Partida Rol por web

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Brazh a pesar de seguir sentado se levanta como un resorte al oír que su sobrina puede estar en peligro y toma a su vez una espada larga. Girándose hacía los demás centrándose en los de la casa Ferragut. – Coged armas, esperemos que no sea uno de los soldados, entonces tendremos que esforzarnos por reducirlo antes de que acabe en una batalla campal.

Una vez todos armados salen fuera cerrando Brazh la puerta para evitar que los soldados se armen mejor si estalla la lucha.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Lord Steven una vez marcha su nieto se levanta diciéndole a su esposa. – Voy a buscar mi espada, ocurra lo que ocurra estaré mas tranquilo.

Mientras en el otro extremo de la mesa Anna y Martha están hablando entre ellas señalando hacía el lugar donde se encuentran los establos. Cada vez hay mas sirvientes entrando y saliendo que se hablan en susurros.

El Maestre Gilbert con ayuda de un sirviente va desplazándose poco a poco hacia las puertas principales caminando apoyado en él.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Alia entra no queriendo creer lo que grita Sharra mientras corre pero no pudiéndose quedar pasiva si realmente esta en peligro la hija de Cedric. Nunca ha habido una fraternal relación entre ellas. Cedric dejo a su hija muy pequeña tardando tres años en volver y cuando lo hizo se trajo a Alia con él.

De todas maneras aunque no sea ella alguien pide auxilio y ella como espada juramentada de Lord Kevan debe actuar.

Cuando abre la puerta lo que ve supera sus temores y avanza un par de pasos hacía Vanesha y Fuller con la daga de parada firmemente empuñada. – ¡Vanesha! Ven conmigo ya no te hará mas daño.

Mirando a Fuller con asco le dice. – Ni se te ocurra intentar volverla a tocar puerco o Lord Kevan tendrá que juzgar tu cadáver.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Vanesha no pareció dudar ni un instante ante el comando de la espada juramentada de la casa y con premura, tratando de cubrir su torso con una mano y las rasgauras del vestido, mientras con la otra apartaba del rostro, los cabellos que se habían aderido a el gracias a la sangre. Tras llegar a su altura se colocó ligeramente tras ella, con la mirada baja, sin soltar la tela que la tapapa, tratando de recomponer la forma original del vestido, alzano la vista con desconfianza, aunque visiblemente más tranquila.

Alia, a pesar de ser mujer, era un "diablo" con la espada. Bien podía certificarlo muchos hombres del castillo. Una figura, que a pesar de su género, podía generar una cantidad considerable de temor y respeto si echaba mano a la empuñadura de su espada, o la sensación de estar a salvo, si se interponía a tu agresor.

-Ha querido...- Dijo únicamente antes de sorber por la nariz y colocar el envés de la palma de su manso bajo esta, de forma instintiva, para detener el goteo de sangre. Sorbió un par de veces más con el mismo propósito, mientras se limpiaba la mano en el vestido, mientras las lágrimas se mezclaban con restos de sangre recientes y algunos que empezaban a secar.

La primera imagen era siempre la más impactante. Que la sangre le fuese cubriendo vestido y manos, rostro, boca y suelo era importante, independientemente de la gravedad de las heridas, pues para un diagnóstico sobre su estado, estaba Berta, que siempre podría exagerar un poco su condición de no ser muy grave.

Ya estaba todo en marcha. Unos minutos que los había vivido como horas. Llorar es mucho más fácil cuando el dolor hace acto de presencia. Casi es como una invitación inevitable. Y desde luego le dolía. Un precio a pagar necesario para que aquello saliese como quería, junto al resto de conspiradoras. Pero la posible gratificación de salir todo aquello como habían planeado, no tenía precio. Saber que  aquel prepotente y sucio caballerizo no iba a aprovecharse más de las muchachas y que nunca podría poner sus sucias manos sobre Cat, era el alivio más efectivo para el dolor.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Vanesha no pareció dudar ni un instante ante el comando de la espada juramentada de la casa y con premura, tratando de cubrir su torso con una mano y las rasgauras del vestido, mientras con la otra apartaba del rostro, los cabellos que se habían aderido a el gracias a la sangre. Tras llegar a su altura se colocó ligeramente tras ella, con la mirada baja, sin soltar la tela que la tapapa, tratando de recomponer la forma original del vestido, alzano la vista con desconfianza, aunque visiblemente más tranquila.

