Partida Rol por web

Hacía ya unas horas que Haydn os hizo llamar para lanzar la nueva misión. Jaden había tenido tiempo suficiente como para hacerse con su nuevo brazo y los demás os habíais pertrechado con municiones y equipo necesario para la misión, al margen de las cargas de demolición de Loacastus cada uno de vosotros llevaba una adicional.

El desembarco se haría desde stormbirds, tres en concreto, uno para cada escuadra. Los dos pelotones de la Imperator Custos que os darán apoyo durante la misión estaban liderados por un curtido veterano de la Guardia Imperial, tanto él como su unidad eran todos veteranos que sobrevivieron a cientos de infiernos y acabaron por fundar, bajo el mando de Gabriel una de las unidades de la guardia imperial con más fama en todo el imperio, los “Aquila Nigra”.

Su comandante en jefe, Lukas Alexander Sturnn os esperaba junto con su segundo al mando, Guilz Kurgbarg. Toda su unidad estaba lista, sus armaduras negras y sus cascos con un diseño diferente al habitual os observaron con un silencio quedo… sin duda esos hombres no os admiraban ni os temían ni os veneraban… no eran guardias normales, de hecho, tenían algo turbador en su actitud.

Haydn entró el primero y saludó al comandante con un sencillo saludo, el cual le respondió con un pausado y lento asentimiento de cabeza. Sin mucho misterio la gran mayoría de los veteranos entraron en las esclusas de sus naves quedando solo Lukas y Guilz con vosotros

Capellán, la exploración preliminar no ha detectado necrones por la superficie de la nave, pero si hay concentraciones energéticas que parecen indicar que hay sirvientes en estado de letargo. No hay más que informar – giró el casco y os observó - ¿Van a presentarse? – seguramente estaría sonriendo en su casco o quizás no, pero la soberbia que demostró el comandante no era de esas fanfarronadas  que soltaba gente que le gustaba fardar por qué si, era de estos seres que su mera presencia inspiraba respeto, tanto como el de un hermano de batalla.

Haydn, por otra parte no pudo evitar soltar una carcajada mientras se dirigía a la esclusa de su nave.

Laocastus definitivamente sonreía dentro de su casco, y tendió una enorme manaza enfundada en ceramita al comandante de la Guardia.- Soy el Hermano de Batalla Laocastus Ardite Signatum, antiguamente Salamandra, ahora devastador de la Deathwatch. Es un honor luchar codo con codo con el Martillo del Emperador. - dijo, mientras estrechaba la mano del veterano de la guardia, prestando especial atención para que los servos de la armadura no aplastasen la mano humana.

Le sorprendio la forma de hablar de el guardia imperial pero lo que mas le aturdio fue el hecho de que su voz no reflejaba temor o admiracion.

Aun algo aturdido le tendio el recien implantado brazo bionico a Lukas:

-Jaden Kolis, tecnomarine de la Deathwatch.

El Bibliotecario no estaba acostumbrado a que le trataran con esas confianza, aunque últimamente muchos guardias. A su memoria vino los valientes que se enfrentaron a los tiranidos, aunque alguno se quedo por el camino lucharon. -Espero que estos sean como los anteriores, sino sera una decepción.

Fue seco en su respuesta no tampoco le agradaba que le trataran con tan poco respeto. -Asteron Excidium Cruôris, bibliotecario de los Desgarradores de carne -solo con oír el nombre del capitulo el aguerrido comandante hizo un gesto indicando algo de nerviosismo

Guilz se acercó un poco más a su comandante. El segundo no llevaba casco, solamente una mascará de respiración supletoria, con lo cual se veía una mirada fría... como se solía decir en el argot, la mirada de los dos metros... esos ojos que denotaban que había visto demás, sufrido demás y vivido demás... pero ahí estaba - ¿Has visto? Se ha puesto nervioso... que rico - le dijo en voz baja pero claramente sabía que lo escucharíais. Lukas solo respondió con un sencillo *Je...*

     Para ser una unidad de élite, aquellos hombres mostraban muy poco respeto por el protocolo. El Serpiente de Hierro los miró fijamente desde detrás de las lentes de su casco de ceramita. - Numaios Véntor, Deathwatch, asalto. Fue la escueta respuesta. Cuando decidieran mostrar respeto, recibirían respeto a cambio.

