Partida Rol por web

Las Guerras de la Luz y la Oscuridad

[02] El Estigma de los Arcanos

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04/02/2021, 11:29
Narrador

Salisteis del Club de la Lluvia de Estrellas y os dirigisteis a los establos Gondenleaf, los más famosos en kilómetros a la redonda. Caballeros de Cormyr y mercaderes Sembianos acudían a comprar los magníficos ejemplares que allí se criaban. Los propietarios del establecimiento trataron a Galatea como una más de ellos, y en cuanto llegasteis empezaron a hablarle de los problemas y dolencias de tal o cual equino. La elfa dio algún consejo a los cuidadores, pero pronto dejó claro que había ido para comprar una montura, no para trabajar. Comprasteis a buen precio un caballo para Savinian, ya que Galatea trabajaba allí.

Quien no corría o cabalgaba volaba por la Vereda de la Rastra, el sendero que recorría el viejo cauce del río que se secó hace siglos, hundiéndose bajo tierra por alguna excavación minera en la Infraoscuridad. Jalonaban el paisaje, aquí y allá, resabios del antiguo río en forma de estanques y pequeños arroyos que los lugareños habían desviado para alimentar zanjas de drenaje y pequeños estanques y embalses privados. De tanto en cuanto, los lados de la Vereda se unían por pequeños puentes que salvaban corrientes de agua inexistentes. Parasteis para comer en Lanfroe, y seguisteis vuestro viaje hasta llegar a Roble Muerto por la tarde.

Se trataba de un pueblo en la encrucijada, tan pequeño que no aparecía en la mayoría de los mapas del Valle. Poco tenía que ofrecer al viajero aparte de un prado en que se celebraba el mercado, una posada y taberna, un molino o una herrería, algunas residencias privadas, casas de huéspedes para trabajadores agrícolas de temporada y una discreta casa de placer.

Os dirigíais a la posada para pasar la noche cuando visteis caminar por el sendero principal del pueblo a una mujer pelirroja que llevaba una túnica de color rojo recamada de estrellas. Llevaba un sombrero picudo de ala ancha y un zurrón. Era como si quisiera gritarle a todo el mundo que fuera maga. Le seguían de cerca un perro y tres niños con los ojillos brillantes. La mujer sonrió de forma pícara, giró sobre sus talones e hizo girar su varita en el aire mientras recitaba un encantamiento. Los niños se detuvieron en seco, casi asustados, hasta que vieron aparecer de la varita de maga una etérea mariposa que voló hasta posarse en la nariz de uno de ellos.

Los otros dos niños rieron alborozados, y uno de ellos extendió la mano para tocar la mariposa. La mujer de la túnica carmesí volvió a agitar su varita en el aire y la mariposa se disolvió en un montón de pompas de jabón que los niños persiguieron tratando de explotar. La mujer también se rio y guardó la varita en el cinto. Al alzar la cabeza os vio y se dirigió a vosotros a grandes y entusíásticas zancadas.

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04/02/2021, 11:29
Pinna

¡Buenas tardes, viajeros y bienvenidos a Roble Muerto! —os saludó en tono simpático y contagioso.

La mujer abrió el zurrón que tenía cruzado al pecho, en el que había un fajo de papeles. Extrajo uno de ellos y se lo tendió a Rya.

Tenéis aspecto de ser avezados aventureros y me gustaría que invitaros a la tienda de Pinna en Roble Muerto —dijo, y puso las manos en las caderas. Recitó su lema en voz grave, como si fuese un bardo recitando una poesía solemne:—. "Tenemos curas para todos los males y productos alquímicos para todas las necesidades"

Sonrió.

Todos los magos son muy bienvenidos para comparar notas e intercambiar hechizos.

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04/02/2021, 11:29
Savinian

Eu...

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04/02/2021, 11:29
Pinna

¿Vendréis? ¿Por favor? Compradme algo, os lo ruego, lo que sea —dijo en un tono de súplica—. Aquí nadie me compra nunca nada y se me está acabando el dinero. No sé qué voy a hacer.

Hizo un gesto gracioso como de Oops, pero las lágrimas que asomaron a los ojos desmintieron que fuera algo que se tomara a broma.