Alia, a pesar de ser mujer, era un "diablo" con la espada. Bien podía certificarlo muchos hombres del castillo. Una figura, que a pesar de su género, podía generar una cantidad considerable de temor y respeto si echaba mano a la empuñadura de su espada, o la sensación de estar a salvo, si se interponía a tu agresor.

-Ha querido...- Dijo únicamente antes de sorber por la nariz y colocar el envés de la palma de su manso bajo esta, de forma instintiva, para detener el goteo de sangre. Sorbió un par de veces más con el mismo propósito, y se limpiaba la mano en el vestido, mientras las lágrimas se mezclaban con restos de sangre recientes y algunos que empezaban a secar.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Al escucha a Hug sobre lo que dijo Sharra me sorprendo un poco -Vanesha?? Y que hacia ella hay? No se sentía mal- aunque las dudas me albergaban Hug estaba muy apurado para contestar así que lo deje ir sin más, además la ayuda alguno de los maestre sería bueno tenerla a la mano si le paso algo malo a Vanesha, así que continúe hacia los establos al mismo tiempo que Cedric y Roland que va saliendo del salón principal.

Mientras voy andando miro a Cedric pero no puedo imaginarme por la desesperación por la que podría estar pasando, aun así le digo -seguro solo fue un susto- tratando de que entre un poco calmado por lo menos y continua hacia el establo

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Estaís finalmente en la puerta del establo teniendo que abriros paso entre la multitud que confundidos se van congregando sis saber que ocurre ni moverse ya que han cesado los gritos desde el establo.

Detrás vuestro oís las voces de mando de Brazh y Normand ordenado que los dejen pasar, sumándose la de Berta, no menos potente. Pero por encima de ellas la cuajada de maldiciones de Lord Kevan clamando por quién a osado perturbar la paz en su hogar.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Al entrar veis a una ensangrentada Vanesha, su vestido esta rasgado por varias partes y su cara no cesa de sangrar. Delante de ella esta Alia protegiéndola con su daga de parada firmemente empuñada de cara a Fuller al fondo.

En ese momento una llorosa Vanesha dice. – Ha querido...

Miro a Derek tras sus palabras de apoyo, mi cara de preocupación es lo suficientemente perceptible como para que los que pasen a mi alrededor vean que no estoy para pararme a hablar con nadie, agradezco el gesto, lo se, en lo más fondo de mi ser le estoy agradecido por las palabras, pero la realidad es que no lo sabe. Y no soy un tercero al que esas palabras le tranquilizarían, no. Por ello de mi no sale un gracias, o asentir con la cabeza. Sólo devolver la mirada hacia delante y seguir corriendo a ver lo que ha pasado.

Los pocos segundos que nos cuesta llegar hasta las puertas del establo son horas desde mi punto de vista, pero reconozco que me tranquiliza escuchar la voz de mi pequeña. Es ese simple segundo, quizá no llega a un segundo en el que mi mirada la ve, la reconoce y comprende que sigue en pie, respirando y viva. Es ese instante en el que todo el mundo se para y hace que la tranquilidad se había desvanecido vuelva de repente. Durante ese instante que sus ropas estén rotas, que esté llorosa y su rostro ensangrentado me da exactamente igual. Durante ese instante. 

En el momento en el que comienza a hablar, no. Miro hacia el fondo, hacia Fuller, mi mirada asesina no cambia ni cuando abro los brazos en dirección a mi hija y doy unos pasos hacia ella. No la miro, miro a Fuller.

-Está bien, pequeña. Está bien. No hace falta que digas nada más.

Si se acerca la abrazaré y le daré un beso en la frente, tratando, me imagino que infructuosamente, de devolverle algo de tranquilidad. Con mi ropa mismo le limpio la sangre de la cara, lo mejor que pueda antes de mirarla firmemente a los ojos. Trato de poner un gesto gentil, aunque la preocupación sigue patente en mi.

-Ve a cambiarte de ropa, cariño, pide que quemen la que llevas y ve a ver al maestre. Luego iré a verte.

