Partida Rol por web

Traté de dejar la mente en blanco cuando la conversacion de Nostrum derivó en su habitual monologo lleno de metaforas. Quizá hayan sido interesantes durante un tiempo, pero ahora daban dolor de cabeza. ¿O era efecto de la telepatia? Al menos no tenia que explicar a Ghys lo que habia dicho el Atisiv. Tenia un gesto que no supe identificar como otra cosa sino entendimiento. Así que trate de imitar el gesto. Aunque sentí que mis musculos faciales apenas se movieron. Tampoco era un detalle importante.

-Vayamos juntos. Nos viene bien la compañia -Aunque por mí tono de voz podria tomarse como sarcasmo. Suponia que al menos Nostrum estaba acostumbrado, asi que me apresuré a darle una explicación a Ghys. Bueno, tampoco me apresuré tanto. Dí un trago a mi pellejo y lo ofrecí.

-Es verdagua. ¿Quieres?- Ofrecí antes de explicarme.

-Tambien buscamos respuestas. Mí busqueda no es del todo desconocida. Iré a preguntar acerca de los cristales de espiritu. -No solia preguntarselo a todo el mundo, pero era la unica parte de la empresa que podia revelar, y la que más mencionaba. Lo ridiculo de la busqueda despertaba sospechas o miradas lastimeras. Esperaba que en este caso Ghys me aflojara algún conocimiento. Teniamos tiempo sin recibir nada de información util, por eso nos dirigiamos a visitar a "esa piedra azul"

Tomo otro trago del pellejo antes de dejarlo de nuevo en la alforja de Brusco. Bendito animal. Ya era la hora. Mientras seguia el hilo de la conversación, sacaba los frascos que colgaban de la tira de cuero que tenia cruzada sobre el pecho. Uno por uno. Revisaba entre el fractal cristalino alguna pequeña inconsistencia. Incluso los novatos sabian que no habia que descuidar el equipo. Los cristales debian ser comprobados siempre que se tuviera tiempo para hacerlo, aveces incluso cuando no. Me recordaba la vez que un cadete habia guardado todos sus cristales asignados en el mismo frasco... A pesar de haber perdido el sentido del olfato en su mayoria, todavia puedo recordar el olor a carne chamuscada. 

jojojojo Todo esta yendo de manera excelente para mi persona, GHYS no ha vuelvo a retomar sus habituos antiguos, de huir ante solo mi mera presencia. Nisiquiera un "hola" me daba cuando me veia en Huan ¡que maleducado!, huia y seguia huyendo de mis. Como una rata sobre un monociclo arribando a la 3 clase pobre.

El siempre reconociendo mi naturaleza, mis sentido de "union" que tenemos por unas comunion de sueños por los ERRANTES. Ahora parece que lo ha aceptado, o quiera buscar el "porque" esta teniendo esos sueños,esos caminos que la senda lo esta obligando a recorrer. Ah GHYS si supieras vos tu podrias preguntarme sobre ese "porque" de eso yo te respondere con completa seguridad y con una absoluta y inmensa confianza de la certeza de que.

¡yo no lo se!.

Los ERRANTES, nos diras secretos,conocimientos y enseñansas pero nunca comprederos sus palabras ni sus sencaciones. Seremos siempre unos ciegos que andaran subiendo una montaña, que sera imposible para nosotros escalar. Pero que aun si seguimos cayendo en mas ignorante y cada vez mas ignorancia durante una ascencion. Es la primera cosa que un ocultista debe aprender, reconocer su propia ignorancia. Para asi ser un canal para que fluya la informacion, sin la interferencia del la personalidad ni su molestoso Orgullo. Es lo que diferencia un verdadero ocultista, de un farsante.

-Todos misteriosos para vivos, muertos no saben la respuesta. Ser voz misteriosa,respuesta ante dudas,sueños,soñar con voz ERRANTE.

Dijo ante las palabras de GHYS sobre su interrogante que no puede describir con palabras. Un hecho que todo alguna vez sentimos en nuestra existencia, pero al ser tan futiles la existencia de estos bebes. Me termina resultando un tanto inesperado que tan corta edad. Se han atacado por aquella incognita.

