Partida Rol por web

Clara parecia una muchacha agradable fue eso lo que hizo que Isabel tuviera interés en saber más acerca de ella —Y ... os puedo preguntar ¿a qué os dedicais exactamente vos y cuál es la relación que tenéis con Juan? 

"Perdón pero habia estado distraída"no merecía que le contara nada mas...

Ella no le caía muy bien a Urraca, quizá fuera por mi implicación y su señor, o quizá sea porque la señora no le gustase mi estancia y para que me tienen.

Cogí el cesto de verduras y camine junto a ellas, el dia se estaba poniendo mejor y era una lastima que tuviera que volver.

"Cuidado Señorita Urraca no vaya a resbalar" ande con cuidado fijandome que el graznido de un cuervo era mal presagio.

Cuando estáis hablando en el puesto de Safira los dos alguaciles llegan hasta vosotros. Visten con las ropas de la ciudad y portan mazas, así como dos escudos con el emblema de la ciudad. 

- ¡Eh tú, marrana! Te hemos visto robando a dos buenos cristianos. Vamos, acompáñadnos hasta el Corregidor de Toledo Don Manuel Gutiérrez. Ahora. 

Ni siquiera miran a Tarik pues tampoco lo consideran importante. 

¡Uff! Dejadme que retome el aliento, con tanta carrera me he quedado sin resuello. Ahora si sois tan amable ¿podrías llevarme hasta Juan?. Por cierto, os debo una y estaré encantada de devolveros el favor en cuanto surja la ocasión.

Clara te mira sonriente y hasta divertida

- Juan está ahí dentro - Dice señalándote la casa frente a la que os encontráis - No te preocupes, ¿para eso estamos, no? Para ayudarnos las unas a las otras... Hoy por ti, mañana por mi...  Si quieres devolvernos el favor... Ayuda a cualquiera de las nuestras que veas en apuros... 

Y ... os puedo preguntar ¿a qué os dedicáis exactamente vos y cuál es la relación que tenéis con Juan? 

 - ¿Yo? Es fácil, soy una Ramera... Y de las mejores - Vuelve a guiñarte un ojo - ¿Relación? En las calles debemos cuidarnos entre todos y Juan... Bueno, Juan cuida de aquellos que creen merecerlo... Trabajar para él aporta ciertas... Ventajas. Mejor ve dentro y conócelo por ti misma... 

Cuando entráis a la casa observas que en su interior hay gente sentada en viejas sillas de madera, algunos levantan la vista y te miran con indiferencia, aunque notas que están claramente pendientes de ti y vigilándote, mientras que a Clara la saludan con la cabeza. En una de las mesas más centrales hay un grupo de unos 3 hombres y 2 mujeres que parecen estar hablando entre ellos. Uno de los hombres destaca entre el resto pues no solamente es el más alto de todos sino que es el que tiene la espalda más ancha y porta también una espada. Una de las mujeres fija su mirada en Clara, asiente y hace un gesto al hombre más llamativo. Éste se gira y observas un rostro serio, firme y con la mitad del rostro desfigurado con lo que parece ser una enorme cicatriz de algún tipo de quemadura. 

"Cuidado Señorita Urraca no vaya a resbalar"

Se gira y te lanza una mirada de desaprobación mientras continua caminando.

Mientras camináis de vuelta a la casa de la Señora Luisa observas que hay un par de alguaciles (guardias) frente al puesto de la judía, que el muchacho árabe está con ella de nuevo y que los alguaciles parecen no estar de buen humor. Te parece oír algunas palabras sueltas como "marrana", "robando" y "·corregidor". 

Safira finge sorpresa cuando la guardia llega hasta ella y le da el alto.

- Me temo que se equivocan vuesas mercedes-dice intentando mantener la calma-Si sabéis de mi, sabréis que no tengo ninguna necesidad de darme al latrocinio. ¿Y qué es lo que se supone que he robado y a quién? Decidme que con gusto resarciré a los ultrajados con tal de no dejar mi puesto un día como hoy, pues más sería la pérdida en ese caso. Por supuesto, si os avenís a razones, habrá también una gratificación para vuesas mercedes.

