Partida Rol por web

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

-¿Qué deseáis, maestre?- Preguntó sin tapujos, de una forma directa. Como si tuviese prisa en resolver lo que fuese que quería consultar o preguntar. Miró un instante de reojo a Berta para de nuevo volver a mirar al maestre. Sus manos entrelazadas al frente con los brazos caídos y estiradospodían parecer una muestra de paciencia, lo cual chocaba con su rostro apurado.

-Decidme...-

Notas que Berta intenta indicarte alguna cosa.

Captas claramente que te indica que es un peligro el maestre y que esta muy unido a Fuller.

Me veo sorprendido por las formas directa de la chica, pero mantengo un gesto lo más neutro posible.

- Vanesha, quería comprobar que estabas bien - digo con voz tranquila mientras sigo mirando de forma exploratoria sus heridas visibles - Y también - hago una pausa - quisiera que me contaras la historia de lo que ha pasado - uso mi tono más tranquilo y respetuoso, teniendo en cuenta la situación.

- Esto no ha podido pasar en peor momento. Tengo que averiguar por qué ahora e minimizar los daños que esto puede provocar en la Casa y los suyos - pienso mientras espero la respuesta de Vanesha - pobre muchacha - mi gesto se mantiene pensativo.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

-Estoy bien.- Respondió con cierto orgullo.- Hay soldados que sufren peores heridas en la guerra y salen adelante. No veo por qué no podría yo hacer lo mismo con unos cuantos golpes y rozaduras.-

Dio entonces un ligero paso hacia el maestre mirándolo fíjamente.

-Ya he tenido que explicar a mi señor padre lo sucedido. En algún momento, antes o durante el juicio, imagino que tendré que volver a hacerlo ante Lord Kevan y todo el que asista.- Dijo como si aquello, aunque inevitable, no fuese de su agrado.

-Pero no voy a estar constantemente contando a todo el que pregunte lo que sucedió. No voy a revivir una y otra vez el mismo día y el mismo momento.- Dijo casi apretando las mandíbulas, como si fuese algo que ya deseaba con rabia dejar atrás.

-Ya sabe todo el mundo lo que me ha sucedido.- Dijo algo enfada, pero manteniendo las formas. -Qué más queréis saber...¿los detalles?, ¿cómo lo hizo?, ¿dónde me tocó y dónde no?, ¿lo que habría llegado a suceder si no llega a aparecer Alia, la espada juramentada del Lord?...¿es eso?- Preguntó con indignación y los ojos algo vidriosos.

Agachó la vista mirando a la punta de sus pies y abrazándose a sí misma a la altura de la cintura.

-Marchaos Maestre Stuart, por favor...marchaos- Dijo con ua voz más tenue, casi como si fuese perdiendo fuerza.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

- Vanesha... no tengo interés por eso - digo con mirada apesadumbrada mientras pienso en lo oportuno de la aparición de Alia - querría saber si era la primera vez que se te aproximaba de esa forma o si es algo que él o alguien había hecho antes, porque es algo intolerable - hago una pequeña pausa - No quería hacerte revivir otra cosa, lo siento.

- Tiene el mismo fuego que su padre - pienso recordando momentos del viaje - demasiado para una chica en su posición. ¿Qué será de ella en el futuro?

- Intentaba ayudarte, pero... - hago una pausa - te dejaré a solas, o en compañía de Berta si así lo deseas - digo, mirando a una Vanesha que empieza a mostrar signos de debilidad más acordes con su edad y lo que acaba de pasar.

Ya poco parecía lo que podía hacer y el juicio ya estaba a poco de comenzar, Lady Selice decidió buscar a Paterson ella y decir unas palabras sabias, las cuales escuche con la misma atención que lo hicieron sus hijos, así que al terminar de hablar espere a que se fuera

-bueno yo iré a esperar a que comience el juicio- digo mientras observo a mis primos a ver si alguno se viene o no, antes de comenzar a caminar hasta donde se hará el juicio

Si Joanna, la justicia es un trago amargo, pero uno que trae salud al largo plazo.

