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Las sombras de la rebelión: Castilla, 1520 [INCONCLUSA]

El pecado de la carne

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26/06/2008, 14:58
Tania Valach

Por supuesto que Tania sabía que la vigilaban. Estaba segura de que así era, por más que fuera real o no. Ella LO SABÍA como que se llamaba Tania. Una mujer tan perversa y malpensada no podía creer otra cosa. Pues en todo caso, de recibir visitas en su hogar, también hubiera vigilado y muy de cerca de sus invitados. Entonces, si ella lo haría, ¿por qué no el que era ahora su anfitrión?

Así y todo caminó por el lugar con paso seguro, el mentón anguloso en alto, demostrando la seguridad en sí misma y su autosuficiencia. La vieja bodega no le provocaba temor -aunque sí desconfianza-, pues en la fortaleza había un lugar similar a ese, en el subsuelo del edificio, y que los hermanos utilizaban con diversos fines –menos justamente como bodega.

El taconeo de la cainita era decidido y parecía herir las lajas graníticas que conformaban el piso. Llegaron a la segunda puerta donde el miserable osó informarle que debía ingresar sola. Ella enarcó una ceja y sus fosas nasales se abrieron de par en par mientras sus labios finos se torcían en una mueca hasta de sorna inintencional.

-¿Tanto teme tu señor a una dama indefensa como yo para solicitar que entre sola en el recinto? –Dijo con cierta ironía. –Pero bueno, estamos en terreno donde tu amo manda y yo como ajena a la casa aceptaré. –Terminó diciendo con una voz teñida de falsa dulzura. –Abrid entonces la puerta y entraré. –Había vuelto al trato distante con el sirviente. Ella no sería la encargada de abrir la puerta. Que lo hiciera el sirviente, que para eso estaba. Ella era una Dama.

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26/06/2008, 19:45
Director

El sirviente empujó con suavidad la decorada hoja de la puerta y dejó entrever un interior iluminado tenuemente por la luz de unas antorchas. La sala a la que entraste entonces era grande y espaciosa, decorada aquí y allá con tapices y lujosos sillones. No guardaba ninguna relación con el resto de la bodega. La puerta se cerró a tu espalda.

Al final de la sala se encontraba una figura alta y distinguida, vestida con cierta extravagancia propia de las nuevas modas italianas. Su traje abundaba en dorados y retazos de colores vivos. Pensaste que más que un príncipe parecía un bufón, pero congelaste la sonrisa de desprecio que iban formando tus labios.

El vástago tenía una copa de plata en las manos, de la que bebía a cortos sorbos.

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26/06/2008, 19:49
Lorenzo de Osma

Hizo una exagerada reverencia y se acercó a ti. No parecía haber nadie más en la sala.

-Por favor, pasad, mi señora. Debéis disculpar mi ignorancia, puesto que hace relativamente poco tiempo que he llegado a la ciudad y aún no he tenido el tiempo que desearía para conocer a mis súbditos. Supongo que venís de parte del obispo Montalbán...

Su sonrisa es amplia, acogedora, deslumbrante. Supones que a algunas personas debe de cautivarles simplemente sonriendo.

A ti no, evidentemente.

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27/06/2008, 00:44
Tania Valach

Las tripas muertas se le revolvieron cuando escuchó la palabra ‘súbditos’. ¡Ella no era súbdita de nadie! Pero claro, debía guardar la compostura, cosa que hizo de manera casi obligada. La reverencia de Lorenzo de Osma le pareció hasta burlona hacia ella, aunque por supuesto que no le respondería de la misma manera. Tania quedó parada en su lugar como plantada cuando ingresara en la nueva sala. No se interesó ni por el mobiliario ni lo fastuoso de la sala. Sólo clavó su mirada hiriente por naturaleza en el vástago frente a ella, aunque se cuidó muy bien de mirarlo fijamente a los ojos.

Se inclinó levemente para corresponder el saludo pero no sonrió. Se mostró juiciosa y en sus cabales. Algo le hacía desconfiar de la palabrería del vástago y sólo se dedicó a escuchar aquella excusa insulsa y hasta irrespetuosa hacia una señora.

