Partida Rol por web

Erica asintió en silencio cuando escuchó las palabras de las dos mujeres. Lentamente, se sentó en un taburete, con un elegante vestido en las manos.

- ¿Quiénes lo asesinaron? ¿Dónde?

Aunque su voz sonó calmada, sus manos retorcían la seda con fuerza.

-En el Hotel Chelsea...

La mujer que estaba sosteniendo la percha y que respondió con voz trémula a la pregunta de su anfitriona no parecía Brenda, la efervescente americana que acababa de montar una encerrona a un pobre anciano para conseguir su propósito.

Los ojos enfocados en la tela, daban a entender que lo que estaban en realidad viendo era lo que la memoria les ofrecía, y lo que fuera, era aterrador. Se estremeció.

-...lo encontramos sus amigos, a lo que había citado para exponernos su último trabajo, y solicitarnos ayuda. Ya no hubo lugar, le mataron antes. Lo... hicieron... salvajemente. No sé quienes, no lo sabemos, ojalá lo supiéramos. Pero todo apunta a que la causa de su muerte, de su espantosa muerte ritualizada, está en esa investigación que llevaba entre manos, y por la que reclamaba nuestra ayuda. Y esa investigación era acerca de la expedición Carlyle.

Calló, recogió de nuevo el vestido que colgaba frente a sus ojos, y, despacio, empezó a deshacerse de los jirones en los que se había convertido su propio vestido para probarse el otro, mientras esperaba que Erica reaccionara al hecho de que tenían en común por lo menos una muerte...

Casi como si no se hubiera ido nunca, Nick volvió a aparecer en la fiesta, entrando por un pasillo lateral en la sala con toda la naturalidad del que vuelve de una incursión inoportuna en el lavabo. Sin alterar su marcha tomó una copa de la bandeja de un camarero que pasó junto a él, mientras miraba a un lado y a otro discretamente en busca de la anfitriona. Al no verla, se detuvo un segundo para localizar a sus compañeros y encaminó sus pasos hacia ellos intentando dilucidar si estaban manteniendo una conversación con alguien o, por el contrario, podía hablar con tranquilidad.

Henric emitió un suspiro de alivio al ver aparecer a su amigo en la fiesta. Sintió como sus músculos se relajaban levemente y cómo un gran peso se aligeraba encima de él.

Bien, ya está de vuelta, veamos qué es lo que nos cuenta sobre su exploración furtiva. Pensó con optimismo ante la investigación que se traían entre manos.

El artista le hizo unas señas con la mano para que los viera, y luego, con disimulo, señaló a Archivald y a la mujer con la que este hablaba, indicándole a su amigo con un gesto de la cara, que estaban entre extraños.

Reprimiendo el impulso de abordar al joven Stolze, interrogarlo y darle una reprimenda por haber tardado tanto, MacConlom disimuló como pudo su alivio y trató de no quedárselo mirando, intentando mantener su atención en la conversación de Kirkham con la joven, sin demasiado éxito. ¿Habrá averiguado algo? Que me aspen si esa cara inexpresiva revela algo, parece tallado en piedra -se dijo, no sin cierta satisfacción al contar con un tipo así en su bando, no demasiado diferente a como él mismo fue en su día.

La joven se llevó una mano a los labios en un gesto entre avergonzado y halagado, más ensayado que espontáneo, antes de continuar, acompañada por las risas que el comentario de Archivald había suscitado entre los presentes.

- ¡Es usted un atrevido, señor Kirckham! Dígame, ¿es cierto que, además de atrevidos, los hombres Tejanos tienen una gran... pistola?

Ja, ja. No es lo único grande que usan los tejanos, señora... señorita. ¿Quiere que se lo demuestre? - dice archivald acercándose a ella y ofreciéndole su brazo con un gesto galante y exagerado. Aunque no ahora mismo, claro, nos acabamos de conocer...

Nick se unió al grupo que formaban sus amigos, saludando a la señorita con una leve inclinación de cabeza y una educada sonrisa. Con un tono de voz alegre y distendido, que alguien incluso podría confundir con los primeros síntomas de una ligera intoxicación etílica, dijo,

-Me temo, señorita, que tendré que privarle de la compañía de este apabullante tejano durante apenas dos minutos, porque necesito que me acompañe a la mesa de las bebidas, para que me preparare un misterioso combinado de Bourbon, cuya fórmula secreta sólo él conoce... Pero no sufra, porque prometo devolvérselo sano y salvo y con una copa en cada mano...

Con las mismas Nick les hizo un discreto gesto con la cabeza a sus amigos para que les acompañasen hacia la mesa de las bebidas, donde podrían hablar con más discreción.

Pero... pero... - balbuceaba archivald al verse arrastrado lejos de los bellos brazos de la señorita por culpa del fornido Nick Stolze.

A este paso voy a acabar contratando a una mujer de compañía para poder...

Henric sonrió levemente ante la manera en la que su amigo sacó a Archivald de la conversación con la mujer, fastidiándole el plan para aquella noche. La situación le había resultado de lo más cómica.