Laocastus abrió un canal privado en su servoarmadura, asegurándose de que sólo sus hermanos escuchasen lo que tenía que decir. - Hermano Véntor: el hermano Jaden, el Hermano Machen y yo nos encontrábamos ocupados en el apotecarión cuando se tomaron las decisiones pertinentes, por lo que nos perdimos la presentación de objetivos. Cual es, exactamente, nuestra misión?

A Zahariel no le gustaba demasiado la forma tan casual con la que se dirigían a ellos, le parecía una falta completa de respeto al protocolo y a la jerarquía Imperial. Pero al ver la reacción del Capellán se limitó a responder.

- Zahariel Voarlem, Marine Táctico de la DeathWatch. 

Rápidamente se dirigió al Capellán:

- Señor, deberíamos estar bien preparados, no creo que la nave Ascensión esté desprotegida, de hecho da toda la impresión de que podría ser una trampa.

     Numaios asintió a las palabras de Laocastus. - Nuestra misión es una tarea en la que tanto tu como el hermano Jaden seréis muy útiles. Os haré un breve resumen y os iré desarrollando el tema a lo largo del trayecto. Una enorme nave necrona está emergiendo del planeta y parece tener suficiente poder ofensivo como para ser un serio problema para nuestra flota. Nos ha sido encomendada la tarea de allanar el terreno para su destrucción. Parece ser que una estructura de mando, a la que he denominado "megalito" por simplicidad, es la que da energía a los escudos defensivos. Nuestra misión es destruir esa estructura con cargas de demolición o de la forma que estimemos mas eficiente, de esta forma dejaremos vía libre al resto del ejercito para que destruyan la nave. Los comandos del ejercito imperial nos darán apoyo de campo.

Castor parecía distante, sumido en sus propios pensamientos, cosa realmente cierta pues la mitad de su cerebro estaba subvocalizando los votos y juramentos tan propios de su capítulo.

- Castor Machen. Apotecario - soltó de manera lacónica -. Creo que va siendo hora de que comencemos.

     Numaios asintió a las palabras de Laocastus. - Nuestra misión es una tarea en la que tanto tu como el hermano Jaden seréis muy útiles. Os haré un breve resumen y os iré desarrollando los detalles a lo largo del trayecto. Una enorme nave necrona está emergiendo del planeta y parece tener suficiente poder ofensivo como para ser un serio problema para nuestra flota. Nos ha sido encomendada la tarea de evitar su ascenso. Parece haber una estructura de mando, a la que he denominado "megalito" por simplicidad, que está ayudando a alzar la nave. Nuestra misión es infiltrarnos en ese megalito y destruirlo desde dentro con cargas de demolición o de la forma que estimemos mas eficiente, pues está protegido por densos escudos que hacen inviable un ataque desde el exterior. Los comandos del ejercito imperial nos darán apoyo de campo. Mientras tanto, nuestros hermanos Puños Imperiales intentarán recuperar la esfera en la superficie del planeta.

-Una tarea que requerida de toda nuestra atención, pero no os preocupéis hermanos nuestra tarea tendrá éxito, eso es lo que ha dicho el tarot del emperador -dijo con voz clara y concisa mientras tocaba su pecho en donde guardaba el tarot del capitulo.

-Sinceramente, hubiera preferido que nos dejasen acabar la mision de la esfera, no me gusta dejar algo asi a medias, mas aun siendo un objeto de gran importancia teconologica.

Al parecer ya no tendria posibilidad de examinar la esfera de forma directa.

-Pero si esas son nuestras ordenes, se cumpliran.

