Partida Rol por web

La estación minera reconvertida en un centro de ocio y bajos fondos en la Diáspora era roja, polvorienta y aunque había de todo, parecía no tener lo único que necesitabas, un poco de lujo.
El bar donde quedásteis estaba en la planta quince del complejo sur. Un lugar bien ambientado, humo, alienígenas y oscuridad, con neones de colores en los puntos clave evitando la iluminación excesiva en las mesas.

Pronto viste a Priscilla, pelo blanco recogida en una coleta, y al orco de pocas palabras vestido de militar hablando con un grupo variopinto. Un elfo, un humano vestido como un macarra y un ysoki algo gordete. Aunque bien pudiera ser una ysoki. La verdad distinguir a los de su raza era imposible sin verles los genitales. 

Priscilla pareció sorprenderse al ver el cuaderno, mirándolo como si lo conociera. Un par de veces desvió los ojos alternativamente de Stuart al cuaderno.

-Puede que Morob sepa algo al respecto.- Fue la escueta respuesta antes de que la drow se girara y, viendo a alguien, cambiara de tema.

-Ah, os presento a Kopalo Nerull, un buscavidas audaz que sabe manejar la lengua y la espada por igual. Aunque me gustaría comprobarlo algún día.- Dijo con una sonrisa pícara y afilada a la vez.

Kopalo era un Lashunta muy alto, con una barba perfectamente arreglada y una complexión que bien parecía la de un soldado. Portaba una armadura enorme y caminaba con paso seguro. 

Al acercarse al grupo saludó en varios idiomas. Usó el drow, el élfico, el ysoki y también el común. Miró al orco y añadió:

- Nunca he aprendido a usar ese idioma gutural que tenéis los orcos. Pero entiendo que no estoy aquí para aprender idiomas. - dijo con una sonrisa. Nunca le habían caído bien aquellos pieles verdes, pensaban poco y eran demasiado emotivos.

Después contestó a la presentación de la drow con una inclinación del cuerpo que le puso en un ángulo de 90 grados casi perfecto. 

- Mucho gusto. Te he dicho muchas veces, Pricilla, que si no hay una imperiosa necesidad de acabar con la vida de alguien, no es necesario. Todos podemos tener una mala racha que nos lleva por caminos equivocados. Pero todos merecemos una segunda oportunidad - La drow no podía soportar que el hombre tuviera cierta moral en ocasiones. Perdonarle la vida a alguien que quería asesinarte a sangre fría no solía ser lo que la drow consideraba habitual. Habían trabajado juntos varias veces, pero Kopalo siempre declinaba aquellos trabajos en los que se le pretendía pagar por asesinar a alguien a sangre fría, lo mereciera o no. Había otros caminos para evitar que la tranquilidad de la galaxia se fuera al garete, las venganzas personales no eran uno de ellos. Sin embargo, en el último trabajo, Kopallo había realizado una muy buena labor y eso Priscilla tendría que valorarlo. Seguramente por esa razón el Lashunta estaba allí. 

Habían recibido el aviso de que una organización de mercaderes iba a acabar con la vida de los principales mandamases de una empresa de la competencia. Aprovechando que hacían una excursión espacial a bordo de un crucero para descansar y planificar el futuro de la empresa, se había presentado la oportunidad perfecta para acabar con ellos. Priscilla había negociado un buen precio por evitar su asesinato, y a Kopallo se le daban bien las infiltraciones en naves de lujo, las disfrutaba muchísimo. Era el compañero ideal para poder hacerse un hueco a bordo del crucero, e investigar el momento en que tratarían de acabar con la vida de los magnates. E impedirlo, claro. 

Tras salvarles la vida, Kopallo se dedicó a tranquilizar y venderse entre los mercaderes mientras Pricilla realizaba otros negocios sucios a bordo de la nave que el Lashunta prefirió no conocer. Esa era la base de su relación, mero trato laboral. Y no meterse en los asuntos del otro. 

- Supongo que estos son los mercenarios que nos ayudarán a.. robar... el dispositivo - dijo la palabra robar en voz lo suficientemente baja como para que oídos externos no se metieran en la conversación. - Supongo que podemos hacer un buen equipo. - dijo tratando de ser optimista, pero con ciertos prejuicios sobre las pintas de aquel grupo.  

