Partida Rol por web

DÍA 2.  LLANOS DE TEKKELHI.    CAMPAMENTO IMPROVISADO TRAS SOBREVIVIR A LA TORMENTA DE ARENA.

Una débil llama ahuyenta a la oscuridad, jugueteando con las sombras e iluminando el desierto con una pequeña luz oculta al abrigo de una gigantesca duna.

COMIDA: Pan del Yermo, fruta seca y quizás algún Mezal ligeramente rancio.   (ABUNDANTE)

BEBIDA: Agua, Verdagua, Vino de Safrojja, Nemdrabi.  (ABUNDANTE)

DESCANSO: Lecho de arena, saco de dormir. (POBRE)

PTOS DE RECUPERACIÓN: 1d2 +1

AMBIENTE:

Una lastimosa hoguera en el centro del campamento alargaba las sombras, mas que hacer brillar el ansiado final de un amargo día. Los aún confundidos integrantes de la caravana se arremolinaban a su alrededor como polillas buscando el calor en un fútil intento de atenuar el dolor que les atenazaba. Me alejé un poco de la comitiva con mis cosas, lo suficiente para sentirme solo pero no tan lejos como para perdernos de vista. 

Sulá se recostó sobre sus patas con su típica actitud impasible, le descargué las alforjas y le suministré parte de un forraje que se agotaba rápidamente. Cavé un pequeño hoyo en la arena y dentro de él hice mi propio fuego con los desechos secos de Sulá que iba guardando para la ocasión. A alguien pudiera parecerle desagradable pero cuando te acostumbrabas a vagar solo por el yermo y los desiertos no habían cosas desagradables, solo importaba vivir y en eso me había convertido, hasta ahora, en todo un experto.

Saqué unas tiras de carne de Jendrabi secas y saladas, algunos trozos de fino caparazón tostado y frutas deshidratadas que tenían un toque especiado y picante muy típico de Huan. Busqué entre los integrantes de la caravana con la mirada buscando al hombre que conocía y con el que debido a los últimos acontecimientos no había tenido aún oportunidad de hablar. Ghys era una de las pocas personas con las que podría sentarme a hablar sin sentirme incómodo, habíamos negociado juntos, habíamos compartido la mesa y el vino, nunca había tratado de matarme y siempre me había tendido la mano sin esperar más de lo acordado... Saqué dos cuernos de carnero de las alforjas limpiados y tallados por mí, aptos para beber y, una vez captada su atención, levanté un pellejo de Nemdrabi con ambas manos invitándolo a acercarse para compartir una copa y por supuesto, una conversación...

Supongo que por la tensión acumulada tras aquella experiencia en la que burlamos la muerte tan solo 

por los pelos, el agotamiento cayó sobre mi cuerpo como un gran peso que llegase de forma repentina e inesperada. 

Me situé cerca de aquella tímida hoguera, esperaba que lograse avivarse un poco más minutos más tarde, aunque deseaba que tampoco demasiado, era preferible que durase. Me serví un poco de vino de Safrojja, no solía beber, pero si algún momento era bueno para hacerlo era este sin duda alguna.

Quizás me ayude a dormir un poco, aunque espero y deseo que no me de dolor de cabeza para mañana.

Observaba como las llamas danzaban siseantes, haciendo saltar alguna chispa de vez en cuando, era una imagen hipnótica pero no era aquello lo que había cautivado mi mirada, si no que lo aprovechaba para no mirar alrededor, no deseaba encontrarme con los otros rostros desencajados por el dolor, no todavía. 

Di un sorbo y recordé mi hogar, lo echaba de menos, el cantar de mi madre, la voz grave y calma de mi padre que, con sus palabras, siempre me llevaba a reflexionar y llamaba a la razón, quizás él estaba en lo cierto y era demasiado temperamental. Suspiré, la vida era dura, aunque yo no experimenté la crudeza de las guerras verdaderas, mi memoria no llegaba muy atrás en la historia, sin embargo estaba convencida de porqué había dejado la relativa seguridad del hogar.

Por más que una parte de mi ser clame por regresar no lo haré, hay que mirar al frente, ¿No irás a volverte con el rabo entre las piernas por una tormenta de nada, no? Bueno, una tormenta y una jaula endemoniada.

