Una vez mas el silencio seguido de una fria brisa proveniente del piso inferior se presento ante los aventureros. Algo o alguien había sido capaz de azuzar o adiestrar a las enormes arañas para evitar que curiosos se adentrasen en los pasadizos de la antigua mina de Kardhû. Y para mas inri, ellos mismos habían sentido en sus propias carnes lo que deparaba a los que se adentraban mas en el interior de la fria montaña; antiguos guerreros animados por sabe que arcano mal que defendian el descenso hacia el segundo piso.
Los aventureros que habían sido contratados por Gunter PicoFerreo se encontraban ahora ante el extraño aparato que llevaba por nombre montacargas; un artilugio enano para descender lo mas rapido posible a las galerias inferiores. Obviamente casi todos los aventureros allí presentes no habían visto nada parecio, o quizas si; sin embargo, la joven Brunilda, ya les había explicado su funcionamiento.
Estaba claro que sea lo que fuere lo que estaba amedentrando alos mineros enanos e impedía explotar el llacimiento de mineral de las minas de Kardhû se encontraba justo debajo,en el siguiente y unico piso inferior. O eso confirmaban las anotaciones mostradas en su momento en el asentamiento minero, poco antes de que los aventureros se adentrasen en la boca del lobo.
La fría brisa comenzaba a calar entre los pliegues de los ropajes de cada uno de los aventureros, muchos de ellos satisfechos de haber topado con antiguos pero útiles elementos mágicos que antaño pertenecieron a algunos renombrados heroes de las leyendas enanas.
Con cierta cautela los aventureros se acercaron al agujero hecho en piedra para dislumbrar si existía alguna fuente de luz en el piso de abajo. Servilmente, Brunilda acercó con su escudo en mano y con el, un bien sujeto cetro solar que iluminó el osucro agujero donde descansaba el artiluguio llamado montacargas...
Uriel escuchaba las cosas sobre los objetos encontrados por la enana.
- Si no tenéis a mal, por mi parte me gustaría manejar la Espada de Juramento. Puede que me sea útil y ayudar en nuestro enfrentamiento mas urgente aquí adelante. - Comenta mientras mira la oscuridad y preguntandose que les depararía.
Mientras sus compañeros se decidían por las acciones a tomar, el Mago de la Espada miraba hacia el montacargas, se giro hacia la enana.
- Lady Brunilda, ¿que deberíamos esperarnos en el interior? - Comento Uriel mirando y señalando el hueco que penetraba hacia la oscuridad.
La joven enana levantó a vista del agujero y con su caracteristica sonrisa, respondió al enigmatico maestro de la espada:
- Mi señor, del piso inferior se tanto como vos. Tal y como os comentó Gunter PicoFerreo en la posada del campamento minero; de los que se atrevieron a bajar solo unos pocos volvieron.- su sonrisa se desdibujo :
- Aquellos que volvieron balbuceaban historias de fantasmas, mientras mantenian una expresión de panico en su rostro.- mirando de nuevo hacia el resto de aventuraros, continuó: -No se que os podeis encontrar abajo, pero me da en la nariz que el ultimo encuentro que hemos sorteado no ha sido mas que un acto de bienvenida...-
Acercó su mano libre al extraño interruptor y un sonoro chirrido anunció la subida del montacargas. Recuperando mentras tanto la sonrisa, Brunilda anunció:
- Ojala Moradin nos tenga en su gloria y nos ayude en esta gesta...-
O pasaremos a engrosar las filas de los muertos...
Isabella hizo su característica mueca al pensar sobre lo que les esperaba unos metros abajo. Era la misma mueca que no podía evitar cuando se le proponía hacer un poco de trabajo físico... Mejor dicho: cualquier tipo de trabajo.
-¿Esta es la única vía para bajar? ¿Hay otras maneras?... ¿Alguna cueva descuidada...?
Tenía la impresión que los que les aguardaba abajo daba por supuesto que bajarían por el chisme enano de ruidos infernales...
Además, estaba sucio.
