Partida Rol por web

Las sombras de la rebelión: Castilla, 1520 [INCONCLUSA]

Toledo

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04/01/2009, 20:03
Sura Soho

Agarro la antorcha y aplaudo en silencio al rastreo del gangrel, tan sólo espero que no se equivoque, las catacumbas de los nosferatu solían ser verdaderos túneles laberínticos.

Marcho, bajo el crepitar de la antorcha, tras Pedro Garcés.

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07/01/2009, 00:35
Beatriz de la Vega

Asintió, indicándole a Isaac que colaboraría y obedecería, aunque estaba confusa. Aún no sabía cuál era su menester en aquellos laberintos, pero intentaría que no se complicasen las cosas en la medida de lo posible. Siguió los pasos de Leviatán, sintiéndose cada vez más abrumada al comprobar que aquella era una auténtica ratonera de la que sería muy difícil salir en caso de que las cosas se torciesen.

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19/01/2009, 23:52
Director

El corredor se estrecha a unos cinco pasos de vuestra posición inicial, aunque gracias a la antorcha que porta Soho el camino es mucho más sencillo. Al frente marcha Pedro Garcés, con la mano en el pomo de su espada y la mirada atenta. Tras él, lanzando de vez en cuando fugaces miradas a la oscuridad que dejáis tras vuestro paso, Sura Soho.

Finalmente el camino se bifurca en dos posibles tramos: uno conduce a unas escaleras que descienden aún más en las catacumbas. El otro parece culminar en una puerta de madera no demasiado sólida.

El suelo está límpido: Pedro Garcés asiente, como confirmando algo que ya sabía, cuando se percata de que no hay ni una rata en este lado del subterráneo, como si huyeran conscientemente del lugar.

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19/01/2009, 23:56
Director

El nosferatu y tú os adentrais en lo que parece ser una sala circular enorme, probablemente destinada a conservar los restos mortales de algún gran señor Toledano o de un príncipe de la iglesia. Isaac parece reconocer el lugar, así que deduces que probablemente ya se haya encontrado aquí antes. Leviatán, vuestro infantil guía, hace una reverencia torpe antes de correr a pasos ridículos hasta el centro de la sala.

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19/01/2009, 23:58
Leviatán

-Aquí he traído y vienen el señor Milán, y la señora Chica, por favor, ¿sí? ¿Deumes se queda con ellos, sí? -dice Leviatán a las sombras- Yo y Mordiscos tenemos que ir a dar de comer al señor cadenas. Primero voy yo, luego Mordiscos. Toma la cabecita y mastica un poco, parece que no tiene hambre y entonces, ¡zas!, a Leviatán le grita y le dice ¡Dónde está mi hermana! ¡Dónde...! Y luego quiere comer un poco, y está enfadado, pero Leviatán no tiene miedo, claro. Leviatán es fuerte y tiene a Mordiscos.

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20/01/2009, 00:02
Deumes

Pronto una figura se materializa desde las sombras junto a Leviatán y detiene su verborrea con un suave gesto de la mano. Es un nosferatu, también, como Isaac y Leviatán, pero tiene algo distinto a estos dos. Quizá es que te estás acostumbrando a la deformidad de este tipo de vástagos, pero el recién llegado tiene un porte distinguido, serio e incluso dirías -si eso es posible en unos rasgos tan horribles- amable.

-Bien, señor Bitlor, cumplísteis con vuestra promesa. -Dice a tu compañero, que se limita a asentir, inescrutable-. Vos debéis de ser Beatriz: mi nombre es Deumes y estoy al frente de mis hermanos en Toledo. Sin duda debéis preguntaros cuál es la razón para que os encontréis aquí, y será un placer satisfacer todas vuestras dudas...

Un ruido de pasos muy leve hace que Deumes gire la cabeza y desde las sombras aparece un cuarto nosferatu vestido con una gruesa armadura y portando una espada. Su cara es de pocos amigos.

-Ah, Magog, ¿qué ocurre?

El aludido cuchichea al oído de Deumes unas palabras apresuradas y nerviosas y éste dice brevemente.

-Bien. Ocúpate: vigílales y no intervengas. Quizá no sea el Sabbat. Pero en cuanto estés seguro, organiza la defensa. Estás al cargo, Magog.

Luego Deumes se vuelve hacia ti:

-Temo que nuestro refugio carece de las más elementales comodidades, Beatriz: de otro modo os habría procurado un buen lugar donde sentaros. Tendrá que ser así, sin embargo. Bien. Desconozco lo que sabéis acerca de la guerra que está a punto de desatarse en Toledo. Lo primero que debéis saber es que es nuestra intención detenerla y sólo vos podéis ayudarnos.