Sonreí de medio lado con cierto sarcasmo y desvié mis ojos tan solo un instante para observar a Artifo, después volví a centrarme en las llamas y el vino.

Estoy vivo. Increíble pero cierto. Vivo. Con mis aliados desaparecidos, abandonado en el confín del mundo y a punto de morir de agotamiento... Vivo.

Vivo. No, vivos. No estoy solo, apenas somos un puñado pero eso está bien. Tras incorporarme lentamente y agarrarme al pellejo de verdagua como un borracho a su primera botella, avanzo tambaleante hacia la hoguera y me desplomo a punto de perder la consciencia. Débilmente, tomo asiento y ni siquiera me molesto en quitarme la máscara para limpiar un casi obstruido filtro. No me quedan fuerzas... me duele hasta respirar...

Con gran esfuerzo, paso el pellejo de verdagua hacia la hembra Kemanhi a mi derecha, ella señala su taza y niega con la cabeza, sonrío tras la máscara.

-Vino de... Safrojja? Muchacha, mejor verdagua amarga... hazme caso, ese brebaje solo te dará más sed y embotará... tus sentidos. Toma, insisto...- agito de nuevo el pellejo. Ha debido parecer que me estoy muriendo...

Dejo de mirar las llamas danzarinas al oír una voz que se dirige a mí. Me ofrece un pellejo de Verdagua, al principio niego, pero después acepto, pues bien podría ser cierto que el vino termine por hacer todo lo contrario a ayudar, y lo menos conveniente en pleno desierto es más sed.

-Gracias- Le digo mientras recojo el pellejo de sus manos, esbozando algo similar a una leve sonrisa, después doy un sorbo para devolvérselo al terminar. -¿Estás bien?- La pregunta se me atasca al final en la garganta, no puedo evitar pensar que es una pregunta estúpida, pues ¿Quién puede estar bien después de lo que hemos pasado? Evidentemente nadie está bien. Me había interesado por su bienestar físico, pues parecía costarle incluso hablar, no quería que nadie más muriese aquella noche. Aparto la mirada para centrarme de nuevo en las llamas. -Va a ser una noche larga- Muchos no lograríamos conciliar el sueño, pues al cerrar los ojos aparecían los fantasmas de los muertos en la tormenta. 

El hombre saca su estercolera y enciende fuego delante de mí. Ese olor me recordaba a casa. No, no el aroma a mierda, sino el de algo chamuscado. Todos comienzan a arremolinarse junto al fuego, tomo a Brusco de las riendas y le hago un gesto a Nostrum para que me siga. Era el momento de ver si nuestros pasos no habían errado el rumbo. 

Suficientemente lejos, palmeo a brusco para que se eche. Y nos me siento tras de el. Nostrum se vería desde la hoguera principal, aun sentado. Pero esos detalles escapaban de mí control, y tampoco me importaban mucho. Entre las alforjas había una bolsa grande. Quito el cordel que la cubre y saco un pequeño muñeco de madera. El muñeco tenia una pierna manchada de negro por las brasas, el brazo y el cuello chamuscados. Ese muñeco había sido mi carcelero por unos espeluznantes segundos. Me había quitado lo que más quería a cambio de salvar mí alma. 

-Cada vez eres menos aterrador. -le susurro mientras lo envuelvo en mis brazos y lo llevo ante Nostrum.

Saco mi cuchillo de quitina pulida y trazo un circulo, en el centro con una espiral dentro. Era el símbolo del vórtice. Servia como conductor a las almas al recipiente. Pero, si eso fuera lo único necesario. El mundo seria un lugar demasiado feliz.

Me cubrí con la manta y me senté con las piernas cruzadas. Hacia frío y estaba oscuro. Quizá al espíritu no le gustaría. Quizá se parezca mucho al otro lado. No eran temas sobre los que me gustara filosofar. No había demasiado tiempo para eso. Junte ambas manos, en un triangulo invertido, con las puntas de los pulgares tocándose.  Comencé a aspirar y concentrarme en el vórtice. Infundando de mí poder a cada centrimetro del circulo, para pasar gradualmente a la espiral. 

Habian formas y formas de hacer lo mismo. El señor del vórtice de almas, el amo de la noche, el fantasma del desierto. Hay tantas formas como creencias. Algunas se contradecían, pero todas ellas eran correctas. Cada quien a lo suyo.

