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Tarde del día 18 del octavo mes del año 298

Siguió con la mirada a Alia. Y se giró hacia Cedric. -Padre, iremos a pedir a los mozos que traigan agua caliente para prepararos un baño. Sea como sea, no os faltará. - Sonrió.

Aunque tuviese que retrasarse un poco, seguro que un baño lo agradecería. Bien lo sabía ella por experiencia propia, pocas horas antes.

-Lady Alia, ¿nos acompañaríais a buscar a los mozos?- Preguntó casi como un ruego, una súplica.

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298

No podía evitar suspirar aliviado luego de que Berta terminara con todo su circo. Nada peor para un soldado que quedar encamado por una enfermedad. Cosa que hiere el amor propio de un guerrero...

Pero el recordatorio del olor si me dolió todavía más. El comentario justo frente a mi hija y mi.... bueno y Alia, no era muy delicado. Falta que a mi edad me hagan pasar estar verguenzas frente a las mujeres en mi vida.

-Ya, hija, no te preocupes que yo mismo puedo acompañar a Sharra, que a fin de cuentas ya solo estoy sucio y no enfermo según lo que dice Berta.- dije sonriendo algo apenado mientras miraba de reojo a Sharra. -Si yo acompaño a Sharra pobre de aquel que se atreva a ignorarnos.-

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298

-Como dispongías padre.- Parecía evidente que incluso mataría por salir de allí, auqnue fuese para indicar a los mozos que dispusiesen de su baño. -Marcharé entonces a felicitar a Lady Selyse y a ver a Lady Cathelyn, mientras tomáis vuestro baño.- Sonrió

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298

Dejó escapar una risita al comprobar la premura que tenía su padre por disfrutar de un baño. Ni un dragón escupiendo fuego podría evitar que se asegurase de que aquellos mozos cargasen con ese agua. Se enganchó entonces de su brazo para caminar junto a él. No pareció importarle aquel olor lógico tras días de fiebre, que ella misma había tenido con idéntico resultado. Tal vez el exterior lo disimulase, o fuese su penetrante perfume afrutado lo que lo ocultaba. Puede incluso que de no ser ninguna de las dos opciones, simplemente no le importase. Al llegar al patio se dispuso a separarse de ellos. Elevó un poco los talones para llegar a la mejilla de Cedric, como siempre, con cierta trampa pues también tiraba ligeramente de él hacia abjo para acortar la distancia, y le propinó un cariñoso beso antes de separarse para que siguiera su camino junto a Sharra.

- Os veo entonces en un rato, padre. Voy a felicitar a la señora y a concluir unos quehaceres antes del banquete.-

Miró sonriente, con confianza a Sharra. -Os dejo en buenas manos.-

Tras aquello se dirigió en dirección a Lady Selyse y su madre, que se enontraban con Lady Anna a unos pocos metros.

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298

Tras dejar a su padre, camino de encontrar a los mozos, se aproximó a las señoras sonriente, pero calmadamente. Se detuvo a un par de metros de ellas e hizo una ligera inclinación, levantando ligeramente su vestido para no mancharlo. Independientemente de la posición social, la cortesía dictaba que la edad también era un elemento a respetar. Por ello, aunque hubiese más o menos confianza, muy rara era la ocasión en la que Vanesha no ejercía dicho saludo a sus mayores. Aquella distancia cautelar era la que indicaba que quería unirse al grupo, pero que no lo haría hasta recibir consentimiento.

-Buen día, señoras.- Dijo únicamente con una mezcla de dulzura y alegría por verlas, manteniendo aquella distancia, esperando el gesto o anuncio que le permitiese acercarse, o bien el que le indicase que aquel momento no era el más indicado.

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298

Alia se alegró de nuevo al ver a Cedric dispuesto "a lo que sea" con tal de tomar el baño cuanto antes Cedric ¿quieres que os acompañe? la idea de que hiciera cualquier cosa con tal de tomar el baño le preocupaba un poquito, aunque le gustase ya que eso era señal de que estaba bien, por lo que prefería acompañarlo aunque pensaba que la decisión no era sólo suya. 

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298.

Anna que esta continuamente controlando lo que ocurre en el patio de armas es la primera que se percata de tu presencia y al parecer se lo indica a Lady Selyce y a su madre Lady Nancy ya que al cabo de un instante se te giran las dos.