-¿Con quién tengo el ‘agrado’ de conversar? –Preguntó evitando la cursilería de una charla estéril con alguien que poco deseaba recordar, pero siempre con suma educación. –Como vos mismo decís, al ser nuevo en estas tierras tampoco he tenido el ‘honor’ de haber escuchado hablar sobre vuestra merced. –Dijo aún de pie.

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28/06/2008, 01:19
Lorenzo de Osma

El príncipe abrió los ojos con cierta sorpresa, pero la sonrisa no se borró de su rostro.

-Yo soy el príncipe de Burgos, mi señora. Debéis saber que es mi nombre Lorenzo de Osma, natural de tierras no muy alejadas de éstas en las que ahora nos encontramos. Y mi intención es traer a ellas el orden y la armonía que gentes como... nosotros... precisamos para tener una existencia plácida y feliz. Algo en lo que, no me cabe duda, coincidiréis conmigo. ¿Puedo ofreceros una copa?
-dice, señalando la suya, llena hasta la mitad de sangre oscura- Sentaos, señora, y tened la gentileza de decidme vuestro nombre y cuál es la respuesta del obispo Montalbána mi razonable propuesta...

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28/06/2008, 02:09
Tania Valach

-Sí señor, sabía que sois el príncipe, pero no tenía el agrado de saber vuestro nombre, además de no haber recibido invitación de vuestra parte para acercarme a conoceros. Consideraba que así era la etiqueta. Don Feliciano me ha hablado de vos y por ese motivo es que estoy aquí. Tanto para conoceros en persona como para informarme de cuál es la nueva situación de Burgos. –Hizo un alto en su conversación como si esperara que Lorenzo advirtiera el error de haberla dejado parada y no invitarle a tomar asiento.

Captó la intención de las palabras del anfitrión cuando hiciera la notable diferencia entre ambos bandos y eso dentro de todo la alivió, pues eso quería decir que Lorenzo estaba muy al tanto de que no todos los vampiros de Burgos estaban de su lado. Era muy prudente el saberlo, además de ser cierto.

-Gracias por la gentileza, pero no deseo beber. Tampoco quitaré demasiado de vuestro preciado tiempo. Mi visita es escueta y muy simple. –Aún seguía de pie, erguida sobre su gran altura y envuelta en una gruesa capa de conejo que la hacía más imponente aún. –Pero me resulta singular el hecho de que no sepáis quién soy pero sí que vengo en nombre del Obispo Montalbán. –Una leve mueca apareció en su terso rostro, haciendo que la comisura de sus labios se elevara en uno de sus extremos. -¿Dejáis entrar en vuestro recinto a todo aquel que simplemente diga que desea veros así sin más? Soy Tania de Valaquia, actual propietaria del Monasterio de San Isidoro junto con el Voivoda Ivens Valach, mi hermano, de quien seguramente sí habéis escuchado hablar. Bueno… Me parece perfecto que se intente una convivencia cabal y organizada entre los vuestros y los nuestros. Pero mi pregunta a todo esto es: ¿Cuál es el precio de dicha convivencia?

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29/06/2008, 16:18
Lorenzo de Osma

El príncipe compone una mirada de complicidad.

-Bueno, debo confesaros una pequeña trampa... algunos de mis hombres vigilan de cerca el convento de Santa Águeda... (por supuesto, no con otro propósito que el de garantizar la seguridad del obispo Montalbán), y os han seguido hasta aquí... Dicho esto, mi señora Valach, cierto es que conozco a vuestro hermano, por su... fama... y también a vos. Me preguntáis cuál es el precio de una convivencia cabal y ordenada, y yo os respondo, mi señora, que no hay tal precio. Convivencia cabal y ordenada sólo puede ser sinónimo de Mascarada, a cuyos principios me adhiero como representante suyo que soy en la ciudad. Si de verdad, como no me cabe duda, deseáis una existencia pacífica, vos, vuestro hermano, y el obispo, debéis de reconocer que sólo los principios de la Camarilla la garantizarán. Por tanto, no habéis de pagar nada, si es eso lo que teméis. Sólo someteros a las normas de la Camarilla y reconoced en mí a su representante en Burgos...