El circulo, se veía sin cambios, pero yo comenzaba a notar como el calor abandonaba mí cuerpo. Estaba sudando y el viento gélido del desierto amenazaba con congelarme. Mí poder, mí calor, se precipitaba al centro de la espiral y entraba en el recipiente. Separe mis manos y hundí en cada palma el dedo medio y anular, sellandolos con el pulgar. Era la señal de la mala suerte. Mientras la mantuviera mí poder estaría activo. Respiro hondo. 

-Llamalos, Nostrum, que entren al muñeco. 

Ya habiamos hecho ese ritual muchas veces. Sus ancestros son sabios y saben muchas cosas. Pero el Atisiv es reticente a llamarlos. Debe tener sus razones. No me importan. 

Prosigo a mover este cuerpo, mas de lo cansando que estaba. El dia del hoy y las dificultades que habiamos enfrentados habia menguado las fuerza de mi cuerpo, necesitaba tener alguno momento por fin de relajacion. Para poder recuperar las energias perdida del dia de hoy.Estos haces realmente nos habia forzado mucho de nosotros a caminar una gran distancia, no es tan descabellado suponer que muchos bebes sobreviviente se encuentre en estos momento durmiendo o descansando.

Cuando Nox se sienta detras de su "pequeño" animal, le sigo el ejemplo y me "siento" si esque se podria llamar eso el acto de sentarme, aun asi sigo viendo a mi locutores como pequeños seres y aun el paronama del inmenso desierto no habia cambio mucho entre estar levantado o sentado.

-¿No traer comida ?

Le pregunto a NOX mientra el sacaba su pequeño muñeco "Idorta" como lo suelo llamar yo , su jugete personal de pervesion como lo verian algunos ignorantes, si estos hubieran sido testigo del hechizo reinante que vi en aquella ciudad,bajo el fuego abrasador y el olor de sangre y mugre inundando el ambiente. Ese pequeño acto de quebratacion de las leyes del destino que hizo NOX que me saco de mi nombre "SANGUIS" hace ya 50 años.

El ahora empieza a hacer su pequeño ritual del espiral de los espiritus, significando como la vida no tiene ni comienzo ni final, si no que prosigue bajo otras forma una y otra vez. Hasta que llega superar todo entendimiento de todo ser pensantes. Si, ese es la idea.Pero NOX nunca le he dicho la verdad de ese simbolo, que fue elaborado por un antiguo amigo mio VINUM.

Un ativiv con una gran curiosidad sobre las especies poco evolucionada, y el cual nunca supe si el tenia un interes realmente extraño a tales criaturas o simplemente su forma de humor se manifestaba en su creaciones artistica que se "burlaban" de los poco evolucionado que eran los Vosem en aquellos momento,lejanos al puño.

Ya que esa creacion de la espiral, tiene todo lo que era muy tipico en tales culturas poca evolucionada. un simbolo "religioso" cuyo significado tenia algo que ver con el mas alla y que siempre estaba asociado al mas alla o al "ocultismo" nacido de la propia ignorancia, tale imagen se quedo trabajo dentro del colectivo de esa especie que terminaron usando como su propio ritual de comunicacion para los espiritus de los muertos. Ignorando, el hecho que el simbolo solo tiene poder por la fe y la energia risidual que deja el mago en su preparacion.

No me gustaba enrealidad mucho hablar con mis antepasados, pero si NOX quiere hablar con ellos en estos momento. Debe ser que quiere sacarle alguna informacion a esos mamaguevos. Asi que agarro la muñeca y lo pongo en el suelo, bajo una pose muy ridicula poniendo su mano en su caldera y levatando su pie en linea recta como si fuera una antigua bailarina mientras con el otro brazo se tocaba la cabeza.

emocion:disguto,deseo:Manifiestesen-dejen de fingir MAIORES se que estan aqui, ustedes siempre me sigen en todo momento, en todo lugar. en este inmenso lugar desierto, producto de los ignorancia y el cinismo de los propios seres poco evolucionado, que apenas han aprendido a dar los primero paso del avanze cultura y.....¿que mierda ocultista estoy diciendo?, esto me pasa por pasar tiempo con bebes. ¡Ustedes estan aburridos! ¡ y quieren hablar!, no pueden negar lo monotono que puede resultar ser un espiritu durante tanto tiempo, extrañando la ocasion de poder hablar durante varias horas sin descanso y sin poder tener relaciones sexuales. Como esa bella y hermosa negra Ativiv oh ¿como se llamaba por cierto ? la que ustedes querian que pusiera mi kuar dentro de su artipo, ¿FUMUS? si creo que era, pero no era suficiente para mi increible fetiches sexuales, prefiero a BRUSCO el es mamaguevo por completo. -Imagen: Cielo azul con un castillo invertido.

