Partida Rol por web

El golpe seco del elfo acabo con la discusión, al fin podían llevarse al muchacho y sin duda era el momento justo. Tras sus pasos se podían escuchar las voces lo que indicaba que sin duda era mejor no mirar atrás. Naowën había dejado un mensaje curando a los asaltantes, esperaba que fuera suficiente para evitar que los persiguieran.

Debemos darnos prisa y tener los ojos abiertos pues no conocemos los túneles y a través de alguno podrían salir antes que nosotros. Mut corta las cuerdas del puente en cuanto lo crucemos si nos persiguen, eso nos dará tiempo.

Finalmente el elfo se dirijo a la mujer

Una vez fuera necesitaremos ir a un lugar seguro, no iremos muy lejos cargando a ese, ¿Conoces algún lugar cercano donde escondernos?

Tras comprobar que llevo todo encima, y dirigirme hacia la salida cuando escucho una voz que no me hace pensarme lo de quedarme más tiempo del necesario. Es una voz tétrica y que infunda miedo con tal solo escucharla, prefiero no conocer al portador de tan horripilante voz.

Mientras avanzo guardo la honda y las piedras en el zurrón y me preparo para cortar las cuerdas con mi espada corta.

- Dicho y hecho maese Naowën... - digo mientras espero que todos crucemos el puente para cruzar el último y luego cortarlo tras pasar yo. - Moveros rápido...no me gustaría conocer al que posee esa desagradable voz...

-Sí, sí... ¡Mejor largarse! Dejemos la diplomacia para mejor momento -añadí, sin dejar de correr.

Aunque saliésemos de la cueva seríamos perseguidos, pero al menos en las montañas estaríamos en igualdad de condiciones. Aquí tenían ellos ventaja, pues estábamos en su terreno.

La cueva comenzaba a resultarme ya claustrofóbica. Echaba de menos el campo abierto, la brisa y el frío erizándome la piel. Mi pueblo estaba acostumbrado a campos y montes, no a cuevas oscuras, y espezaba a notar el por qué.

Habiendo visto un nuevo grupo de enemigos acercándose, aunque rápidamente entretenidos por los que quedaron en el suelo, posteriormente no puedo si no echar constantes miradas sobre mi hombro mientras nos movemos a prisa para salir de las cuevas.

El peso muerto del muchacho facilita el que podamos llevarlo y al ser dos que cargan con él la cosa se hace más fácil. De vez en cuando miro a los pequeños para asegurarme que me siguen, y tironeo constantemente un poco de la correa para evitar que se alejen de mí.

Llegados al puente la voz se escucha e instintivamente mi cuerpo me invita a ponerme en guardia. Sin embargo, veo a Dervorin y pienso en la situación en la que nos encontramos, la que para nada está a nuestro favor.

"- Así es, mejor larguémonos cuanto antes... enfrentarnos con ellos o con quien les lidera no haría más que complicarnos las cosas- comento mientras continúo moviéndome para cruzar el puente".

El grado de tensión era alto y la muchacha os miraba con los ojos abiertos al máximo fruto de ello – Este lado de la montaña está plagado de cuevas, pero no me fío de ninguna de ellas. Al oeste hay un bosque, podría ocultarnos mientras no dejamos de avanzar. Tal solo quiero alejarme de aquí.

Cuando Axe y Angainor que llevan a Dervorín, cruzan el puente, este cruje de forma alarmante, pero resiste el peso. La última prueba que va a soportar, pues nada más lo hacen, Muy empieza a cortar las cuerdas. Justo cuando caen los 30 metros de puente, aparece al otro lado aquel personaje maligno que eriza el bello de la piel de todo aquel que lo vé.

Mira el puente destruido - ¡¿Creéis que esto puede detenerme?! ¡Someteros a mi y os dejaré vivir...!

El estruendo de la caída del puente se me antoja música divina. Al menos no podrán seguirnos, y eso me tranquiliza.

