Partida Rol por web

Pasa totalmente de mi, algo normal, para que decirlo. 

Escucho el pago y pongo los ojos en blanco. Demasiado tiempo sola claro.

Después la pregunta de la jarl, a la que no puedo evitar añadir en bajito: -¿Y en pocos días?- 

De todas formas estoy inquieta, ella es la jefa, pero de ahí que nos pidan como si fuesemos corderos para un asado, no me hacía maldita la gracia...

La dama asiente a la pregunta de Jorunn, esperarlo una hora e irá con vosotros. 

Está bien, hablaré con el. Respondí con semblante serio.No sabía como reaccionarian los hombres a esto, la dama era hermosa, pero también era una bruja. Podía ser un gran honor, pero no se si estaría alguno dispuesto.

 Me dí la vuelta y fuí a hablar con los hombres.

- ¿De que hablas? - pregunto a Thorgrim. Sigurdr y yo no hemos notado nada. - añado mirando al guerrero para que confirme mis palabras.

- ¿Que te ha pasado Thorgrim?

Sigurdr respondió negativamente con un asentimiento a Björn, para luego dirigirse a Thorgrim: - Por los dioses que me alegro de tenerte de vuelta viejo oso, estabas como alelado mirando al tendido y sin reaccionar, no hemos visto rastro de ser vivo algno, pero temo que algún hulda te haya hechizado con sus poderes maléficos, detesto el seidr, detesto lo que esa magia nefasta puede hacerle a la mente de un hombre fuerte, no me parece justo que los dioses toleren semenjantes cosas.

- Ven Thorgrim, aléjate hacia el fondo de la cueva mientras esperamos y recuerda las órdenes de la Jefa, no debemos tocar la comida de la cueva. Parece que hay cosas en las profundidades del mundo que conciernen a las mujeres y son peligrosas para los varones, cosas y asuntos en los que de nada vale una recia espada y un corazón valeroso.

El berserkr escuchaba estupefacto a sus compañeros, todavía algo aturdido del estado de trance, del que acababa de salir.
Girando los brazos y las manos observó de nuevo su piel en busca de las manchas, que hasta hace poco se extendían por todo su cuerpo con una amenaza de muerte. No estaban. Habían desaparecido. La bruja había jugado con él y por Odhinn, que había elegido al falso compañero de juego.

- Esa bruja me ha hechizado. Me ha lanzado un conjuro a traición. Se ha atrevido a atacarme a mi... ¡A Thorgrimm Olavson! - trono la voz de Thorgrimm.

Sus músculos se volvieron a tensar. Su corazón guerrero pedía venganza. Sujetando de nuevo el hacha con tanta fuerza, que parecía iba a destruir el mango sólo con las manos, se dispuso a terminar lo empezado.

Seguir las órdenes de la jefa, había dicho Sigurdr. Su dama Jorunn. Les había dejado bien claro, que debían de esperar y dejar hacer a las mujeres. Entonces recordó la misión, que les había llevado hasta allí y que estaban a punto de concluir y volvió a relajarse algo. ¿Habría sido el ataque de la bruja una prueba? ¿Querría comprobar las intenciones del grupo?

Haciendo caso de su amigo Sigurdr, se dirigió hacia donde se encontraban sus compañeros.

- ¡Está bien! ¡Esperemos entonces! - les confirmó sus intenciones. - Pero no os fieis, de nada de lo que veais o sintais. Aquí hay poderes oscuros, que intentan confundirnos.

Jorunn y Nora aparecen no ha pasado mucho solo un breve tiempo, y la encontráis ilesas, aunque las antorchas que llevan ahora se encuentran apagadas. 

¿Todos bien? respiro, tomo aire y me dirijo a Sigurd. Tenemos que hablar . Hago otra pausa, a solas

Espero que me den las novedades si las hubiera y luego me llevo a Sigurd aparte.

Thorgrimm se alegro de ver a las mujeres de vuelta.

Aunque la espera no había sido larga, había estado bastante intranquilo, pensando lo que esa bruja podría haber hecho con ellas. Su alivio se reflejó en su cara con una amplia sonrisa y poco falto para que el berserkr, que no mostraba piedad en el campo de batalla, las diera un fuerte abrazo a modo de saludo.

Pero el rostro de su dama Jorunn parecía serio. Ahora quería hablar con el hirdman. ¡A solas! Fuera lo que fuera, lo que había sucedido en aquella cueva, su misión parecía no haber llegado aún a su fin.

Frunciendo de nuevo el ceño, volvió a sentarse a esperar, que Sigurdr y Jorunn se pusieran al día de lo ocurrido y les comunicarán cuáles eran los próximos pasos a seguir.