Lady Selyce asiente con un gesto para que te acerques pero antes de que hable interviene Lady Nancy Royce. – Acercaros jovencita, me alegro con tu y tu padre os halláis recuperado justo con mi llegada. No sabes lo que me ha rejuvenecido saberlo, especialmente lo de tu padre, hace décadas que no se levantan de sus camas porque yo llegue. – Te dice con una expresión radiante mientras Anna y Lady Selyce se ruborizan mucho mas la primera.

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298

Le agradecí a Berta sus cuidados y me despedí de ella, porque las prisas me llegaban. Era ya tarde y era un día importante. Sonreí a la proposición de Alia y asentí levemente. -Me encantaría.-

Comenzamos a dirigirnos hacia el patio, con Sharra abriendo la marcha y yo evitando a cualquier costa hablar sobre le tema del baño. Suficiente verguenza había pasado frente a estas dos. Apenas cruzamos el umbral y el sol de la tarde nos dio de lleno en los rostros, sentí un pequeño tirón y un suave contacto en la mejilla. El olor a perfume me invadió agradablemente.

-Ve, ve niña y pídele disculpas de mi parte porque tardare aún en darle mis respetos.-

Me despedí de ella con una enorme sonrisa en el rostro. Solo entonces note que el patio estaba bastante movido. Mi hermano estaba a un lado con varios de los hombres de armas. Me pregunte cuanto de la escena habrían visto. QUite esos pensamientos de mi mente; que a fin de cuentas Vanesha era más importante que la imagen que tuvieran esos soldados de mi. Con un gesto de la mano lo salude y le di a entender que hablaríamos más tarde. Me acerque para hablarle a la Braavosi y a Sharra.

-Vamos con prisas señoritas. Algo me dice que todo el castillo lleva prisas y me niego a seguir más tiempo apestado como estoy.- dije mientras acaricie suavemente el antebrazo de Alia por unos instantes.

Seguimos los pasos de la doncella hacia los establos. Ella era la que sabía que órdenes había que dar y a quienes. Yo simplemente estaba ahí para asegurarme de que los mozalbetes de las cuadras le hicieran caso.

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298.

Vanesha se acercó entonces. Las palabras de Lady Nancy arrancaron una expontanea carcajada contenida, que trató inmediatamente de disimular poniendo sus dedos sobre la boca. Su rostro se enrojeció aunque por distinto motivo que el de Lady Selyse y Lady Anna. Trató, tan pronto como pudo, de recomponerse, excusándose. -Disculpadme- Dijo dirigiéndose principalmente a la señora y a Lady Anna. Quizás su reacción no fuese todo lo adecuada a lo que la cortesía y el protocolo dictaban. Pero algunos de los comentarios de Lady Nancy podían resultar más afilados que el cuchillo de un matarife. Si a eso se le sumaba las pocas ocasiones en las que podían coincidir y lo prolongadas en el tiempo, el resultado era una dificultad extrema para guardar la compostura ante ese humor ácido e inteligente que mostraba la anciana dama.

-Lady Nancy, ¡qué alegría volver a veros!.- Expresó con cierto júbilo también contenido para guardar las formas, no porque no quisiese expresarlo. Quería intercambiar más palabras con la dama, pero por deferencia a la la señora de la casa, rápidamente se giró hacia Lady Selyse.

-Lady Selyse...- Dijo sonriente. -Mis felicitaciones en vuestro día del nombre. Me alegro mucho de haberme recuperado a tiempo de poder compartir este día con la señora y su familia.- Expresó con sinceridad y alegría. Tuvo una mirada también cariñosa hacia Anna, aunque omitió nuevas presentaciones y saludos, pues acababan de verse hacía escasos instantes. -Mi señor padre os pide disculpas, pues acaba de ser examinado por Berta y marcha a prepararse un baño para estar en condiciones presentables y poder felicitaros personalmente. Aún así me ha pedido que os traslade su júbilo por vuestro día del nombre, así como su saludo a las demás damas.-

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298.

Sharra obedece las ordenes de Cedric adelantándose al acelerar su paso y no verse a Cedric y Alia detrás suyo sino un grupo de veteranos de las casas Falcon y Ferragut comentando lo sucedido desde que se vieron el pasado año.

Al ver un mozo de cuadras que esta algo eufórico con una jarra de cerveza y una empanada junto a un grupo de los chicos del pueblo que han contratado para ayudarles con el gran numero de monturas de los Ferragut lo llama. – Fred, busca enseguida a tus compañeros Braun, Martin y Truman. Tenéis que ayudar a preparar de nuevo el baño para los señores. Primero tendréis que vaciar la bañera y subir agua caliente nueva.