Cuando Priscilla anuncia la llegada del invitado inesperado, Stuart se apresura en volver a colocar la fotografía dentro del cuaderno y lo cierra para luego volver a meterselo en uno de sus bolsillos de los jeans azules que estaba usando. Tras ello actua con naturalidad.

El recién llegado saluda, su apariencia inmaculadamente pulcra y prolija, junto con sus modales extremadamente rectos, llaman la atención... como una linterna en la oscuridad.

— Jeje... — Empieza Stuart en reacción. Lanza una mirada de complicidad a Gendo, que seguía bebiendo de su botella de cerveza, y se estira sobre la mesa para acercarse a él diciendole: — Que estirad... — Pero desvía la mirada para ver a Edariel y en ese momento se detiene, y regresa a su asiento.

— Hola. — Empieza Stuart, dirigiendose ahora al recién llegado, pero entonces cambia a un tono marcadamente "elegante". — Mi estimadísimo Señor Nerull. Encantado de conocerlo. — Stuart se levanta de su asiento y hace una pequeña reverencia. De 20 grados. Imperfecta. — Jejeje... — Ríe por lo bajo para sí. Luego de esto regresa a un tono normal. — Ehh... no en serio, sientate, ¿Quieres un poco de whisky? Compré dos botellas... y nadie las quiere. — Dice señalando las dos botellas pequeñas pero anchas en la mesa. — Pero tendrás que pedir un vaso. Ah, y por cierto... — Entonces Stuart le habla en ysoki*, para luego seguir hablando cambiando a otras diferentes lenguas de las cuales los demás como minimo quizás reconocen la lengua Shirren por las charlas que tuvo Stuart con el guía del Equipo de Prospección número tres y la lengua goblin con la que Stuart intentó dialogar con los salvajes de aquella cueva de Castrovel.

- Sólo el dracónico - le dijo telepáticamente. 

Stuart se sorprende, y responde en su mente — ¿Tu también... eres capaz de hacer esto?

Stuart de pronto se sorprende, y se queda viendo a Kopalo, con una expresión extraña, como si hubiese notado algo raro.

Edariel escuchó la respuesta de Priscilla sobre el plan a seguir una vez consiguieran el dinero. Básicamente, pasar desaparecidos.
Claro, era una opción, pero el elfo había imaginado algo de mayor envergadura. De hecho, lo propuso.
Si se trata de un tesoro tan valioso, seguro que podrá suponer un gran contratiempo para los Caballeros.
Quizás eso les debilite y... ¿porqué no? Podríamos usar ese tesoro para preparar un golpe contra la organización.
Si nadie le para los pies a los Caballeros del Infierno, seguirán creciendo y llegará el día en que será imposible enfrentarse a ellos. dijo por fin en voz alta lo que venía pensando desde hacía rato.

Sin embargo, las cosas cambiaron sustancialmente cuando escuchó ese nombre... Morob.
Las Serpientes de Morob. El maldito Vesk era en realidad un Caballero del Infierno y no sólo eso, estaba metido en el proyecto Belussian.
El siempre comedido elfo sintió una repentina rabia en su interior, puesto que había considerado a Morob una especie de mentor en el submundo. Pese a que sabía de sobras que era un criminal, había pensado que tenía un mínimo de honor y escrúpulos.
Pero ahora veía que todo era fachada, que les había engañado como a niños y que en realidad era un peligroso miembro de esa fanática organización.

Morob... no lo habría dicho... nos tuvo todo ese tiempo engañados. En cierto modo, fuimos ingenuos por creer que todo eran casualidades. Él sabía de nuestros movimientos todo ese tiempo, incluso cuando salimos de Absalom probablemente.
La Galaxia será un lugar mejor sin él. sentenció, dejando claro el final que le deseaba al traicionero Vesk.

Después su hermana presentó a un Lashunta de nombre Kopalo, que para ser un Lashunta se veía bastante acorazado y curtido.
Cuando comentó Priscilla lo de la espada, lo observó buscando algún arma entre su indumentaria, curioso de saber si sería un espadachín de los que ya apenas quedaban.
Su saludo en élfico le hizo sonreír ligeramente.