Sigurdr sintió que la tensión acumulada en los últimos instantes desaparecía poco a poco sustituida por un gran alivio. Palmeó amistosamente la espalda de Thorgrim agradecido de que estuviera de nuevo recuperado.

El alivió se vio acentuado considerablemente cuando vio a Jorunn y Nora. Con un sonoro suspiro de alivio el hirdman procedió a informar convenientemente a la hija del Jarl, poniendose en pie muy derecho:

- Bienvenida jefa, estamos sin novedad, salvo porque algo le ha pasado al viejo oso, está bien, pero parece haber sido objeto de un hechizo o maldad semejante...- al comprobar que Jorunn necesitaba tomar aire una cierta preocupación le invadió, lo que le hizo añadir: - ¿algún problema jefa? ¿veníais corriendo, no os perseguirá alguien- Y al pronunciar estas palabras requirió el escudo y echo mano al pomo de la espada como para desenvainar.

Como Jorunn le ordenara ir a hablar con ella a solas, un fugaz pensamiento lascivo le cruzó por la cabeza...quizá lo que quiera decirme sea algo íntimo...pero rápidamente rechazó este pensamiento, la situación no era precisamente para pensar en esas cosas, aunque soñar es tan barato...ni se te ocurra volver a pensar esas cosas Sigurdr, las mujeres siempre saben cuando las miras...lo siguiente será que los muchachos del hird me hagan rodajas por atreverme a poner los ojos en la hija del "viejo"...pensó intentando recuperar la sensatez - voy jefa estoy contigo - añadió atendiendo a las instrucciones de Jorunn.

Llevé a Sigurd a un rincón aparte. LA Volva quiere yacer con uno de los hombres como pago por sus visiones. He pensado en tí. Ella es hermosa, gozarás mucho. ¿Cuento contigo? Esperaba que la belleza de la Volva le hiciese olvidar el miedo irracional que podía causar, yo tenía miedo de lo que podía hacerle, pero no dije nada. La Dama nos prometió devolverle sano y salvo y no esperaba que faltase a su palabra.

Sigurdr miró a Jorunn inquieto y un tanto asustado, lo que su jefa le proponía no estaba demasiado lejos de lo que él mismo había pensado hacía tan sólo un instante, pero de una manera sutilmente más horrible. La idea de yacer con la volva era al mismo tiempo enormemente excitante y cruelmente aterradora. En un parte de su mente estaba seguro de que esta petición sería para su mal dijera lo que dijera su jefa, pero por otro lado, la idea de retroceder por temor a un peligro en un lance como este se le antojaba repugnante, la misma sensación de peligro la hacía más excitante...durante un tiempo dudó sin saber que hacer, procurando sostener la mirada de Jorunn sin vacilar.

Al final llegó a la conclusión...Sigurdr era un hirdman, un guerrero al servicio de Jorunn, un hombre que se debía a la lealtdad que le inspiraban sus jefes y, como tal, no podía retroceder:

- Jefa...me pides mucho - musitó en voz apenas audible y sintiendo la boca seca, pero añadió enseguida - soy uno de tus hombres Jorunn, tu mandas y yo obedezco, tanto si me mandas esto como si me mandas saltar a la boca de un dragón....si es tu deseo yaceré con esa mujer...¡y por los dioses que ha de quedar saciada! jajajjajajaj - estalló en carcajadas francas y fuertes, aunque un punto forzadas mientras lanzaba su bravuconada que no tenía otro objeto que relajar la tensión y convencerse a si mismo de que no tenía miedo.

Finalmente añadió, está vez en un tono muy serio: - de todos modos, cuídate de esa hechicera jefa, creo que antes ha hechizadoa  Throgrim...si, aunque parezca increíble ha podido con un berserk. No hace mucho lo vi que se quedaba como alelado mirando al tendido y sin atender a nada, tuvimos que pararlo entre Bjorn y yo. Finalmente despertó farfullando cosas inconexas sobre esa bruja...cuidate jefa, la magia no es algo limpio....

Cuando Sigurd estalló en carcajadas me relajé, le golpee el hombro y me reí con el. Luego cambió de tono, me quedé seria ,pensativa.

 Si pasa algo grita mi nombre y acudiremos, sea o no la voluntad de los Dioses. Dejaría al hirdman ir, pero si se encontraba en peligro acudiríamos todos al rescate, Jorunn no deja tirado a uno de sus hombres.

Jorunn se aleja de vosotros para hablar en privado con Sigurdr, solo escucháis  las carcajadas del hirdman... Después la noble se reúne con vosotros. Mientras que Sigurdr se adentra en la gélida cueva.

