¿Alguien ha visto mis antojos? Han debido de caérseme, pues aquí no están. -El viejo desanda el camino de las gradas a la puerta, con la preocupación rondando sus ojos miopes.

Cargando editor
05/05/2009, 01:06
Francisco de Silva y Mendoza

El anfitrión también se incorpora y acompaña al poeta en su búsqueda.

-Cálmese vuestra merced; llevaba los antojos puestos cuando entró en la habitación, y yo le vi con ellos puestos una vez que hubo ocupado el sitio, así que no han podido ir muy lejos. ¿Recuerda vuestra merced por ventura que hizo con los antojos?

Cargando editor
05/05/2009, 01:08
Miguel de Cervantes Saavedra

El viejo parece recordar dificultosamente, y balbucea algunas palabras antes de que sea claramente audible su discurso.

-Sí... claro... cerré los ojos para meditar en los consonantes y guardé los antojos en la faldriquera... -Se vuelve a palpar, con desgana- ¡Pero no están! ¿Qué significa todo esto?

Cargando editor
05/05/2009, 01:10
Francisco de Silva y Mendoza

-No se preocupe vuestra merced. Aparecerán sus antojos; no saldremos de aquí hasta que los recupere. -Luego se dirige al resto de los asistentes, que observan con curiosidad la escena- ¿Alguna de vuestras mercedes tiene la menor idea de dónde pueden estar las gafas de don Miguel?

Cargando editor
05/05/2009, 17:25
Luis de Góngora y Argote

Luis de Góngora y Argote se endereza en su acolchonado trono de metáforas hirientes, que resbalan desde lo más hondo de su ser y su bolsillo hasta la mismísima punta de su lengua. Con el codo apoyado sobre un costado de aquel sillón, y el índice peinando lo que en su momento debió haber sido una sien de vasta cabellera, empieza a dar una vuelta a la habitación con los ojos. El efecto de su mirada sólo puede ser superado por sus palabras, en tanto rígida, en tanto penetrante, e incluso en tanto asquerosa; líquido el veneno burbujea al posarse en las diferentes figuras, pero se aplaca de inmediato, por un conocido hecho de arrogancia. Ninguno allí merece ni siquiera su retórica; menos es digno de su verdadero enojo.

- ¿Cuál es la posibilidad de que vuestra merced los tenga metidos en su mismísimo bolsillo? - pregunta, acomodándose en el lago que sus vestiduras negras hacen derramándose a su alrededor - Aunque sin duda quizás la desaparición es mera caridad hacia vos, de alguna mano que por fin ha decidido concederos algo de fortuna. Así podréis descansar en regla, que en harta apariencia es lo que necesitáis. No es cuestión de ir a cálamo currente, sólo porque nos hemos reunido, sobre el papel que se aposta delante de vos.

Se acomoda mejor, y acaricia sus vestiduras, dirigiéndose esta vez a Francisco.

- En vuestra búsqueda ayudaré, pero me es claro que de ser una broma, no hay que apuntar si no a quien prostituye las palabras para deleitarse en juegos de ignorancia y repugnancia manifiesta. Sólo quien carece de visión propia, ¡y de qué manera debe carecerla!, puede ser capaz de pensar en hurtar un par de lentes de otro. Y sin ni siquiera pensar en su verdadero provecho personal; pecador de hurto y mediocridad, sin duda ebrio de su ignorancia. ¡A ver! - se dirige a los otros - Propongo empezar por el génesis. Nadie se mueva de su sitio, nadie se deshaga ni siquiera de su aire. Los bolsillos deben ser dados vuelta, primero los del hurtado, luego los otros.

Cargando editor
05/05/2009, 18:37
Francisco de Quevedo y Villegas
Sólo para el director

Tirada para esconder mis anteojos de repuesto entre los ropajes de Góngora.

A ese poeta, ¡gran zote!,
vate en debate sin tino,
al que regaló el destino
la Vasta Nariz: Argote.

Con la mano en el bolsillo
busco el otro par que guardo
puesto que en deseos ardo
de joder aqueste pillo.

Tras mi espalda los escondo,
alejados de mi culo,
no vaya a ser que a ese chulo
le dé por buscar el fondo.

Más tarde y con gran cuidado
en sus ropas los oculto
cuando el que se cree culto
mire a cualquier otro lado. 
 

Notas de juego

Bueno, no sé, a ver qué tal. Es el primer poema que escribo (juro que nunca me había dado por esto, ni de amor ni nada) así que sé benévolo.

Ahora después escribo el mensaje sin tirada.

