Partida Rol por web

Las escaleras resuenan en el exterior... Aquél que se asome verá a Vinnacci trepar hasta la cuarta planta del hotel con intención de entrar en la habitación por donde salió hace un rato, parece que lleva algo plateado en la mano de un tamaño considerable.

Algo llama la atención a Bauberg en el interior del abrigo según sigue registrando. En otro bolsillo hay un paquete de cigarrillos sin filtro, y en el bolsillo interior un plano del metro de Nueva York, una pequeña libreta, una pluma y un folio doblado.

El murmullo del piso inferior ya está 7 puntos por encima de normal y solo 1 punto por debajo de rumor por asesinato. Escuchas el ruido que hacen al menos tres personas que suben precipitadamente por las escaleras, aunque su ruido queda amortiguado por el enmoquetado de la misma. Calculas tardarán unos 20 segundos en llegar hasta la habitación.

Y consigues tu deseada lagrimilla. Y no te cuesta en exceso, aunque tampoco conocías tanto a Jackson. Pero sientes que está volando una gran oportunidad. ¿O quizás no vuela sino que se te pone en bandeja?

Pero Vinacci aún está por el piso 1 y subiendo.

Desde el pasillo el ruido normal del hotel parece aumentar de intensidad. La noticia debe extenderse con rapidez. Desde la puerta abierta se escuchan voces y pasos aunque no conseguís (salvo quizás Lindsey) discernir ni lo que dicen ni a que distancia están.

Rápidamente introduzco mis nuevos hallazgos en los bolsillos de la chaqueta, casi como un niño ruborizado por la sensación de peligro y transgresión.

Cuando tengo todo guardado, salgo al pasillo para colocarme junto a Lindsey, bajando la cabeza, como apenado y tratando de dar a mi expresión la tristeza que exige este momento.

Lindsey echa un ojo a Paul al verle a su lado. Aunque en primera instancia parece ignorarle, con su mirada pretendía darle la señal de alarma.

Apoyándose sobre una pared, saca de su bolso (siempre colgado en su antebrazo) un pañuelo de tela, para sostenerlo en sus manos.

Tomas no debe disimular mucho, porque realmente está bastante apenado por la muerte de su amigo. Ahora que ha terminado la acción y vuelve a recordar su perdida, recae de nuevo.

Y un policía junto por un balbuceante recepcionista aparece por el rellano de las escaleras. Les sigue otro agente uniformado.

Bueno señor tranquilícese, que todo se solucionará. Vamos a ver el... comenta el policía y se interrumpe cuando ve a Marrow y Bauberg en el pasillo.

(¿Goldberg está en la habitación?)

El balbuceante recepcionista continúa su casi ininteligible verborrea musitando algo sobre escándalo y pésima publicidad para un hotel decente.

Piso dos, chaval. Ya queda poco.

¿Es aquí dentro? bien, adelante, agente Collard. Buenas tardes, señores, señorita. no se vayan de aquí, ¿quieren? imagino que luego tendré que hacerles unas preguntas. habla el agente, de impecable vestimenta, algo regordete, de rostro rubicundo y acento profundamente neoyorquino.

El agente Collard avanza y se dispone a entrar en la habitación 410.

El agente Collard entra en la habitación. Mira hacia todos lados y obviamente desvía su mirada hacia el rastro de sangre, hacia el baño y hacia las piernas que sobresalen de la bañera.

Flanagham. ¡Venga aquí! rápido.

Y el agente Flanagham se acerca.

Piso 3, compañero.

Paul se ha mantenido con la mirada gacha ante los policías, asintiendo levemente con algunas palabras de conformidad, musitadas a media voz.

Trata de hacerse a un lado, replegando su enorme corpachón contra la pared del pasillo, cuando el agente pasa a la habitación, como si el contacto de ese hombre quemara. El anticuario va armado, la idea de que el policía le roce y note el arma o los objetos que se a guardado en la chaqueta le llenan de pánico, pero hace por aguantar la situación.

Lindsey rompe a llorar a moco tendido, con movimientos femeninos que lanza al limpiarse la nariz con el pañuelo. Al igual que Bauberg, se mantiene con la mirada hacia el suelo, sin querer que ninguno de los agentes pueda notar nerviosismo o antinaturalidad en sus acciones.

Las manos de Tomas permanecen en sus bolsillos para ocultar su temblor y humedad debido a los nervios de la situación. Su cara dibuja un gesto de dolor por la perdida de su amigo. No necesita disimular está realmente apenado.

-Buenas dias agente, ayudaré en lo que pueda.