Partida Rol por web

-Cuidado. Mis buenas palabras pueden tornarse en golpes certeros de martillo si volvéis a llamarme mentiroso. Yo mismo he sido atacado en esa misma casa en cuanto abrimos la puerta. No mediaron palabra y mis compañeros actuaron. No buscamos cobijo. Estamos protegiendo nuestra casa, que aunque no es esta, está cerca. Pero si es verdad que realmente sois noble os daré el beneficio de la duda. Parlamentaré con tu señor si así lo deseáis.

-¿Cómo van a mediar palabra? ¿Desconoces acaso la naturaleza de aquello que matas?-Responde el enano secamente.-No me compete a mí enseñarte. Solo marchaos de aquí por donde habéis venido. Y no volváis. A no ser que queráis sufrir la ira de mi señor. Nadie aquí desea parlamentar, solo que os marchéis por donde habéis venido.

Dicho esto, se da la vuelta y saca un pequeño cristal de color verdoso de la túnica. 

¿Y bien?

-Mato algo que trata de matarme. No he tenido nunca duda en eso. No puedo marcharme por que estoy defendiendo mi casa. Y si vosotros también estáis haciendo lo propio con la vuestra podríamos llegar a un acuerdo. Voy a hablar con mis compañeros. De momento tienes mi palabra de que no avanzaremos más que donde estoy ahora mismo.

Dejo a los soldados que monten guardia en el punto en el que me encuentro y me dirijo al ellos más bajo.

-No quiero tonterías, podría ser una trampa. Vigiladle pero no hagáis ninguna bobada. Mantened la posición y no os dejéis molestar por sus palabras.

Me dirijo a Godric que entiendo que estará relativamente cerca y si no ha visto la escena se lo cuento todo.

-No es como los otros. Tiene raciocinio. ¿Qué te parece?

-No se qué decirte.-Responde.-Si es cierto que he oído historias de no muertos con raciocinio... pero suelen ser todos criaturas viles y con gran inclinación por el mal. Lo que es indudable es su terquedad. Si se le ha encomendado una misión puede que eso pese más que su razón.

Quizá convenga retirarse y sellar este túnel... o simplemente atacar y limpiarlo del todo. No lo sé. O puede que debamos darnos a conocer para que el haga lo propio. Si somos invasores a sus ojos, habrá que quitarle esa impresión. 

El mercado de la ciudad se abre ante tí con esplendor y bullicio. Mercaderes de todas las razas venden sus productos aquí y allá en un maremagnum de sonidos, olores y colores. Aquella ciudad no tiene nada que envidiar a las más grandes ciudades del imperio salvo su fama. Presumiblemente los enanos se han preocupado tanto en cuidarla que les ha dado igual si su grandeza era conocida fuera de sus muros. 

Posadas y tiendas se alternan a lo largo de las calles junto con diferentes establecimientos de baños, armerías, bibliotecas, librerías, alquimistas, orfebres, zapateros, algunos puestos de reclutamiento del ejército de la ciudad, juglares, curtidores e incluso mercenarios.  

Me acerco de nuevo al sargento zombie.

-Te propongo una cosa. Vosotros no queréis que entre nada. Y nosotros no queremos que salga nada. Por que no nos ayudáis a sellar este túnel y dejarlo bien cerrado tanto por vuestro lado como por el nuestro. Nosotros no os molestaremos más si vemos nuestras entradas seguras. Además si cerramos esto juntos lo haremos mejor y más rápido

-¿Y por qué habría de cerrarse el túnel?-Responde.-El tunel es parte de la ciudad de mi señor, y como tal la única medida que debe tomarse sobre el es que os marchéis de él cuanto antes. Ya habéis abusado demasiado de la benevolencia de mi señor masacrando a sus soldados. Ahora largo de aquí. O asumid las consecuencias. 

-Es cierto que es parte de la ciudad pero yo quiero defender la mía. En nuestra parte ya hemos establecido defensas y a ahora queremos asegurarnos de que aquí hacéis lo mismo para que ni unos ni otros entren en el terreno del vecino. ¿Os arriesgaréis a que vuestro señor se enfade con vos por haber imposibilitado la buena relación entre unos y otros? He venido de buena fe, estoy dispuesto a hablar, si fuera un traidor ya habría mandado atacar y no es así. No nos podemos marchar por que estamos defendiendo nuestra casa como vosotros la vuestra. Y le repito que fuimos atacados primero. No obstante estoy dispuesto a compensar a su señor por los soldados caídos y no pediré nada por los míos. Pero me gustaría negociar.

El enano no da crédito a lo que escucha. Te mira con rabia y una ira que va creciendo poco a poco.

-¿Y piensas defender tu casa desde el interior de la nuestra?-Responde.-Quizá mi señor debería defender vuestra casa del mismo modo. ¿No os parece?

Si queréis hablar con él, está en el salón del trono, como corresponde a su rango. Volviendo por donde habéis venido y varios niveles más abajo... si llegáis vivos. Hay peligros mayores que el que yo puedo suponer en este lugar... y no parecéis preparados para ellos. Ahora largo.

-Teniendo en cuenta que hemos sido atacados por sus hombres... si. Pondré los muros dónde crea necesario. No voy a arriesgar mi vida para parlamentar si no va a servir de nada. Siento que no hayamos llegado a un acuerdo. Respóndame antes de que me vaya a que utilidad tienen estas peculiares antorchas, más allá de su función detecto algo diferente en ellas.

Acto seguido, tras su respuesta, me doy la vuelta y me acerco a Godric.