Ambos guardias se miran el uno al otro, se ríen de las palabras de Safira y vuelven a mirarla seriamente

- Acompáñenos ahora... Puede hacerlo por las buenas o por las malas... Por las buenas sólo será una mercader que acompaña a un par de alguaciles, por las malas será una marrana detenida por dos alguaciles... Piense cuál de las dos perjudicaría más al negocio de su esposo... 

De reojo miran al árabe, no saben muy bien qué hace ahí... Quizás piensen que es un cliente. 

Tragose su orgullo Safira, que de buena gana habría abofeteado a los guardias por reírse de ella, mas sabía que siendo judía, ante la guardia y justo cuando se habían hecho tan graves acusaciones, tan solo le traería la ruina. De modo que no tuvo más remedio que avenirse a las demandas de los guardias. 

-Ténganse vuesas mercedes, que no soy de hacer escándalo. Vos acompañaré de buen grado sin causar ningún problema, que ya trataré con el señor corregidor lo que tenga que tratar. 

Antes de partir, dirigióse a su criado. 

-Encárgate del puesto y manda un mozo a mi casa, a avisar a mi marido de lo acontecido. 

Y dicho esto, se puso a disposición de los soldados de la guardia.

-Cuando gusten...
 

No podía creer que se estuvieran metiendo con la judía y tampoco iba a dejar que se metieses o inventasen quizá podría darles una oportunidad sin querer...

"Espera no corran que aun esta resbaladizo..." En el momento de pasar por detrás resbalo muy sutilmente agarrándome de la capa de los alguaciles..intentaría cambiar el hilo de la conversación.

"Ahhiii"

Tarik se dirige a los alguaciles, de forma calmada y tratando de ser lo más convincente posible.

Señores alguaciles. Debe de tratarse de un error. La mercader no se ha separado de mí. Hemos estado negociando unas compras que necesita mi señor el emir Hassán ibn al-Rachid, que como saben ustedes se encuentra en esta bella ciudad invitado por su majestad el buen rey don Pedro. Y a buen seguro mi señor sentiría insatisfecho si no pudiera obtener lo que necesita su séquito, y todavía más si se corriera el rumor de que trata con ladrones, aunque no sea cierto. Así que, ¿no sería mejor que busquen al ladrón por otra parte?

El hombre de armas se lleva un chasco, la mujer puede que sea bella para algunos pero no es del gusto de Rafael. Asi que no avanza más en esa dirección. Además, poco interés tiene en que le relacionen y vean tratando con infieles.

Cuando está dispuesto a irse, cae en la cuenta de que ha visto un rostro familiar o eso cree el.

-¿La señorita Luisa estaba por estos lares? Supuso que no hay nada malo en caso de que fuese cierto pero era algo que si merecía la pena asegurarse pues se debía a su señor y por extensión a su familia. Diose media vuelta y marchó a paso liviano para constatar.

Poco a poco te diriges hacia el exterior de las murallas. Tu paso es lento a causa de las gentes que hay hoy en el mercado. Aún así, tienes la ventaja de que tus ropajes hacen que la gente te respete y se aparte de tu camino con una reverencia cuando pasas a su lado. 

Finalmente llegas al exterior y sobre un árbol te parece distinguir tres cuervos negros como la noche, sus ojos son cristales carmesí. Cuando te acercas un poco graznan y salen volando como almas llevadas por el mismo demonio... A los pies del árbol parece haber una figura envuelta en telas...  

Conoces bien a la Señora Luisa por lo que no te cuesta mucho otear por el Mercado hasta que al final de una de las calles, junto a un puesto de telas, la ves acompañada de una de sus damas de compañía. 

Sus castaños cabellos recogidos en un hermoso trenzado brillan con los rayos de la mañana, las pequeñas gotas del rocío parecen ser piedras preciosas en sus cabellos y sus ojos grises te miran con una sonrisa cuando divisa tu presencia y te saluda con la mano en un gesto para que te acerques a ellas. 

Los guardias se miran casi con desesperación ya

- Lamento comunicarle que Su Majestad Pedro I no ha invitado a ningún moro a nuestra ciudad... Usted puede quedarse con su gente aquí en el Mercado pero la judía debe acompañarnos... 

De repente, una muchacha de aspecto árabe y con los signos de ser una esclava se tropieza con uno de los alguaciles. Éste se gira y la mira con desprecio. 

- Mira moro, una de las tuyas... Parece que ha venido a buscarte...