Por nada del mundo os quedaríais encerrados en casa de Edwin. Había mucho en juego como para fiaros ahora de aquel tipo. Así que aceptásteis su proposición de dar un paseo en su barco por un hermoso lago a las afueras del pueblo. Pero antes por supuesto, teníais una conversación pendiente.
En la puerta delantera de la mansión Edwin, éste os tiende las llaves de su yate con un gesto que no sabéis interpretar.
- Standford está aquí señor Harper. ¿Y a que no adivina donde? en el mismo Boston. Massachusets Avenue, cerca del centro, en una mansión de ladrillo visto. No tiene pérdida. Eso sí, rodeado de al menos medio centenar de acólitos y bueno ya sabe, de rangos inferiores de la orden. Tienen el fragmento que ustedes no tienen y están estudiando como le dije la manera de emerger la ciudad perdida. Según mi informador, ya casi han dado con una manera, están estudiando un viejo volumen encuadernado en piel...humana.
Como ustedes no pueden hacer nada de momento, lo mejor es que esperen unos días hasta que su amigo se recupere, descansen y prepárense mentalmente para el final de todo esto.
Periódicamente me llevaba la mano al pecho, cómo quién se toca a ver si aún le palpita el corazón. Sin embargo, lo que buscaba no era eso, sino asegurarme de que el revólver estaba dónde yo lo había dejado, en la cartuchera, limpio, cargado y listo para la acción. Hasta el momento mi 45 era lo que me había sacado de todos los problemas, irremediablemente había vuelto a la espiral de violencia que había caracterizado mis primeros años como detective. Entonces no me importaban las consecuencias, disparaba y luego preguntaba, no me detenía nada si quería conseguir información de alguien. Luego la cosa se fue calmando, la edad te pone en tu sitio, supongo... pero ahí estaba otra vez, en lucha contra algo que venía grande, persiguiendo una venganza que no me proporcionaría ninguna satisfacción y sacrificándolo todo por ella.
"Merezco que me cuelguen de una soga" - pensé mientras le daba una larga calada a un cigarrillo.
Al menos podía decir que en aquel momento estaba bastante tranquilo, cómo no lo había estado en mucho tiempo, a pesar de estar en guardia y tener mis sospechas de Edwin. Su información bien podía ser cierta, pero no entendia que pudiera haber otra manera de hacer emerger la ciudad sin todas las partes del disco... eso significaría que habíamos estado perdiendo el tiempo, que todos los que murieron lo hicieron por nada... No, si Stanford estaba en Boston y aún no había descubierto la manera de hacer emerger la ciudad, entonces aún había esperanza, aún podíamos joder su plan y, lo más importante, joderle a él.
- Muy bien, señor Edwin - dije cabeceando y tiré la colilla de cigarrillo para después aplastarla con el pie.- En ese caso vamos a necesitar un maldito ejército... Tengo mis dudas acerca de que sean capaces de hacer eso sin el disco, además el disco no es lo único que se necesita al parecer, pero no quiero arriesgarme. Si Stanford está investigando la manera de hacerlo tenemos que joderle y destruir todo lo que necesite. Señor Edwin ¿tiene usted contactos en la policía o en el ejército? Me parece que aquí va a haber que montar una gran operación...
Sarah dejaba a su compañero llevar todo el peso de la conversación. Al fin y al cabo, él tenía muchas mas experiencia en todo aquello que ella, una escritora que había entrado en aquel grupo por casualidad, y que viendo ahora todo mas de cerca, se replanteaba seriamente si debía había haber seguido hacia adelante. Estaba claro que el mundo se encontraba era peligroso, muy peligroso... claro que ya no había vuelta atrás.
Lew tiene razón- añade Sarah- solo nosotros no podremos entrar así como así. Vamos a necesitar mucha ayuda para ello. O al menos a alguien que nos cubra las espaldas.
Pareció que lo pensaba un momento
- tengo contactos en ambos sitios. Pero el ejército no puede presentarse en pleno Boston y la policía... bueno es posible que pueda confabular con un par de personas para tenerles por lo menos media brigada a sus órdenes. Allí hay que entrar y acabar con todo... y con todos.
Era muy duro lo que acababa de decir, pero a ninguno de los dos le supuso el más mínimo remordimiento después de lo que los monstruos aquellos habían hecho. Sarah había dudado al principio de su investigación, pero ahora lo tenía claro: todos los miembros debían morir.
