Partida Rol por web

- Si se refiere a expediciones, no, en este momento no estamos financiando ninguna. Aún estamos en periodo de evaluación de varios proyectos. Es el momento perfecto, de hecho, para incluir en nuestra agenda esa expedición del Profesor Cowles a Australia. Ahora, si me perdona, me temo que he agotado todo el tiempo que puedo dedicarles sin desatender mis otras obligaciones. Si es tan amable, por favor indique a Albert los datos de contacto del Profesor Cowles para poder ponernos en contacto con en en la mayor brevedad.

Se levantó, tendiendole la mano a modo de despedida.

Por supuesto, y perdone las molestias. Seguiré hablando con Albert - archie se giro para salir de la habitación pero al abrir la puerta recordo la clasica educación inglesa y añadió una escueta y sencilla palabra antes de abandonar la sala. Gracias.

Por lo poco que había entendido de todo el tinglado que se había organizado, era que si existía alguna relación entre las dos expediciones como estaban seguros mis compañeros de que así era y yo no ponía en duda en ningún momento, en aquellas hojas debía de haber algo que nos llevara hasta el otro país, pero sólo se me ocurría una cosa y no sabía si sería demasiado acertada.

- Quizás no llegó a su destino todo lo que está inventariado. Puedo asegurar que lo que encontrado no siempre se corresponde con lo que aparece luego en los museos y siempre hay algo que se extravía.

Me quedé pensando unos segundos.

- Si conseguimos que nos digan las piezas que tienen en los museos y las que se han donado o cedido a otros lugares, quizás podamos encontrar alguna cosa que pueda darnos una pista..

-No lo se Mina. Respondió Henric a la mujer con un encogimiento de hombros. Aquí estoy como pez fuera del agua, aunque echándole morro quizás pudiera conseguir algo si tratara con alguien que no fuera Gavigan. El hombre ya nos tiene fichados. Dijo manteniendo el volumen de su voz en el el leve susurro que trataba de alejar la conversación de oidos ajenos al grupo.

Henric miró a su amigo del alma, que se deleitaba con el alcohol libre de prohibiciones de aquel país.

-Tal vez Nick pueda aportar algo más sobre eso, su experiencia también abarca el ambito de conseguir información. Dijo sonriéndole a su camarada. Pero de eso, que hable él mismo.

La siguiente en hablar fue Danielle, y Henric escuchó lo que decía.

-Esa es otra opción que habría que mirar, aunque no se hasta que punto podemos abrir nuestros canales de investigación para abarcar todo lo que nos interesa.

Nick escuchó con atención las palabras de Heric. De hecho llevaba algunos minutos absorto, sopesando las posibilidades, pero completamente alerta. Brenda le había pedido que tomase notas de todo lo que fuesen encontrando en aquel dossier pero Nick quedó por unos minutos plegado en sí mismo... ausente. Aquella información estaba incompleta... Gavigan ocultaba información importante y encima les ponía un vigía para asegurarse de que no husmeábamos donde no debíamos.

Quizá de la necesidad pudiese hacerse virtud, después de todo.

Nick adoptó un aire distendido y se acercó de nuevo a la bandeja. Mientras que la jarra del agua estaba intacta, la licorera comenzaba a temblar carente de su delicioso contenido. El detective había servido a sus compañeros y se había olvidado de sí mismo. Parsimoniosamente destapó de nuevo la botella de fino cristal y cuando fue a servirse....

- ¡Demonios...! Nos hemos quedado sin vasos. Er... ¿Albert, verdad? - comentó acercándose al lacayo de Gavigan. ¿Sería tan amable de traernos algún vaso más? Mucho me temo que las damas estaban sedientas y no me quiero marchar sin probar este magnífico brandy.

La excusa era más bien barata pero si se deshacía de aquel tipo igual podría husmear a sus anchas por los archivos de la Fundación. Y si no... siempre se puede regresar por la noche.

 El joven Albert, que parecía haber estado completamente ausente, asintió con rapidez, saliendo de la biblioteca. Al abrir la puerta casi tropezó con ArchiE, que volvía ene se momento, justo a tiempo de ver a sus amigos reunidos alrededor del escueto Informe de la Fundación, blocks en ristre y rostros serios.

Nick se sorprendió ante la seguridad de sus palabras. Aquel tipo asintió como un resorte... acostumbrado a obedecer sin pensar en la naturaleza o siquiera el origen de la orden.