Te adentras en el interior del dominio subterráneo, una inmensa sala circular. Las paredes cubiertas de cristales de escarcha irradian un resplandor espectral y la bóveda de la caverna se eleva a más de cuarenta pasos. Unas gotas de agua caen de las estalactitas y forman un lago en el suelo. Aunque lo más sorprendente de todo es una columna gigantesca, formada por la unión de una estalactita y una estalagmita gigantes que preside el centro de la sala, en cuya superficie hay grabada una increíble representación de Yggdrasill. Sus raíces se sumergen en la superficie del lago y el follaje esculpido se pierde entre las estalactitas.

El frío se hace más intenso y unas nubes de vapor blanco que emergen de tu boca queda suspendida en el aire. En un trono esculpido en una gran estalagmita dorada está la Dama de Escarcha. Sus rasgos finos y delicados resaltan su belleza y sus cabellos son tan claros que parecen blancos, tan blancos como su piel y como su atuendo orlado con piel de visón. La maga te dirige una sonrisa burlona y clava en en ti sus ojos gélidos después se levanta dándote la impresión que es grande, incluso para ser una mujer del norte, y te hace una señal para que la acompañes.

Te conduce a una sala contigua envuelta en su manto de pieles y una hora más tarde vuelves con la sensación de haber vivido una experiencia maravillosa aunque aterradora. Notas sin embargo que eres menos susceptible al frío.

Después de una hora Sigurdr vuelve con vosotros...

RELATO

Jorunn se introdujo en el pasillo de la derecha sin dudarlo más.

Las paredes cubiertas de cristal de escarcha iluminaban la cueva con un resplandor espectral. El frío se hacía intenso y las nubes de blanco vaho que flotaban al salir de sus bocas en cada respiración se sumaban a la atmósfera de invierno perpetuo. Finalmente, llegaron a una inmensa sala, algo circular y bañada de esta misma luz irisada. La bóveda se elevaba a más de cuarenta pasos por encima de sus cabezas. Unas gotas de aguas resbalaban por millares de estalactitas y caían en un lago que ocupaba la mayor parte de la cueva y el eco de estas al caer, resonaba de manera ensordecedora y ocultaba cualquier otro sonido, incluso el de las pisadas de las botas en el suelo rocoso. Una columna gigantesca, ocupaba todo el centro de la superficie del agua, tan ancha que ni seis hombres cogidos de la mano podrían rodearla por completo. Hildr llamó la atención de su compañera y le señaló este elemento fantástico del decorado. La noble hija del clan Helgi se quedó con la boca abierta.

- ¡Yggdrasill!

Ella solo había visto una vez la representación del árbol del mundo en una piedra cincelada a la salida de una aldea, pero habría sido capaz de reconstruirla. La imagen se extendía sobre la columna mineral y sus raíces se hundían en la superficie del lago cubierto por una fina capa de hielo. El follaje esculpido se perdía entre las estalactitas. El grabado continuaba por toda su base. En algún momento ellas reconocieron los anillos de Jotünheimr, el país de los gigantes. Atónitas, las dos jóvenes podían apartar la vista de allí y deseaban encontrar otros detalles en la figura. Jorunn soltó una pequeña carcajada cuando descubrió la figura de la ardilla Ratatoskr, que tenía su nido en las ramas. Bifrost, el Puente Arcoíris que lleva a Asgardr, el reino de Hel, el palacio de Odhinn... Toda la grandeza de Yggdrasill estaba allí, ante sus ojos.

- Nunca había visto una reproducción tan precisa del universo - exclamó Jorunn.

- La pregunta es: ¿quién habrá hecho una maravilla como esta? respondió Nora.

Una borrasca glacial recorrió de repente la amplia caverna. En ese preciso momento se formaron unos cristales de escarcha en sus ropas, en las cejas y en las comisuras de sus labios y, sin que nadie la hubiera visto venir, una mujer grande y tan blanca como la nieve apareció en el umbral del túnel por el que ellas habían llegado. Sus pies se desvanecían en una niebla opaca y estaba envuelta por completo en un pesado manto de pieles tan blanco como la nieve. Una diadema de oro sujetaba sus cabellos dorados que llegaban hasta el suelo y media docena de trenzas entrelazadas con hilos de plata enmarcaban sus ojos malvas, quizás demasiado grandes para su fino rostro.

- Bienvenida a mi morada, Jorunn Hrolfsdöttir.

- Tú nos... -murmuró la joven noble-. Pero como...

La Dama de Escarcha sonrió como única respuesta. Les indicó con el dedo que guardaran silencio y que la siguieran, antes de darse la vuelta y desaparecer en la niebla que se formaba en torno a ella.

