Partida Rol por web

"Que rápido revolotean las moscas cuando quieren..." Piensa Vyktor, irritado, mientras que se gira hacía los policías lentamente. 

Levanta ligeramente las manos. La agresividad no iba a solucionar nada, pero quizás podría sonsacar algo de información de utilidad si dejaba que la situación prosiguiera con sutileza. 

- ¿Que es lo que ocurre, agentes? - Dice en un tono afectado.

De entre todos se abrió paso un hombre sucio medio cogeando, pero con una brillante placa en el pecho en la que ponía : Puerto.

-¿Está aquí? -jadeó- ¿AQUÍ? 

Los policías le miraron con apuro, otros no quisieron ni mirarle.

-Eso parece ser un no. -le propinó un culetazo de pistola al primero que enconteó y le escupió encima. Ahora mirando hacia el hombre del bastón.- Disculpe Dr. Amber la situación, pero como se habrá enterado...

Así de pié el hombre del bastón parecía flaco  quebradizo. Y de gestos sumamente extraños. Como con tics.

-No se preocupe. Pero entenderá que me disguste que molesten a las mujeres... Y no le quiero volver a oir llamar por mi nombre. Aparte, lo que buscan obviamente no está aquí, si no ya lo habría encontrado yo, ¿no creen?

El hombre gordo y cojo, rojo de vergüenza o de ira (para él seguramente fueran la misma cosa),se disculpó entre dientes.

Ahora miró a Vyktor y, dirigiéndose a al hombre del bastón.

-¿Le molesta este sujeto, señor?

El hombre del bastón se marcó una media sonrisa y miró a Vyktor esperando una reacción.

"¿A que viene este acto de bondad, o mejor dicho, estupidez?" Penso Vyktor, realmente extrañado. Cualquier persona en su sano juicio hubiera mandado capturar a Vyktor y ese sería el momento en el que él se vería libre para actuar... Pero la situación lo había dejado totalmente desconcertado.

Si bien las ganas de matar al Dr. Amber solo se habían reforzado, también había crecido la curiosidad sobre el mismo. Habría tiempo para continuar con su pequeña batalla, pero de momento Vyktor se encontraba en una posición desfavorable... Tendría que soportar ese acto de... ¿Misericordia?

"Más vale que el Dr. Amber se lo piense dos veces antes de salir de aquí esta noche." 

Vyktor seguía con las manos levantadas, fingiendo inocencia. 

- Lamento que esto pueda ser fruto de un error. Andaba detrás de un hombre que me debe dinero, y habría jurado que lo vi entrar aquí... - Se giró hacía el Dr. Amber, procurando que solo pudiera verle él los ojos amenazadores. - Siento las molestias que le he podido ocasionar. 

Vyktor dejó la sala y a la que salía se cruzó de nuevo con Miss Chang, que le miró misteriosamente y con miedo.

Vyktor salio del local con mal humor, pero aparentaba caminar con naturalidad. Una vez fuera, se encamino calle arriba en busca de algún callejón para esconderse y se quedo mirando la puerta del local asomado por la esquina, a la espera de que salieran los guardias.

Mucha gente lo había visto ya y el Dr. Amber parecía un hombre importante. Quizás pudiera con ellos, pero eso no significaba que nadie fuese a vengar la muerte de ese hombre... Y no le interesaba tener tan pronto a un ejercito de perseguidores habiendo estado tan poco tiempo en Agartha. Y sobre todo, no tenía ganas de irse cuando parecía que el verdadero espectáculo estaba por comenzar. Ya tendría tiempo de ajustar cuentas con ese hombre, es la desventaja de ser famoso... Suele ser más fácil que te encuentren.

Siguió intentando no llamar la atención, una vez que los guardias salieran, los seguiría.  

Para su sorpresa, la primera en salir fue Miss Change, que fue hacia el centro del puerto. A los dos minutos, casi tras ella, salió el comisario, cojo y dolido, y sus 5 policías.

Avanzaron hasta un almacén, y repitieron lo del fumadero de opio.

En la esquina, el mismo borracho que a la noche seguía teniendo problemas para mantenerse de pie. Eso era presa fácil.

- No se preocupe por eso. ¿Por dónde sugiere que empecemos?¿Un fumadero de opio, tal vez?

-Propongo que sigamos por la dirección que indicó nuestro amigo, y preguntemos a quien nos encontremos. Y una vez nos digan que no le vieron pasar nos metamos en el fumadero más sospechoso que encontremos

Llegas al puerto y es todo un hervidero de policías. En la plaza principal discuten dos inspectores y se arremolinan policías que van de acá para allá. Entre la gente del puerto distingues a dos conocidos de la fiesta, la tal Victoria y el que gritó.

El olor a gato... menuda pista, allí todo huele a gato. Quizá un poco más hacia el barrio chino...

Una figura encapuchada y enmascarada de aparece ante vosotros. Esta vez está claro que tiene voz de mujer.

-Te has echado una amiga, ¿eh? Da igual. Es hora de devolverme el favor. Por tu vida, tienes que encontrar la cabeza de Icarus y dármela. La Guerra Santa tiene que comenzar. Yo buscaré en paralelo. Si me tienes que buscar, pregúntale al cardenal y dile que eres de la Mano Izquierda.

Asentí con la cabeza.

-Cuenta con ello. Pero, ¿podrías decirme al menos quién o qué era ese desconocido?

-Creo que era un transformista del barrio, un vendedor. Vendedor con mayúsculas. De los que te venden todo lo que haya. No puedo acercarme a la tienda que tiene alquilada, por la policía. Me ha costado demasiado encontrarle, suele ser imposible de encontrar sin que él te busque....Es al lado del Bleu Dragon. Buena suerte.

-Vamos pues a recuperar ese souvenir.  Empecemos por acudir a esa tienda y tratar de averiguar si la tiene ahi. ¿Supongo que sigue decidida a acompañarme todavía señorita? Como ve esto empieza a tomar otro cariz

Me acerco con cuidado tratando de oír lo que dicen, pero asegurándome de que no me ven. 

Los dos inspectores, uno gordo y cojo y otro enjuto gritan entre sí sobre si retirarse o no.

Al parecer aun no han encontrado nada. El gordo parece extremadamente reticente  a forzar las puertas de la gente cuyos sobornos le dan de comer.

Sigo por los tejados a los de la fiesta teniendo en cuenta las palabras de mi hermano. 

Que los policías no quieran entrar por las puertas no me impide a mí entrar por las ventanas...

Hay una tienda con un cartel de un gato en la puerta y huele especialmente a gato. Parece tan obvio..

Dentro hay una mujer oriental mayor muy delgada, fumando. Hay una lamparita de papel rojo encendida. Parece estar leyendo algo.

Más adelante hay un fumadero de opio de pinta misteriosa también. El olor ese dulzón te hace marear un poco