Uriel miro a sus compañeros y espero a ver que decían el resto. Pero por su parte estaba mas que dispuesto a descender con quien estuviera dispuesto. Mirando hacia el montacargas, reviso la zona circundante dispuesto a descender a la mínima señal de que todos estaban dispuestos.
Venga....
La drow suspiro pensando en los horrores que les esperarían en el nivel inferior si realmente lo que habían presenciado era solo una bienvenida. Pero había dado su palabra a los enanos y debía purgar las minas de aquellas atroces seres no muertos.
-Bueno.. Solo hay que hacer retroceder a la niebla hasta su origen, mientras que no dejemos que gane terreno no se fortalecerá mas ¿no?
Mahel da un paso al frente y sube al montacargas. Sonriente saca su espada y piensa que sería una buena forma de animar al grupo si la hace chocar ruidosamente contra el metal del aparato y los llama a acompañarlo a la aventura. Pero súbitamente el recuerdo de las heridas que recibió hace sólo un rato disipa esos pensamientos. Sea lo que fuera que haya allá abajo, mejor será no hacerlo enfurecer de antemano.
Guardando nuevamente la espada, y hablando tan bajo que no parece èl, llama a sus compañeros...
- ¿Vamos?
Uriel se posiciono al lado del Montacargas para colocarse al frente del descenso y cubrir en caso de sufrir un ataque cuando alcanzaran el siguiente nivel.
El Espadachín agarro firmemente la empuñadura de su nuevo arma y dispuesto a todo miro al resto de compañeros para ver si entraban o que.
Sin mas preambulos, los aventureros guiados por la joven enana descendieron en el llamado montacargas. Los chirridos del metal y los engranajes sonaban como un millar de maullidos de gatos y, de vez en cuando se escuchaba un sonoro POTOTRON!, que sulenciaba durante segundos los incesantes maullidos.
Ninguno de los presentes supo calcular cuanto habian bajado pero, cuando en montacargas termino su trayecto; los aventureros observaros como, al fondo de la nueva galeria se podia observar una enorme maquina de la cual salia un hilillo de aquel humo verduzco que habian presenciado en la galeria superior. cerca de ella una figura enana toqueteaba algunos resortes de la misma y maldecia entre dientes.....
- Vamos..vamos..maldita maquina, ¡funciona de una maldita vez!!.- bramó el extraño encapuchado mientras golpeteaba con sus herramientas la monstruosa maquina de humo ....
Akvahn, quien se había ajustado los guantes y estaba listo para formular el primer hechizo que le chisperreaba en la punta de la lengua, parecía decepcionado. Si el ataque de los no-muertos era mas maquinaria enana era a causa defectuosa pensaba ensañarse con el culpable, fuera su ataque intencionado o no.
Aún así hizo crujir los dedos al abrirlos y cerrarlos y preparó la varita.
-Exijo una satisfacción, y me da lo mismo si es un asesinato por la espalda. Por desgracia hay demasiados testigos.
El descenso hacia las entrañas del mundo fué lento y... decepcionante
El artefacto enano para ahorrarse peldaños hacía un ruido la mar de desagradable. ¿Por qué le pusieron este sonido? y era todo menos delicado. Las vistas no eran mejores. Si como mínimo hubiesen empaperado las paredes con colores...
Y una vez abajo... más moho, polvo y más artilugios enanos. Parecía obvio el orígen del humo verde... Así que Isabella miró significativamente a Mahel y Uriel con la mirada típica de la doncella que espera a que el caballero se dé cuenta que tiene que hacer algo...
¿No iban a creer que ella se ensuciaría las manos con ese enano? Sólo los dioses sabían a qué apestaba el aliento del desconocido.
Prefería que fueran los dos elementos "duros" de la expedición los que le diesen la paliza al desdichado. Esta vez la magia de Akvahn se le antojaba demasiado "sutil"
No hacía falta ser demasiado perspicaz para darse cuenta de que aquella encorvada criatura no se traía nada bueno entre manos. Y tras echar una mirada a sus compañeros Mahel observó que todos parecían compartir su sospecha.