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05/02/2021, 00:58
Rya Shaleel-Balthus

A veces, Rya se preguntaba si había algo mejor que volar. A pesar del frío y la sequedad que le provocaba en los ojos, se sentía tan bien cuando navegaba los vientos a lomos de Sésperis. Había en los cielos una libertad que no conocía en tierra, y cada vez que bajaba de la grupa de su amiga dracónida, se sentía pesada y torpe, a pesar de que, sobre sus propias piernas, era ella quien tenía el control.

Incluso cuando no podían adentrarse en las nubes y se mantenían cerca del suelo, pues debía mantenerse cerca de sus compañeros que cabalgaban o corrían por la vereda. La sensación de ingravidez la hacía sentir jubilosa, y aquel día, se olvidó por unas horas del conjuro que se le había muerto en los dedos. Hasta que llegaron a Roble Muerto.

Rya había bajado de la grupa de Sésperis, y caminaba junto a ella para evitar alertar a los aldeanos al aparecer a lomos de un dragón. Aunque su amiga no era más grande que un caballo de guerra, y su aspecto era tan elegante y delicado que apenas parecía la amenaza que era capaz de ser.

Lo que le devolvió a la mente su problema fue la maga que se acercó a ellos, que antes de verlos llegar, se había detenido a hacer una sencilla demostración de prestidigitación mágica ante unos niños. La emoción en sus rostros le hacía rememorar la suya propia, a su edad. Tal vez, alguno de ellos demostraría, en el futuro, tener talento para el Arte.

Cogió el papel que le extendía la maga, y lo leyó antes de responder. Normalmente, no le era fácil leer, pero enseguida se dio cuenta de que las palabras de Pinna eran las mismas que aparecían en la octavilla.

Buena mujer, no te aflijas, pues Nuestra Señora de los Misterios te observa desde Dweomerheart y te sonríe. Rya también sonrió. Aunque bien sabemos que las gentes de estas tierras caminan aún lejanos a la iluminación.

Me llamo Rya, se presentó. ¿Hace mucho que te estableciste en la aldea? Habían sido escasas las ocasiones en las que se había detenido en el pueblo, pero presumía que se hubiera fijado en la tienda de Pinna.

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05/02/2021, 23:43
Berenice

Se sintió un poco decepcionada cuando quisieron viajar por tierra, pero en fin, era comprensible. Ella habría viajado también a pie, pero era mejor que fuese volando, de ese modo podría entrenar las alas y además, iban a paso de tortuga. Sobrevolvó al grupo siempre de cerca y de vez en cuando se alzaba varios metros por encima para refrescarse con las brisas que discurrían a aquellas alturas.

Al mirar hacia las nubes se preguntó cómo de magníficas eran las ciudades voladoras de Netheril. Cómo de hermosa habría sido Opus en su día de esplendor. No podía evitar la añoranza, a veces sentía tristeza por algo que había sucedido siglos atras. No entendía cómo podía ponerse melancólica al pensar en el soberano que contemplaba la inminente caída de su reino sin poder hacer nada por salvar a sus gentes. Aunque, pensándolo detenidamente, sí sabía que iban a caer podrían haberlos evacuado a tiempo. Quizá no pudieron. Muchas eran las incognitas y lo peor es que jamás sabría la respuesta. Miró hacia el firmamente una vez más, experimentando otro tipo de melancolía al pensar en su madre, y decidió bajar a tierra para caminar un poco junto a los demás. En el fondo tenía la esperanza de que habiendo hecho uso del Ojo de Selune, se hubiesen salvado de la caída. Suspiró durante un buen rato.

Cuando llegaron a Roble Muerto, Berenice se quedó mirando a la maga con una sonrisa, hasta que la chica se adelantó para darles los folletos de su tienda de objetos mágicos. La sacerdotisa de Selune miró el pergamino y lo leyó, la chica le había puesto mucho entusiasmo y le dio pena. Parecía maja y la gente simpática no abundaba en estas tierra. De modo que revisó su bolsa a ver qué de cuánto dinero disponía para ser de ayuda a Pinna. Pero, de todas maneras, tanto Berenice como los demás poseían objetos mágicos de gran poder y le dio un poco de vergüenza. Menos mal que lo llevaba en la mochila.

-Quizá no es el mejor lugar para vender cosas -comentó Berenice con suavidad-. En Ciudad del Valle de la Rastra hay un club de aventureros, La lluvia de estrellas. Ellos seguro que comprarán gustosos tus mercancías y a muy buen precio. ¿Has probado suerte allí? De todos modos, ¿dónde está tu tienda? ¿Qué tienes a la venta? 

