Partida Rol por web

Mediodía del día 18 del octavo mes del año 298.

Sharra permanece unos segundos en silencio valorando tus palabras.

Después su expresión se vuelve mas respetuosa al nombrar a tu padre y tu tío a pesar que ha sido ella quién ha hecho referencia a ellos. Expresión que se transforma en alegría mientras hablas de recurrir a ellos para expresar desilusión cuando lo descartas.

Tu seguridad dirías que la desconcierta, puede que al descartar el que fuera tu tío quien se encargará de Fuller debido a la enfermedad de tu padre.

Te das cuenta como introduce su mano derecha dentro de su vestido antes de responder a tus últimas palabras. – Le aseguro que rezo con todas mis fuerzas a todos los dioses, sean los de los Falcon o los de los Ferragut para que nada le ocurra.

– Lo sabría señora Vanesha, lo sabría. – Las últimas palabras suenan con una dureza y tono lúgubre con nunca habrías relacionado con ella.

Mediodía del día 18 del octavo mes del año 298.

Vanesha assintió con los ojos, con un lento y único parpadeo que acompañó a un casi inapreciable balanceo de su cabeza, igualmente de asentimiento, ante las últmas palabras de Sharra. Sin decir nada más, se volvió de nuevo y comenzó a asear todo su cuerpo con el agua.

-¿Sabéis dónde se encuentra Lady Greta por un casual?...- Preguntó, cambiando radicalmente de tema con naturalidad, como si nada hubiese pasado ni dicho hasta el momento, dando por su parte, el tema por zanjado. Al menos, por ahora.

-Me temo que el ímpetu por dejar mis aposentos, interrumpió una conversación privada y se molestó. Me gustaría tener ocasión de poder disculparmecon ella.-  Explicó con igual tranquilidad.

-Si la viéseis y dispusiera de un momento, ¿podríais decirla que me gustaría verla en privado y tener ocasión de disculparme por mi atropellada e inoportuna aparición?- Preguntó mientras continuaba con su aseo

Mediodía del día 18 del octavo mes del año 298.

Tu pregunta sobre Lady Greta la desconcierta un instante al no esperar que dejaras el tema de Fuller. Pero rápidamente reacciona ante las nuevas instrucciones.

– No señora, en este momento no lo se pero no tardaré en saberlo preguntando a los otros sirvientes. Sí no tratamos cierto asunto nuestra relación con los demás sirvientes es buena.

Tiene unas dudas y antes de marchar te las expresa. – Señora, ¿deseáis que vaya a buscarla ahora, o cuando acabé de arreglaros para el banquete? Le indicaré que venga aquí supongo.

Mediodía del día 18 del octavo mes del año 298.

-Mejor cuando acabe de prepararme.- Confirmó. -Prefiero estar presentable esta vez.- Sonrió.

-Aunque si accede a recibirme, mejor que sea ella la que me haga avisar y elija el momento y el lugar.- Reflexionó frotándose con suavidad uno de los brazos. -No sería cortés hacerla venir como si fuese yo la dama del castillo, cuando soy la que tiene que disculparse,  ¿no crees?.- Volvió a girarse sonriente. -De no hacerlo, entenderé que no acepta mi disculpa- Concluyó encogiéndose de hombros.

Tomó algo de agua y frotó su rostro cerrando los ojos, apartando el agua varias veces antes de abrirlos.

Mediodía del día 18 del octavo mes del año 298.

Después de la afortunada noticia bajó de nuevo al patio a ver si todavía había gente allí o si por el contrario estaban ya dentro del castillo.

Mediodía del día 18 del octavo mes del año 298.

Alia bajó de su habitación al patio y vió a Zane dando una vuelta por allí. Así que se acercó a su antigüo alumno, hijo de Lord Kevan. Zane ¿qué tal, todo bien? Vanesha parece ser que se ha recuperado de su enfermedad. A ver si Cedric también se recupera. ¿Qué pondrán de comer? Estoy impaciente jeje

Mediodía del día 18 del octavo mes del año 298.

Sharra se concentra en acabar de lavarte el pelo deshaciendo todos los enredos de tantos días de estar acostada por las fiebres sin ocuparse nadie de él.

Cuando acaba se dirige hacia el baúl de tus vestidos. – ¿Que vestido quiere que le preparé para esta noche señora Vanesha?

Una vez le has indicado cual va ha extenderlo sobre tu cama cuando al dirigirse con él a tu cama se da cuenta de que esta por hacer y la arregla para poder colocarlo y quitarle alguna posible arruga.