Nox por su parte, tambien ha hablado de su interes por los cristales de espiritus. Es dificil decir cuanto intereses lleva sobre esos cristales, cuando yo le contaba del paladin oscuro el solia simplemente mira a la lejania. Como ignorante antes mis palabras y me respondia con un rotundo "me parece que ese paladin, le pica el culo."

Ya con estos, se que me termina escuchando mis palabras. O quizas le pidio a otro bebes que le contara de el.

-Cristalis espiritus, condenado o salvador paladin oscuro KALDAM. Ser desconocido igual forma. Destino reunirnos aqui,dudas y mas dudas decimos. NOX darme verdeagua, por favor.

Espero que NOX me de Verdeagua, acto seguido libero mi prosetoide y la envio a vaciar el contenido de este. Luego vuelvo a meter mi protosoide dentro de mi mascara y le regreso la jarraba a NOX.

GHYS, ¿quien es conocido de azur ? ir juntos todos. Pero precio pagaremos para entrar, "conocimiento" pedi ciudad-azul a su boca.

No es demasiado difícil ignorar la insignificante respuesta de la mercader y centrarte en los vientos que recorren el desierto. Como una promesa eterna de cambio a la eternidad, las brisas y tormentas desnudan y transforman sin alterar nunca el conjunto. Dibujando un tapiz de formas hipnóticas para todos aquellos capaces de trascender la percepción de lo mundano.

Tú eres uno de ellos.

Y en tus pequeños apéndices, la canción del viento resuena con fuerza. Prometiendo... -Eh! Druida! Me estás escuchando? A donde vas?!- el grito de la mercader te alcanza como un mazazo, rompiendo tu concentración. Te das cuenta que en tu ensoñación, te has desviado un centenar de metros al sur, bordeando la gigantesca duna.

-Has considerado que puedes cultivar cristalis de frío en su cadáver?- pregunta Kadras con tono mordaz.

El mercader se gira hacia a ti y su rostro furibundo es atravesado por una mueca de temor. Ha oído suficientes historias acerca de tu pueblo como para alejarse de ti unos pasos y contemplarte con expresión temerosa.

-No, no, shalik. Maldecía éste viejo aparato- asegura con el rostro empapado de sudor.- Revisarlo? No tengo mucho para pagaros por ello...-

-Tranquilo, muchacho. Preocupate de los problemas cuando puedas verlos y sonríe a la vida cuando te muestre regalos como éste paisaje.- dice señalando hacia el amplio desierto.

En realidad, no era difícil captar la belleza hierática y solemne de las dunas desnudas azotadas por el paso del viento. Cualquier mirada rápida podía evidenciarlo, y sin embargo, había algo, algo profundo y remoto que parecía acompañar la áspera canción de la brisa y el paso de las nubes de polvo y arena. Personalmente, no sabrías decir que se ocultaba bajo aquel borroso tapiz cambiante que prometía dibujar un mapa infinitamente antiguo destinado a unos ojos muertos mucho tiempo atrás.

Solo sabías que aquellas masas de arena eran custodias de los secretos del tiempo.

Ghys extendió la mano para tomar la botella que Nox le daba y beber un trago de verdagua, una bebida mas que preciada en el yermo, en especial en travesías como esa dónde el calor y el cansancio eran los protagonistas. Escuchó a los dos viajeros mientras se refrescabas y luego le dio el recipiente al Asitiv para que hiciese lo suyo. Ambos revelaron algo de su búsqueda, lo que para él eran vagas leyendas para ellos parecía ser una realidad tan tangible que lo hacían atravesar ese desierto en busca de sus rastros.

- Cristales de Espíritu... existen? Y de ser así... sería bueno encontrarlos?- sabía mas de cristales que el resto de los comerciantes de Huan, pero no lo suficiente para comprender las implicaciones de tener uno de esos. Había mitos entre los kemanhi que hablaban de ellos pero pocos consideraban que hubiesen existido en realidad. Se volteo luego hacia Nostrum - Kaldam? Ese si es una leyenda, una que no le ha hecho ningún bien a esta tierra. Alguno de ustedes quiere seguir su camino?- preguntó sorprendido, sabiendo que no sería así pero ignorando el porqué seguían el rastro de ese misterioso material.

