Partida Rol por web

Sábado, 17 de Enero de 1925. 18:05

Las calles de la ciudad seguían llenas de vida después de anochecido mientras Nick conducía su Cadillac con Louis en el asiento de al lado. El trayecto transcurrió en silencio y sin sobresaltos. Ambos eran hombres de acción aunque quebrantar la ley no era uno de sus pasatiempos favoritos. A veces era necesario saltarse las reglas.

El tráfico fue despejándose a medida que se acercaban al Colégio de Médicos, y cuando por fin llegaron se respiraba una tranquilidad que ninguno de los dos sentía realmente. El cielo seguía encapotado, tapando por completo a la luna y las estrellas y dándole a la city un aspecto siniestro.

Nick y Louis se apearon del vehículo a una distancia respetable del edificio y contemplaron las alargadas sombras que proyectaban las escasas luces de la zona mientras decidían el curso de acción. Sin duda la relativa soledad del lugar facilitaría las cosas.

Aquel edificio parecía completamente diferente ahora que las sombras comenzaban a dominar aquel paisaje urbano.
Parecía mentira cómo una simple construcción podía cobrar vida bajo determinadas circunstancias....y así ocurría ahora con el Colegio de Médicos, pues los propios pensamientos y temores de Sheridan, le aportaban caracter a puertas y ventanas, sin que este caracter se le antojara benévolo.

Tampoco le resultaba una circunstancia demasiado extraña, pues estaba acostumbrado a observar edificaciones que había conservado su aura de grandeza a través de los siglos...un aura que conseguía mantener alejados a la mayoría de los curiosos, y sólo aquellos con los suficientes arrestos, conseguían poner un pie dentro de los templos y pirámides faraónicas.

Así se sentía ahora Louis, como si fuese a entrar en una de las tumbas del Valle de los Reyes, sólo que aquí no encontraría cuerpos embalsamados y grandes riquezas, sino algo mucho más profundo....los pensamientos y miedos de pacientes, guardados en aquellas carpetas llamadas expedientes.

Acerquémonos tranquilamente - propuso el guía - y así veremos lo transitada que está la zona a estas horas. Y si encontramos la oportunidad, podríamos intentar acceder por la escalera que se encuentra en la parte de atras, y que lleva al primer piso.

Nick asintió, por ahora no había motivo para sospechar de ellos o, si venían mal dadas no habían hecho nada. Aun. Así que comenzaron a caminar, con paso tranquilo. Los hombres inocentes caminan despacio, le había dicho un instructor en su día. Seguía siendo cierto. Algunas cosas no cambian.

Veremos. Ante todo, nada de riesgos. No creo que el teniente nos volviese a ver con buenos ojos. Entrar y salir. Nick se caló ligeramente el sombrero, con un gesto casual, pero que bajó un poco más el ala. Así, sin parecer sospechoso, se cubría la mitad del rostro.

Esperaba que bastase.

Los dos amigos se acercaron al edificio caminando uno junto a otro por la acera. Las sombras danzaban ante sus ojos cada vez que pasaban ante cada una de las pocas farolas que había en la calle.

Recorrieron la verja que bloqueaba el acceso a ladrones y curiosos, pasando por delante de la entrada que obviamente se encontraba cerrada a cal y canto. Una gruesa cadena mantenía unidas las puertas dobles metálicas como una serpiente enrollada en una rama. Los ocasionales transeuntes no mostraron ningún interés por la pareja y siguieron caminando tranquilamente hacia el calor de sus hogares.

Un lejano trueno retumbo en el aire, ahogado, signo inequívoco de que la tranquilidad que reinaba en el ambiente no era más qu una tregua y que las nubes que cubrían el cielo tenían intención de descargar, más temprano que tarde, buena parte del agua que cargaban.

Siguieron andando y rodearon el edificio, atentos a cualquier movimiento sospechoso. La parte trasera del edificio parecía más resguardada de las miradas ajenas que la zona de la entrada, pero por si acaso acabaron de dar la vuelta.

Bien ¿qué te parece? - preguntó a su compañero mientras sus ojos se desviaban hacia las amenazantes nubes que les miraban ceñudas desde lo alto - Creo que deberíamos saltar la valla de la parte trasera, donde será más complicado que nadie nos vea....y hacerlo antes de que comience a llover, porque no me gustaría ir dejando un rastro de agua y barro una vez que nos encontremos dentro.