¿Por cierto, has visto o hablado con Vanesha?  Iré yo para allá en este momento; por si deseas acompañarme, no hay problema.  Platicar con ella sobre lo que le pasó, con solidaridad y respeto, es importante.  

Y puede servir para saber más sobre lo subyacente a lo que pasó, aunque no sea nada más de lo que parece, que de por si es grave.  Que los mozos lo hayan creído posible salirse con la suya ya sería cosa de preocuparse en si misma. 

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Roland y Zane te miran a ti pero después a su hermana pequeña antes de contestarte. – Nos quedaremos también con ella hasta que encuentren a los que faltan.

Stuart en cambio se adelanta golpe y te da un pequeño en el hombro. – Ya te acompaño yo Derek.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Vanesha asintió sin levantar la vista a lo propuesto por el maestre y se acercó a Berta hasta situarse a su lado sin decir nada más, probablemente esperando a que la acompañase de vuelta a su habitación.  Antes de ir en dirección a la puerta de sus aposentos, se detuvo un momento y se medio giró hacia el Maestre Stuart, permitiéndose un instante levantar la vista con un gesto que aún guardaba rabia en él, puede que impotencia, mientras un hilillo acuoso había comenzado a manar desde su nariz hasta sus labios, forzando un pequeño y discreto sorber para frenarlo.

- ¿Acaso eso importa?- Preguntó sin esperar respuesta, como si el que fuese la primera, la tercera o séptima vez que lo hiciese fuese a variar lo más mínimo lo ocurrido. Se giró de nuevo camino a su habitación.

Lady Selyse se dirige a hablar con Vanesha. 

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

- Ya está hecho, no merece la pena dar más vueltas, tendré que compensarla de alguna forma en el futuro - reflexiono mientras veo como entran en los aposentos de Cedric - quizá sea el momento de intentar encontrar algunas respuestas - pienso mientras me acerco a los guardias.

- Mandad a que me avisen si desean ir al juicio y no he vuelto, he de atender un asunto - digo dirigiéndome a uno de los guardias.

Si no me dicen nada más, acto seguido empiezo a encaminarme hacia las cocinas - Es hora de que hable con Fuller y escuche lo que tiene que decir. Mucho me temo que esto no va a acabar bien para él - voy rumiando mientras camino en aquella dirección.

Joana sigue a su tía, pues se había quedado traspuesta despues de todo lo que había sucedido en esa mañana.
 

Lady Selyse llegó con Joana a la entrada donde estaban aquellos dos guardias.  

Queremos hablar con la señorita Vanesha y ver su estado de salud.  ¿Pueden abrirnos por favor?

Pero antes, habiles hombres de nuestra guardia, cuéntenme a quien más han viso acercarse aquí en este tiempo en que llevan cuidándola, ¿de que los han oído hablar?

La protección a Vanesha necesita todos los oídos atentos, y los suyos son de los más importantes.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Una vez entras con Berta en tu habitación ves que cierra por dentro y te mira muy preocupada.

Se apoya un momento en la pared cogiendo aire.

Finalmente te habla con un susurro apenas audible. – El Maestre Stuart me pregunto que que había ocurrido realmente y que no puede haber ocurrido estando los Ferragut.

Echando fuego por los ojos. – ¿Qué quiere dar a entender que sino hubieran visitas no habría nada que objetarle a Fuller?

Pasándote suavemente la mano por la mejilla. – Incluso duda o dudaba hasta que os tuvo delante del origen de la sangre que cubría vuestra cara.

– Tener mucho cuidado puede que no sea el único en pensar así.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

La sala de audiencias privadas de Lord Kevan está completamente llena pero nadie objeta nada dado lo sucedido y la cara airada del mismo Lord Kevan.

Estáis la mayoría apoyados en las paredes ya que la mesa es poco mas que un escritorio donde aparte de Lord Kevan a tomado asiento Lord Steven Ferragut, el capitán de su guardia Karl y el Mestre Gilbert, por su elevada edad. En las paredes estáis, los hijos de Lord Kevan Roland y Zane junto a Normand Ferragut hijo de Lord Steven, Brazh, Peter Falconet, Alia, Raleg y Theodor.