- Cristales, Conocimiento y Comprensión, tres búsquedas bastante válidas para acudir a la piedra de la sabiduría! Será interesante - dijo convencido que harían un buen equipo si iban juntos. Ante la pregunta final de Nostrum, agregó - El azuriano es un comerciante como yo, pero de conocimiento! seguramente nos ayudará a movernos allí dentro- Ghys comenzó a buscarlo entre la multitud sin moverse de al lado de ellos, tarde o temprano volvería a verlo.

Noto su temor, no es que lo estuviera ocultando tampoco... Pero no creo haber hecho nada para provocar esa reacción, lo que me lleva a levantar una ceja a modo de confusión. Aunque no es esa la razón por la que estoy aquí, así que decido dejar pasar esto.

-Venga, déjame verlo. Me pagas como puedas, que quiero echarle mano al armatoste.- No había pensado en el dinero, ya que mi pago sería el conocimiento adquirido de la reparación, pero no me molestaría alguna pequeña paga tampoco. No espero su confirmación ni ninguna respuesta, ya que no le hice ninguna pregunta, y directamente me dirijo hacia el estibador. Le apoyo una mano al aparato, y trato de observarlo desde todos los ángulos posibles, agachándome y hasta saltando, utilizando mi implante ocular, para tratar de descubrir qué puede ser lo que pasa.

-Cada vez entiendo más porque piensas que hay demasiada gente que no se merece ni los cristales que les componen.- musito sólo para mi maestro.

Señalo la dirección en la que estaba caminando.

-¿Sabes que hay en esa dirección?.- Grito. Si la respuesta era interesante tal vez no volviera sobre mis pasos, aunque era la opción más probable. No tenía agua ni medios para aventurarme en el desierto durante un tiempo indeterminado, y menos por mi solo.- La canción del viento suena con fuerza desde allí, tal vez encuentre lo que necesito allí. Supongo que tendré que dejarlo para otra incursión en la que esté más preparado.

Sorprendido, el rollizo mercader asiente y se aparta con una mueca de sorpresa y alivio. -Es de segundo uso me temo y no debí fiarme del maldito vendedor. Un oportunista que se aprovechó de mi necesidad y mis dineros sin respetar las viejas costumbres. Ah! Adonde nos dirigimos que ya ni los Kemanhi respetan la buena fe comercial... pero perdonadme Shalik por mi lengua incesante, aunque hablando del justo pago y viendo que éste tipo de... Por Lashalla! Funciona! Lo habés conseguido!-

El "problema" ha resultado un juego de niños. Simplemente, la espoleta giratoria conectada al detector de la pulsera de mando y que regula el encendido está floja. Un mundano ajuste con tu llave de reparaciones Dosii basta para devolver al viejo pero fiable artilugio a la vida con un rugido ensordecedor.

Ejemplo de Estibador.

Comerciante de conocimiento. Sin duda, ese Azuriano debe ser un tipo interesante. 

-No, no buscamos seguir su camino. -Respondí en referencia al tema del paladín que nos condenó. 

-Tampoco tengo evidencias de que existen. Pero en teoria, deberia, y tambien deberia ser viable cultivarlos. - dije hablando de cristales era un tema que me gustaba, a pesar de mí voz perezosa. 

Mí vista se perdió en el horizonte. ¿Cuanto tiempo seguiria cazando ecos e ilusiones? ¿Existirian realmente los cristales? Ya me habia perdido la infancia de mí hija. ¿Cuanto más me perderé en esta busqueda? Aveces, mirando al horizonte solia pensar que estaba condenado a seguir buscando. Miré al Atisiv y me vi identificado. Así terminaria yo. ¿O justo así estaba? Con un compañero en una busqueda sin sentido movida por la fé. 