El problema ahora radica en las palabras de ese ente, que nos amenaza con magia, o eso entendí yo.

¡Ah, la magia! Algo que a mi gente nos era negado. Personas prácticas y de campo, no solemos enfrentarnos a lo incomprensible. La magia y los poderes malignos están más allá de nuestro hacer, y recurrir a magos y gente más avezada en libros y hechizos.

Miré a Naowën, el más experimentado mago de todos nosotros.

-Creo que pretende hechizarnos de algún modo, quizás algún escudo protector mágico pueda retrasar el efecto, si sabes cómo lograrlo. De todos modos, opino no dejarle tiempo para conjurar nada, y largarnos de aquí... ¡Quién sabe qué efectos nos aguardan si sus poderes nos alcanzan!

Aquella voz producía escalofríos, sin duda algo maligno y poderoso se escondía tras aquella profunda garganta.

El puente cayo cuando el mediano acabo de cortar las cuerdas, estaban cerca de la salida pero no cerca de estar a salvo. La ausencia del puente no pareció importar a aquella criatura que les amenazaba, quizá fuera un farol pero sería mejor no quedarse a comprobarlo.

No miréis atrás salgamos cuanto antes hacía el bosque

Ojala tuviera todo mi poder pensó Naowën cuando escucho a Axe, las espectativas de sus compañeros sobre el mago eran mucho más elevadas que sus posibilidades lo que sin duda resultaba fulstrante para el elfo.

Si aquella criatura era capaz de lanzar algún hechizo Naowën era el que más posibilidades de resistirlo tenía a la vez que sería la menor perdida para el grupo. El elfo se quedo en retaguardia, mirando de reojo a la figura sin hacerlo directamente, mientras salía tras sus compañeros.

Al escuchar la voz, tras cortar el puente, tan cerca digo en voz alta:

- Pies para que os quiero...

Y empiezo a correr hacia la salida de la cueva, intentando poner tierra de por medio ya que no creo que un abismo pueda hacer evitar que dicho ser nos persiga. Por si acaso decido sacar mi honda por si es necesario lanzar una piedra al enemigo. No creo que lo retrase ni haga daño pero quién sabe puede que se lo piense antes de avanzar más.

- Debemos llegar al bosque ese cuanto antes...y encender una buena hoguera que espero que ahuyente a los espíritus...

Sin hacer caso a las palabras del ser, doy una nueva vuelta sobre mi brazo a la correa de los uncas y sujeto con fuerza a Dervorin mientras continúo moviéndome.

- Así es, continuemos la marcha y larguémonos de este lugar cuanto antes- digo y luego miro a Mut-. Lo último que quiero es ver repetirse lo del túmulo- agrego al momento que se ensombrece mi mirada.

Con la esperanza de poder salir cuanto antes de las cavernas, intento apresurar la marcha.
 

Decidisteis que lo mejor sería no entretenerse y poner tierra de por medio con aquel enemigo. Así que mirasteis de frente y continuasteis con la huida. Primero pasando por la parte estrecha, no fue fácil hacerlo cargando con el rubio, pero mucho peor hubiese sido resistiéndose. Luego pasando por la bifurcación de aquella posible trampa resbaladiza.

Ya se veía la luz exterior, el aire limpio de las montañas cuando... entre vosotros y la salida veis que se alza una figura. Si, se trata del mismo ser que dejasteis atrás al otro lado del foso, debía de poder usar la magia, de otro modo llegar hasta aquí antes que vosotros parece imposible.

Aquella fría voz habló de nuevo - Deponed toda resistencia, es mejor ser oveja de mi rebaño que un frío cadáver... - Rió

La chica que iba con vosotros advirtió – ¡Tened cuidado, puede sorberos la mente!

Los Uncas erizaron el pelo y curvaron su espalda. 