- Bien, bien, organizaremos la operación en cuanto todos estén recuperados - dije yo, entusiasmado con la idea de aniquilar a Stanford y sus esbirros.- Pero antes... sería de mucha utilidad saber qué ha estado haciendo aquí la Logia... En la casa abandonada no había ni una pista y me parece muy retorcido venir a quí sólo para tendernos una emboscada a nosotros ¿No cree, señor Edwin? - pregunté inquisitivamente, aún quedaban cosas por aclarar.
Se encoge de hombros y dice -desconozco cómo es posible que no hayan encontrado ninguna pista del hombre de la logia que desapareció sin más. Y estoy con usted, esos hombres dudo que tuviesen algo que ver con la Logia, desconozco si ya se encontraban allí cuando nuestro personaje ocupó la casa. ¿No encontraron ningún cadáver o algo del estilo? ¿restos humanos?
¿No encontrasteis una pila de restos en la cocina?- pregunta Sarah. Ella no estuvo allí pero por lo que le contaron recordaba algo de eso. O quizás se estaba confundiendo sin remedio.
- La casa estaba llena de huesos y restos... Dios, incluso había uno de esos tipos escondido debajo de una pila de huesos... pero no estoy seguro de que fueran humanos.
- Bueno, bien pudieron ser los restos del tipo. La policía nos dirá si son humanos aunque dudo mucho de que investiguen mucho más. Ahora todo queda en nuestras manos. Si les parece, déjenme ocuparme del servicio y váyanse a dar una vuelta en barco para matar la tarde.
Sarah mira a Lew, sopesando la propuesta del viejo- a mi no se me ocurre que mas preguntar, ¿y a ti?
Me limité a asentir, sin estar seguro de que fuera seguro dejar solo a Edwin, pero tenía razón en eso de que no había mucho más que hacer.
Aceptando la oferta de Edwin, tomáis el camino al puerto para dar una vuelta por el lago. Resulta que cuando llegáis os dáis cuenta de que no es ningún lago, si no el puerto pesquero de Salk Harbor, en el mar, donde Edwin tiene un bote bastante aparente y que calculáis que no tendrá ni un año. Todo un lujo.
Hace una tarde soleada y la temperatura no está del todo mal. El yate consta de un camarote con una litera, una pequeña cocina y un trozo a proa con una hamaca y un trozo más grande a popa con una mesita y dos bancos de madera bien lustrada.
El yate tiene un bote salvavidas pequeño a estribor y un motor de considerable potencia a popa.
- Supongo que podemos dar una vuelta en este cacharro - dije yo, no demasiado entusiasmado con la idea.- Nunca he conducido algo así, espero que no sea muy difícil.
Bueno, mientras el bote no se de la vuelta todo irá bien. Además, puede ser divertido y por el momento poco podemos hacer.
La tarde es maravillosa, la pena es que en el barco no haya un par de cervezas o una botella de vino con la que deleitaros mientras navegáis, el mar está en calma como un plato el sol está a punto de ponerse y los últimos rayos bañan la superficie del agua creando un efecto casi mágico.
Todo es tan perfecto que por un momento olvidáis todas las penurias pasadas hasta ahora. Pero cuando más relajados estáis ya volviendo a puerto para ir a cenar algo, a estribor véis un burbujeo desmesurado, como si algo enorme fuese a emerger del agua.
Saqué mi revólver casi instintivamente, preparado para lo que pudiera surgir de ese burbujeo.
- Ya decía yo que esto estaba muy tranquilo - dije entre dientes.
Sarah da un paso hacia atrás y se coloca detrás de Lew, observando aquel incesante burbujeo.
Espero que tengas buena puntería
Del agua emerge una masa gelatinosa con pústulas de luz en forma de ojos de forma cambiante a cada instante, masa que serpentea y adopta formas dispares en tentáculos y extremidades que no son tales, es de un color azul verdoso en algunas partes, amarillo en otras y casi negro en otras más. La criatura no parece tener boca, pelo, orejas o nariz. Tan sólo ojos por todas partes. La parte emergida debe medir unos cuatro metros por lo que calculáis que el total de la criatura puede medir hasta diez metros o puede que más.
Os quedáis parados, vuestros labios tiemblan, comenzáis a sudar profusamente, totalmente inmóviles, no hay barcos cerca pero estáis ya casi en el puerto, alguien debe estar viendo a la criatura aunque no podéis ser conscientes de ello.
tirad los dos cordura, si falláis perdéis 1d20 y si acertáis 1d6.
Motivo: Cordura
Tirada: 1d100
Dificultad: 9-
Resultado: 19 (Fracaso)
Motivo: Perdida de Cordura
Tirada: 1d20
Resultado: 17
Joooooder jajajajaja