Miré al hombre que vivía despreocupado y ajeno a los peligros que nos podían pasar durante el viaje. - Quizás es que aún soy demasiado joven y ansioso como para poder disfrutar de lo que me rodea. Cuando has vivido cosas tan aburridas como yo solo intentas que la vida te sorprenda alguna vez y quieres o mas bien... Necesitas estar preparado para ese momento. -Mentí. Mi vida no había sido aburrida, pero no me gustaba faltarle al respeto innecesariamente a la gente.

Volví a echar un vistazo al desierto, algo había, o eso creía, hubiera apostado todos mis conocimientos mágicos por saber que era. Sacudí la cabeza.- Lo mejor será que me vaya a comprobar como está toda la caravana. Si necesitáis cualquier cosa llamadme. - Y me dirigí hacia la parte media de la caravana, esperando encontrarme con alguno de los implicados en el suceso del hombre caído.

-Se nota que prestas poca atención a mis palabras. Los seres como vosotros no os componéis de cristalis, pues el cristalis no es más que el viento del gran desierto hecho roca. Cuando vuestra vida acaba, es en ese momento, cuando la energía abandona vuestros cuerpos...-

-Vamos Druida! No te quedes atrás!- interrumpe de nuevo la mercader voceando desde la lejanía. Cuando irritado gritas tu pregunta, ella revuelve y su petate y usa algo que no logras identificar similar a unos anteojos de mecánico durante un instante antes de contestar.

-Veo arena y a un insensato que podría perderse y morir de sed si no tuviera a una atractiva escolta para cuidarlo! (Ríe) Date prisa o te quedarás atrás!- se despide antes de reanudar el ascenso.

-No sé que es más irritante, si su temperamento o que de verdad consideres aparearte con ella.- murmura el espíritu con un deje jocoso en la voz.

Sin poder continuar con la conversación con Kadras, y sin un futuro en caso avanzar por mi cuenta. Vuelvo a la caravana con buen paso. 

-No es como si alguna vez tuviera otra opción.- respondo a ambos. Camino tras mi guía frustrado. Mi camino en el desarrollo de la magia y su comprensión no había dado ningún fruto. Pero al menos me había quedado claro que no podía fiarme sólo de las voces de los cristalis y sus promesas. Al fin y al cabo, solo eran trozos de energía y no podían preocuparles mis necesidades vitales.

No estaba del todo de acuerdo con Kadras, ya sabía de las prácticas Nigromanticas, pero mis maestros decían que los mortales eramos agua en una bolsa de materia. En fin, tampoco tenía que preocuparme, mientras siguiera su guía no tenía de que preocuparme, él sabia más de magia que cualquier mortal.

Soplaba un fuerte y cálido viento cuando los rostros de los fatigados viajeros alcanzaron la cumbre de la gigantesca duna. A sus pies, la inmensidad del desierto, brillante en mil vetas diminutas nacidas a la luz del crepúsculo del astro que descendía tímido tras las gruesas nubes, se extendía como un mar de sueños e historias que guardaban los secretos del mundo. Un mundo agonizante... pero todavía vivo.

Sin embargo, poco tiempo destinaron al descanso y la contemplación antes de que el curtido guía ordenara reanudar la marcha aprovechando el manto de oscuridad que ofrecía un firmamento sin estrellas.

Caminaron durante horas a ciegas, guiándose por el sonido de los pasos y respiraciones y aprovechando el calor que emitían los estibadores apiñándose en torno a ellos. El viento, cálido aliado a partir de la medianoche, se tornaba más frío con cada respiración y no tardaron demasiado en poder sentir el vaho helado que se formaba sobre la superficie de las máquinas.

Como había predicho la noche anterior, el frío cae de forma heladora sobre la caravana. En la noche el frío es brutal. Sin la compañía de mi "prima" para calentarme lo único que puedo hacer es pegarme a los escarabajos para que no me pegue tanto el viento. 

Sin embargo, al ser seres sin sangre caliente, no emiten calor ninguno. Necesitaba descansar y al mismo tiempo no debía entregarme al sueño por si no volvía a despertar.

Aterido por el frío no puedo hacer otra cosa que rezar porque llegue pronto el amanecer.