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06/02/2021, 14:58
Galatea

Galatea podría haber viajado volando pero decidió no hacerlo pues no iba a aprovechar la velocidad de todos modos. Además, tampoco era cuestión de dejar al pobre Savinian solo allá abajo con la única compañía de Áscalon por lo que decidió mejor transformarse en loba. Por suerte, los caballos de Sheera habían acompañado a cientos de aventureros y estaban razonablemente acostumbrados a aquel tipo de compañías siempre y cuando las mismas no se mostrasen hostiles.

En aquella forma su pelaje se volvía completamente plateado y el azul de sus ojos adquiría una inusual luminiscencia. Para cualquiera aquello podrían ser simplemente "los poderes raros" por parte de un druida empleando su forma salvaje, pero sus compañeros sabían que aquella concretamente no se trataba de una forma salvaje, sino de su aspecto cuadrúpedo de lithary.

No obstante, antes de llegar a Roble Muerto recuperó su forma de elfa. Fue entonces cuando se vieron interceptados por la peculiar arcana que andaba entreteniendo a los niños y promocionando su tienda a la vez. En cuanto se aproximó a ellos, Áscalon la olfateó con la cabeza baja pero las orejas alzadas en un gesto de acercamiento amistoso para quedarse con su olor.

Galatea por su parte se rascó una mejilla, ella no vivía en la civilización así que no se sentía la más indicada para dar consejos sobre donde ubicar una tienda pero le sonaba de haber pasado otras veces por la zona: había abierto hace unos meses. Roble Muerto no era muy grande pero era un cruce de caminos y mucha gente pasaba por allí por lo que no se le antojaba una idea tan errónea como emplazamiento. ¿Mala suerte simplemente o tenía que ver con que más magos estuvieran teniendo problemas con sus artes?

Bueno, daño no hace ir a echar un vistazo. Y podemos correr la voz por la Lluvia de Estrellas—dijo más que nada por intentar animarla un poco, ella no aprovechaba el material arcano a fin de cuentas, sólo los objetos mágicos. Pero le daba pena aquella muchacha que trataba de mantenerse simpática pese a que era evidente que tenía preocupaciones—. Además, en Velarburgo últimamente la demanda de pociones de sanación está... alta «por decirlo de un modo eufemista» les mencionaré allí también que hay una tienda relativamente cerca cuando nos pasemos.

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06/02/2021, 19:43
Pinna

Pinna correspondió al acercamiento amistoso de Áscalon agachándose para colocarse a su altura y rascándole el pecho.

—Benditos sean sus Siete Misterios y el Único Hechizo Verdadero1 —respondió a Rya con respeto, levantándose—, ¡pero las sonrisas desde Dweomerheart no pagan las deudas! Yo me llamo Pinna, como ya os habréis imaginado. Me instalé en Roble Muerto hace 4 meses, 3 dekhanas y 9 días.

Hundió los hombros.

—Yo también pensé lo de quedarme en Harrowdale Town y vender mis artículos en La Lluvia de Estrellas. Yo nací allí, ¿sabéis? Pero no me dejan vender nada en la Lluvia de Estrellas. El templo local de Tymora tiene un trato con la dueña del club, y no podría competir con sus precios, de todas formas. De modo que se me ocurrió poner mi tienda en Roble Muerto. Es una encrucijada pensé, podré vender mis productos a los aventureros de paso que no quieren o no pueden bajar a la ciudad. Pero parece que la señora Aspenwold tenía razón —dijo, y lanzó un hondo suspiro—. Lo último que quiero es volver al templo, reconocer mi fracaso y mendigar su caridad.

Pinna se mordió los labios.

—Esto ya es lo suficientemente humillante —dijo en un hilo de voz estrangulada.

Se enjugó furiosamente las lágrimas con la manga de su túnica y ensayó una sonrisa radiante.

—Lo siento, de verdad. No tenéis por qué escuchar mis lloros. Venid que os enseño la tienda. Os haré un descuento especial por la tabarra que os estoy dando.

Y porque la Dama de los Misterios sabe que necesito el dinero.

Sorbió sonoramente por la nariz y os guio hacia una coqueta casita de madera con chimenea de piedra y cortinas de abigarrados colores.

—Lo de la necesidad de pociones lo dices por lo de los ataques de los animales ¿verdad? —le preguntó a Galatea mientras giraba la llave en la cerradura—. Me encantaría colaborar, pero si regalo mis pociones me voy a arruinar. Ojalá las cosas me fueran mejor. Me gusta ayudar a la gente.

