Partida Rol por web

La finca del condado de Westchester está a una media hora al norte de Nueva York, junto al río Hudson. Los investigadores que vayan hasta allí en coche verán fugazmente la ominosa prisión de Sing-Sing no muy lejos. La finca Carlyle consiste en una elegante mansión de planta y dos pisos, rodeada de 2 hectáreas de terreno soberbiamente cuidado, todo ello protegido por una verja de 3,60 m de altura rematada por afiladas puntas. Siempre hay dos hombres armados en la puerta y otros más, también armados y acompañados de perros guardianes, patrullando.

Os hacen pasar a una antesala donde un secretario joven y de aspecto competente os indica que la señorita Carlyle bajará en breve.

Kenneth cambió el peso de las piernas mientras esperaba. Las esperas lo mataban, tenía ganas de fumar un cigarrillo pero no era tan estúpido como faltar a la etiqueta de esa forma, por mucho que le molestase la gente de la clase alta. Al fin y al cabo necesitaban conseguir que ella colaborase y les abriese alguna puerta. Con suerte sería algo que no indicase que las pistas se encontraban en la otra punta del mundo...

La fachada de la tienda consiste en un escaparate y un puerta de vidrio, ambas con cortinas por el interior, que impiden ver lo que hay dentro. En el escaparate hay piezas de arte africano. La tienda abre de 9 a 17h y sólo cierra los domingos.

El interior mide tan solo 4,5 x 6 m. El lugar está sucio, es polvoriento y está atiborrado de artefactos tribales africanos y otros trastos (máscaras demoníacas, tambores con el parche de cuero, jirafas
disecadas, tallas de bestias salvajes, armas romas para exhibición, jabalíes africanos tallados en marfil, etc.). La tienda tiene un ambiente horrible y depresivo.

Un empleado, un negro africano de unos 70 años por lo menos, levanta la vista del periódico y os saluda. Buenos días caballeros; ¿puedo ayudarles en algo?

Antes de la aparición de la señorita Carlyle, aparece un hombretón que se presenta como Joe Corey, jefe de seguridad, que os inspecciona detenidamente y os indica (mirando sobre todo a Leighton y a Stevens) que, si deseáis aligeraros de peso, tendrá mucho gusto en guardaros cualquier objeto metálico hasta la salida.

Por supuesto.- dejándole su revolver al jefe de seguridad- guardelo bien. Por nada del mundo quisiera incomodar a nuestra anfitriona.- dijo con sus mejores modales mientras recordaba sus tiempos de policía cuando a ningún empleado de seguridad se le habría ocurrido pedirle el revolver, pero esa época había pasado hacía ya unos años.

Claro, todo suyo-dijo Kenneth acostumbrado a aquello. Saco lentamente la pistola y la sacó el cargador, después se la ofreció.

Corey asiente con suavidad y hace pasar a los investigadores hacia una sala de estar cómodamente amueblada.

Criados negros sirven café y licores.

Tom no se sentó ni provó el café. Caminó por la sala hasta situarse prudentemente al lado de un sofá donde esperar a su anfitriona mientras le echaba un vistazo rápido a aquella sala buscando cosas sospechosas o fuera de lugar. Aunque suponía que no habría nada raro, su formación le impedia actuar de otra forma.

Según voy entrando observo con atención todos los productos que tiene, parándome y examinando con más detalle si veo algo que se parezca al símbolo del cuerpo de Elias.

Me fijo también en el hombre que atiende el establecimiento. No parece ninguna amenaza pero prefiero tener cuidado y no delatar nuestras intenciones de momento.

- Hola, buenos días. - Digo en tono amable -  estamos buscando artículos de importación. ¿Son mercancías extranjeras lo que usted vende? ¿O se trata de productos fabricados aquí?

Después de escuchar la respuesta, centro la conversación en las mercancías fabricadas en Kenia.

- Concretamente estamos buscando elementos tribales de origen africano, de Kenia para ser más exactos. ¿Puede mostrarnos lo que tiene?

Mientras hablo con el hombre no pierdo detalle de su actitud, su lenguaje corporal, por si delata nerviosismo o alguna otra emoción.

Kenneth tamborileaba los dedos sobre su rodilla ansioso por la espera que estaban padeciendo. Vio a su compañero moverse por la sala, igual de nervioso que él y sonrió. Estaban ya muy metidos en aquel caso y ni siquiera sabían ha ciencia cierta que es lo que estaba ocurriendo.

No podían haber venido a un sitio mejor, caballero, dice el empleado.

Todo lo que se vende en esta tienda es de auténtico origen tribal africano.

"Bien, vamos a ir por el camino tranquilo..." pensaba Michael que había entrado detrás de Phillip y se había quedado de pie muy cerca de la puerta, desde donde podía sujetarla si alguien trataba de entrar.

Al ver que Phillip tenía buen trato con el dependiente decidió no intervenir y quedarse ahí parado, poniendo cara de bueno.

"Ya sacaré el tema de que soy profesor de historia si hace falta." seguía pensando mientras escuchaba el diálogo.

- Por favor, muéstrenos que artículos tiene de la zona de Mombasa y del valle del gran Riff.

Tras observar con detalle los objetos buscando algo que me sugiera relación con el caso y sin saber muy bien como sacar más información decido comenzar a mostrar nuestras cartas.

- ¿Conoce la lengua sangrienta?

Pregunto directamente, pero sin darle mayor importancia al comentario, esperando que su reacción delate algún detalle.

Michael se tensa ligeramente cuando Phillip hace mención a la secta, y presta atención a cualquier movimiento extraño del dependiente (que está seguro responderá que no sabe una palabra de nada... pero eso es el principio)

N'kwane os mira por encima de las gafas, obviamente intrigado por la pregunta.

Buf, replica. Eso son cuentos de viejas. Ustedes lo llamarían 'el hombre del saco' o cosa similar.

Al cabo de unos minutos hace su aparición Erica Carlyle. Es una mujer entrando en la madurez, elegantemente vestida, e indudablemente atractiva.

Os saluda amablemente y os hace tomar asiento. Un gesto de su mano hace aparecer bandejas de café y pastas.

Y bien, caballeros, dice dirigiéndose principalmente a Walter pero sin hacer que nadie se sienta fuera de lugar. ¿En qué puedo ayudarles?

-Precisamente en estos últimos años...- dice por primera vez Michael desde su posición - me he dedicado al estudio comparativo del folklore en diversas regiones repartidas a todo lo largo y ancho del mundo, por lo que apreciaría bastante el conocer de primera mano cuales son sus ideas y opiniones.- y agrega con una sonrisa afable -Si no es demasiado molestar.-

Mejor busque en una biblioteca, yo sólo recuerdo haber oído de pequeño referencias de refilón, como las de la bruja mala, que se come a los niños, y todo eso.

-Le agradezco el consejo, pero ya hemos estado allí. De todas maneras un punto de vista más personal podría haber sido interesante. Pero como usted no está interesado en hablar del asunto tal vez pueda ponerme en contacto con alguien que si quiera hacerlo... después de todo en esta época no está mal una paga extra.- dice Michael restando importancia al asunto y mirando cualquiera de las cosas que tiene cerca con fingido interés, aunque sin distraerse de la puerta ni de los movimientos del viejo.