Sin esperar su respuesta se gira hacía una de las sirvientas que lleva una bandeja de empanadas. – Deborah, dejalas encima de algún barril y avisa a la señora Martha que la señora Berta a vuelto a solicitar un baño hay que calentar agua. – Nada mas oírlo Deborah le hace una pequeña inclinación, – así lo haré Sharra, – y marcha en dirección a las cocinas.

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298.

Fred es el mas joven de los mozos de cuadras y puede que sino hubiera estado con aquellos chicos con los que se estaba dando aires de ser alguien importante en el castillo hubiera obedecido pero es un joven quién le da las ordenes y nota las expresiones de asombro por ello en sus caras.

Se gira hacía Sharra con un tono de voz elevado que hace que muchos se giren hacía él sin pretenderlo lo que le provoca mas furia.

Se para un momento pero sólo ve soldados a su alrededor, la mayoría los conocen al ser de la Casa Falcon. – Tu no eres nadie para darme ordenes trabajo para Señor Fuller el Señor de los Caballos no para la cocinera.

La mayoría de los soldados de los Falcon comienzan a reír y entonces recuerda que ahora Sharra trabaja para la Mayordoma y los soldados lo saben. Aumenta su nerviosismo ya que los chicos comienzan a reírse de él y debe hacer alguna cosa. – Si quieres bañarte yo lo haré vamos a los establos ellos, – señalando a los chicos, – podrán mirar y aprender.

La cara de Sharra se transforma e introduce su mano derecha en su vestido como buscando alguna cosa.

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298.

Mire tranquilo mientras la escena se desarrollaba. La moza parecía en buenos términos con Sharra y le hizo caso sin problemas, pero el tal Fred no parecía dispuesto y pensaba guardar las apariencias hasta las últimas consecuencias.

-Juventud tonta...-

Las ultimas palabras del mocoso en cambio ya me hicieron fruncir el ceño. Asi no se trata a una mujer, sin importar quien fuese. Sonreí un segundo a Alia como pidiéndole que me disculpara un segundo y me aleje de su lado, me pare junto a Sharra y le apoye una mano suavemente en el hombro justo cuando ella trataba de sacar algo de su vestido.

-¿Fred verdad? Vine aquí acompañando a Sharra pues la tarea que te encomendó es para mi beneficio. He pasado mucho tiempo enfermo y un baño antes del banquete es lo que más necesito.- Lo señale con el dedo. -Tú harás lo que ella te encomendó y nunca más la trataras como lo has hecho recién, o no te gustara el castigo que te daré. ¿Entendido?- Mire luego a la doncella y sonreí apenas antes de volver a mirar a Fred con cara de pocos amigos. -Si esto vuelve a pasar, vienes directo a mi y me cuentas que yo lo arreglo Sharra.-

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298.

Fred esta lanzado en una huida hacía adelante la mirada desafiante de Sharra lo desconcierta no ha huido llorando que es lo que el quería ni ha accedido. Como puede mostrase mas segura que él. Una vez ha marchado la de la bandeja es la única mujer y los hombres aparte de los chicos no parecé que lo piensen apoyar. Las miradas que le lanzan algunos de los soldados no le gustan nada.

De pronto nota que detrás de Sharra hay silencio y se abriendo un pasillo piensa en intentar desaparecer pero en lugar de alguien importante ve a un hombre mayor desaliñado envuelto en una capa. ¿Sera el padre o un pariente de Sharra?

La primea frase hace que hinche el pecho pero las siguientes lo vuelven mas y mas lívido al reconocer quién le esta hablando. Sabé perfectamente que nadie ara nada por él siendo quién es al que sin pretenderlo ha desafiado ya que las ordenes eran suyas.

Finalmente apenas tiene tiempo de hacer una rápida reverencia y decir con voz temblorosa. – S...si señor ahora mismo. – Antes de dar medía vuelta y buscar desesperado a sus compañeros.

Sharra gira tensa para ver quién la toca pero visiblemente se relaja y saca la mano sin nada en ella al cabo de pocos segundos. – Gracias mi señor por vuestro apoyo, – te dice de forma educada pero notas que su agradecimiento es mas profundo. – Creo que ya podemos volver a sus aposentos y le daré el frasco de sales que deje en la habitación de su hija. Y sino precisa nada mas de mi después de dárselo. Supervisare que trasladen la bañera vaciando el agua sucia y la vuelvan a llenar con agua caliente. Luego volveré con la señora Anna, si no tiene mas ordenes para mi.