     Numaios se sentía igual que sus compañeros al respecto de la misión, pero de nada servía lamentarse. Había que hacer lo que había que hacer y, por suerte o por desgracia, ellos eran los indicados para hacerlo. - Os comprendo perfectamente. Yo también habría preferido terminar lo que comenzamos, pero si esa nave abandona el planeta, quizás no quede flota a la que devolver la esfera... Quien sabe lo que el Emperador nos reserva para el futuro. Quizás después podamos retomar nuestra misión original.

Tras las presentaciones pertinentes cada uno se fue a su nave... las esclusa se cerraron, la descompresión se realizó perfectamente y las naves salieron de sus zonas de amarre en la parte exterior de aquella dantesca nave que era el buque insignia de la flota.

Mientras los pilotos enfocaban los morros de los tres transportes aprovechando la inercia de la expulsión pudisteis ver como un enjambre de bombarderos salían directos de otras naves de portaaeronaves... el asalto inicial iba a darse.

La combustión se inició con violencia y el stormbird se catapultó hacía delante... una sencilla formación en punta de flecha y vuestro objetivo se empezó a ver ya desde la órbita

Los monolitos izandola y en el centro, uno de un tamaño mucho mayor. Las palabras de Numaios cobraban sentido al verlo a aquella distancia... sin duda, aquella nave era de un tamaño abrumador y conforme más cerca estabais más patente se hacía que superaba en masa y longitud a los buques más grandes del Imperio.

- Sesenta segundos - indicó la voz distorsionada por el respirador del copiloto, la aproximación se estaba realizando a la perfección... y ahora tocaba el bombardeo preliminar. Todos los escuadrones de ataque iban por encima vuestra, a varios kilometros de altura, pero rápidamente empezaron a realizar la maniobra de ataque. 
Como una bandada de animales sedientos de sangre giraron ciento ochenta grados sobre su eje mientras invertían el rumbo colocándose casi en picado.

La chachara de combate se hizo intensa hasta que llegó la orden del líder del ataque... - ¡Armas libres! - el espacio se cubrió de pequeños cuerpos autopropulsados mientras se veían detonaciones en la superficie de los monolitos remolcadores, poco a poco iba saliendo humo se propagaban incendios, pero el ascenso seguía. La segunda oleada lanzó su andanada de torpedos y de baterías láser; pero entonces las alarmas saltaron.

De la parte inferior de la nave grande surgieron como de la nada otras cuatro de un tamaño mucho mayor... comparable a corbetas imperiales que empezaron a ascender a gran velocidad directas hacía la masa de cazas en la que vosotros estabais. 

- ¡Bandidos! ¡cincuenta más en rumbo de intercepción! ¡Naves de mayor tamaño! - informó uno de los pilotos.

- Triada de espadas abandonado formación de flota, entraremos en batalla. Espada Llameante entrará por el medio de su formación. Espadas Refulgente e Ígnea atacad el flanco este.

- Fragatas Cancerberus y Sentencia, tenemos luz verde para entrar en batalla. Nos ocupamos del flanco Oeste. Velocidad de batalla

Las comunicaciones se iban sucediendo en menos de treinta segundos de batalla, todo sin duda se estaba volviendo caótico.

- veinte segundos, motor al diez por ciento, flaps en noventa grados - volvió a informar el copiloto... pero en nada la nave ya se había posado sobre el objetivo. Vosotros frente al megalito y las otras dos naves a los flancos.

La trampilla se abrió y Haydn os hizo salir de la nave. Una vez fuera pudisteis ver como los miembros del Aquila Nigris se desplegaban con una precisión casi milimétrica, denotando una experiencia equiparable a algunos marines espaciales no veteranos. Pero sobre vuestras cabezas se desataba un infierno... surgieron más naves de pequeño tamaño de la superficie del planeta y la flota imperial iba a su encuentro mientras se daban pequeños combates de cazas imperiales haciendo frente a los necrontyr. Aquello quedaba lejos de vuestro alcance y ante vosotros se alzaba el megalito...

Lecturas del auspex negativas. Solo detecta energía y cero movimiento en la zona. La parte más central del magalito es imposible de escanear - informó el segundo mientras su grupo terminaba de tomar posiciones.