Te vuelve a preguntar pero ahora notas algo de inseguridad. – ¿Desea algún complemento o de eso se ocupara usted personalmente? – No sabe si confiaras o no en una sirvienta para indicarle donde tienes tus joyas y no quiere referirse a ellas directamente.

Después de despedirse de su abuela Zane dio un paseo por el patio del castillo, ahora que su hermana pequeña estaba con las criadas tenía toda la libertad del mundo, o al menos hasta la hora de la cena donde todos se reunirían. Pero esos pensamientos en los que trataba de decidir que podía hacer fueron interrumpidos por una voz conocida.

— Eh, buenos días Alia. Todo bien. — Respondió con un gesto de cabeza. — ¿Aún siguen con el catarro? Esperemos que para esta noche estén bien, sino se perderán el banquete. Te diría algunos de los platos que he visto pero entonces te arruinaría la sorpresa, jé.

Mediodía del día 18 del octavo mes del año 298.

-La gargantilla de eslabones de plata yyyyyy...- pareció sopesar, dudar entre posibles opciones. -...sí, la diadema de de plata con motivos de hojas.- Respondió mientras tomaba en sus manos "la perla nocturna", su más preciado vestido.- Están en ese cajón...el primero de la cómoda.- Dijo dándole confianza a la chica. No era momento de mostrar desconfianza, tras la conversación que habían mantenido. Por un lado sería contraproducente y por otro, tampoco es que sus joyas fuesen de gran valor. Eran más bien, pequeños complementos que combinaban de manera elegante con sus vestidos, más allá de toda ostentación, la cual, en realidad, tampoco podría permitirse aunque quisiese.

Tras enfundarse en aquel vestido y ponerse ambos complementos, sí que pidió a Sharra que le ayudase a cepillar su pelo. Una vez acabado, untó la varilla del perfume un par de veces por su cuello y muñecas. Un perfume dulce y afrutado, penetrante al principio pero que dejaba un aroma residual agradable una vez transcurridos unos minutos. Acercó la varilla a Sharra para que lo oliese, sonrriente. Trató de pillarla desprevenida para untarle a ella también dejando escapar una risa un tanto infantil, pero muy cómplice.

Tras estar lista se volvió hacia Sharra. -¿Y bien Sharra? ¿Me veo bien para el banquete?-

Vestido: Perla nocturna (descripción en notas)

COMPLEMENTOS

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298.

Notas como su titubeo se acaba al otorgarle la confianza de donde guardas esos valiosos objetos. Las saca y las mantiene en sus manos absolutamente concentrada en ellas.

Prácticamente se las tienes que coger de lo concentrada que estaba admirándolas y tocándolas suavemente.

Agita la cabeza como intentando despertar cuando le pides que te cepille el pelo yendo a buscarlo. – Disculparme señora, nunca había tenido algo así en mis manos, ¿era plata?

Procura ocuparse de tu pelo con el mayor esmero ya que todos te mirarán después de tantos días enferma.

Cuando te las pones no puede dejar de mirarlas por lo que no cuesta nada aprovechar que no mira tu mano.

Sorprendida retorceré. – Señora, debe ser carisimo y yo… yo... no…

Aprovecha tu pregunta para no acabar la frase. – Señora estoy segura de que todos se fijaran en usted.

Al cabo de un minuto recuerda lo de la señora Grace. – Si no necesitáis nada mas iré a buscar la señora Grace indicándole que deseáis hablar con ella por un tema privado donde ella os indique. – Antes de que puedas corregirla continua. – Recuerdo que me dijisteis que era para disculpados pero podría ofenderla que pensara que me habíais contado lo que la haya molestado. Pero si así lo deseáis le diré lo de las disculpas.

Cuando llega a la puerta antes de abrir vuelve a girarse. – Señora, ya os he dicho que acepto trabajar para vos, pero debéis comunicárselo a la señora Anna. Siempre ha hecho todo lo que ha podido por mi. Ahora hasta que marchen los invitados nos necesita a todas.

Agachando la cabeza con humildad. – ¿Podríais esperar hasta su marcha?

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298.

-Sí, es plata...- Confirmó sonriente. -Me temo que el oro queda fuera de mi alcance. Pero si te soy sincera, realmente me gusta más el tono y el color de la plata pulida-

No pudo evitar carcajear ligeramente cuando logró perfumarla con aquella esencia. Ante su apuro por el precio del mismo, quiso tener un gesto hacia ella. -¿pero te gusta o no?...Toma para tí. Yo tengo otro frasquito igual. Siempre uso el mismo. Así podrás encandilar con más facilidad al chico que te guste.- Dijo con picardía. Y antes de que replicase, mientras ponía el frasco sobre sus manos y se las cerraba, la interrumpió imaginando su respuesta.