Hablo por primera vez en mi idioma nativo , ante mis antepasados en un tono que denotaba que obiamente me estaba burlando de ellos, los cuales seguramente deben hacer captado la secuencia de olores que he liberado para llamar su atencion, aunque no esperaba que fuera tan teatral en el inicio. Pero es un efecto segundario de pronto se me pasara. No es algo que NOX ni demas seres viviente sean capaces de entender ni comprender, su evolucion tipica y totalmente diferente tanto genotipo y fenotipo de mi raza, le hace tener este incoveniente a la hora de comprender la comuniacion por olores.

Le paso ahora la muñeca a NOX y ahora me quedo esperando. Por la manifestaciones de mi mamaguevos antepasados.

No solo estaba separado de mi aprendiz, ahora también estaba encerrado en aquella burda prisión. Sabios... ésto no hace más que mejorar.

Observo al hechicero sudoroso que me ha convocado y a su extraño acompañante. Éstos son los que me han forzado a entrar en ésta jaula? Padres! Mis poderes se debilitan mucho cuando estoy fuera del bosque!

-Deja de gritar, bruto descerebrado- siseo con enfado- Yo no soy uno de esos espíritus aferrados a los recuerdos de sus salones perdidos. No! Y no me gusta que me encadenen sin un adecuado aplacamiento!-

El tono de la Kemanhi es agradable, al igual que su aspecto salvaje y desaliñado. Si tuviera fuerzas, podría intentarlo... olvídalo, no gastes la poca sangre que te queda en alimentar ilusiones...

-He estado mejor... mis aliados en ésta empresa... han muerto. No... puedo decir que lo lamente... pero eso me deja con un trabajo arduo entre... entre manos. Y tú, qué haces aquí, hacia... donde te diriges?- recupero el pellejo, lo cierro con esfuerzo y lo arrojo tras de mi.
 

Aún me acercaba mas a la hoguera después de charlar con aquel joven que parecía saber mas de la vida de lo que parecía a simple vista. Ghys y otro hombre que ayudó a subir al mercader hablaban mientras el de piel mas oscura le ofrecía algo de beber. Vaya a donde vaya te veo Ghys... en que andarás metido? Primero la chica... luego Artifo... Me da que sabes mas de lo que tu mismo quieres reconocer.

Pero no me iba a acercar a él, prefería observarlo un poco mas desde la distancia, se había ganado mi curiosidad sabiendo en que estaba metido el causante del desastre en la tormenta, ahora solo faltaba que pasara algo mas para que se ganara mi interés. Así que me escaqueé por donde pude y vi a dos personas charlando, cuando me acerqué ya era demasiado tarde como para intentar disimular. La loca del arco... genial.

Antes de que lanzara el pellejo con verdagua lejos de el lo alcancé y lo tomé de su mano.- Espero que no te importe que le eche un trago. Estoy sediento! - Me senté al lado de ellos, dispuesto a seguir con la conversación mientras revisaba las pocas pertenencias que me quedaban, aún con todo seguía teniendo mi libro de apuntes. Lo saqué y me puse a escribir lo que había sucedido en la tormenta. Miré a los ojos a los dos participantes. - Perdona... he oído a la distancia eso de que te has quedado solo... Lo siento mucho. Si necesitas ayuda estoy dispuesto a tenderte una mano. 

Trato de responder pero el aire se corta y no puedo respirar. El filtro, maldita sea!. De un brusco tirón, arranco el tubo de la máscara y jadeo para recobrar el aliento. Observo que el tubo rueda hacia la oscuridad, siguiendo la pendiente, marcando graciosas huellas en la arena. No importa, ya lo cogeré luego.