Pinna abrió la puerta, y encontrasteis una habitación llena de cachivaches y frascos, había una estantería de suelo a techo repleta de pergaminos. Un plumero se movía por el aire, manteniéndolo todo limpio2. La mortecina luz de la tarde entraba por una de las ventanas y dibujaba un rectángulo en el suelo, en el que estaba repantingando un gato de pelaje pardo y blanco, dedicándoos una mirada de suficiencia como si fuérais rematadamente estúpidos. No parecía en absoluto intimidado por la presencia de Áscalon, es más, su apostura arrogante transmitía la sensación de creerse capaz de despedazarlo.

—Cuidado con el gato, ¿vale? Araña. Es un salvaje, pero es mi familiar —se excusó Pinna, que cruzó la estancia y se colocó detrás del mostrador—. Bueno, ¿qué queréis? ¿Un pergamino de protección contra el mal? ¿Una poción de curación tal vez? ¿Fuego de alquimista? Me pone nerviosa tenerlo por casa. ¡Vosotros diréis!

Pinna plantó las manos en la mesa y sonrió de oreja a oreja, con renovado optimismo. Su gato suspiró y puso los ojos en blanco.

 

 

1: Rya y Berenice reconocen eso como una plegaria formal a Mystra, una por trasfondo, la otra por un bono altísimo a Saber (religión). Algo así es más propio de una sacerdotisa que de alguien que simplemente venere a la diosa de la magia.

2: una tirada de conocimiento de conjuros CD 21 os permite reconocer el conjuro de sirviente invisible.

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06/02/2021, 23:42
Berenice

Berenice estudió la tienda con interés, a decir verdad no necesitaba nada, pero no estaba de más ser precavidos. A ella le gustaba proteger a sus compañeros y, como nunca sabía lo que podían encontrar ahí fuera cuando salían de aventuras, al final acababa comprando de todo solo por si acaso. Tenía la mochila repleta de remedios, pergaminos, varitas y pociones para sanar cualquier estado físico o mental, paliar cualquier enfermedad o anular cualquier efecto mágico adverso. Además de los objetos mágicos, su propia naturaleza le permitía utilizar poderes para sanar cualquier mal, y si a eso le sumaba el favor de Selune, resultaba difícil que un compañero sufriera más de lo necesario. Pero, eh, los accidentes pasaban.

De modo que echó un vistazo rápido al catálogo de Pinna y empezó a preguntarle a la muchacha por sus artículos.

-¿Pergaminos tienes? ¿Tienes por causalidad uno para quitar el miedo? Estupendo, me llevaré uno. Por cierto, me llamo Berenice, soy una servidora de Selune. Allá dónde vamos no hace ni demasiado frío ni demasiado calor, pero por si acaso, ¿tienes pergaminos para sobrellevar las condiciones meteorológicas? Ponme dos. A ver, ¿qué más tienes por ahí?

Finalmente, acabó con un fajo de cuatro pergaminos y sacó de la bolsa las monedas de oro para pagarle a Pinna su parte.

-¿Compras objetos mágicos también? A lo mejor tu tienda puede ser un buen punto de intercambio para viajeros de paso. Hablaremos de ti en el club, a lo mejor se deja caer alguien.

Notas de juego

Compraré pergaminos:

Quitar miedo
Soportar elementos x2
Escudo de la fe

En total, 100 po

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07/02/2021, 14:36
Galatea

Galatea saludó al gato con la mano al entrar.

Sí, lo decía por los ataques—respondió a Pinna—. Aunque no pretendía que las regalases, con un precio justo es más que suficiente. El templo de Khauntea agradece la ayuda pero no creo que la Madre Segadora estuviera de acuerdo con que te arruinaras por darla.

Conociendo a Icarus, seguro que podía interesarle un acuerdo con ella en cuanto a ciertos suministros. Aquel hombre le veía el lado práctico a absolutamente todo lo que tuviera que ver con intercambio de bienes.

La sorprendió de forma grata que el lugar no fuera exclusivamente arcano, también vendía elementos para las artes divinas. Aunque no pudo evitar un escalofrío al oír lo del Fuego de Alquimista. ¡Por los Seldarine! A ella tampoco le gustaba aquello cerca. Su "casa" era enteramente inflamable.