-Tss, tss, tssshh. Me sentiría muy ofendida si no lo aceptáseis.- Hizo una pequeña pausa. -Además, si deciéses entrar a mi servicio, alguna que otra cosa como sirvienta tendrías que hacer, pero mayormente te quiero a mi lado como doncella, así que deberías de ir acostumbrándote a usar perfumes y vestidos.- Anunció casi como que el aceptar aquel perfume era irremediable. Y de paso que fuese consciente de que obviamente sus honorarios se verían incrementados por su labor de doncella.

Respecto al comentario sobre Lady Greta asintió. -Sí, ella ya sabrá a lo que me refiero, probablemente. Bien visto Sharra, estás a todo.- Dijo guiñándola un ojo con complicidad.

-Descuida, no iba a dar ningún paso al respecto sin consultarle a ella.- Respondió en referencia a Lady Anna. Eso, y que era la entrada a su tema de las pesquisas para contratar sirvientes y el papel de Fuller en todo aquello.

-Esperaré, no os preocupéis, Sharra. - Tranquilizó a la chica. -Podéis estar tranquila, que por mi parte no recibiréis traba alguna en lo referente a Lady Anna, Lady Selyse o Lady Catelyn.-

Justo antes de  que la chica abandonase la estancia, la llamó un instante.

-Ah, Sharra, solo una cosa más...- Dejó flotando aquella frase en el aire, mirándola como si no hubiese clase social ninguna que las separase. Una mirada de chica a chica, de amiga a amiga. -...gracias.-

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298.

Cuando casi ha cerrado la puerta te hace una sonrisa toda sonrosada mientras ves que mantiene en su mano cerrada el perfume como si temiera que desapareciese. – Muchas gracias por todo señora ahora voy a buscar a la señora Grace y os trasmitiré su respuesta.

Al cabo de unos minutos vuelve con su respuesta. – Señora la he encontrado, estaba con Lady Selyce, Lady Nancy Royce y la señora Berta.

– La señora Grace no sabía donde citaros y Lady Selyse le propuso que emplearais su sala de costura.

– ¿Necesitáis que os acompañe?

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298.

-¿La sala de costura?...- Trató de hacer memoria. Desde luego no debía ser una sala que había pisado con asiduidad. La aritmética y el estudio mercantil demandaban demasiada dedicación como para dedicarse  tambien al corte y confección.

-Sí, por favor Sharra. Si no estás ocupada.- Aceptó disponiéndose a salir de su estancia al encuentro de Lady Greta.

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298.

Qué de gente ¿verdad? a ver que tal se da la cena, en cierto modo no me encuentro cómoda sin mi atuendo marcial de siempre, pero bueno cada ocasión merece una vestimenta ¿no crees?

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298

Luz... un débil atisbo de luz se colo entre las rendijas de mis ojos, que intentaban acostumbrarse a la incandescente luminosidad que se colaba por la ventana. Tuve que volver a entrecerrar los ojos varias veces hasta acostumbrarme al dolor que me provocaba, por tanto tiempo en la oscuridad.

Mire a mi alrededor. Era mi dormitorio. Ordene mis pensamientos e ignore la garganta seca, que aullaba por algo que la refrescaba. Estaba demasiado perdido y quería recordar que demonios había pasado.... -Cierto, la fiebre...-

Una fiebre me había colocado postrado en la cama en menos de un día. Cuanto tiempo me había dejado tendido en ella era algo que desconocía. Espere unos segundos a que mi cabeza calmara los remanentes del dolor. -Estas viejo Cedric. Antes ni un mazo en el pecho podía derribarte, ahora solo hace falta un poco de temperatura...-

Me vestí algo rápido y abrí la puerta de mi habitación. Al mismo tiempo vi que mi niña salía de su propia habitación con buena galas y preparada. Sonreí inconscientemente ante la vista de la pequeña mujer que alguna vez sostuve en mis brazos como una bebé.