-Claro... sírvete... te... te lo agradezco... pero me siento más seguro... sin la mayoría de mis asociados. No es que fuesen muy buena gente... sabes?- lanzo una mirada torva desde detrás de la máscara y me encojo de hombros antes de recuperar el pellejo. -Me llaman Temu... Temu de Huan...- mascullo antes de fijar la vista en las llamas entre secas toses. Me duelen las ampollas de mis ampollas... a veces me pregunto si el riesgo que corro merece realmente la pena. Ah, estoy tan cansado...

La sorpresa es increible, invocamos a un espiritu que no es de algunos de mis antepasados. Quizas me pase demaciado con mi charla "tradicional" hacia aquello seres, aparte es un espiritu poderoso.De los tipicos de ser muy orgullosos, asi que rapidamente le comunico solo a NOX la informacion de "utilidad"

-Es espiritu del bosque.

Sea lo que quiera sacarle a NOX tendra el trabajo de socializar con el, Si todo se complica me quedara yo tener que usar su memoria verde en favor mio, debe aun recordar los bosque de antaño y no la parodia actual que son.

El hombre de la máscara me explica que se ha quedado solo cuando se une a nuestra conversación otro viajero. Parece un tipo algo misterioso, me parecer recordarlo ayudando en la caravana, ¿quizás una especie de guardia? Aprieto los labios.

-Suele decirse que mejor solo que mal acompañado... - Esta frase era muy bonita, pero a veces estar solo, según dónde y en qué situación, era sinónimo de muerte. -Yo soy Ayleen- me encojo un poco de hombros -emprendí el viaje para ir a dónde me llevase el viento, pero qué viento... - bajo un poco la mirada para volver a observar las llamas algo pensativa. -¿Alguna vez habíais visto algo así?- 

El de la máscara se había arrancado el tubo, temo que muera aquella noche ahogado por no poder respirar, sin embargo no le digo nada, al fin y al cabo todos necesitamos recuperar fuerzas, esto no ha sido precisamente un paseo de placer. Extiendo mi mano para dar otro trago a la verdagua si tiene a bien compartirlo de nuevo conmigo, después suelto mis cabellos, los había recogido en una coleta a causa del calor en la jaula de filoma, pero ahora el frío se hace dueño a mis espaldas mientras la hoguera templa levemente el resto de mi cuerpo, me cubro con la manta sobre los hombros. - Sabe a rayos, pero al menos no son orines- comento sobre la bebida que estamos tomando sin que suene a chiste. 

Nostrum mueve el muñeco, pero no le digo nada. ¿Siempre lo escuchaban sus antepasados? Ahora restaba esperar, y rapidamente el muñeco se sacudió y vibró antes de que una voz extraña nos comenzara a hablar. No conocía a todos los espiritus que rondaban a mí amigo, pero sin duda a ese no lo habia oido antes. Mí desconfianza se vio resuelta con sus primeras palabras. Parecía hostil y bastante enojada. Nada que me importara. No era lo que buscaba, no era lo que quería consultar. Podíamos dejarlo así, pero Nostrum lo llamó espíritu del bosque. Con que un Kadra estaba acá en el yermo. Tan lejos como yo de su hogar. Ciertamente valía preguntar al menos que hacia ahí. 

-¿Que hace un Kadra en el yermo? - mis palabras, como siempre, fueron sin ninguna emoción, a pesar de estar delante de una clara amenaza. Aun no entendía en que podía ayudarnos, pero al menos no pensaba dejarlo ir hasta que estuvieramos en peligro real. Todavia teniamos unos segundos antes de que mí poder se fijara y el Kadra se podía poner violento. 

-No pretendemos hacerte daño, ni te buscamos. Pero ya que nos vemos, al menos responde mí pregunta y... te dejaremos ir. Claro. Insultar a un Kadra haciendole ver que podemos retenerlo siempre es buena idea. ...nos marcharemos. No buscamos problemas. -le comenté al Kadra, mientras mantenía la forma en mis manos. El sudor se había evaporado y el frío comenzaba a calarme los huesos, aun con la manta. Tenia toda la camisa húmeda y el craneo bajo mi cabello. Sería una noche fría. 

