Partida Rol por web

Una vez en el puerto, de noche, Kavi se sintió más relajado, más en su ambiente.

Los prostíbulos, Petit Oriente, los traficantes, las casas de juego flotantes...

¿Dónde podrían haber ido los ladrones?¿Y qué tenía que ver la chavala en el asunto?

En un par de pasos llegais al puerto. No hay rastro de nadie en movimiento fuera de los bares. Habéis perdido de vista al enmascarado. Frente a vosotros está el hombre que estaba hablando con Van Leiden, parece también indeciso en por dónde buscar.

Adelante están las casas flotantes, donde se juega. Se juegan cosas que la gente prefiere que quede en el río.

En el extremo izquierdo del puerto está Petit Oriente, el centro de los inmigrantes orientales. Hay fumaderos de opio y prostitutas.

Los bares, los prostíbulos aparecen por doquier, intercalados por enormes almacenes y establos.

Vyktor llegó al puerto siguiendo cautelosamente a los del baile. Sin embargo, el hombre enamascarado del bastón consiguió desaparecer. No supo cómo. Creyó por el rabilo del ojo haberle visto irse hacia la izquierda, en una esquina pronunciada.

Adelante están las casas flotantes, donde se juega. Se juegan cosas que la gente prefiere que quede en el río.

En el extremo izquierdo del puerto está Petit Oriente, el centro de los inmigrantes orientales. Hay fumaderos de opio y prostitutas.

Los bares, los prostíbulos aparecen por doquier, intercalados por enormes almacenes y establos.

Vyktor miró alrededor suyo, dudoso. Parecía evidente que los fugitivos iban a provocar al menos algo de ajetreo en la calle, pero habían desaparecido más rápido que un susurro. Aquel robo había estado planificado, eso estaba claro, pero... ¿Por quien? Bueno... En el fondo no es como si Vyktor estuviera realmente interesado en ello, solo buscaba poder divertirse un rato. Aunque, estando el poco tiempo que había estado en Agartha, ya había descubierto que los secretos pueden ser una de las armas más poderosas contra alguien y que la tortura no tenía por que limitarse solamente a algo físico. Y aquella noche... Aquella noche estaba llena de secretos que podían convertirse en obras de arte. 

Observó a los invitados de la fiesta que habían salido en busca de los fugitivos. Dos de ellos parecían estar tan perdidos como él sobre por donde comenzar a buscar. En cambio, el hombre del bastón, parecía saber a donde iba exactamente... Quizás no lo encontrara, pero dirigirse hacía la izquierda sería un buen comienzo. Tarde o temprano escucharía o vería algún conflicto. 

Hacia la izquierda se extendía el barrio de Petit Oriente. Había fumaderos, prostíbulos, tiendas abiertas todo el día de cosas que en otros sitios estaría prohibido vender.

De uno de los fumaderos, uno llamado Bleu Dragon, comenzaron a salir gritos y golpes. Casi a rastras salió un pobre hombre desaliñado. Occidental, sucio y con el traje medio roto. Dentro seguía gritando una mujer con voz muy aguda.

En una de las tiendas se encendió una luz que antes no estaba.

En una esquina un borracho peleaba por no vomitar o no caerse.

Vyktor se acerca con paso decidido hasta el Bleu Dragon, y una vez en la entrada se para a mirar un momento al hombre que se arrastra y se pone en cuclillas muy cerca suyo mirándolo fijamente. El brillo de unos ojos amenazadores destaca a través de la mascara. 

- Buenas noches. - Dice a través de las sombras que rodean su cara, intentando ocultar su acento lo mejor que puede. - ¿Que es lo que te perturba? 

Lucio tembló un momento, entre todos los venenos que había consumido ese día, no sabía cual de ellos le estaba haciendo ver al hombre aquel tan espantoso.

-Ya sabe usted, un hombre no puede pasarselo bien. La dueña me ha echado por gritar a un señoritingo que entraba. -hipa- Por eso y porque supongo que no me queda ni una pizca de plata... Creo -se pone a mirarse los bolsillos.- Malditas mujeres...

Vyktor no se molesta en volverle a dirigir la mirada al hombre una vez que se levanta. No iba a sacar nada de utilidad de un borracho, tan siquiera como victima sería de utilidad... Un borracho era una presa fácil pero siempre acababa con dolor de cabeza la mañana siguiente cuando se alimentaba de su sangre. 

Con paso decidido, y como si el lugar estuviera vacío, Vyktor empezó a avanzar hacia el interior del establecimiento, buscando al hombre que estaba armando alboroto con la mirada. 

Echo un vistazo a mi alrededor por si encuentro una pista o cara conocida que pueda darme direcciones

Te han alcanzado dos de los que también salieron del baile y te han comenzado a hablar. Eso que te ahorras. Al darte la vuelta y dirigirte a ellos ves una figura que tuerce hacia la izquierda y un par de borrachos. Movimiento en las casas.

Se que hay en esa dirección? o es como si te digo que desde plaza catalunya me voy a las ramblas?

El puerto:

Adelante están las casas flotantes, donde se juega. Se juegan cosas que la gente prefiere que no salga del río.

En el extremo izquierdo del puerto está Petit Oriente, el centro de los inmigrantes orientales. Hay fumaderos de opio, prostitutas y tiendas exóticas

Los bares, los prostíbulos aparecen por doquier, intercalados por enormes almacenes y establos.

-Kavi, sólo Kavi, el destino tuvo la gracia de no otorgarme apellido, he visto una figura irse por ahí (señalo la dirección por la que se fue) sin embargo en esa dirección únicamente hay fumaderos de opio y prostíbulos, además sus gentes son muy cerradas para los que no son como ellos así que si el fugitivo conoce a alguien en esos lares ya le hemos perdido.

Deberíamos volver a la reunión e informar de lo sucedido, lady Aster debe encontrarse bajo un grave estrés ahora mismo.

- No sé ustedes caballeros, pero para mí es casi impensable volver a la fiesta sin ningún tipo de respuesta. Así que por mi parte, voy a seguir adelante. Y si quieren acompañarme serán bienvenidos.

A decir verdad, un hombre sin apellido podría sernos de ayuda.

-Me temo que no puedo estar mas de acuerdo con la señorita. No puedo reprimir mi curiosidad sin haber hecho todo lo posible para saciarla antes.

-Volveré pues a informar, tengan cuidado , el puerto puede ser peligroso.

Vuelvo con paso rápido y decidido camino a la fiesta.

(Quería perseguir al sospechoso pero no puedo arriesgarme a ser reconocido en el puerto, esas dos personas no me dan confianza)

-¿Le parece pues señorita que sigamos? Procure no separarse de mi, aunque debo decir que mi instinto me sugiere que si ha llegado hasta aqui no debe ser usted la típica señorita pusilánime e indefensa. Hagame el favor de no desmayarse pase lo que pase y hacerme quedar como un idiota