El príncipe amplia su sonrisa aún más.

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30/06/2008, 16:47
Tania Valach

El príncipe obviamente era muy seguro de sí mismo y consideraba que su puesto le daba derecho a atributos que el Sabbat no estaba dispuesto siquiera a considerar. Tania no era estúpida y Lorenzo la estaba subestimando deliberadamente. No se iba a tomar en serio el comentario acerca de la vigilancia del convento de Santa Águeda. ¡Garantizar la seguridad del Obispo! Ni un insignificante vampiro recién nacido a la ‘nueva vida’ se lo creería por más incrédulo e ingenuo que fuera. Así y todo la cainita guardó silencio y se tragó sus pensamientos. Que la hubieran seguido hasta el lugar de la reunión tampoco era ninguna novedad difícil de entrever.

Lo que sí estaba en discusión era el tema de que la convivencia cabal y ordenada fuera sinónimo de ‘Mascarada’. Tania esbozó una leve sonrisa y entrecerró sus ojos casi blancos.

-No temo por pagar. –Respondió amablemente. –Pero pensando en vuestras palabras, me parece que decir ‘someternos’ a las nuevas leyes, suena a un término poco feliz. Suena a mis oídos tal cual como una orden sin derecho a réplica más que un deber de buen ciudadano. Y me recuerda bastante a mis pares de Transilvania, de quienes renegáis y bastante por el trato endurecido que decís que demuestran para con el pueblo y el resto de los nobles. –Comentaba con un tono endulzado. -¿No os parece?

Cruzó sus largos brazos sobre su regazo, abrazando la enorme capa de piel de conejo que llevaba puesta.

-Bien sabéis que vuestras leyes no son iguales a las nuestras. ¿Hasta ahora habéis recibido algún tipo de queja respecto de nuestro comportamiento en la ciudad? ¿Algo que impida la convivencia pacífica entre sectas como lo hemos hecho hasta ahora? Yo no recuerdo hecho alguno de extrema aberrancia que os haya obligado a tomar la determinación de erigir un principado en Burgos a fin de poner las cosas en orden. ¿No creéis que vuestra decisión de conformar o más bien legitimizar a la Camarilla mediante el nombramiento de un príncipe no se debe a otro motivo?

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30/06/2008, 23:56
Lorenzo de Osma

La sonrisa del príncipe se petrifica ante tu despliegue dialéctico.

-Puede que os parezca que tratáis con uno de vuestros pares transilvanos, pero os recuerdo que éste no es uno de vuestros feudos esclavistas en los que podéis hacer y deshacer a vuestro antojo. Esta es una ciudad moderna, llena de mortales que con gusto afilarían sus guadañas y apilarían leña para nuestras piras si supieran de nuestra existencia. ¿Creéis que controláis a la iglesia gracias a esos adoradores de sombras que tenéis por aliados? ¿Creéis de verdad, Tania Valach, así llamada, que vuestro obispo Montalbán va a mantener alejada a la Inquisición cuando empecéis a aplicar la política del Sabbat sobre esta pobre ciudad? Os equivocáis. Yo no os ofrezco sumisión. Os ofrezco paz, y el camino de la paz es la Camarilla. Respetar la Mascarada y abandonar vuestra secta; a mi lado medraréis más que con esos caducos Lasombra. Esa es mi oferta, pero sólo os la haré una vez, pues soy un gobernante justo pero severo.

Te mira fijamente, mientras acaricias tu capa de piel de conejo.

-Además... me consta que mucha gente en Transilvania estaría muy interesada por conocer el actual paradero de los hermanos Valach...

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01/07/2008, 19:56
Tania Valach

Ahora sí comenzaba a gustarle a Tania aquella conversación, donde el príncipe también sacaba sus uñas ante el tácito hostigamiento de la cainita. Comenzaban a transitar por los caminos tortuosos y escabrosos de la demonio, a la cual le encantaba ejercer esa incomodidad en quien tuviera en frente.