El filo-estivador había sobrevivido, y por sobre todo, la mercadería estaba intacta. Ese era el único milagro de esa noche, lo demás había sido una terrible pesadilla que no solo había superado los límites de su imaginación, sino que había cobrado mas vidas de las que podía contar. Por dentro maldijo el día que aceptó ese pedido, cierto era que la paga sería tan buena como para saldar todas sus deudas, y que el favor de los Hombres Mejores que le encomendaron la tarea bien valía el riesgo de no tomar la Gran Calzada y arriesgarse a ir por el desierto. Pero ni el mejor de los negocios que pudiese hacer en Kabzajhim justificaba la locura que había vivido. Fueron ustedes, lo se, están locos y me siguen llamando, hasta dónde piensan llegar? No esta todo suficientemente perdido como para que vuelvan al mundo aún mas loco de lo que está? pensó para dentro, en un diálogo mudo con alguna entidad cuya naturaleza apenas comprendía. Se volteo hacia Nostrum, el gigante mas viejo que el tiempo, el único que parecía entender el misterio aunque al costo de su propia cordura. Lo divisó a lo lejos, junto a Nox, ocupados en algo a lo que no estaba invitado. Mejor así, se dijo convencido de que un poco de privacidad en su cabeza era lo mejor que podía pasarle en ese momento. 

Una figura amiga le hizo un gesto imposible de rechazar, un cuerno de Nemdrabi era una buena oferta, y una buena conversación podía dejar atrás todo lo vivido. El sote era un hombre duro, curtido por el desierto, pero aún así Ghys no dudaba que todo esto lo había afectado tanto como a él. - Acepto solo si lo llenas hasta el borde, y lo bebemos de un solo sorbo - dijo riendo, sabiendo que era imposible dar tres sorbos seguidos a esa bebida sin terminar patas para arriba, aunque intentarlo podía resultar graciosos - Asav, tiempo sin verte. A ver cuando pasas por Huan a traer esas cosas que encuentras por ahí, que siempre resultan ser de los mas útiles... y rentables- sonrió mientras daba un sorbo largo. Tras ellos pudo ver que uno hombre lo observaba, lo había visto un par de veces ya pero no habían intercambiado palabras, hubiese jurado que se acercaría a ellos pero en lugar de eso se acercó a la mujer con el arco Ya bailaremos, pensó al observarla a lo lejos.

No había visto al Druida desde que se habían detenido, pero si a Artifo que estaba reemplazando los cristales de filoma de los filo-estivadores. Sin embargo había alguien que no estaba a la vista, alguien tan cercano al sote como a él - Dime, conocías a Tensir de antes o solo se juntaron en un acto de valentía para salvar a ese mercader. Por cierto, ese torpe comerciante que cayó a la fosa ya debe estar enterrado en la arena, pobre hombre... aunque si tenemos suerte no lo estará su mercancía - lo dijo parte en broma, parte en serio, después de todo había una cantidad enorme de pertenencias sin dueño, un problema que Ghys se proponía resolver con rapidez y sin llamar demasiado la atención - Pero no he visto a Tensir... tal vez- hizo un silencio, era obvio lo que le podía haberle ocurrido pero quería apartar esos pensamientos de él - tal vez esté por ahí dando vueltas, buscando conocimiento como solía decir. Porque no lo buscamos? No debe estar muy lejos - bebió nuevamente y se acercó mas a Asav, como si alguien pudiese escucharlos - La tormenta remueve las arenas y suele dejar al descubierto sus secretos... entiendes bien de lo que hablo, tal vez algo salió a la luz después de siglos, esperándonos - dijo, recordando viejos tiempos explorando el desierto en busca de piezas de tecnología antigua.

-Ayleen... Es un nombre bonito.-respondo con la voz rota y la mirada fija en las débiles llamas. -Llevo un tiempo viajando por el desierto... y he llegado a separar las tormentas en dos tipos... están las que ves venir porque las provocan agentes naturales... y están las que caen sobre ti sin previo aviso... en ésas... en ésas puedes oír las risas y gritos desesperados en el viento... risas y gritos que no pertenecen al mundo de los vivos...- me interrumpo con una tos seca. -Pero no hablemos de ello ahora, aquí, en éste lugar... lo que importa es que estamos vivos y que veremos un nuevo amanecer... Sabéis? Dicen que en el lejano Norte, en la cima de las Kavoshi, todavía se pueden ver los cielos libres de ceniza. Siempre me he preguntado si será verdad...-

Desde que era niño y trepaba por las chimeneas de Huan. Pero siempre era la misma respuesta, la misma vista... densas nubes, el hedor del aceite de roca y el humo...