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20/01/2009, 18:22
Pedro Garcés

Observo si sale luz por los resquicios de la puerta, si no observo nada bajo las escaleras e intento abrir la puerta, si observo algo llamo a la puerta

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20/01/2009, 19:23
Sura Soho

- Es una buena opción Garcés. - dice el Ventrue al ver acercarse al Gangrel a la puerta. - Examinemos que se halla tras esa puerta y continuemos... - el silencio invade la entrada de la estancia mientras ambos examinan la puerta, Soho acerca la oreja a la puerta intentando escuchar lo más mínimo tras ella.

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21/01/2009, 01:15
Director

No hay luz bajo la puerta, más que la de la antorcha que porta Soho. El lugar parece tan silencioso como antes.

Notas de juego

Habéis propuesto tres acciones contrapuestas, ¿llamáis o abrís a la puerta (Pedro)? ¿escucháis junto a ella (Sura)?

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21/01/2009, 03:05
Sura Soho

Yo escucho antes de llamar para corroborar el silencio tras de ella. Después, llamamos por si alguien la abre sin nuestra intervención. Si nadie responde, la abrimos nosotros.

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21/01/2009, 11:02
Pedro Garcés

Hacemos eso que a dicho Sura,

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23/01/2009, 00:48
Director

No parecéis oir nada, aunque, no entrenados en la disciplina del Auspex, no podríais asegurar que habéis agotado todas las posibilidades. Sin embargo, tras unos minutos de silencio Sura golpea suavemente la puerta de madera. El sonido, húmedo y reverberante, resuena en las cavernosas oquedades de las catacumbas durante un segundo.

No hay respuesta, así que ante un empujón firme del bohemio la desvencijada puerta vence y os encontráis ante un corredor semejante a los anteriores, con nichos vacíos dispuestos a ambos lados y que se va ensanchando a medida que camináis hasta que desemboca en una sala rectangular de tamaño mediano, en cuyas paredes hay dispuestas varias antorchas apagadas.

El pasadizo que une el pasillo a la sala estña guarecido por una sólida verja de metal que, sin embargo, encontráis abierta. A su vez, en la sala hay una puerta de gruesa madera que parece cerrada a cal y canto, justo en la pared opuesta a la verja.

La sala es de una altura considerable y observáis lo que parece una pasarela de madera que cruza, a unos 6 metros del suelo, la habitación de norte a sur. Parece que conduce a un nivel superior de las catacumbas, pero es, evidentemente, inalcanzable.

Notas de juego

Per + Ale los dos

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23/01/2009, 08:45
Pedro Garcés
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25/01/2009, 22:24
Sura Soho

Notas de juego

Perdón por mi tardanza, he estado malo malo estos últimos días :( Buen tiro, por cierto.

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27/01/2009, 12:44
Director

Notas de juego

Por un breve momento, tienes la extraña sensación de que alguien, desde la pasarela os observa.

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27/01/2009, 12:45
Director

Notas de juego

La sensación de sentirse observado es fuerte en cuanto entráis en la sala. Con detenimiento escrutas cada uno de los posibles indicios de una emboscada, hasta que te sobresaltas al notar un casi imperceptible cambio en las sombras que hay en la pasarela que domina toda la estancia. Sin duda alguien se mueve allí...

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27/01/2009, 13:40
Pedro Garcés
Sólo para el director

Miro hacia la pasarela

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27/01/2009, 13:49
Sura Soho

Observa Garcés. Debemos ser cautos.

El tono jocoso del bohemio se ve entremezclado por el sonido de la espada al ser desenvainada pausadamente, mientras su mirada se fija en la zona de la oscura pasarela. No veía motivo por el cual su presencia pudiera ser ofensiva para las criaturas del lugar, pero Soho ya había matado antes de preguntar antes.

Notas de juego

No se si con mirar bastará...

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30/01/2009, 18:01
Director

Cuando dirigís vuestras miradas hacia la pasarela, un ruido metálico y seco suena a vuestras espaldas. La reja de metal se ha cerrado, aunque en la oscuridad no distinguís a nadie, pero no hay duda de que os acaban de encerrar en la sala. No podéis volver por dónde habéis venido.

De improviso, una luz se enciende en la pasarela. Una figura de tamaño medio que porta una antorcha y un par de barriles comienza a hablar con voz gruesa.

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30/01/2009, 18:07
Magog

-Cuidado, intrusos. Estos barriles están llenos de aceite, y si los derramara sobre la sala sólo tendría que dejar caer mi antorcha para reduciros a cenizas. Sin embargo, veo que no sois de la ciudad, y el Sabbat nunca envía expediciones con sólo dos hombres para matarnos... así que os daré la oportunidad de explicaros...