Centró su atención en el edificio, para un segundo más tarde observar toda la parcela que tendrían que atravesar, pues entonces se encontrarían al descubierto y podrían ser vistos desde algunas ventanas.
Un momento....¿y si....?

Con cuidado se agachó y buscó alguna piedra u otro objeto que pudiera servirle para lo que estaba pensando.
Cuando lo encontró se irguió de nuevo, y con cuidado de no llamar demasiado la atención, comenzó a golpear los barrotes de la verja....si había algún perro guardián, seguro que acudiría a ver lo que ocurría.
Era mejor saberlo ahora que cuando saltasen al interior.

Louis esperó unos segundos para ver si había alguna respuesta del otro lado de la verja pero no oyó vigilantes ni perros. El eco de los golpes rebotó contra un edificio cercano y llegó nuevamente hasta ellos, como si alguien se burlara del gesto.

La noche seguía tranquila.

A ello. Aquello sí era lo de Nick. Los susurros en la noche, los movimientos furtivos, el olor a sudor no de ejercicio, sino de miedo y nerviosismo. Y el poder tener la cabeza fría cuando el mundo a tu alrededor el mundo se pone caliente.

No es que aquello fuese el peor berenjenal en el que se había metido. Ni de lejos. Pero al menos allí se sentía cómodo. No había sectas ni misterios africanos ni gaitas. Dos tíos, una misión y el mundo en contra. Aquello lo tenía controlado.

Así que se sacó un par de guantes de la gabardina y se los puso lentamente. Que uno tenía tablas, y con un gesto de la cabeza le indicó a Louis que comenzase a trepar junto a él.

Nick fue el primero en pasar al otro lado del a verja. Se le notaba seguro en los agarres y con gran determinación, una verja no iba a interponerse entre él y los asesinos de su amigo. Louis en cambio, menos acostumbrado a este tipo de situaciones a punto estuvo de dar un traspiés y tuvo que apoyarse en el brazo sano de Nick para no caer. Una cosa era meterse en una piramide y la otra era trepar una verja resbaladiza en plena noche, sin luz y con miedo de ser descubierto.

Una vez al otro lado ambos permanecieron inmóviles unos segundos para cerciorarse de que realmente no había nadie acechando y luego se permitieron un respiro.

A Nick le picaban las ganas de calzarse un cigarrillo. Pero no había manera. La lumbre en la oscuridad, el olor del tabaco o la respiración fuerte al exhalar podían ser la diferencia entre ser una sospecha y una certeza. Así que te aguantas, viejo. Y tiras para adelante. Así era la vida.

En silencio, los dos hombres se acercaron al edificio. Nick, sin mirar a Louis, supo que su pequeño traspies le había cabreado. Bien. Por si acaso. En la experiencia de Nick, en callejones sucios y bares que no salen en las guías de los turistas, un héroe es un tio que por lo que sea, se cabrea y dice hasta aquí. Y si Louis tenía pinta de algo, era de proyecto de héroe.

¡Maldito clima! La verja no le había parecido gran cosa, pero no había tenido en cuenta que el metal con el que estaba forjada se encontrara tan resbaladizo cuando puso sus manos sobre él....ahora entendía perfectamente por qué Nick se había calzado unos guantes antes de subir. Por desgracia él no tenía ningún par, por lo que intentó olvidarse de ello y subir de todas formas.

Lo sintió apenas unas décimas de segundo antes de que ocurriera....¡se estaba resbalando! Pero no podía permitirse caer.
Casi desesperado, Louis buscó rápidamente un asidero que pudiera permitirle trepar, y encontró el brazo de Nick, que ya se encontraba en la parte superior de la valla.
No tuvo tiempo en ver si era su brazo bueno o no...en realida ni siquiera se le pasó por la cabeza, sino que simplemente se afianzó al único sostén que podía encontrar allí.

Tras unos cuantos esfuerzos más, pudo trepar por la verja y saltó al otro lado, con un suspiro leve de alivio y sintiéndose algo avergonzado por haber necesitado de la ayuda del detective. Esperaba no ser una carga durante el resto de su misión....no, no lo esperaba...¡no quería serlo y no lo sería!