Bienvenido seáis a este grupo, Kopalo. Soy Edariel de la Casa Telfalas de Is (Capital de los elfos). Me alegra conocer a un vecino de Castrovel tan lejos de casa. dijo sonriente, con un amago de reverencia que más bien pareció un asentimiento.

Miró a Stuart enarcando una ceja tras su cómica presentación.
Luego volvió a mirar a todos en general.
Creo que estamos listos pues, ¿has pensado ya en un plan? le preguntó a la drow.
Y... ¡un momento! ¿No llevamos demasiado tiempo siendo “unos mercenarios”? Creo que merecemos tener un nombre de banda o algo así, ¿no? Venga Stuart, piensa en algo. propuso, puesto que no le acababa de gustar que le llamaran mercenario. Claro que necesitaba créditos, pero él actuaba bajo unos principios más allá del dinero y por lo tanto se consideraba más que un simple mercenario disponible para el mejor postor.

-Los Tarados Espaciales es buena opción.- Apuntilló la drow, siguiendo como si no hubiera dicho nada.

-El dispositivo es... Bueno, realmente no sé como es pero vale mucho. La información que descubrí mientras estaba en Absalom asi lo refiere. Una gran cantidad de recursos se derivaron al proyecto Belussian. Pero algo falló y ahí es donde vosotros entrásteis en el juego. La sociedad Starfinder no tiene ni idea que la mayoria de los fondos, y sus beneficiarios son caballeros infernales.- La drow se recostó sobre el respaldo de la silla, continuando con su explicación en plan melodramatico.

-La pobre y siempre neutral sociedad Starfinder se obceca en los proyectos de exploración pensando que la gente que dona es buena y generosa... Y han estado usándolos a su espalda para fines malvados y destructivos. Tsch, patético. 

— ¿Nombre de "banda"? ¿Algo como Las Serpientes de Morob? — Dice Stuart divertido, y se estira sobre la mesa para tomar algo más de embutido y pan. — Quien no te conociera, Ed, diría que te gustó formar parte de una pandilla, jaja. Ya la escuchaste, solo somos un par de cualquieras que saltaron de las alcantarillas de la gran Estación Absalom al desierto chatarrero de Akiton, pagando transporte público. Pero si quieres que te diga un nombre que se me ocurra para nosotros... pues... "hermanos". Tú tienes un lugar a donde volver, más allá de los problemas con tu padre, pero Gendo y yo solo nos tenemos el uno al otro, a mi me abandonaron en un orfanato humano, ¿Sabes? — Y, entristeciendose su semblante, agregó más bien para si mismo: — Supongo ahora que debió ser mi padre, luego de que mi madre desapareciera. — Pero enseguida deja de lado ese pensamiento pasajero y continua con el tono anterior. — Y claro que también te tenemos a ti, Ed... y a Dave. Cuatro cualquieras sobreviviendo en la jungla de la galaxia, al margen de la ley y la gente común. Si arreglamos cuentas con Morob, quizás podremos volver a pisar Absalom con la tranquilidad de no estar temiendo por que una pandilla nos tiene en la mira. Eso será una mejora. Pero aun quedarán esos Caballeros Infernales, una pandilla mucho más grande y poderosa de la que no sabemos donde esta su base... ni quienes son sus líderes o donde están. Morob quizás conozca a alguno... pero puede que incluso él no sea una carta lo bastante alta.

Kopallo miró al Ysoki. La gente se metía mucho con los de su raza, los llamaba "ratas" con cierto desprecio, como si hubieran salido de las alcantarillas. El Enviado miró a Stuart y después se fijó en el orco. Desde luego aquellos seres verdes eran infinitamente más repugnantes. 

- No hace falta exagerar la plática, mi querido amigo... ¿roedor? - lo quiso decir sin ánimo de ofensa. Lo cierto era que aún no sabía su nombre. Después rechazó el whisky - No gracias, soy abstemio. El único alcohol que consumo es el de las preparaciones perfumadas que uso - miró de nuevo al orco y decidió no decir nada al respecto. 