Las dos amigas intercambiaron una mirada de inquietud. Después Jorunn se dirigió hacia el corredor que estaba en penumbra.

No hemos venido hasta aquí para volver sin respuestas - declaró como único comentario.

Continuación...

El temporal se detuvo tan bruscamente como había empezado. Los tres hombres intercambiaron algunas miradas tensas ante este extraño fenómeno. Después de quitar la nieve que había a la entrada del refugio salieron para disfrutar del sol que despuntaba de nuevo entre las nubes grises. Justo en ese momento Jorunn y Nora salían de la caverna por la que habían desaparecido dos horas antes.

De vuelta visteis los rostros severos y pálidos de las dos jóvenes. Estas se dirigieron con paso firme hacia sus compañeros que formaron un corro en torno a ellas. La heredera del clan Kjari estrechaba entre sus brazos una larga lanza magníficamente trabajada. El filo parecía de plata y había sido cincelado con figuras de animales: lobos, cuervos y caballos se mezclaban en una horda salvaje. El asta de una madera clara daba una sorprendente impresión de solidez y ligereza. Varias runas grabadas se repetían longitudinalmente, pero, como estaban poco versados en este saber, tan solo reconocieron la de Odhinn.

En ese momento vieron las manos ensangrentadas de la noble. Antes de que pudieran hacerle alguna pregunta, ella se apartó de su lado sin  mediar palabra y se sentó en una roca frente al acantilado. Con un pequeño gesto Nora los retuvo y les indicó que la dejaran sola. Unas ojeras púrpuras rodeaban sus ojos y le otorgaban una expresión de extrema lasitud.

- ¿Qué ha pasado? -la instó a responder Sigurdr -. ¿Habéis encontrado a la hechicera?¿Alguna noticia acerca de lo que nos espera?

Los otros cerraban aún más el círculo en torno a ella, impacientes por oír sus explicaciones. Nora, incómoda, se apartó, sacudida por un largo escalofrío. El hirdman enseguida se quitó la capa y cubrió los hombros de la joven, mientras Thorgrim le ofrecía un odre para que bebiera. Cuando estuvo más tranquila, Nora recuperó la compostura.

- Ninguna respuesta, solo nuevas preguntas - consiguió decir al fin.

Hubo un breve silencio tras esta declaración y después las preguntas surgieron de nuevo, Nora retrocedió un poco más para dejar que los tres hombres se calmaran.

- La Dama de Escarcha nos esperaba. Ha confirmado lo que ya suponíamos. Un gran peligro amenaza los tres reinos del norte y tenemos que desempeñar nuestro papel al lado de Jorunn Hrolfsdöttir. Ese es nuestro destino.

- ¿Y eso es todo? - Exclamó Sigurdr-. ¿Y ahora? ¿Qué hacemos? ¿Cómo...

En realidad todavía no tenemos permiso para volver a casa y cazar la liebre de las nieves- se mofó Björn interrumpiéndolo-. Pero dudo que esta lanza, que parece tan importante para nuestra princesa, haya sido forjada con ese objetivo.

Todos se volvieron al unísono hacia la noble descendiente de Helgi Espada de rayo. Tenía esta arma magnífica en su regazo y se movía hacia adelante y hacia atrás como si meciese a un niño. Unas perlas de sangre teñían la nieve bajo sus manos heridas. Lloraba. Nora entrecerró los ojos. Estaba pensando qué decir.

- La lanza es un don de los dioses. Una pista, una ayuda. Un misterio. Jorunn ha tenido que romper con sus puños desnudos la capa de hielo que apresaba el arma. Se ha destrozado los dedos y lacerado su carne. Con esta prueba ha demostrado ser una guía digna. Aunque las runas predicen que uno de nosotros morirá por los impactos de esta lanza divina.

Un silencio tenso e inquietante envolvió las palabras de Nora. Todos se preguntaban qué pruebas les esperaban y qué sacrificios tendrían que hacer.

Björn hurgó en su alforja para sacar una bolsa de cuero, que llevó con él, en la que Klemet Gandalvsson guardaba sus hierbas medicinales y sus bálsamos. 

- Vamos. Volvamos con nuestra líder - exclamó Björn

No había ninguna ironía en sus palabras.

Acaricié la lanza y me relajé en la capa de  Sigurd, tomé un trago del odre de Thorgrimm y me puse de pie.

Volvamos al barco, tenemos que informar al consejo y a mi padre de lo que ha dicho la volva.

No tenía más que decir, empecé la marcha llevando el escudo en la siniestra y la lanza en mi mano buena, nos quedaba desandar lo andado y aunque el temporal había pasado, todavía recordaba lo que costó escalar la montaña.