Cargo una piedra en la honda y empiezo a girarla para tomar velocidad. La situación se torna peligrosa al enfrentarnos a un ser malvado que domina la magia, al aparecer delante nuestra habrá que terminar con él de alguna forma.

- Yo puedo cubriros con mi honda y con el arco...pero habrá que abrirse paso para salir... - comento - ...una pared de escudos nos vendría bien para salir de aquí, pero de eso apenas tenemos...

Me coloco en posición para disparar mi honda, estoy situado atrás por lo que tendrían que apartarse para que pudiera disparar.

A cada paso que damos en la cueva, el lugar nos muestra los recovecos recorridos y visitados con anterioridad. Sin dudar, nos abrimos camino a prisa y expectantes por alcanzar la entrada de estas cavernas. Sin embargo, grande es mi sorpresa al chocar de frente con la imagen del ser que nos corta el paso.

- Lo siento compañero, te dejo a cargo el muchacho- le digo a Axe mientras voy soltando a Dervorin de a poco.

Me acerco a Mut, a quien veo preparado ya para lanzar su ataque, y extiendo la mano con las correas.

- Si buscas una pared, aquí estoy, pero necesito que te encargues de los pequeños. Sea lo que sea, esa cosa se las ha apañado para capturar a todos los que están aquí, así que dudo que podamos vencerla... sin embargo, podemos molestarle lo suficiente como para que algunos continúen la marcha- expreso al mediano por lo bajo mientras le entrego a los uncas-. Has el favor de cuidarles mientras no estoy y apuren el paso, luego los alcanzaré. Una vez estén listos, corran- concluyo con una sonrisa en el rostro que contrasta la seriedad en mis ojos, a la vez que comienzo a preparar mi escudo y maza para lanzarme al ataque.

Antes de coger los uncas decido atacar para que pueda darle una oportunidad a mi amigo Angainor. Tiro la piedra con la honda a ver si logro alcanzar al enemigo, con ello espero que Angainor pueda acercarse lo suficiente para atacarle y puede que apartarlo del camino.

Al mismo tiempo que suelto la piedra intento coger a los uncas...

La situación es tan desesperada que no deja mucho margen de maniobra. Dervorin se queda a mi cargo, ya que Axe ha de cubrir la retirada. Intento echármelo al hombro como si fuese un saco, preguntándome si no sería mejor dejarlo sin sentido, si sigue oponiendo resistencia. 

No es lo mismo aguantar sus embestidas entre dos, que yo solo.

No dudaré en golpearle con cuidado si sigue pateando. 

El muchacho era manejable en peso, y pensé que no sería complicado terminar el trayecto cargándolo. De todos modos, tanteo mis armas y las aparto de su alcance, no vaya a ser que me escamotee alguna y nos dé una desagradable sorpresa.

-Creo que puedo cargar con él, amigos... ¡Comienzo a andar! -aviso a mis compañeros, para que cubran el camino.

Ya casi podían oler el viento de la libertad cuando de nuevo apareció aquella figura, esta vez cortandoles el paso, Naowën se fijó en aquella figura mientras hablaba intentando escudriñar si en verdad era real, miro su sombra, la posición de sus pies frente al suelo algún detalle que le indicará si realmente estaba allí.

El elfo agarró con fuerza su vara cuando Angainor cargo contra él, mientras susurraba una plegaria alzando la madera sobre si.

La libertad estaba al otro lado de aquel corredor, y no tenía intención de que aquella criatura se la arrebatara.

Mut 35SA 60PV: Dispara honda, toma a los uncas. Se hace un lío con la honda, aturdido 1 asaltos.

Naowen 20SA 25/24PV: Lanza rayo, no acierta.

Shoglic 20SA 50PV: Se acerca, blande habla, pero ojos en blanco. TR Control. Concentra sortilegio

Anga 15CM 59/54PV: Se acarca escudo en alto.