Devuelvo la mirada a Fuller, y camino hacia delante, hasta donde está Alia, apoyo una mano en su hombro a modo de agradecimiento, pero también a modo de que a partir de ahora me encargo yo. Le doy la espada que tengo en la mano antes de hacer algo de lo que me arrepienta. De hacer algo que me pide todo mi cuerpo.

-¿Te importa decirme que ha ocurrido aquí? -Pregunto a Alia. Puedo imaginármelo, sé lo que ha pasado, pero necesito escucharlo de su viva voz.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Vanesha se acercó a su padre, cuando éste hizo el gesto de abrir sus brazos. Casi dejó caer su cuerpo sobre su torso, buscando refugio, dejando que la envolviese con sus brazos. Quizás la sensación de seguridad junto a él liberó la angustia acumulada en forma de llanto. Puede que hubiese incluso cierto matiz de alegría al tenerle presente.

Las palabras de su padre redujeron aquel llanto convirtiéndolo nuevamente en sollozo, mientras sorbía por la nariz aún sangrante, cual niña. Con el rostro aún pegado a su pecho, cerró los ojos como si solo quisiera quedarse dormida. Tras separarse para recibir el beso en la frente, trató de recomponerse. Adquirir algo de dignidad y compostura , mientras su padre le limpiaba la sangre del rostro. Asintió a sus palabras con una mueca temblorosa en su boca y ojos vidriosos, que luchaban por no volver a caer en el llanto ante todas aquellas personas.

Buscó entonces con la mirada a Berta, con claro gesto de necesitar su compañía para llevar a cabo las indicaciones de su padre y con total seguridad, para ser atendida. Dio unos pasos hacia ella con la mirada baja, como si toda aquella atención y las miradas puestas sobre ella la avergonzasen, agarrando fuértemente con ambas manos, los jirones del vestido para que no dejasen entrever sus intimidades.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Al ver que mis palabras no tuvieron el efecto deseado, aunque sabía de antemano que no servirían de mucho ya que la situación para Cedric erar algo delicada, así que solo me limite a seguirle por lo que entre justo después de el al establo.

Al entrar y ver el estado en el que se encontraba Vanesha no pude más que sorprenderme, si hubiera sido en otro momento quien sabe que le hubiera pasado, no podía dejar de mirarle con lastima hasta que Cedric se repuso y con tal firmeza se acerco a Alia, tal parece que Fuller ere el culpable de lo ocurrido a Vanesha, y aunque sin entrometerme me quede cerda pero por detrás de Cedric en modo de apoyo, aunque era seguro que lo necesitaría, como todos me gustaría saber que fue lo que ocurrió.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Al salir por la puerta ves a Berta apenas a un par de cabezas de los que se han agolpado delante del establo. No puedes estar segura ya que los de delante te impiden contarlo pero seguramente están todos aquí.

Las primeras miradas son de desconcierto pero algunos parece que se estén trastornando por la visión de tu vestido desgarrado. Comienzas a sentirte como un animal indefenso rodeado por una jauría cuando oyes a tu tío Brazh con un tono que no habías oído nunca. – ¡ABRID PASO A MI SOBRINA Y A LA SANADORA INÚTILES! – Por encima de su cabeza enarbola una espada larga y nadie osa desafiarlo en estas circunstancias, no sería un rasguño o cicatriz de advertencia lo que conseguiría el que lo intentara.

Un par de pasos por detrás de Brazh aparecen Normand Ferragut y Karl conminando a sus hombres también a dejar paso.

Cuando Berta llega a tu lado finalmente comienza a examinarte cuidadosamente la cara. – Tranquila, tranquila te curaré.

Al percatarse de los daños se trasforma comenzando a dar ordenes sin importarle las posiciones que ocupan. En primer lugar al mismo Capitán de la Guardia de la Casa Falcon. – Brazh, guarda tu espada y coge en brazos a tu sobrina tengo que examinarla y mejor en sus aposentos.

Girándose hacía la entrada principal ve a mitad camino a Anna y Martha les grita. – Tengo que bañarla encargados de prepararlo todo en sus aposentos.

Se coloca delante de Brazh intentando avanzar con alguna dificultad hasta que suenan las voces de Lord Kevan y Lord Steven que logran finalmente que se disgregue la multitud entre los establos y el edificio principal desde donde están imprecando a esta muchedumbre.