Vio cómo Lorenzo la observaba acariciar su capa de piel. ¿Observaría sus manos blancas y tersas de dedos finos y alargados? ¿O sus uñas afiladas igual de largas? Pero no se dio tiempo a seguir pensando en ello, sino que con toda la parsimonia y tranquilidad de la que era capaz de desplegar la mujer, se dispuso a continuar. Se sintió plácida de ver mutar el rostro del príncipe. Irónicamente eso la animó.

-Por supuesto que no es uno de nuestros feudos, mi señor. Aquí sois vosotros los que hacen y deshacen a antojo. –Comentó con una sonrisa enigmáticamente seductora. –Creo que nosotros recaemos en la Iglesia como vosotros en los nobles que gobiernan la ciudad. Visto desde vuestro punto de vista, por supuesto. Nosotros sin nuestros ‘adoradores de las sombras’, seríamos como vosotros sin sus ‘aduladores de la nobleza’. –La sonrisa se borró ahora también del rostro de la mujer, quien se cuidaba de mirar a su interlocutor en la zona de su cuello y no directamente a la cara. –Es una pena que pensemos tan diferente. ¿Os referís a Burgos como una pobre ciudad? ¿Habéis tomado el principado de una pobre ciudad? Vamos mi señor. Somos pocos y conocemos muy bien dónde habitamos.

En ningún momento el tono de voz de la cainita había cambiado. Jamás había mostrado descontrol o falta de respeto, aunque obviamente no se doblegaba ante la presencia del príncipe. Lo trataba de igual a igual.

-Yo os ofrezco otra cosa. Tampoco es sumisión. –Era muy temprano para hablar de eso, ya que aún no conocía a Lorenzo… -Podéis tranquilizaros. Vos y los vuestros procederéis como mejor os parezca. Y nosotros haremos lo propio. Convivencia pacífica podría llamarse. Así como en la ciudad existe el barrio cristiano que convive con la judería al otro lado. O como la nobleza, en el centro de la ciudad y la plebe en las afueras, pero todos dentro de Burgos al fin. Es un trato benevolente señor de Osma. No olvidéis que la Camarilla es muy joven dentro de la ciudad. Recién os habéis conformado. Creo que les llevamos unos cuantos años por delante… Sin ánimo de ofender, claro está.

El Sabbat poseía Obispos en Burgos, ya bien asentados. La Camarilla recién se daba el lujo temprano de nombrar un Príncipe, que además era recién llegado. Era una pequeña ventaja de una secta sobre la otra, al parecer de la demonio.

Percepción + Empatía

- Tiradas (1)

Tirada: Captar estado emocional de Lorenzo
Resultados: 4,9,3,5,4,1,9
Resultado final: 1

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02/07/2008, 18:48
Lorenzo de Osma

Tu reacción tomó desprevenido al príncipe, que esperaba ofuscar tu juicio con la indignación o la amenaza para que cedieras a sus presiones. En cambio, habías respondido serenamente, proponiendo una contraoferta razonable, y eso había nublado su mirada. La sonrisa, que era el único gesto de su rostro que no le hacía parecer un neonato asustado, había desaparecido, y de pronto lo comprendiste todo. No tiene ningún poder, sólo palabrería, y lo sabe. Su única posibilidad era deslumbrarme con su majestuosidad, y ha fracasado.

-He... de... considerar lo que proponéis. No cabe duda de que no es nuestro deseo que un solo cuerpo se rija por dos cabezas dispuestas a destruirse mutuamente... sin embargo
-sus ojos habían perdido el brillo- la... situación actual... nos hace ser... cómo lo diría... sí, pragmáticos. Debemos ser pragmáticos, e indulgentes... Mi señora Valach, ¿me hariáis la merced de concertar con el obispo Montalbán un encuentro? Creo... creo que deberíamos encontrarnos cuanto antes para discutir las respectivas zonas de... nuestros dominios...