Se paró a escuchar al elfo. Cierto era que aquella organización estaba creciendo mucho más de lo que alguien como Kopallo desearía. Y era bueno que les dieran un golpe, contundente y certero, para dañarles y debilitarles un poco. El Enviado había tratado mucho con los elfos en el pasado, y si bien eran gente engreida y altiva, muy clasistas y algo racistas a veces, eran gente en quién se podía confiar. Mucho más en comparación con sus primos drows, desde luego. 

Hizo una nueva reverencia ante el elfo, esta vez una mera inclinación de cabeza. Y se limitó a guardar silencio cuando comenzaron las deliberaciones sobre el posible nombre de su grupo. No les conocía lo suficiente, pero desde luego les pegaba un nombre cómico, eran un grupo de lo más variopinto y extravangante. 

- La sociedad pathfinder tiene unos intereses, como cualquier otra organización. No quiere decir que no lo sepan, pueden simplemente hacer la vista gorda para salvaguardar otras cosas que valoren más. - Se encogió de hombros, así funcionaba el mundo - Pero el Universo busca su equilibrio, y también hay gente dedicada en cuerpo y alma a que eso se conserve. En cualquier caso - dijo por fin - es mejor no pensar en ellos ahora y centrarse en los Caballeros del Infierno. En como debilitarles y si nos interesa que el golpe sea anónimo o no. 

-Si la sociedad lo sabe, los hace todavía mas patéticos.- Priscilla negó con la cabeza meneando su coleta. No, los starfinder no saben nada de esto. Estaban tan entusiasmados con el proyecto y los descubrimientos de... - la drow se detuvo un momemto mirando brevemente a Gendo -... ni siquiera investigaron de donde venía el dinero. Pero todavía quedan muchas incógnitas... 

-¿Escondiste la nave y borrarste el transpondedor?. -La drow se dirigió directamente al lashunta mientras cruzaba los brazos. 

Kopalo hizo un exagerado gesto de encogimiento de hombros. Le daba un poco igual lo que hiciera la Sociedad siempre que no se pasaran de listos. 

- Por supuesto que lo hice - dijo mirandose las manos - A veces no sé por quién me tomas. No sé si sentirme ofendido - dijo en un tono claramente burlesco. 

Se giró hacia los demás. 

- Hablais con mucha soltura, pero sin explicar las cosas. Hablais de un tal Morob como si fuera vuestro amigo de la infancia y todos lo conocierais, sin dudar por un segundo que puede haber gente que no sepa quién es. ¿Qué pasa con ese tal Morob? ¿Quién es? Además de un traidor... digo... 

Un nuevo invitado de Priscilla llega a la mesa, un lashunta llamado Kopalo Nerull, quien llega presentándose en varios idiomas. Levanto una ceja pues eso me parece de un listillo o un estirado. En ninguno de los casos es algo que me agrade. Respondo a su presentación con mi clásico gesto de levantar el mentón en su dirección a modo de saludo mientras pronuncio mi nombre:

 - "Gendo."

El recién llegado habla con Priscilla, dejando claro que es un tipo al que parece no gustarle mucho la violencia tampoco, por lo que no sé si sea el mejor agregado para las misiones que estamos acostumbrados a hacer.

"Un pacifista. Lo único que nos faltaba."

Ed se pone a hablar y me gustaría la idea de que el viejo Morob nos responda a unas preguntas e incluso que pague por las cosas que nos hizo (o permitió que pasaran) pero creo que ahora nos limitaremos a robarle, dudo mucho que a acabar con él. Luego menciona acerca de un nombre para nuestro grupo y sonrío ante el comentario de Priscilla.

 - "No está mal los Tarados Espaciales, aunque no creo que atraiga muchos contratos."

Priscilla continúa con lo del dispositivo, del que no parece saber mucho, para luego criticar a la sociedad Starfinder, quienes no me interesan en lo más mínimo. Stuart habla de nosotros y propone sus puntos, por lo que me concentro en comer un poco de carne mientras bebo cerveza.