Bien parecía que todo estaba controlado, por una parte quería tomar el baño con Cedric aunque no hubiese dicho eso nadie en ningún momento, había estado a punto de perderlo por la enfermedad pero tampoco era el momento más apropiado así que decidió dejar de momento a Cedric con su baño e ir hacia el lugar del banquete Bueno Cedric dejo que te bañes tranquilo, te espero en el banquete. Por cierto, te perdono, pero no me has dicho nada de mi vestido espero que te guste, o es que sólo te gusto cuando estoy vestida para luchar le sonrió pícaramente. Hasta ahora y le guiñó un ojo mientras marchaba.

Mire tranquilo como Fred se retiraba a paso redoblado en busca de sus colegas. Al menos esto ya no sería un problema y con suerte en el futuro tampoco. Luego me gire para ver a Sharra mientras me hablaba.

-Cuando este todo hecho ya te dejare libre para que sigas con tus tareas.- dije con una sonrisa en el rostro. -Te agradezco todo lo que has hecho Sharra. Vanesha aparentemente te tiene aprecio y ella tiene buen ojo para las personas asi que cuentas con nosotros. Mi familia siempre devuelve buena voluntad con la misma moneda.-

Estábamos por dirigir nuestros pasos fuera del patio cuando oí la voz de Alia. Descarada y atrevida, como de costumbre. No pude evitar reírme por lo bajo y asentir. Evidentemente estaba en falta y seria de poco hombre admitirlo. -Ya tendre tiempo para llenar de elogios tu vestido... más tarde. Guárdame un lugar cerca.- le dije mientras se retiraba.

De momento me sonroje un poco al recordar que Sharra estaba a mi lado y probablemente había escuchado todo. Carraspee levemente antes de continuar. -Vámonos Sharra, mientras antes terminemos todo más rápido te libraras de mi.- dije mientras la sonrisa calma y cálida volvía a mi avenjentado rostro

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298.

Puedes ver un instante la cara de satisfacción de Lady Nancy por alguien que es capaz de reír y que todavía no es una esclava del decoro. Pero centras tu mirada en Lady Selyce que espera cortésmente que acabes de hablar sin interrumpirte.

Cuando lo hace emplea un tono cordial y familiar. – Tranquila, no tiene nada de que disculparse es evidente de que debe de sentirse incomodo. Siempre que lo he visto yendo o marchado de las reuniones con Lord Kevan siempre ha ido arreglado a menos que fuera una cuestión urgente.

Espera unos segundos antes de añadir para tranquilizarte. – No tienes porque acudir ahora corriendo a la sala de costura. Al saber al venir Sharra a buscar a Berta que tu padre requeria su atención he enviado una sirvienta a avisar a mi cuñada Greta que estarías pendiente de tu padre como era natural.

Mirándote con confianza. – Si quieres puedes pasarte unos minutos antes de la cena por mis habitaciones, – sonriéndote con complicidad, – Lord Kevan ya no estará. El considera que debe ser el primero en llegar a la sala para recibir e todo el mundo. Puedo citar allí a mi cuñada y podréis hablar solas. O dejarlo para después del banquete.

Por detrás ves a Lady Anna que te mira con una expresión muy evaluadora pero parecé no querer hablar ahora en público.

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298.

Sin duda la edad y la experiencia era algo que le permitía a Lady Nancy poderse tomar ciertas concesiones lingüisticas, al menos en un entorno más cercano. No pudo evitar enseguida sentirse un poco deshubicada tras caer en la cuenta de su indiscreción al reirse, pues ella no poseía esa condición, aunque seguía excusándose así misma con la dificultad en resistirse ante semejante agudeza. Lady Selyse y Lady Anna eran mujeres más experimentadas que ella. En cierto modo admiraba su compostura, pero por otro lado lamentaba que no fuesen capaces de disfrutar de las ironías y "descuidos intencionados" de la anciana dama; todo un filón de inteligencia con pinceladas de humor encubierto. 

Atendió a las palabras de la señora de la casa asintiendo. De reojo, la actitud de Lady Anna parecía quererla deci algo.

-Pasaré unos instantes antes del banquete como decís, mi señora.- Contestó haciendo una pequeña pausa.