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03/07/2008, 00:02
Tania Valach

Tania no mostró exteriormente la complacencia que sentía. Se la guardó para gozo personal y privado. Ella lo sabía. Él lo sabía. Con eso era suficiente.

-Por supuesto mi señor príncipe. Como gustéis. -Dijo con el mismo tono de voz. -Organizaré una reunión para cuando el Obispo pueda asistir. Seguramente un enviado os informará la fecha y hora de ese encuentro.

Las palabras de la cainita fueron muy sutiles y guardaron un mensaje 'subliminal'. La reunión se celebraría cuando el Obispo quisiera y dispusiera de tiempo. No el Príncipe. Éste recibiría la comunicación y sólo le restaría asistir. Y esa vez sería en terreno firme Sabbat y no el fangoso de la Camarilla.

-Ha sido un placer el conoceros señor de Osma. No es mi deseo quitarle más de su precioso tiempo. Considero esta reunión como un paso muy importante en las relaciones que de ahora en más estoy segura que mantendremos entre sectas. Que tengáis una buena noche.

Tras esto, y si Lorenzo no tenía nada más por agregar, la cainita se retiraría, no sin antes realizar un saludo corto pero educado.

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04/07/2008, 00:14
Director

El sirviente enano te vuelve a conducir, junto con tus guardias, hasta el exterior de la cofradía de plateros. La noche es fría y desapacible en el exterior, pero tu sensación de triunfo atenúa cualquier tipo de lamento por ello. Con cierta curiosidad oteas entre las sombras, en busca del espía que te había seguido hasta aquí, pero no percibes nada fuera de lo normal. Tampoco importa demasiado, ya no te sientes amenazada.

Junto a tu caballo te espera una figura familiar...

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04/07/2008, 00:18
Uriah

Tu criado sostiene la brida del caballo con sus manos temblorosas. Sonríes mientras piensas en si es el frío o el temor la causa de ello.

-M-m-m-i s-s-señora, ya avisé al s-s-eñor, v-v-vuestro hermano, c-c-c-como ordenásteis y s-s-se encuentra junto al o... al o... al ob-b-bispo. Os r-r-r-rrruega que os r-r-r-rreunáis con él...

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04/07/2008, 14:34
Tania Valach

-Te dije que fueras a la fortaleza a avisar al señor de Valach sobre mis asuntos. -Dijo con un tono de voz que helaría al más valiente. -No que lo hicieras y regresaras aquí.

La reprimenda era gratuita, pues si Ivens le había enviado para remitirle el recado, era obvio que Uriah obedecería -quizá con más temor aún del que le profesaba a su señora.

Con aire de supremacía y autosuficiencia, la cainita montó para ser nuevamente escoltada rumbo hacia donde su hermano y el Obispo se encontraban. Tenía muchas cosas que pensar durante el camino, antes de encontrarse con ellos. De alguna manera debía sacar provecho de la conversación sostenida con aquel títere con aires de creído.

"Rata insignificante...! No es más que una sanguijuela. Já!" Pensó plácidamente recordando la figura de Lorenzo de Osma.

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05/07/2008, 00:42
Director

Uriah parece a punto de replicar pero se detiene en el último momento y baja los ojos, humillado. Pronto os ponéis en marcha en dirección al convento de Santa Águeda, donde os esperan el obispo, y, por lo que ha dicho Uriah, también tu hermano. El camino es mucho más agradable ahora que no sientes la sensación apremiante de peligro de la ida, y por eso se hace más corto. Pronto te encuentras atravesando los pasillos oscuros del convento en dirección a la capilla, donde encuentras al obispo Montalbán frotándose las manos con inquietud y a tu hermano, con la mirada fija en ti.

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05/07/2008, 00:45
Feliciano Montalbán

-Por la sangre del primer nacido -dijo el obispo al verte-. Mi señora Valach, hija, estaba terriblemente preocupado por tí. El assamita que envíe para seguirte me dijo que al menos una de esas ratas de cloaca nosferatu también iba siguiéndote los pasos, y cuando entraste en la cofradía... bien... pensamos lo peor...