Pero, con la botella pegada a mi boca, arqueo una ceja cuando la drow se detiene y me mira, un gesto que no me pasa nada desapercibido y que no estoy dispuesto a dejar pasar. Bajo la cerveza y miro intensamente a Priscilla a los ojos antes de hablar en tono severo:

 - "¿Con los descubrimientos de quien? ¿El tal Ryo?"

Si la mujer puede decirme algo que no sepa acerca de ese personaje, quiero saberlo, sobre todo ahora que esta misión ha dado un giro extraño y parece acercarnos más y más a nuestro propio pasado.

Escucho al lashunta preguntar por Morob pero le ignoro completamente mientras mantengo la vista fija en la drow pues no me interesa el cambio de tema y el aire parece espesarse a mi alrededor a cada segundo que no recibo una respuesta.

Stuart se queda mirando un poco incómodo a Gendo, cuando se empezaba a poner así de intenso... le daba un poco de miedo, si algo había aprendido de Gendo era que él no era de medias tintas, si se enojaba, se enojaba. Se dio cuenta de que verdaderamente él no quería cambiar de tema, así que tomó el cuenco de las pequeñas frutas amarillas-verdosas y se levantó de su asiento como para estirar las piernas, pero quedandose relativamente cerca de la mesa. Entonces tironeó de la armadura de Kopalo para llamar su atención.

— Puedes llamarme roedor... — Le dijo, moderando el volumen de su voz para no molestar a Gendo. — Uff... incluso rata, si es que no te molesta que yo te llame a ti "mono con antenas". Pero si no, por ahora puedes llamarme... "Little". Morob es un vesk que nosotros "no conocimos" mientras viviamos en la gran Estación Espacial Absalom. Verás, Gendo y yo crecimos en la parte más pobre de los bajos fondos de la Estación... y ambos acabamos por necesidad formando parte de una pandilla llamada Las Serpientes de Morob, que tenía reclamado como su territorio una parte de los bajos fondos y gran parte de las alcantarillas de la Estación. Como adivinarás la pandilla era controlada por Morob, pero nosotros apenas llegamos a saber de él ya que recibiamos ordenes de uno de sus cabecillas... un tal Goro. Así vivimos varios años y sacabamos lo suficiente para sobrevivir, yo incluso llegue a escribir un par de articulos cientificos que envié a revistas cientificass on-line... hasta hace poco me encontré con alguien que me reconoció por uno de ellos, me dijo algo como "¿Tú eres el ysoki de Absalom que escribió sobre...?" — Pero Stuart se detuvo dandose cuenta de que había comenzado a desviarse por una tangente. — Perdón, ehh... ah, si... bueno, Edariel y Dave también se unieron en algún momento a la pandilla, creo que Ed escapaba de casa y Dave estaba escondiendose o buscando algo, no sé. El caso es que nos juntaron y nos enviaron a hacer algo... pero resultó que nos habían tandido una trampa, una de esas en donde necesitas un par de chivos expiatorios, por suerte nos dimos cuenta a tiempo y tuvimos que salir corriendo... en el proceso Goro ordenó matarnos y nos emboscaron un par de veces, hubo tiroteos y Goro, uno de los cabecillas de la pandilla más cercanos a Morob, acabó muerto. Aun no sé como pero pudimos pagar un pasaje que nos sacó de Absalom, y tras un par de escalas acabamos econdiendonos un tiempo en Akiton.

-Tsch... he hablado más de la cuenta.- Priscilla no pudo ignorar la pregunta ni la mirada de Gendo. -Si, Ryo Koyima era el jefe del proyecto Luz. Su estudio sobre la materia de la Deriva hizo que otra investigadora dueña del cuaderno que tiene Stuart entrase al juego con sus conocimientos de xenobotánica y Morob los contrató a los dos para un proyecto secreto de los caballeros infernales... ¿lo adivinais? el proyecto Belussian.- Priscilla se recostó sobre el respaldo de la silla mirando al lashunta. -Por eso digo que la sociedad no tiene, o por lo menos no tenía conocimiento sobre ese trabajo, porque ellos creían que trabajaban en el proyecto Luz, que hace referencia a chorradas de materia de la Deriva y si está absorviendo nosequé del universo. Pero eso no lo sabes porque te falta información.- La drow cerró los ojos como haciendo memoria.