-¿Acudirá al banquete Lady Catelyn, mi señora?...- Preguntó con sonrisa esperanzadora.-Me encantaría poder verla aunque fuese un momento.- Expresó aquel deseo con ilusión. No era desconocida su devoción por la pequeña de los Falcon. En cierta manera, aquella pregunta estaba cargada, en un segundo plano, como petición de permiso para poder ver a su "princesita".

Sin embargo, su rostro se dibujó ligeramente más serio cuando se percató de la mirada de Lady Anna, con ligeros matices de preocupación que intentaba ocultar. Tuvo que hacer un esfuerzo para contenerse y preguntar con ansia si la niña estaba bien. Por su cabeza pasaron como hojas afiladas, las palabras de Sharra, haciéndola sentir un calor, un miedo que tensó su mandíbula aunque quisiese evitarlo. Si a la niña le había pasado algo por culpa de aquel pervertido, podía darse por muerto. Fuese como fuese, costase lo que le costase, reaccionase como reaccionase Lord Kevan, con o sin pruebas. Si la niña había sufrido algún daño de "aquella manera", ella misma se encargaría de presentarle al Desconocido.

Apenas le ha dado tiempo a Lady Selyce a acabar de asentir educadamente a tus palabras Anna se adelanta a ella. Hace una rápida reverencia a las otras dos damas mientras te coge aparentemente de forma amigable de la muñeca aunque tu notas su fuerza. – Vanesha hay tantas cosas que tengo que contarte. ¿Puedes acompañarme mientras reviso que todos los preparativos se estén realizando correctamente?

La pregunta es suave y dulce pero notas una mano de acero presionando tu muñeca.

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298.

-Sí claro Lady Anna...-Respondió con cierto temor disimulado en su rostro. No le importaba en realidad si había tocado un tema delicado desconocido para ella. Pues como bien había dicho Lady Anna, había muchas cosas que se habría perdido durante su convalecencia. Y muy corto de mente habría que ser para recriminarla por algo, que antes de su enfermedad, era un tema cotidiano sin mayor importancia y, a priori, debería seguir siéndolo después. Lo que realmente le inquietó y le hizo hervir por dentro, era el por qué ahora ese tema se había vuelto delicado.

De nuevo lo que Sharra le había contado volvió a estar presente en su mente de forma irremediable. No quería, pero su tendencia a pensar lo peor se veía acrecentada por ese "rescate" de Lady Anne hacia ella, con aquel agarre que parecía más una presa que una invitación a acompañarla.

-Señoras, si me disculpan.- Dijo antes de marchar, con un tono más preocupado pero a la vez más cargado de ira. Obviamente no hacia Anna o cualquiera de las otras dos damas. No esperó prácticamente respuesta para no dejar en evidencia en agarre de Lady Anna y romper su discrección. Estaba convencida que ambas sabían el motivo de que se ausentase. Le tocaba a ella descubrirlo ahora.

Una vez que comenzaron a caminar y se hubieron alejado lo suficiente, sin girar la vista hacia Lady Anna, preguntó escuetamente y totalmente directa -¿Que ha ocurrido?-

La tensión de Vanesha podía notarse en su mirada fija en un punto más alla de lo que podían ver sus ojos y en la tensión de su cuello y rostro. En aquel momento si tuviese a Fuller delante le rajaría la garganta como a un cerdo en la matanza. Aún así trató de calmarse y sosegarse. No quería anticipar nada. Mejor era escuchar las palabras de Lady Anna. 

Tarde del día 18 del octavo mes del año 298.

Te estira un instante hacía ella para poderte susurrar al oído mientras subís por las escaleras al primer piso de la planta principal en la zona destinada a los miembros de la casa Falcon. – Tranquila te explicaré lo que no podía contarte Sharra. Pero Cathelyn, que yo sepa esta perfectamente, puede que alguna mancha en el vestido pero bien.

Una vez estáis arriba se apoya a la barandilla de forma que domináis toda la sala de audiencias principal donde se están colocando los manteles, platos y cubertería. Detrás vuestro hay habitaciones que han usado anteriores generaciones de los Falcon con mas hijos ahora vaciás.

Te sonríe con preocupación después de soltarte la muñeca. – Vanesha te seleccione para el puesto en el Mercado por tus dotes de observación agudeza mental. ¿Pero como has descubierto la tarea principal que le tengo encargada a Sharra? Sólo ha podido advertirme que la descubriste pero no pudo darme detalles. Teníamos a Lady Selyce y Lady Nancy Royce al lado.