-Parece que está solo. Pero podría ser una trampa. Evidentemente no podemos ir a hablar con su señor siendo una expedición tan pequeña. Pero si queremos limpiar esto hay que salvar este escollo.¿Cómo lo ves?

-Tendrá cara.-Dice el enano indignado.-Entran en nuestra casa, nos matan y encima dice que le hemos atacado... Se acabó. Habéis acabado con mi paciencia. Salid de aquí ahora mismo por donde habéis venido o serviréis para reponer a los soldados que habéis matado. No pienso perder más tiempo con vosotros.

Y sabed que vuestra insolencia llegará a oídos de mi rey.

Dicho esto, os mira con actitud expectante, esperando a que os marchéis.

-La cosa se ha puesto cuesta arriba, muchacho.-Responde Godric.-Si había opciones de sacar algo en claro, no creo que quede ninguna. Si quieres seguir por este túnel, siempre podemos avanzar por la fuerza, pero si no, podemos marcharnos y pedir más refuerzos. Gundar y algunos soldados más pueden estar aquí en cuestión de minutos. 

Por otra parte, hay más túneles. Siempre podemos explorar otros o bajar más abajo a buscar a su rey.

Yo soy un estudioso, no un hombre de armas, así que no soy partidario de las armas si no es imprescindible... pero tu decides. 

Me meso la barba.

¿Exactamente que estamos buscando aquí?Quizá este personaje pueda decirnos dónde está si le prometemos irnos y compensamos lo ocurrido de alguna manera...

Me giro a uno de los soldados.

-Cuando acabéis con los cuerpos llevad lo extraído al cuartel de campaña. Una vez allí fortificaos y adoptad posiciones defensivas. Buscad mesas, sillas, cajas, lo que encontréis para crear defensas en la casa principal. Todo de manera discreta. No se si tienen ojos en la calle pero quiero que no sospechen que de momento no nos vamos.

Hago un pequeño gesto con la cabeza y vuelvo a mirar a Godric.

-Si se te ocurre algo podríamos intentar ganar tiempo. Soy un hombre de armas pero si hay que usarlas. No suelo sacar mi martillo a pasear por que si. Un soldado debe entender que un martillazo en la cabeza no siempre es lo mejor. Pero si no me dejan margen... Vamos a intentarlo una vez más y si no... Entramos con todo lo que nos de Gundar.

-Buscamos protecciones mágicas antiguas.-Responde Godric.-O amenazas de cualquier tipo para la ciudad. Pero dado que las antorchas no permiten el paso a no-muertos... creo que no representan una amenaza. Podemos movernos a otro lugar y dejar esto para después... aunque probablemente algunos de los nuestros estarán incómodos dejando esto a la espalda. Además no sé qué tipo de protecciones puede haber más allá.  

Asiento. Pensativo me acerco una última vez más al no muerto.

-Quizá no hemos empezado con buen pie. Estoy dispuesto a compensar en la medida que pueda las bajas de tus hombres. Pero quiero que me garantices que no nos atacaréis. Y, bueno, que me indiquéis por dónde podemos seguir nuestra búsqueda sin interferir en los asuntos de su señor. Con eso nos marcharemos y trataré de compensar cualquier daño causado.

-Vaya, algo de suavidad por fin.-Responde el no-muerto.- ¿Y si empiezas por el principio? ¿Quién eres, de dónde vienes y qué es lo que buscas aquí?

-Quizá he sido un poco brusco, este ambiente es algo hostil y mis hombres están muy tensos. Mi nombre es Naarith, de Abalia. Señalo hacia atrás. Y nuestros estudiosos han descubierto que es probable que alguna de las defensas que teníamos con otros mundos en esta zona se hayan destruido o hayan dejado de tener la fuerza que deberían. Me han llamado para que reconozca la zona, busque si siguen funcionando, las reconstruya en caso de que no y me asegure de que nada pueda entrar en nuestra ciudad. Allí tenemos nuestros problemas y no queremos tener más con vosotros y otros seres que puedan entrar por algún portal. Soy consciente de que no tenéis interés en nuestra ciudad, o al menos eso creo. Pero podríais no estar solos, o que algunas criaturas llegaran a los portales creados por nuestros ancenstros comunes. ¿Cómo puedo dirigirme a vos?

La conversación con el guardia le había abierto su apetito aventurero, "cosas revueltas", estaba deseando averiguar que pasaba en la ciudad y como podría ayudar a sus gentes.

Al entrar, no pudo mas que deleitarse con el tamaño de la ciudad y su bullicio, todo tipo de razas en un mismo espacio, era una maravilla. 

Fue pasando por todos los puestos de mercaderes, observando lo que allí vendían, y estando atento a los comentarios de los ciudadanos, intentando escuchar que era aquellas "cosas revueltas"

Te enteras de que han enviado varias patrullas a los túneles inferiores. No se había entrado allí en milenios. Esa zona fue una parte importante de la ciudad en tiempos, pero lleva abandonada desde que una fuerza desconocida obligó a los enanos a replegarse a los niveles superiores. El nombre o naturaleza de tal ser o amenaza ha desaparecido en los eones del tiempo, pero se sabe que costó decenas de miles de vidas abandonar aquello y cerrarlo. 

Todo ello brillantemente explicado por un enano con el uniforme de la guardia que, frente a un par de enanas de cierto atractivo, dice ser descendiente de quienes dieron su vida para que sus compañeros pudieran salvarse tantos milenios atrás.

-Vaya, es decir, que la ciudad pervivió.-Dice el enano mientras su gesto cambia a una apacible sonrisa.-Nos olvidaron, pero perduró... o quizá nunca nos conocieron. Hace tanto... quizá prefirieran guardarnos en secreto.