Justo cuando Lord Kevan va a tomar la palabra se oye la puerta abrirse pero en lugar de explotar iracundo se oye la voz tensa de este invitando a entrar. – Pasar Cedric, pasar. ¿Como esta Vanesha? Aunque primero acomodados donde podáis.

Asiento con la cabeza al ofrecimiento del Lord y busco un hueco en el que poder apoyarme en la pared. No deseo airar más al señor que bastante parece aguantar con lo que tiene hasta el momento.

-Mis disculpas por la tardanza, mi lord. Vanesha se encuentra mejor de lo que cabría esperar, es una mujer fuerte. Gracias por su preocupación.

Me acomodo lo mejor posible, y por primera vez desde que me he levantado de la cama noto todo el peso del momento en mis hombros. Suelto una leve respiración fuerte por los orificios nasales sólo para recuperar un mínimo de fuerzas y atiendo a lo que tenga que decir el Lord.

Mañana del día 19 del octavo mes del año 298.

Vanesha asintió cerrando un instante los ojos reconfortada al sentir la mano de Berta en su rostro, dando conformidad a lo dicho por ella. Quizás el Maestre Stuart fuese de aquellas personas que ven la atrocidad de los actos según el linaje  de la persona que es víctima de dichas atrocidades...como la gran mayoría, por otra parte.

Existía un rasero. Básicamente las sirvientas, campesinas, pueblo llano en general, estaban en una categoría en la que bueno, no es tan "malo o tan infrecuente", recibir dichos abusos. Luego estaba en la que se encontraba ella, por encima, donde la cosa se agravaba. Y así subiendo hasta llegar a la mismísima reina. De tratarse de la reina, no habría ni juicio, sin duda. Fuller ya estaría muerto en el mejor de los casos. También había que tener en cuenta la categoría del agresor. Si hubiese sido Fuller un Lord de las grandes casas todo este tinglado resultaría hasta "una ofensa contra su honor". 

Pero por más que eso fuese lo que desde pequeños les inculcasen, Vanesha no podía dejar de ver en Berta, Janet, Sharra o cualquiera, lo mismo que veía en ella misma; dos ojos, dos manos, dos piernas. Reían, lloraban, tenían hambre, sed, sentían, padecían. Síplemente las personas eran lo mismo, pero colocados en distintas categorías.  No había en realidad personas de oro y de barro. No eras intrínsecamente mejor o merecedor de mejor justicia, por ser hijo de un rey o de un ganadero.

Y ese era un pensamiento peligroso, sin duda. Un pensamiento contracorriente que jamás debería hacerse público, al menos a gran escala. Si bien era consciente de que ella no iba a poder cambiar el mundo, al menos continuaría obrando al amparo de sus creencias, pero siempre bajo lo socialmente aceptado, a escondidas por lo tanto, y aprovechándose de ese sistema. Sólo esperaba que Berta y el resto lo tuviesen claro respecto a ella. Podrían discrepar o tener algún encontronazo como el de antes, pero en el fondo esperaba que supieran de qué lado estaba en realidad.

Posó su mano sobre la que le acariciaba apoyando ligéramente el rostro en ella, casi como el ronroneo de un gato. Y tras retirarla, abrió los ojos con una pequeña sonrisa pícara, casi infantil.

-Parece que confía en ti...- Insinuó con el mismo hilo de voz casi inaudible para aquel que no estuviese tan cerca como Berta, mientras mordía su labio inferior y se elevaba un instante sobre la punta de sus pies, en gesto travieso.

Y es que a pesar de que Berta fuese siempre en traje de faena, y con el pelo recogido, esos ojos oscuros y aquel pelo negro como la noche, no podían pasar desapercibidos y la otorgaban cierta belleza exótica o simplemente distinta a lo común, al menos por aquellas tierras. Tal vez el Maestre Stuart había reparado en ello...

Viendo que Roland y Zane  se quedan con la pequeña Catelyn, volteo hacia Stuart quien si se anima a ir, por lo que le digo

-andando entonces Stuart a ver cómo va la cosa- y comienzo a caminar hacia donde se realizará el juicio