Estúpidos mercachifles de tres al cuarto. No tienen ni idea... -Ignorante! No soy un Kadras! Soy Kadras! Grabatelo bien en ese grueso cráneo robado que posees, mortal!-Me temen. Saben lo que soy... no, apenas lo sospechan. Mejor.-Responderé a vuestras preguntas pero exijo un pago en Cristalis a cambio o...-  Dejo que transcurran unos segundos de silencio- en sangre.-
 

Sonreí ante el festivo comentario de Ghys mientras le acercaba piezas de frutas deshidratadas y especiadas y cortaba con mi cuchillo Kethra finas tiras de alas de Jhendrabi curadas y saladas. Destapé el pellejo de nemdrabi y llené ambos cuernos, su olor potente y agrio así como su fuerte y amargo sabor era para muchos difícil de soportar pero para otros era tremendamente adictivo. El que yo poseía no estaba endulzado y tenía una larga fermentación haciendo incluso que el paladar se durmiera al probarlo, pero estaba soportable.

- Come y bebe junto a mi, amigo, el desierto es mi casa y el cielo estrellado mi techo, estás en mi hogar y yo soy esta noche tu anfitrión - le dije mientras le pasaba el cuerno tallado de carnero - No sé si podremos con este de un trago, pero es buena noche para celebrar y empezar a practicar - contesté con una sonrisa que remarcaba mis dientes limados. Me había quitado parte de la ropa y turbantes con los que me protegía de la arena, las marcas de clan Dossi, el del Perro Salvaje, y mi piel oscura y curtida me daban a la luz de la escasa hoguera un aspecto digno de temer entre alguno de los mercaderes supervivientes.

Cuando Ghys se sentó junto a mi Sulá lo miró y bufó una pedorreta con su morro como si le hastiara algo que solo el entendía, lo miré con violencia y el muy estupido, recostado sobre sus cuatro vagas patas, miró al frente con rostro aburrido como si de repente nada fuera con el... maldito animal, si no fuera por la ventaja que me das sobre el desierto te asaría sobre un espeto, y no dudes de que en caso de necesidad te abriera en canal, me beba tu sangre, te vacie los intestinos y me meta dentro de tu cuerpo para pasar una tormenta... pensé mientras lo miraba

- Perdona amigo, este estúpido bicho no se lleva bien ni conmigo siquiera y se come el forraje como la noche al día en cuanto cae el sol - tomé un trago tras brindar con Ghys y corté mas tiras de alas curadas - Tengo en mi morral algunos objetos pequeños, extraños, lo chatarreros de Huan no saben de qué se trata así que me he visto obligado a ir hasta Ázur para ver si allí saben de que se trata, quizás no valgan nada pero tampoco tengo mejores cosas que hacer... la vida del Dossí, siempre vagando!! - le explicaba a mi compañero.

- No se quien es a decir verdad, por lo que le oí decir es un curandero, si no recuerdo mal. El desierto se traga a los débiles y a los que no están preparados con facilidad, me importaba poco el mercader, pero el tiempo es oro, si hubiera bajado cualquier otro quizás hubiese terminado igual o peor que aquel pobre desgraciado y hubiésemos tenido que esperar más todavía... pero bueno... ¿tu le conoces, ocurre algo con el? - le pregunté con respecto a aquel individuo.

Ghys se acercó aún mas a mi para proponerme saquear las pérdidas de los demás, todo lo que se hubiese caído tras la tormenta, yo me acerqué un poco más con una ligera sonrisa en los labios sin dejar de pensar en que hacíamos lo que eramos, acechadores, carroñeros, contrabandistas. ¿Y que tenia de malo? nada en absoluto.

- Dejemos que la gente coma y beba, que se tumbe a descansar y las miradas no adviertan que no estamos. En Sulá ambos podremos hacer un rápido paseo por entre las dunas volviendo sobre nuestros pasos y ver así que encontramos... te parece? - le propuse al contrabandista...