De cualquier modo... a toda prisa Albert salió de la habitación seguido por Nick quien dejó paso a Archi y se despidió de sus amigos con una pícara sonrisa y un levantar de cejas.

- Ahora vuelvo... - susurró.

Bien. No tenía un plano de la Fundación pero los archivos no podían estar lejos. Sólo había que fingir cierta naturalidad y evitar a Gavigan y al torpe de su lacayo.

Aunque archivald se disponia a decirle algo a Albert omitió el gesto en el último momento al contemplar como Nick abandonaba la sala junto al ayudante así que cerro la puerta detrás suya y se acerco al resto del grupo sin prisas y relajado.

- ¿Algún avance en la investigación? Le he hablado al señor Gavigan de la expedición que quería llevar a cabo el profesor Cowles en Australia y se ha mostrado interesado. Cuando vuelva Albert hablaré con él al respecto y así tendréis más tiempo para inspeccionar esto sin presiones.

A la vista de la maniobra de Nick, Brenda se levantó del suelo, junto a Mina.

-Tendrás que explicarnos eso más detenidamente, amiga mía. Aunque creo que intuyo lo que estás diciendo.

Con el dossier en la mano, echó un vistazo rápido a lo que había en su interior, confirmando lo que Henric había ido enumerando, pero sin anotar nada. Después lo pasó a Mina.

-Voy a ver si en esta extensa biblioteca hay algo que pueda sernos de ayuda. Lo dudo, pero, nunca se sabe.

Y se dispuso a ello, cruzándose con Archie, al que saludó.

-Excelente idea, Archivald. Tenemos el informe, yo diría que escaso, y poco más. Pero esconden mucho, eso está claro.

Tal vez convendría aprovechar la biblioteca para buscar algo sobre el signo que nos mostró el señor gavigan que se parece al anq egipcio. ¿No creeis? - dice archie mientras toma un viejo libro con delicadeza buscando la forma de abrirlo sin estropearlo solo para descubrir tras estar un rato observándolo que lo ha cogido al revés.

Yo había intentado ayudar, pero ya tenía claro que había quien ni me miraría aunque me chocara con él de morror y mucho menos iba a hacer caso a alguna opinión, así que viendo que pensar era una absoluta pérdida de tiempo para mi persona, me resigné a volver a mi mutismo habitual.

- No voy a malgastar esfuerzos inútilmente.

Me crucé de brazos y me senté en una silla y miré a mi alrededor, tranquilamente, sin perder detalle de ninguno de los que allí estábamos, más por aburrimiento que por otra cosa. Desde luego que aquellos días no iban a pasar a mi memoria como los más interesantes y amenos del universo.

- Con calma Danielle.

-No tengo claro que tengamos permiso para ello, pero, ya que estamos aquí... Dijo Henric sin borrar la sonrisa de su cara, y ampliándola al ver la forma en la que Archivald sujetó el libro.

Se acercó a las estanterías, y repasó con la mirada los lomos de los que tenía en frente, buscando cualquier título que le sugiriera información útil que hayar entre sus páginas.

-Danielle... tú tienes más experiencia en estos temas que nosotros, ¿Te suena de algo ese símbolo? Aunque sea de casualidad, tal vez lo hayas visto antes en alguna de tus expediciones... Preguntó el artista seguro de que no les oían tras ver marcharse al tal Albert, y sin apartar la mirada de los lomos que estudiaba con detenimiento buscando algo.

Las notas de Mina continuaban allí, y asintió hacia Henric en cuanto el artista le hubo respondido aquello que le había preguntado. Luego miró a Danielle, y asintió una vez más, pues estaba de acuerdo con ella, era uno de los básicos de las expediciones. Pero finalmente los sucesos se desencadenaron, como una melodía in crescendo, en la cual no quiso intervenir por temor a interrumpirla. el tiempo le probó que su decisión había sido la más sensata, cuando tras la petición de Nick, Albert había salido despedido hacia cualquier otro lugar. Era momento de hablar. Los demás comenzaron a decidir cursos de acción, que terminaron en Danielle sentada de brazos cruzados como niño empacado tras la negativa a conceder un capricho. Mina la miró, mientras abría el dossier que Brenda le había pasado, y sonrió.

- A mí me parece una buena idea, Danielle. Es más que posible que no hayan catalogado todo lo que descubrieron, y aún más, que tampoco aparecen en ningún otro sitio. Podríamos intentar por allí, aunque a menos que el señor Gavigan nos dé acceso, creo que poco y nada podremos movernos hacia los museos. ¿Tienes alguna idea?