-Verás... cuando estos pandilleros se cargaron a Goro, el subteniente de Morob, yo quería venderles las coordenadas de la ubicación de la nave llamada Belussian a la sociedad Starfinder. Pero ya las tenían, así que, después de venderles la información de que los caball... En serio, tenemos que encontrarles un mote o algo. Se me seca la lengua cada vez que tengo que decir caballeros infernales. En fin, después de eso les propuse mandar un mensaje por la red de Akiton en busca de gente desesperada para la misión. Ellos contactaron con los aquí presentes por obra del destino y tenían que protegerla de un asalto de los susodichos por intentar conseguir la memoria de vuelo de la nave encriptada por el capitán. Este y sus chicos,- dijo señalando al orco -asaltaron la nave, ellos (los personajes) les vencieron y los caballeros se retiraron. Después he sabido que algo pasó, la Belussian quedó destruida en dos trozos y ellos casi la palman de no ser por unos agentes de la sociedad. Fin.

La drow no parecía satisfecha con la situación, siempre era quien tenía la información soltándola cuando le convenía o para martirizar a la gente. 

-Eso pasó hace poco más de quince años, justamente unos meses antes de que la Belussian, que se encontraba en la misma órbita que Golarion desapareciera sin dejar rastro con su equipo científico al completo, y volviera a aparecer quince años después, en el mismo punto, deteriorada, sin rastro de la tripulación y con más preguntas que respuestas.... a menos que vosotros sepáis algo ¿más?- Fue una pregunta indirectamente directa.   

Stuart se sorprendió, ya que no esperaba que Priscilla se uniera a la conversación discreta que había iniciado al margen con Kopalo, pero continuó desde donde lo dejó ella.

— La antigua orbita de Golarion, para ser más exactos, ¿Verdad? Ya que Golarion lleva muchos siglos desaparecido, justamente la Estación Espacial Absalom es una gran ciudad construida en la misma orbita en la que solía estar el planeta como una forma de conmemoración. — Entonces volvió a dirigirse a Kopalo. — La Belussian era una gran nave cientifica que tenía como proyecto principal investigar sobre el fenomeno de la desaparición del planeta Golarion. Nosotros estuvimos muchas horas, algo así como uno o dos días si no recuerdo mal, protegiendo la nave e intentando repararla ya que estaba en ruinas, no tenía ni gravedad artificial ni aire. Y también llegamos a meter mano a las computadoras de la nave, las que aun funcionaban, y según ciertos registros a los que pudimos acceder la nave Belussian había efectuado un salto a una ubicación cuyas coordenadas... no existen. Quiero decir... no existen en los mapas conocidos, mapas del sistema estelar. A donde sea que haya ido, la nave regresó. Pero lo hizo sin tripulación, ni siquiera habían cadaveres, ni rastros, nada. Solo tenía destrozos por todos lados. No pudimos hacer mucho más porque aparecieron lo que creímos que eran piratas, los Starfinders que nos contrataron nos pagaron para proteger la nave de piratas, pero luego supimos que eran de esos Caballeros Infernales. Pero todo fue inútil porque los bastardos infernales soltaron diminutas naves chatarra cargadas de goblins carne de cañon que tuvimos que enfrentar atrincherandonos donde pudimos... y al final resultó que les habían puesto sistemas de autodestrucción a esas naves y de la Belussian se perdió lo poco que aun quedaba.

Estaba claro que Stuart y Gendo eran diametralmente opuestos. Uno no abría la boca y el otro no la cerraba. Lo cual no era ni bueno ni malo, pero al menos iba entendiendo como era cada uno. 

Le sorprendió que la drow escupiera tanta información, porque ella no contaba cosas, ella escupía lo que sabía y sólo si entendía que había necesidad. Eso implicaba varias cosas, por un lado le confirmaba que le había elegido para el trabajo, por otro ataba, directa o indirectamente, a Kopalo con aquella extraña compañía sin nombre. 

Al contarle la historia la vista de Kopalo saltaba de uno a otro. Trataba de entender todos los nombres y de cuadrar historias en su cabeza.