Luego, siguió a Nick hacia un lugar más apartado hasta el que los guió, con el optimismo con el que desde que había comenzado la fiesta había encarado todo aquello, ansioso por saber lo que el detective tenía para decirles sobre su exploración de la casa.

Cuando se cercioraron de que estaban lejos de miradas y oídos indiscretos, preguntó por aquello que le estaba reconcomiendo por dentro desde que llegaron y comenzaron con la actuación orquestada por Brenda.

-¿Que tal ha ido Nick? Preguntó bajando un poco la voz, sin exagerar. Lo suficiente para que las palabras fueran silenciadas por el murmullo de la fiesta y que a pesar de ello sus compañeros las oyeran.

Nick cogió unos vasos de la mesa de bebidas y un par de botellas y los fue pasando entre sus compañeros, siempre con una sonrisa en la boca, mientras animaba ostensiblemente a Archivald a que llenara su vaso con lo que quiera que contuviera la botella que le había tocado. Mientras hacía todo esto, Nick comenzó a hablar en un tono mucho más serio que lo que su actitud dejaba entrever, procurando usar el volumen justo para que sólo pudieran oírle sus compañeros.

-He estado en el despacho de la Carlyle y, como sospechábamos, en la caja fuerte guarda cuatro libros que tienen toda la pinta de ser los que Jackson mencionaba en sus escritos... -Nick hizo una pausa para asegurarse de que nadie les estaba prestando atención.- La verdad, no me parecía ni práctico ni recomendable sacarlos de la habitación, así que los he vuelto a dejar en su sitio... Todos menos uno que llevo encima, -añadió, remarcando sus palabras con un leve gesto de su mano señalándose el pecho-, con el que espero atraer lo suficiente la atención de nuestra anfitriona como para que acceda a prestárnoslos o incluso a vendérnoslos.

Nick paró apenas un momento para dejar que sus compañeros digirieran del todo sus palabras antes de continuar.

-Precisamente, Archivald, quería hablar de eso contigo antes de abordar a la Carlyle... ¿Si ella está dispuesta a vender tú estarías dispuesto a comprar esos libros a un precio razonable?

Nick dio un largo trago a su vaso lo que, teniendo en cuenta que había acabado lleno hasta el borde de vodka le provocó un espasmódico ataque de tos. Con un hilo de voz y lágrimas en los ojos, se las apañó para añadir:

-... Y en este contexto, razonable seguramente quiera decir muy caro... (cough, cough)

La señorita Carlyle dejó el vestido en una percha y miró fijamente a los ojos a Brenda.

- No sólo atacaron a su amigo. También les atacaron a ustedes, a la salida de la Comisaría. Y también me atacaron a mí, al poco de mo... de desaparecer Roger. Desde entonces, Corey no se separa de mi. - Hizo un gesto con la barbilla, señalando la puerta entreabierta por la que se podían ver los amplios hombros del guardaespaldas. - Mi hermano... estaba metido en asuntos extraños. Tenía malas compañías. Y si lo que me cuentan es cierto, quizás ustedes también tengan esas malas compañías... o estén en peligro. Quiero saber todo lo que ha sucedido, qué sabía ese amigo suyo sobre la expedición de mi hermano, por qué esos asesinos van ahora a por ustedes. Y por encima de todo, quiero saber dónde está Roger.

Un poco más recuperado, y antes de que Archivald tenga tiempo de contestar, Nick mira hacia todos los lados y apostilla:

-Por cierto... ¿qué ha sido de las chicas? ¿Salió todo según lo previsto?

Archivald toma la botella de Bourbon y se sirve una copa con hielo mientras pone cara de disgusto y le dirige miraditas a la bella eliza.
Cuando finalmente nick le hace la pregunta se limita a responder sin ni siquiera mirarle:
- Si, claro.

-Eso es interesante. Dijo Henric al tiempo que rechazaba el alcohol ofrecido por su amigo señalándole el zumo que tenía en su vaso. He tenido bastante por un tiempo. Sonrió. De todas formas, aún tenemos que ver qué es lo que esos libros nos pueden aportar. Estoy seguro de que nos darán las claves que nos faltan en todo este misterio, pero mejor no hacernos ilusiones hasta que no veamos lo que has traido, no es la primera vez que nos encontramos.

Henric miró a su alrededor al igual que hiciera su amigo, para asegurase una vez más que nadie les estaba escuchando. Al mencionar Nick a las mujeres del grupo, se había dado cuenta de que aquello no había terminado aún. Con Brenda y Mina arriba, tenían que esperar para marcharse de allí y poder sentir algo parecido a la seguridad en el hotel en el que se alojaban.

-Las chicas han subido arriba con Erica. Después del pequeño teatrillo Erica ha parecido disgustarse bastante viéndo la casualidad de quién había sido la infortunada de ver su vestido roto y luego creo que se ha ofrecido a ayudarle con el mismo. Por un momento temí que te descubrieran, pero ya veo que no tienes fama por nada, jeje. Me alegro de que consiguieras lo que buscábamos, no has perdido práctica en tu oficio.