El frio,siempre tan tranquilo y mortal como el calor sofocante del desierto. Siempre tengo que lidiar con esto, siempre no hay momento de tranquilidad ni en las horas de sueños, para seres como nosotros. Que nos aferramos a la vida, con deseperacion.

Me arropo con NOX, esperando que pase este frio mortal.

Siguiendo a uno de los carros contemplé como la noche proseguía al día sabiendo lo que ello conllevaba, saqué una manta de mi bolsa y me dispuse a acurrucarme en ella, rezando para mis interiores no morir congelado. 

En un momento pensé en el hombre enfermo, quizás iba a necesitar las mantas mas que yo. Prefería dárselas a alguien mas que no aguantar yo, total, con la armadura que llevaba podía resistir el frío sin congelarme. Quizás dejaba de sentir los dedos de los pies durante un tiempo, pero no moriría congelado. Así que me moví hasta el Jhendraby donde estaba el enfermo y le puse las mantas encima nada mas llegar. Con la perdida de sangre sería difícil mantener el calor corporal. 

Habia llegado la noche, y el frío le seguía. Siempre era así. El Atisiv me pasó una manta mientras seguiamos, era suficiente para él que tenia más masa, pero no para mí. Me abstuve de hacer fuego. Así que pasé la noche sin poder dormir y teniendo que moverme para no congelarme demás. Los musculos se me agarrotaban aveces y tenia que darles golpes para que la sangre fluyera hasta ellos. 

Pasar la noche en vela, me habia debilitado, y aun así no pude evitar amanecer entumecido. 

La noche se adentraba cada vez mas, hacía horas que el calor abrazador los había dejado libres, pero poco a poco el viento ganaba protagonismo. No era primerizo en el desierto, había realizado varias expediciones una veintena de años atrás, y la clave resultaba ser siempre la misma, esquivar el sol y esquivar las estrellas, lo que dejaba muy poco tiempo para desenterrar objetos con comodidad, al menos para un Kemanhi que no tenía la resistencia de los sotes para esos asuntos. Ahora entendía porqué, el gélido viento era implacable, y atravesaba ropa, piel y carne, hasta los huesos. 

Hizo lo poco que podía hacer, se colocó detrás del filo-estivador que había alquilado, evitando que el aire choque directamente contra su cuerpo, y saltaba de a ratos para entrar en calor. Prefería descansar menos a congelarse en la noche.

Pasan las horas y el viento, acompañado ahora por arena, polvo y esquirlas metálicas azota la caravana con furia. Apenas podéis ver nada a vuestro alrededor y os véis obligados a cubriros con cualquier cosa que tengáis a mano y a avanzar encorvados para hacer frente a la gélida tormenta que se abate sobre vosotros. Procuráis no dejar un solo centímetro de piel a la vista y os limitáis a avanzar entre gruñidos y jadeos enmudecidos por el aullido burlón del viento, nunca habéis visto nada igual, es como si las arenas que se arremolinan en torno de la caravana se mofasen con voces quebradas de vuestro propósito.

Alguien grita algo, tratando en vano de imponer su mensaje al poder del viento. Avanzar resulta cada vez más difícil y pesado y comenzáis a preguntaros si saldréis con vida de éste desierto, limitandoós a seguir avanzando como sumidos en un trance. Hasta que, una curtida mano se aferra a vosotros y os grita lo suficientemente alto para que podáis oírlo.

-Ésto no es una tormenta natural, por el aliento de Levas! Parad! Tenemos que ponernos a salvo! Reuníos en torno a los estibadores! Reuníos en torno a los estibadores!-

Lentamente y casi a ciegas, retrocedeis hacia el apretado círculo que forman las máquinas, donde se apiñan figuras informes que tratan de afrontar el brutal embate del viento. Un fulgor plateado emerge de los lomos de varios de los aparatos y no necesitáis un instante para identificar el olor acre que inunda el aire: Filo-Energía. Alarmados, tratáis de retroceder antes de que se desencadene la inminente explosión.

Una voz chirriante y distorsionada por el aullido del viento perfora vuestros tímpanos.