-Vanesha...- Llame en voz ronca, forzada y algo débil. Tosí dos veces antes de volver a hablar para quitarme las molestias en la garganta y sonreí levemente. -Vanesha, hija, parece que no estoy tan viejo como para ir a ver al Desconocido aún.- Borre la sonrisa de mi rostro y me puse serio. -¿Cuantos días me tuvo postrado la fiebre?-

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298

Vanesha acababa de salir de sus aposentos, acompañada por Sharra, sirvienta de la casa, cuando la voz de su padre la sorprendió, girándose con rapidez cláramente sorprendida. Llevaba puesto su mejor vestido complementado con la cadena de eslabones de plata fina y una diadema del mismo mineral, con motivos botánicos, que permitía, que aún llevando el pelo suelto, sus largos mechones no entorpeciesen la visión y claridad de su rostro.

-¡Padre!...- Se acercó a él con prisa, ligeramente alarmada para servirle de apoyo. Sin embargo la joven no era tan corpulenta por lo que enseguida pidió ayuda a Sahrra.

-Sharra ven, ayúdame por favor...- Pidió asintiendo con premura.

-¿Os encontráis bien?...  ¿queréis que llame a Berta?- Aunque había un claro tono interrogativo, estaba claro que no era una pregunta. Era un hecho que en breves momentos la joven iba a consumar.

Recondujo a su padre hacia los aposentos de éste.

-Padre, debéis esperar en vuestros aposentos a Berta. Es muy estricta con el tema de que los enfermos abandonen sus estancias hasta dar ella el visto bueno. Más hoy, que es el día del nombre de Lady Selyse y toda su familia ha acudido a la celebración.- Explicó no solo el motivo de la prudencia requerida a la hora de poder abandonar la estancia, sino también el día que era, pudiéndose hacer una idea del tiempo que llevaba encamado a causa de las fiebres.

-Sharra...- Volvió a dirigirse a la muchacha. - ¿podrías quedarte un instante con mi señor padre, mientras voy en busca de Berta?... Quizás necesite algo de agua fresca y alguna fruta para mitigar la sed- Apuntó

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298

Acepte la ayuda que me ofrecía con un sentimiento cálido en el corazón por la cercanía. Al menos la fiebre podía traer algunas cosas buenas a veces. Cambie mi vista hacia Sharra, y también le dedique una sonrisa en agradecimiento por la asistencia. 

-Ya estoy mucho mejor. Solo agotado de estar tanto tiempo en esa cama. Deja que Berta se quede tranquila que ya no hay problema...- Sabía que de todas formas no me iba a hacer caso pero no tenía formas de detenerla, pero aún asi las palabras salieron de mi boca, evidencias del orgullo de un guerrero veterano que no acepta su debilidad jamás.

Medité las palabras de Vanesha unos segundos. Había pasado varios días atormentado por los calores pero había hecho una recuperación justo en un momento importante. Me deje conducir de nuevo a mi habitación y me senté en el centro de la cama mirando a las dos jovencitas. 

-Eso si lo acepto con gusto... Sharra si me consigues agua y algo más solido que me ayude a recuperar algo de energía te estare enormemente agradecido.- -"Es más si me consigues un poco de cerveza soy capaz de nombrarte caballero... esta sed."-

No volví a mencionar lo de Berta pues evidentemente no podía hacer nada al respecto; asi que me dedique a apreciar los cuidados que me iban a ofrecer.-Hija, parece que tenías prisas y tu viejo solo te esta reteniendo. Ve y cumple con lo que tengas que hacer que tu padre ya esta mejor. No te preocupes.-

Sharra una vez lo dejáis a Cedric en su cama va a acercarle su jarra de agua para encontrarla vaciá. Sin detenerse mientras sale dice dirigiéndose a Vanesha. – Aquí no hay señora Vanesha, le traeré la vuestra. Avisad a la señora Berta que no encontrara agua aquí.

Sale y al cabo de un instante aparece con tu jarra de agua con la que sirve a tu padre en el vaso que tiene en su habitación. – Señor Cedric. – Te dice para llamar tu atención mientras te alarga el vaso.

Una vez has bebido lo deja en la cómoda junto a la jarra. – Ir tranquila señora estaré aquí y después os guiaré.

Al dejar la jarra pasa junto a ti susurrante al oído. – Le ordenará bañarse, aquellos mozos si les dice que necesita mas agua no se quejarán… – Sonriéndote cómplice y divertirá.

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298

Vanesha sonrió. Mantuvo esa sonrisa alegre al dirigirse a su padre. -Voy a buscar a Berta, padre.- Hizo una pequeña reverencia en la puerta. -Con suerte hoy comeréis algo decente. -Dijo en clara referencia al banquete que tendría lugar más tarde como parte de la celebración, arrugano la nariz con certo gesto burlesco, divertido. Bien sabía ella que el caldo poco llenaba.

Abandonó la habitación con viveza, sin correr pero con prisa.