En aquel instante aparece un desconcertado Zane con evidentes muestras de haber estado bañándose y no haber podido secarse.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Antes de que Alia pueda responder a Cedric Fuller con las manos y la sobrevesta cubierta de sangre se os acerca.

Parecé aliviado de que le hayas entregado la espada a Alia. – Cedric somos amigos, ya sabes que las mujeres nunca saben que quieren. Ahora te buscan, provocan y después lloran pero esa esta loca.

Calla como si vuestras caras no acabaran de reflejar la comprensión que esperaba encontrar. Finalmente parecé encontrar cual es el problema y mirando airado a Alia dice. – Tu marcha a pelar patatas esto son cosas de hombres.

Notas que Fanny te mira fijamente pero sólo un instante antes de que tu tío haga caso a Berta cogiéndote en brazos y seguirla.

Levanto el dedo índice en su dirección pidiéndole que se calle en silencio. Mi gesto sigue marcado de enfado, y sus palabras no han ayudado a solventarlo ni lo más mínimo. Más bien lo han avivado. No me puedo creer que me haya llamado amigo después de tratar de violar a mi hija. A mi propia hija. Que tenga los arrestos de pararse a mirarme a los ojos y llamarme amigo después de eso hace que le quite todo tipo de cariño que haya podido tenerle en el pasado. Mi respiración se acelera a la vez que mi rostro se empieza a enrojecer por la ira. La última desacertada frase que escupe de su sucia boca es la gota que colma el vaso.

-¿Amigos? ¿AMIGOS? ¡¿Cómo osas pronunciar esa palabra después de tratar de forzar a mi hija?! ¡MALDITO DEGENERADO! 

En mi mente sólo pasan las palabras con las que trataba de escudarse de tal infame acción. provocado, buscado... que está loca. No ayuda a calmarme, ni mucho menos. ¿Qué clase de padre podría aceptar tan vanas explicaciones? ¿Cuál podría aceptar tan siquiera una que sea medianamente inteligente? Ninguno. Sólo un enfermo mental. Su alivio en el rostro al dejarle el arma a Alia es un insulto hacia mi persona directamente.

-¿Esa sangre que tienes en tus manos...? ¿Es de mi hija? Si le entrego la espada a Alia no es por perdonar ni comprender tu conducta enferma, nadie en su sano juicio lo comprendería, mucho menos lo perdonaría. Le entrego la espada porque no quiero propasarme y entregarle a Lord Kevan tu cabeza con los ojos arrancados tras haber lanzado a los cerdos tu cuerpo troceado. Pero voy a llevarte a su presencia a rastras, aunque antes vas a pedir disculpas a Alia, por tu falta de educación y con suerte, Lord Kevan te dejará vivir lo suficiente para que te humilles delante de mi hija y le pidas un perdón que no alcanzarás ni en esta vida ni en la que viene. Y sólo para que lo sepas, para que sientas lo que has intentado hacerle a mi pequeña. No pienso pelear contigo como si fueras un hombre, si no como la mierda de persona que has demostrado de ser.

Me acerco andando hacia el, preparándome para la pelea. No pienso darle puñetazos, sólo bofetones con la mano abierta, y todos en la cara, lo más fuerte que pueda. Si veo que saca la daga cogeré la espada y le incentivaré a que la tire al suelo. tras eso, si lo hace, pelearé con él como lo descrito con anterioridad, a tortazo limpio. Si no tira la daga, trataré de desarmarle y después, a bofetones hasta que no pueda más.

Cuando yazca en el suelo pidiendo clemencia, le agarraré del cuello de la camisa y lo arrastraré hasta Lord Kevan. (Siempre y cuando gane la pelea, claro)

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Alia rechina los dientes y esta a punto de abalanzarse sobre Fuller y demostrarle de lo que es capaz con una daga en la mano. No piensa matarlo aunque si le cortara la cabeza con la que piensa.

El que Cedric este gusto delante de ella y que le haya entregado la espada larga hacen que no pueda hacerlo en el instante que habla Fuller.

Rechinando los dientes y hiperventilando logra controlarse por Cedric.

Lo que me ha dicho no es nada comparado con lo que le ha hecho a su hija, nada...