Por suerte, el pequeño monstruo parecía no haber percibido todavía su presencia, así que el factor sorpresa estaba de su lado. Aunque lamentablemente nadie del grupo parecía lo suficientemente ágil como para acercarsele sin ser notado. Además, no era cuestión de asesinarlo por la espalda. Que por ser feo y de aspecto malévolo no lo hacía necesariamente culpable de nada (después de todo, ¿no habían, acaso, realizado todo el trayecto hasta aquí acompañados de un Shadar-kai?)
Lo que sí era realmente intimidante era la enorme máquina. Tal vez, la mejor opción era alejar al enano de ese armatoste, para que no pudiera activarlo.
Con un gesto, pidió a sus compañeros permiso, para intentar algo osado...
Bien, mi idea es la siguiente: Aprovechando que el enano no nos vio, y que tengo una alta puntuación de "Engañar", tratar sorprender y enredar al desdichado con palabras, de manera que pueda interponerme entre él y la máquina. Y luego, si la situación lo amerita y ustedes lo quieren, fulminan al pobrecito con hechizos y rayos violáceos. ¿Qué me dicen?
La mujer noble no dijo nada ni se movió al ver la expresión de Mahel. Sólo asintió delicadamente.
Siempre eran bienvenidas las iniciativas para ahorrarse esfuerzos.
A Lady Isabella le place que se intente solucionar el asunto con palabras (y a poder escoger, sentados con un poco de té y unas pastitas).
Además, se le da mal ser sigilosa: lleva toda la vida esforzándose para hacerse notar. Y esto de acercarse sigilosamente por la espalda se le antoja "típico de vagabundos"
Nhyria, pareció entender las intenciones de su compañero tiflin y asintió, empezando a moverse ella lo mas sigilosa que pudo en otra dirección tratando de mantenerse en las sombras, y de tal manera que cundo el pequeño humanoide se encarara a Mahel, ella quedara a sus espaldas y por tanto con la ventaja en caso de que las cosas fueran mal.
Motivo: Sigilo
Tirada: 1d20
Resultado: 2(+6)=8
Pues aprobechando eso, yo voy a intentar colocarme en una situación ventajosa también, asi si hay que pasar a la acción tengo ataque sorpresa.
No se si por oscuridad y tal tendre algun modificador al sigilo.. Por si acaso e puesto solo lo básico mio.
Entre los silbidos de vapor y los chirriantes engranajes, parecía que encorbado ser no se habia percatado aun de la presencia de los aventureros; ya que se afanaba por poner de nuevo en marcha esa gargantuesca maquinaria. De repente un extraño silencio se adueño de la galeria donde se encontraban. La criatura se frenó en seco manteniendo la mirada fija sobre la maquina. A simpre vista se podía apreciar cierto temblor en su cuerpo, como quien tiembla al ver algo aterrador. De su mano cayó lo que todos pudieron reconocer como una llave de juntas enana. La que mas se asombró ante la visión de ese artilugio fue la siempre agadable Brunilda, que esta vez su entrecejo se frunció al oler que algo no iba del todo bien.....
- Mis señores...- susurró lo mas bajo y entendible que pudo para no ser desubiertos:- algo raro ocurre aqui, eso que le acaba de caer de la mano es una llave de juntas enana ...- dejo que su mirada buscase aquel artilugio y continuó:- Solo los artifices enanos la usan como es debido, una alimaña jamas podria llegar a usarla correctamente...-
Quizas por que el eco de la galeria era lo suficientemente propició o que la pobre Brunilda no habia medido bien su tono de voz, el rechoncho personaje se giró ante los aventureros y, con asombro aullo:
- ¡No! aun no...no debiais haber llegado hasta aqui...¡Malditos aventureros!-
Akvahn hizo crujir los dedos, aunque no era hombre de acción era rencoroso y odiaba a quienes se creían dignos de utilizar la magia en cualquiera de sus formas, lo consideraba un insulto. Por el momento no necesitaba mas motivación, ya que liberar a los enanos de los fantasmas que los aterraba nunca se había encontrado entre sus prioridades.
-No se a que dios tienes por costumbre rezar pero deberías prepararte, pronto te reunirás con él.