Saman 10SA 10PV: Indecisos

Viento 10SA 10PV: Indecisos

Celebriel 10SA 29PV: ¡Joder, no! Ataca con las cadenas, sin exito

Dervorin 5SA 40PV: Inconsciente

Axe 0CM 50/42PV: Avanza con Dervorín.

Mut va a lanzar una piedra, pero no ha calculado el espacio, la piedra choca contra la pared de la cueva mientras aún da vueltas para ser lanzada, y la honda se engancha en su mano de forma que se hace un nudo con sus dedos. Se pasará los siguientes segundos tratando de liberar su mano si quiere tener la diestra libre.

Naowen decide usar uno de sus instrumentos mágicos, parece el momento ideal para ello. El rayo eléctrico chisporrotea, pero choca contra una estalactita sin alcanzar a su objetivo.

El enemigo se acerca, no le cabe duda al elfo que en verdad si está allí, y su presencia es abrumadora. Se acerca con una gran hacha en sus manos, aunque pone los ojos en blanco y parece que aún no ataca.

Angainor decide hacerle frente, lo tiene delante. En ese momento al enano le tiemblan las piernas, siente como de algún modo la presencia de ese ser comienza a absorber su vitalidad.

Celebriel intenta un ataque con la cadena, pero es un arma difícil de blandir pues ha sido improvisada - ¡Maldita sea! ¿Alguien tiene un arma de filo?

Axe decide aprovechar el momento para intentar cruzar con Dervorín a cuestas. Llega a la altura del enemigo, pero ya hay mucha gente en la zona y no va a resultar sencillo. Al igual que el enano siente como su energía comienza a ser absorbidas.

La honda envuelve mi mano y tengo suerte que la piedra no me da en la cara. Al enredarse en mi mano soy incapaz de hacer nada con ella y es mi mano buena. Me dedico a intentar liberar mi mano para poder hacer algo y ayudar a los míos...Mierda la he liado parda en el peor momento posible.

El maldito ser parece ser un enemigo muy poderoso, necesitamos escapar lo antes posible ya que parece que posee un aura extraña. Angainor duda...y eso nunca lo había visto...aún en los peores momentos o en las noches más oscuras mi amigo nunca había temblado...nunca había temido a nadie. 

Escucho la voz de la chica y le grito:

- Coge mi espada corta... - la agarro con la mano izquierda y se la lanzo antes de seguir quitándome la honda enredada de la diestra.

A mí, llevando el fardo que supone el chico, no me quedan muchas opciones de contrarrestar ataques. Angainor, Celebriel y los demás intentan atacar al malvado jefe, y yo procuro escabullirme sin ser detenido.

Una sensación de debilidad repentina me asalta, como si algo se llevase mi energía. Eso no era nada bueno. Quizás ese es el verdadero poder de ese ser.

-¡No os acerquéis demasiado a él! -advierto a mis amigos -. No me encuentro muy bien, eso como si... Como si se llevase mi energía... 

No puedo estar mucho más rato esperando, pues quizás acabe más debilitado aún, o directamente sin sentido, pero irme sin los demás me parecía una cobardía. Podría intentar cruzar y dejar al chico a buen recaudo, volviendo ya más libre para ayudar a mis amigos.

Eso intento.

La extraña y maligna criatura parecía tener un efecto debilitador, Naowën estaba seguro de que aquel ser era real al igual que su cuerpo, de alguna forma se había teletransportado para cerrarles el paso. Sin duda era un ser con mucho poder y capaz de influir en los demás.

El elfo había fallado nuevamente su hechizo, pero su determinación seguía intacta, volvió a dar dos pasos al frente encarandose al enemigo a la suficiente distancia para que su aura no le influyera, volvió a levantar su vara de poder en dirección a la criatura y con voz aun más pontente volvió a pronunciar unas palabras mientras las chispas comenzaban a salir del extremo de su bastón.

Las chispas pronto se convirtieron en una relampago en dirección a la criatura iluminando toda la cavidad de la montaña. CORRER!