Te instalaste hace unos meses, ¿verdad? ¿Viene de ahora esta escasez de gente?—comentó mientras observaba con curiosidad un estante de pociones—. Es decir, la lógica dicta que un cruce de caminos no es un mal emplazamiento.

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07/02/2021, 16:43
Rya Shaleel-Balthus

Estamos en Harrowdale, Gala. Aquí, a quienes practicamos el Arte, nos miran con suspicacia. Abrir la tienda en un lugar de paso es una buena idea, pero convencer a los harranos de las bondades de la magia será una tarea de años. De generaciones, más bien, pensaba Rya, pero no lo decía. No a Llewan, que no necesitaba más negatividad, y no a una muchacha que había elegido ese lugar para abrir su tienda.

¿Qué te dijo Llewan? preguntó. La Señora de los Misterios había cambiado en el curso de los años. No hacía mucho, la iniciativa de Pinna hubiese sido una empresa bienvenida y hubiera contado con su apoyo. Más recientemente, sin embargo, no le sorprendería escuchar que había sido bastante más negativa.

En el agradable establecimiento, Rya se mantuvo a distancia de la escoba animada. Los encuentros que había tenido con talkes objetos habíansido desagradables y violentos, y prefería no provocarla.

¿Tienes varitas? Se remangó la túnica, mostrando un elegante brazalate con múltiples correas y anillas que soportaban toda una colección de varitas. La hechicera era una torpe lectora, y evitaba los pergaminos y los libros de conjuros, para su disgusto.

- Tiradas (1)
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07/02/2021, 18:21
Sésperis

Una sombra se cernió sobre la tienda. El cálido rectáungulo en el que dormía el familia de Pinna quedó sumida en la oscuridad. Sésperis, que era demasiado grande para entrar en la tienda, la había rodeado, buscando un lugar desde el que no perderse lo que sucediese dentro.

Al encontrar la ventana, se encaramó al edificio con las patas delanteras, proyectó una de sus alas hacia arriba, para sujetarse con ella en el tejado, y apretó el rostro rosado contra la ventana, dejando al sol sin un solo resquicio para colarse en la tienda.

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07/02/2021, 18:59
Savinian

Savinian se rascó los rizos blancos.

Supongo que yo también puedo comprar algunos pergaminos —dijo el drow, quitándose los anteojos y ojeando la estantería de pergaminos—. Déjame ver qué tienes por aquí.

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07/02/2021, 19:00
Pinna

El gato miró a Sésperis con odio y furia infinita. No en vano aquella repugnante criatura rosa le había robado su cuadradito de sol. Indignado, el gato se levantó y caminó hacia la trastienda con propósitos nefarios. Por su parte Pinna estaba visiblemente emocionada. Para vosotros cien piezas de oro era casi calderilla, pero para ella era muchísimo dinero.

Gracias, muchas gracias, de verdad. Ambrosius, por favor, tráeme los pergaminos —dijo Pinna. El plumero dejó de moverse en un lado de la habitación y, unos momentos después, los pergaminos flotaron por el aire en dirección a la maga—. Os haré un cinco por ciento de descuento. ¡No! ¡Un diez!

Parpadeó ante la sugerencia de Berenice.

No tengo dinero para comprar objetos mágicos. Todo lo que veis lo he fabricado yo misma, y me costó mucho tiempo e inversión reunir todo lo necesario para tener la tienda bien abastecida —dijo antes de responder a Rya:—. No, varitas no. Esa es magia más avanzada de la que manejo ahora mismo.

»Mala cosa eso de los ataques de los animales. Ayer escuché a unos viajeros decir que habían encontrado el cuerpo destrozado de una de esas... mujeres de baja reputación que pululan por Velarburgo cuando se celebra el Festival de la Primavera. Dijeron que tenía marcas de garras y de mordiscos, y la boca llena de muérdago —dijo y miró a Galatea con un gesto de disculpa—. La gente dice que son los druidas los responsables de los ataques, que están castigando a Velarburgo por alguna afrenta, pero nadie sabe cuál es.

Pinna abrió los ojos.

¡Oh! ¿Conoces a la señora Aspenwold? Bueno, ella me dijo que abriera la tienda en Cormyr, o en Sembia. Que tendría más éxito, que la gente allí es más receptiva al mensaje de la Dama de los Misterios. Pero este es mi hogar.

El plumero volvió a flotar por el aire, y fue derecho a por Rya, tal y como ella se temía. Empezó a quitarle el polvo de la armadura antes de que Pinna se horrorizara.