Cargando editor
05/05/2009, 19:54
Director

Notas de juego

Sabía que esta partida iba a ser la caña. xD Es una lástima que tus compañeros no puedan leer este poema, pero de momento que lo hagan los Vips (¡Hola Vips! xD) y ya podrán leerlo tus compas cuando se acabe la partida, porque no tiene desperdicio.

Ni que decir tiene que lo consigues, con mucho disimulo introduces las gafas de repuesto en la faldriquera de Don Luis sin que nadie haya percibido nada.

¡De aquí al parnaso, de aquí al parnaso!

Cargando editor
05/05/2009, 23:51
Francisco de Quevedo y Villegas

Aunque en principio escuchó con disgusto el tema que su tocayo proponía, no tardó en darle la vuelta para que este resultara de su agrado. Tan ensimismado estaba en su escrito que prefirió ignorar las quejas del anciano y orar a Dios dando gracias por no tener que escuchar su poema terminado, pues Quevedo era de leer las rimas de Cervantes del mismo modo en que este las pensaba: con los ojos cerrados. Solo alzó la vista del papel que tenía delante cuando con inquina Góngora dirigió sus desprecios a su persona, y justo a tiempo de ver su nariz acusadora.

- Y yo propongo empezar por el fin.- dijo después de haber puesto ambos pies en el suelo.- Ya que hacerlo por donde todos lo hacen no demuestra sino falta de ingenio.-

Renqueando pretendió dar una vuelta por las gradas a todo el arco, pero después de alcanzar a Góngora y pasar de largo junto Villamediana, se dejó caer de nuevo no muy lejos de Lope.

 - Pondré término a lo que otro ha comenzado- continuó resollando. – Pues hasta ahora, don Miguel, había creído que lo de sus antojos no era más que un pretexto para no presentar sus versos. Pero no se preocupe, ya que aquí guardo unos antojos de repuesto por si algún día me ocurriera su mismo caso.

Llevó su mano a la faltriquera y allí la dejó por un rato. Revolvió y volvió a revolver sin éxito. Se puso en pie y continuó buscando consiguiendo sacar poco más que pelusa y alguna que otra hebra de hilo negro. Por poco llega a arremangarse allí mismo los bajos en su afán por encontrarlos, pero bien por decoro, o por miedo a alguno de los presentes, no alzó sus ropajes por encima del tobillo.

- ¡También fui robado! Los tenía aquí, justo a este lado.- exclamó completamente desconcertado.- Solo a uno conozco con nariz para más de un antojo. Que ése, el habituado a faroles y renuncios, el sabueso acusador errado, vacíe sus bolsillos y muestre que no estoy equivocado.-

Cargando editor
06/05/2009, 02:47
Tirso de Molina

Yo solo tengo que decir -digo apoyado en mi butaca, haciendo caso de las palabras que Góngora dijo, sin moverme ni un ápice, cosa tampoco muy costosa para un miembro del clero- que, cuando fui a pedir un pedazo de papel para escribir un borrador para mi poema, nuestro querido Cervantes ya no llevaba sus antojos. Desde luego, no tengo ni la más remota idea de quién los tendrá.

Tras un momento de reflexión, comento- Quizás el aquí presente miembro de la nobleza, el Conde de Villamediana, tenga algo que añadir, pues miraba con cara agria a Cervantes mientras yo le pedía el papel. No obstante, el Señor nos enseña a no juzgar sin tener pruebas de la culpabilidad, por lo que yo no puedo decir más. Eso sí, podemos rezar juntos una oración a San Cucufato, patrón de las cosas perdidas, para que nos ayude en nuestra búsqueda. -Diciendo esto, agarro uno de los cordones que llevo en el cuello, para que no se me caiga el hábito. Empiezo a anudarlo, mientras comienzo mi oración al patrón de los objetos extraviados.

San Cucufato,
los cojones te ato,
y hasta que no lo encuentre,
no te los desato.

Notas de juego

Por cierto... ¿No se dice anteojos, o lo he soñado yo?. Por cierto, yo lo siento mucho, pero no me se palabros raros que poder decir para que quede todo más chupiflash. Os tendréis que conformar con lo que hay...

Cargando editor
06/05/2009, 15:33
Luis de Góngora y Argote

- Con esa clase de rezos, podemos estar seguros que, en su magnificencia, Dios pondrá su ojo aquí con complacencia, pues no se necesitarían más palabras para atraer su divina atención. Me pregunto yo en qué ocasión he dejado de ver con claridad cuál es la adecuada forma de comunicar con tan magnífica deidad - dice Góngora, sin quitar los ojos de los infructuosos intentos de Tirso de atarse el cordón del hábito - Lo único, por piedad, os pido que atéis con fuerza vuestra voluntad, no sea cosa que caigan las telas y el único ofendido en esta sala sea quien, por falta de ojos y no de velas, no pueda ver los atributos de su majestad.