-Vaya... pues... fantástico... –fue toda la respuesta que pudo murmurar Nick, genuinamente sorprendido por la indiferencia con la que Archivald hablaba de cantidades de dinero que para él suponían las ganancias de muchos meses, probablemente años, dedicado a husmear en las desgracias ajenas...

Todavía dándole vueltas a aquello en su cabeza, alcanzó a escuchar que Henric estaba contestando a su pregunta y se forzó a concentrar su atención en sus palabras.

-Sí, bueno -le respondió esbozando una sonrisa-, ya sabes que tengo una debilidad por las cajas fuertes. Otros construyen castillos con mondadientes, yo abro puertas blindadas...

En un tono más serio, Nick siguió hablando,

-Lo que no estoy seguro es que debamos llevarnos ningún libro sin autorización. Para empezar, seríamos los principales sospechosos del robo, después de la entrevista de esta mañana, y después de lo del hotel de Ellias, lo último que nos interesa es volver a tener líos con la policía...

Aquí Nick hizo una pusa para dar un trago, esta vez muy breve a su vaso.

-...Si es que la señorita Carlyle llama siquiera a la policía. Imagino que será más que capaz de procurarse su propia justicia...

-No -continuó en el tono decidido del que ha pensado mucho sobre un tema, valorando pros y contras-. Lo mejor será hacerla ver que ahora sabemos que posee los libros y tratar esto como un negocio... Si os parece yo hablaré con ella. De esta forma, si no consigo convencerla, vosotros podréis volver a intentarlo alegando que ignorabais mi pequeña excursión por sus propiedades...

Mientras hablaba con sus compañeros, Nick volvió a encaminar sus pasos lentamente hacia los demás invitados...

-Ahora me temo, sólo nos queda esperar a que vuelvan nuestras amigas y la anfitriona...

Mina se acercó a Brenda por la espalda. La americana era diestra, mucho más de lo que ella misma sería jamás para esa clase de cosas. Pero cuando apoyó las manos en sus hombros para ayudarle a desprender los cierres de lo que había quedado de su vestido, para aflojarle esa parte y que pudiera quitárselo sin más esfuerzo, tenía otra intención. Extendió los dedos y amenazó con desprender lo necesario, con destreza, pero mantuvo la presión y la cercanía de su piel por unos segundos más de los necesarios. Aquella voz trémula, el levísimo rictus de su cuerpo altivo y orgulloso, quizás para Erica no significaban nada, pero para Mina sí. Significaban que lo que allí sobraban eran las palabras, y lo que se necesitaba era simplemente el contacto firme y fuerte, o al menos dispuesto, de alguien en quien realmente se pudiera confiar. Un contacto que recordara al cuerpo, tanto como al espíritu, que no estaban solos.

Desprendió el pequeño botón, el que ella misma había ayudado a abrochar antes, y la dejó. Brenda seguiría sin ayuda.

- Lo que nos ha pasado, y lo que le ha pasado, señorita Carlyle, es típico del comportamiento sectario - dijo Mina, volviéndose hacia ella y mirándola a los ojos - Los sectarios no empiezan por quien consideran que está metiéndose en lo que no debe: empiezan por afuera, por sus vínculos, y luego van hacia el centro. Pocas veces lo hacen al revés, aunque sí, también las hay - miró al guardaespaldas apostado en la puerta; igual que el hombre de Nick apostado en el hospital - No es necesario para ellos que uno esté efectivamente al tanto de lo que está sucediendo: les basta con saber que ha tenido contacto con quien creen que sabe cosas. Su único objetivo es evitar que los secretos de la secta se dispersen y salgan a la luz. En ese afán, no discriminan víctima alguna...

Miró las butacas. Luego volvió a mirar hacia Erica, y sonrió suavemente.

- ¿Quiere que tomemos asiento?

Brenda se giró y le lanzó a Mina una mirada cargada de reconocimiento, de cariño, de comprensión. Desde que eran niñas se tenían una a la otra, eran dos almas paralelas, tan distintas y, sin embargo, tan próximas. Y  no eran necesarias las palabras, un simple contacto, un roce, una mirada. Y estaba todo dicho.

Siguió sacándose el vestido, y empezó a ponerse el otro, en silencio, escuchando a Erica primero, y a Mina después. Asintió, sin más, a la descripción del proceder de una secta.

-Es así. Hace bien en mantenerse protegida, también nosotros lo intentamos. Pero verá, la razón de que la hayamos buscado, la de que estemos aquí, es que queremos llegar a desentrañar la madeja. Puede que sea una locura, y ya no es ni siquiera venganza, se lo aseguro. Es más que eso, es justicia. Es un grito de impotencia. Lo que hay tras ese velo oscuro, sangriento, es demasiado maligno como para dejarlo ahí, sin intentar desvelarlo, y con ello, destruirlo...

La miró ahora a ella, a su anfitriona, devolviendo la intensidad con la que antes Erica se había dirigido a la americana.

-Necesitamos saber todo lo que usted sabe. Lo que encontró cuando estuvo en África... a donde no descartamos ir también. Jackson encontró allí algo que le trastornó. Algo pavoroso. Algo por lo que murió...