Tu hermano se limita a mirarte con ansiedad, en busca de una herida, un rasguño o un leve cambio en tu vestidura que le de una excusa para arrasar la ciudad.

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05/07/2008, 01:02
Tania Valach

Ella había entrado sola, dejando a su escolta en el exterior. Uriah cuidaría de su caballo -si su torpeza innata no se lo impedía-. La mujer llegó hasta el salón donde era aguardada. Hizo una reverencia, tal cual estaba acostumbrada -escueta pero educada-. No hacía falta que su hermano hablara. Lo decía todo con la mirada, y Tania se regocijaba y se regodeaba, deseando darle la excusa perfecta para que desatara toda su furia sobre la Camarilla. Pero eso sería un paso apresurado. Tania era dueña de una paciencia infinita y ese era el secreto de su éxito: el saber esperar el momento adecuado para dar el golpe de gracia, la estocada final.

-¿Así que habéis mandado un Assamita para seguir mis pasos? Pues lo ha hecho tan bien que ni cuenta me he dado. -Dijo con cierta jocosidad. -El príncipe ha sabido bien tratarme. De hecho creo que ni siquiera ha tenido idea de con quién estaba hablando en realidad. Por un lado me ha causado mucha gracia. Es un mico. Un peón puesto en el papel de príncipe. Dudo que tenga la suficiente determinación como para afrontar lo que ese puesto implica.

Se proximó aún más a su hermano y pasó su larga y lánguida mano por su hombro acariciándolo amorosamente como solía hacer.

-Pero ya sabemos por demás que no debemos confiarnos de quien parece débil. La estupidez suele ser la peor arma, cual si se le entrega una daga a un mono. El tal Lorenzo de Oosma, como ha referido llamarse, ha tenido el tupé de exigir mi lealtad y la de toda la Secta. -Dijo riendo cínicamente para cortar en seco esa risa y continuar. -No es difícil advertir su ineficiencia e inoperancia, cosa que sí debemos de aprovechar. En cuanto puse las cosas en su lugar, reivindicó nuestro lugar como antiguos ocupantes de esta ciudad. Ahora ha solicitado una audiencia con vos, mi señor. -Dijo al Lasombra. -Acomodad vuestras obligaciones como mejor os parezca y luego atended a éste mico. Mi postura ha sido dejarle en claro que no estamos dispuestos a ceder terreno. Tal vez compartiremos de momento algunos, pero no los cederemos ni nos postraremos ante ellos. De esto seguramente os hablará en la reunión que ha pedido. Lo he creído más que conveniente. Así podremos 'convivir', por decirlo de alguna manera, con estas gentes de la Camarilla. Bien dicen que teniendo al enemigo cerca más se aprende de él.

Algo le hacía sentir una incomodidad ajena. Sentía que era ella la que impartía las órdenes y el Obispo obedecía. Por unos instantes aborreció a Montalbán por verlo tan ínfimo.

-Eso es todo cuanto tengo para informaros. -Terminó inclinando su rostro.

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11/07/2008, 12:27
Feliciano Montalbán

El obispo te miró con atención mientras hablabas y después cerró los ojos, pensativo.

-Mmm. Veo que habéis logrado más de lo que yo pensé, mi señora. Ante nosotros se abren varias... posibilidades. La primera es acudir al encuentro que habéis concertado y compartir el control de Burgos con estos intrusos... Pero sería la primera ciudad de Castilla que cede terreno tan facilmente, y eso constituiría un precedente horroroso. Por no mencionar lo que pudiera llegar a pensar el Arzobispo en Madrid... La segunda opción, ahora que sabemos cuán débil es el príncipe, es asesinarle en el encuentro y aprovechar la confusión para limpiar la ciudad...

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11/07/2008, 12:35
Ivens Valach

Tu hermano le mira con rabia acumulada.

-¡Ni siquiera tenéis que ir a ese estúpido encuentro para hacer eso! ¡Hagámoslo ya!