Miró a Archivald, se puso de pie y les llamó con un gesto, para hablar en voz baja, aún cuando Albert ya no estaba allí. Se acercó a la ventana, donde volaban las cortinas como volutas, y donde a su vez, el ruido de la calle penetraba como un susurro o un grito, encubriendo parte de su voz.

- Sé qué es el símbolo. Es atribuido a un faraón mago o hechicero, cuyo reinado fue fatal para el Alto Valle del Nilo. Terror, oscuridad, oscurantismo, todo eso y más. Hay una gran disputa sobre esto, pues se lo identifica en el Egipto pre-dinástico, pero los arqueólogos no están de acuerdo sobre qué sucedió en ese período de la historia de Egipto. Los que afirman que existió este faraón le llaman "el Faraón Negro", pero tampoco se ponen del todo de acuerdo de por qué no aparece mencionado en ningún libro de historia. Hay quienes creen que eso fue producto de una movilización racional, a conciencia, de quienes compilaron lo sucedido, para borrarlo para siempre.

Los ojos castaños los miraron a todos ellos. Parecía tranquila, como si hubiese asumido algo, o si hubiese tenido tiempo para pensarlo.

- Mi padre, que era un cazador que viajó muchísimo y participó en muchas expediciones y contacto con culturas africanas, algo sabía de esto. Me mandó a alejarme del Faraón Negro, y de algo que llamó la "Bestia sin Rostro". Eso fue inmediatamente antes de que acabara por perder la cordura por completo.

Mina hizo silencio. No había hablado con solemnidad, ni con horror, ni con tristeza, ni lástima. Era una charla simple, pero despedía una inmensa calidez, un cariño muy profundo. Volvió a mirarlos, como si se preguntara si había acabado por explicarse bien, y luego miró hacia la biblioteca.

- Dudo que encontremos algo de suerte aquí. Si estuviéramos en Estados Unidos, podría usar la biblioteca del profesor Landgrave o la de mi padre. Los libros ortodoxos no tendrán referencias a esto, y dudo que en la Fundación tengan otros que no sean de esos. Pero quizás sí, si no tienen idea de qué es lo que tienen.

Archivald quedo perplejo ante la información que había desvelado mina. Si hubiera tenido un cigarillo en la boca en este momento seguramente se le habría caído al suelo pues su cara de sorpresa era mayúscula.
¿Como? ¿Un faraón negro? Pensaba que los egipcios erán todos de la raza aria...

Brenda se rebulló, nerviosa. Estaba toqueteando los lomos de los distintos volúmenes que se alineaban en las estanterías de la biblioteca, leyendo los títulos.

Asintió a la declaración de Mina, ella había ya leído las anotaciones que la inglesa había hecho unos minutos antes en su libreta, y ya sabía por tanto de lo que estaba hablando.

Se volvió hacia el grupo con un suspiro de impotencia, allí no iban a sacar nada en claro, no en el tiempo del que disponían.

-Nada, tendríamos que quedarnos horas estudiando esto. -se acercó y bajó mucho la voz, mirando hacia la puerta, asegurándose de que Albert no volvía- Y tampoco parece que hayan dejado al alcance de cualquiera aquello que les pueda interesar a ellos. Porque, ¿no creéis que si nuestro inefable Gavigan lleva este símbolo en su reloj de pulsera, es que sabe muy bien qué significa? y posiblemente no sólo eso, puede que estemos ante una especie de culto. O de secta. Quizá la misma que destapamos en Nueva York, la de la mujer africana. Es decir, que es posible que estemos junto en el centro de un nido de víboras...

...acabó ya en un hilo de voz, aunque se había asegurado de que nadie más que ellos podía escucharla.

Mina sonrió a Archivald.

- Yo no diría que ningún egipcio era de raza aria, pero de todas formas, no. Imagino que le dirían "Negro" para designar el terror que instauró en su territorio y época, y por su vinculación con artes consideradas oscuras o prohibidas.

Pero, ante el apostillado de Brenda, la sonrisa se diluyó, y en algún sitio del fondo de sus ojos apareció un filo metálico.

- Si eso es así, Brenda, tenemos que salir de aquí lo antes posible. Pero a mí me parece más que Gavigan no tiene idea de lo que está llevando, porque si no, a menos que fuese increíblemente soberbio, jamás me hubiese permitido echarle un segundo vistazo.