—¡No, Ambrosius, no! ¡No limpies a los clientes! ¡Las estanterías, las estanterías!

Pero aquel plumero parecía haberla tomado con Rya, pues no cejó en su empeño de dejarla reluciente.

 

He editado el post de Pinna para hacer un poco el tonto. Ahora es cuando se nos va de las manos ¿verdad? xD

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07/02/2021, 21:13
Galatea

Galatea observó irse al gato sabiendo a ciencia cierta que Sésperis no tenía idea de lo que acababa de desatar: nunca se debía subestimar el poder de la indignación de un felino cuando se le roba su cuadrado de sol.

Nunca.

Debe ser la costumbre—respondió a Rya con media sonrisa divertida, debida en parte a lo que decía y en parte a la diligencia del plumero—. Ya sabes, yo soy una "bruja de la espesura"...

Y seguro que hasta había quien creyera que había salido de un tronco. Muy entretenido todo. No obstante, lo que dijo Pinna le diluyó el gesto.

—Sí, lo sé... —suspiró con resignación—. Lo irónico es que yo tampoco sé cual se supone que es esa afrenta. Ni qué diablos está pasando, ya puestos.

«Ahora muérdago en la boca, esto mejora por momentos... »

A priori parecía un intento tan insultante como casi "demasiado obvio" de echarle la culpa a los druidas. Prefería no pensarlo mucho pero la suspicacia se desbocaba siempre cuando el miedo entraba en escena por lo que tampoco le extrañaban aquellas conclusiones; lo que estaba sucediendo en Velarburgo y alrededores podía dar bastante miedo a cualquiera que no fuese un aventurero.

No te preocupes, levantar el vuelo siempre cuesta.

No llevaba mucho encima y por lo que estaba viendo los conjuros divinos disponibles se limitaban a clérigos así que no había gran cosa donde elegir. Pero a todo el mundo parecía haberle dado por aportar su granito de arena así que terminó por agarrar un par de pergaminos que tanto clérigos como druidas podían lanzar.

Eran para situaciones bastante circunstanciales pero llevarlos encima tampoco hacia daño. Además, unas palabras de ánimo tenían poco peso si un gesto no las respaldaba.

Galatea coge 2 pergaminos de Detectar Veneno (que normalmente serían 25 po pero entiendo que se queda en 22,5)

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07/02/2021, 22:43
Berenice

Berenice miró hacia arriba cuando Sésperis ocultó el sol y sonrió al ver como el gato se sentía molesto por la intrusión. Se acordó de Silvestre, al pobre lo había dejado en el templo, esperaba que Riffin y Ardnoth pudieran cuidarlo en su ausencia.

-Oh, vaya, no hace falta que hagas descuento -comentó. Quería comprar esos pergaminos para ayudarla con su tienda, pero en fin, no estaba mal ahorrarse unas monedillas-. Bueno, estaba pensando, si quieres... a veces encontramos objetos mágicos por ahí que no podemos usar. ¿Y si te los dejamos a ti para que los pongas a la venta y te llevas un porcentaje? Así vendrá más gente a tu tienda.

Escuchó el relato de Pinna sobre la víctima con horror y rechazo. Sabía que los druidas usaban el muérdago como uno de sus componentes mágicos, de modo que era una forma de culparles. Debían encontrar pronto a los culpables de aquellas afrentas.

Recibió los pergaminos cuando el sirviente los trajo y pagó las monedas a Pinna. Enrrolló las hojas y las guardó en su estuche, junto con los demás. Cuando el sirviente empezó a pasarle el plumero a Rya, Berenice intentó aguantarse la risa, pero no pudo y acabó riéndose a carcajadas.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Saber (como conocimiento de bardo) me permite saber lo del muérdago xD

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08/02/2021, 01:30
Rya Shaleel-Balthus

Yo no uso pergaminos, dijo Rya. Siempre había tenido dificultades para leer, y aunque había aprendido a hacerlo, todavía tenía que ser metódica y cuidadosa si no quería errar. Y lenta, demasiado para arriesgarse a leer un pergamino mágico cuando un monstruo estaba tratando de matarla. Esa es una buena idea, Bere.

Sí, conozco a Llewan, respondió. Colaboro con ella en el templo, cuando no me ocupan otras obligaciones. ¿Has pensado en participar en las demostraciones? El club y el templo de Tymora pueden tener sus contratos exclusivos, pero no pueden impedir que te promociones. Mataba dos pájaros de una pedrada. Otra maga llevando el mensaje de Mystra a las gentes descreídas del Valle, y un escaparate para su tienda.