Al dirigir su atención a Quevedo, y ver cómo deja en tranquilidad sus bajos, exhala una especie de suspiro de alivio que, al pasar a través de sus apretados dientes, se transforma en algo como la forma más fácil de expresar un disgusto. Se acomoda mejor en su butaca, y sin hacer ningún movimiento de más, reposa disfrutando de la quietud de su cuerpo mientras su mente se retuerce en una inadecuada, pecadora y alentada, orgía de inspiración.

- Empezar por lo cercano a una cathegra es como nacer al mundo con los pies por delante y la cabeza detrás, exactamente la forma en la que vuestra merced yacerá cuando se despida de lo terrenal y se encuentre bajo tierra en rictus inquietante. Si pedí que no hubiera kinesis no fue por un vano abandono a la pereza, que sobra en este aire como la falta de reflexión; pretendía evitar cualquier malentendido en esta habitación, que fuera de este postre la cereza. Sin embargo, habiéndose desplazado ya vuestra merced, no me queda más remedio que abandonar mi primera idea: la distracción es la ruina, y aún bajo la calificación de "inquina", debo decir que ya no confío ni en los bolsillos, ni en los alrededores, ni en los pasos. ¡Ciclópea tarea que nos toca afrontar ahora, que no podemos confiar en lo que hallemos a continuación, porque podrían haber sucedido demasiadas cosas con este primer desplazar, que sólo Dios podría de algún modo anoticiar!

Cargando editor
06/05/2009, 16:11
Director

Notas de juego

Mientras hablas con tono calmo y docto, tus manos rozan inadvertidamente el interior de tus bolsillos y descubres, no sin sorpresa, que lo que parecen ser unas gafas se encuentran en su interior... (!!)

 

PD: Sois geniales. Estoy empezando a albergar la idea de vender los derechos de esta partida y forrarme... :)

Cargando editor
06/05/2009, 16:15
Luis de Góngora y Argote
Sólo para el director

Notas de juego

¿Y ahora quién podrá defendernos? XD

Entonces, ve diciéndome una dificultad, porque Góngora tratará de convencer realmente convencidos a los otros de que, no importa a quién se le encuentren las gafas ahora, no ha sido quien las ha sustraído. Y en el trayecto de su discurso, intentará deslizarlas en otro lugar.

Cargando editor
06/05/2009, 16:18
Director

Notas de juego

Me parece estupendo. Dime a quién se las quieres encasquetar, y hazme un post sólo para el director relatándome en verso como deslizas las gafas subrepticiamente. Luego haces otro público en el que se vea que das un paseito, (no hace falta que te expongas mucho)

Si en el poema me pones la acción de desembarazarte de los anteojos y la de convencer a los demás, contaré que consigues las dos. Al menos en lo que toca a convencer a los Pnjs...

Y en cuanto a la dificultad, pues veamos, con tres/cuatro estrofas de cuatro octosílabos cada una me viene bien. Pueden ser menos versos, claro, si son endecasílabos o sí aplicas tu regla secreta...

Cargando editor
06/05/2009, 17:22
Luis de Góngora y Argote
Sólo para el director

Notas de juego

EDITO: Lo he solucionado de otra manera. He aquí mi intento:

Aquí en caótico término me hallo;
intento en este versus que mis dedos
con praxis se deslicen, sin un fallo.

Génesis de ciclópëos enredos,
al bolsillo del Conde los lanzo
alejándolos rápido, ¡remedos!

Ante los demás náufragos yo danzo.
De púrpura sutil cubro mis voces;
Entonces, ¡la razón feral alcanzo!

Cargando editor
06/05/2009, 17:35
Director

Notas de juego

Dios, qué partida más friquiiiiii.... xD

Mí, con tilde, es pronombre (como en A me gusta drogarme) es tónico, y SI vale.

Mi, sin tilde, es un posesivo (como en Mi madre me da la droga) es átono y NO vale.

Cargando editor
06/05/2009, 17:49
Luis de Góngora y Argote
Sólo para el director

Notas de juego

Siempre se aprenden [o se recuerdan] cosas, es lo bueno de todo esto ;)

De todas maneras, edité el mensaje anterior. Un terceto encadenado. Que la métrica se joda, si me lo permites XD

Cargando editor
06/05/2009, 17:57
Director

Notas de juego

Maravilloso, maravilloso. Qué nivel, madre mía.

Ni qué decir tiene que consigues deslizar las gafas que han "aparecido" en tu bolsillo en los del Conde de Villamediana, mientras asisten a tu monólogo...