Dándose ánimos a sí mismo, señaló la escalera por la que ahora debían subir, indicándole a Nick que subiera él primero, ya que era el especialista en abrir puertas.
Mientras tanto, el guía se encogió para esconderse lo mejor posible en las sombras, y así vigilar la zona mientras el detective se encontraba más desprotegido.

Las escaleras tenían una cierta cantidad de sombra, cosa que les favorecía, pero no estaba bien confiarse. Subieron con cuidado los escalones, sin prisa. Despacito y con buena letra, que decía su abuelo. Al llegar a la puerta, Nick dio un par de suaves tirones para comprobar lo más silenciosamente que podía si estaba cerrada... Palpó por si acaso el bolsillo interior de su chaqueta con el estuche de sus ganzuas cuidadosmente guardado.

Por si acaso.

Nick necesitó poco tiempo para forzar la cerradura gracias a su pericia. Con un chasquido final, el detective giró la manecilla de la puerta y tiró suavemente de ella. Un leve chirrido, debido al óxido del muelle que mantenía la puerta cerrada, acompañó el movimiento.

En el interior no se podía apreciar ninguna luz y reinaba la calma. Con cuidado, los dos amigos entraron en el edificio y cerraron la puerta tras de sí. Unas escaleras de caracol descendían hasta la planta inmediatamente inferior. Desde donde estaban podían ver dos pasillos al pie de la escalera, que continuaba también hacia abajo hasta llegar a la planta baja.

Nick susurraba en la oscuridad. -Tú has estado dentro. Tú decides. Las palabras, cuanto menos, mejor. Y ambos sabían como era cuando uno se jugaba una mano con la suerte para hacer lo que tenía que hacerse.

Sí bueno....pero sólo estuve en el mostrador de la entrada, y debemos llegar hasta la primera planta, que es donde se encuentra el Colegio de Médicos - respondió Sheridan en un susurro mientras intentaba recordar con exactitud el plano del edificio que había visto mientras Mina y él hablaban con hombre de recepción.

De momento deberíamos ir por ahí - señaló el guía hacia la escalera de caracol, ya que parecía el único medio para descender.

Con cuidado se acercó hasta donde comenzaban los escalones, intentando escuchar cualquier sonido que pudiera rebelar que algún guardia de seguridad estuviese cerca.
Además, casi con toda seguridad, un guardia no haría la ronda en completa oscuridad, por lo que podrían verle llegar con bastante tiempo para reaccionar....o eso esperaba.

Nick siguió a Louis escaleras abajo. Todo seguía en silencio cuando llegaron al primer piso y hasta el momento no habían encontrado a nadie ni habían oído nada.

Esporádicos relámpagos iluminaban la escena, cegando a los dos amigos momentaneamente. Louis enfocó el haz de su linterna a izquierda y derecha buscando los números de las oficinas que se encontraban cerca de ellos. 1012... 1011... 1010... Louis indicó a Nick la dirección a seguir y ambos avanzaron silenciosamente por el pasillo hasta llegar al 1002 que se encontraba en el ala opuesta del edificio, cerca de otras escaleras.

Nick se quedó inmovil un momento y sujetó a Louis por el brazo.

Nick escuchó con atención, intentando averiguar si realmente había oído algún ruido o eran imaginaciones suyas. Un trueno retumbó fuera, sacándolo de su trance.

Susurró levemente a su compañero. ¿Has oído algo? Antes incluso de que le contestase, Nick se había pegado a la pared, buscando algún quicio de puerta o columna donde esconderse. A veces la mente te juega malas pasadas cuando la adrenalina fluye.

Esperaba que fuese una de aquellas veces.

Louis negó con la cabeza a la pregunta del detective, e inmediatamente le imitó para pegarse en la pared junto a él, apagando al mismo tiempo su linterna, pues aunque no hubiese escuchado nada debía fiarse de los sentidos de Nick, más agudizados que los suyos....sobretodo porque hasta hacía un segundo, todos sus sentidos estaban puestos en encontrar la puerta correcta, habiéndose olvidado de lo más importante, que no era otra cosa que la de que no les pillaran en esta intrusión.

Tocó el hombro del detective llamando su atención, para rápidamente señalar hacia la puerta que tenían justo al lado....la 1002.
Si permanecían en el pasillo serían visibles para cualquier vigilante que pasara por allí, pero si conseguían introducirse tras aquella puerta, tendrían una posibilidad.