La historia de la prostituta asesinada hizo que Rya retorciera la boca con desagrado. En las ciudades grandes, las prostitutas se jugaban la vida a diario, pues matarlas salía muy barato. Incluso en un lugar tan pequeño como Velarburgo no estaban a salvo, al parecer.

¿Licántropos? preguntó a Galatea. Los lobos no abrían la boca de los muertos y se la llenaban de muérdago. Los lobos que podían levantarse sobre las patas traseras y transformar en manos sus garras sí odía hacerlo. Era una pregunta de escaso tacto, siendo Galatea una lythari, pero no lo había con ánimo de perturbarla. ¿Has oído si los demás cadáveres tenían las mismas señales, Pinna?

No vio acercarse al plumero hasta el último momento, y cuando lo tuvo encima, cerró los ojos, suspiró profundamente y se cruzó de brazos, aguantando con estoicismo hasta que el sirviente invisible, que ella había confundido con un objeto animado, terminó de limpiarle el polvo del camino, que no debía ser mucho, pues había volado la mayor parte del trayecto por encima de las nubes de arena que levantaban los cascos del caballo de Savinian, y las patas de Áscalon y Galatea.

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08/02/2021, 01:53
Galatea

Galatea se encogió de hombros.

Yo pensé lo mismo al principio pero si un licántropo muere, regresa a su forma original—respondió a Rya—. Y por lo que me contaron en el templo de Khauntea, los Jinetes Grises han abatido a alguno de esos lobos pero no han reportado que ninguno se haya transformado de vuelta.

Lo cual no quitaba que hubiera alguien por ahí haciendo aquellas cosas tan truculentas (y desapareciendo gente) mientras los lobos atacaban, pero no era un tema del que quisiera hablar allí delante.

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08/02/2021, 22:41
Pinna

Tras una buena regañina, Pinna logró que el sirviente invisible dejara en paz a Rya y continuara con sus quehaceres por la tienda. La maga le pidió perdón por el percance antes de retomar el hilo de las múltiples conversaciones que había en el aire.

Bueno, claro. Podría intentar vender lo que os encontréis, pero no es que tenga muchos clientes —se excusó la maga—. Y en cuanto a lo de unirme a las demostraciones... como ya he dicho no tengo muchas ganas de volver al templo y encontrarme con los "te lo dije". Aunque sí que hago demostraciones de magia aquí, en Roble Muerto. A chiquillos, sobre todo. No sé si visteis que les estaba haciendo un truco de prestidigitación a unos niños cuando entrasteis en el pueblo.

Pinna asistió al intercambio de pareceres entre Galatea y Rya.

Las historias cambias según quien las cuenta —replicó a la paladina—. He oído de todo en estas dekhanas, y ni siquiera es que esté prestando demasiada atención al asunto. Escuché a un tipo decir que había un demonio poseyendo a los animales de la zona y haciendo que se volvieran contra sus amos y vecinos. Ridículo.

Y entonces lo oísteis. Un maullido enfurecido proveniente del tejado de la casa de Pinna. Con los ojos desorbitados, girasteis como una sola persona para ver como el gato de Pinna se arrojaba sobre la cabeza de Sésperis y empezaba a arañarle como si estuviera poseído.

¡Misifú! ¿Pero qué haces?

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08/02/2021, 23:10
Galatea

Galatea se rascó la barbilla ociosamente ante la venganza gatuna que ya había predicho. Ociosamente porque sabía que el indignado Familiar no podía hacerle verdadero daño a Sésperis ya que ésta no tenía piel, sino escamas.

A menos que fuera a los ojos, claro, como cierto hámster que había visto una vez. Los incautos bandoleros se habían reído demasiado pronto de aquel explorador rashemí al ver lo que había escogido como compañero animal... hasta que descubrieron demasiado tarde que no podían huir de la furia desatada del roedor.

Las cosas que presenciaba una en las lindes de Cormanthor. Era imposible aburrirse.

Sesperis, ¿qué tal si abrimos la puerta y te asomas por ahí si lo que quieres es curiosear?—ofreció a la dragonel—. Me temo que al escoger la ventana acabas de romper una de las reglas de oro del código felino: jamás me quites mi cuadrado de sol.