Partida Rol por web

Miró como el cuerpo de su amigo desplomarse delante de él. Parpadeó, con su cerebro tratando de procesar lo que ocurría. Solo al pasar unos segundos consiguió reaccionar. Su cuerpo saltó de la silla, aferró a Alejandro y empezó a zarandearlo con todas sus fuerzas.

─¡Alejandro, despierta, DESPIERTA!

Era imposible para él pensar con claridad en esos momentos. Empezó a marearse, no consciente de que su respiración se había vuelto tan irregular y violenta que a duras penas le servía de algo. 

Localizadas las magas de la compañía hermética viajera, Magnus decidió casi sin pensarlo el protegerlas. Al fin y al cabo, aunque miembros de la Orden de Hermes, también eran mujeres y si se vieran privadas de su capacidad de hacer magia por lo que fuera, difícilmente podrían defenderse de un peligro físico, por mundano que fuera...

Discretamente, sin emitir más sonido que sus aleteos, las siguió, observando siempre, eso sí, sus cercanías por si les acechara el peligro.

Al cabo de poco más de 10 segundos, que probablemente a Angelus le parecieron una eternidad mucho más larga, Alejandro volvió en sí.

Su cara mostró horror y desesperación. Aún casi sin ver a Angelus realmente se intentó zafar de él, pero una vez más era patente la falta de fuerza física de Alejandro, máxime comparada con la de Angelus. Se abrazó los brazos tratando de hacerse un ovillo llorando profusamente. Un llanto mezcla de tristeza, miedo y dolor.

- No, no, no, no…. – repetía una y otra vez lastimeramente mientras se intentaba reconfortar así mismo frotándose los brazos – No lo entiende… no lo entiende… - seguía balanceándose adelante y atrás con movimientos rítmicos – No lo entiende… y ahora él está muerto… ahora está muerto… y ella… ella no lo entiende… no lo entiende… - las lágrimas seguían cayendo profusamente por su rostro… - Tenemos… - levantó la vista volviendo a ver al fin a Ángelus – Tenemos que impedir que coja a otro, Ángelus… Vendrá a buscar a otro… y a otro… porque no lo entiende… no entiende que no son juguetes… no entiende que son bebés… - su voz era un lamento y una súplica desesperada.

Pocas cosas había proporcionado a Angelus tanta felicidad como el simple hecho de que Alejandro volviera a la normalidad. Aún jadeando, lo abrazó fuerte mientras sus ojos se cubrían de lágrimas. 

─Pensaba que tú... yo...

Todavía jadeando, se dejó caer al suelo, arrastrando a Alejandro con él. Un mínimo de compostura hizo que lo soltara, ante el miedo de estar apretándolo demasiado. Su mente, ahora más clara, tenía una pregunta insistente. ¿Qué había ocurrido? ¿Qué significaban esas palabras?

─De acuerdo, de acuerdo... ─respondió a Alejandro, más por instinto que por otra cosa. Todavía necesitaba uno segundos para volver a la normalidad.

Pronto y rapido al oir el caer de la gente al suelo, salió el posadero de dentro de la cocina y se acercó corriendo a vosotros.

- Cosa sta succedendo? Cosa è successo?
 

Alejandro asiente a las palabras de Ángelus con una pequeña sonrisa tímida al sentirse reconfortado por la comprensión de su amigo y su promesa de ayuda.

Entonces regresa el tabernero y debe recomponerse rápidamente. Lo mira y restregándose las lágrimas, le dice aún con voz triste.

- Mia madre è morta pochi giorni fa e io viaggio per vedere la sua tomba. Il dolore afferra ancora il mio cuore e il mio pensiero ... e cado stupidamente. mi ... mi dispiace per il trambusto ...

Escucho con atención la historia de la joven, y cuando confirma que tiene algo que ver con los feéricos (pues antes no había oído bien la referencia que Alejandro le había hecho en un susurro), me tiemblan ligeramente las manos y tras un instante abro la boca como para decirle algo, pero mi cara entonces se deforma ligeramente por la extrañeza de ver tal ave y replico:

- No lo "parece". ¿Habíais visto algún cuervo volar en la noche? -le pregunto llamando la atención sobre ese hecho: los cuervos son diurnos, no debería estar ahí.

La criatura acercándose me da algo de mala espina, y no puedo evitar ponerme en tensión tras todo lo que se habla esta noche.

Finalmente llegais a la posada con el cuervo... ¿Siguiendoos? Decidís entrar finalmente.

Conforme entrais os encontrais con un recibidor cuidadosamente ornamentado. En el suelo veis que hay una alfombra simple aunque resultuna de color marron claro con ornamentacion geometrica. En la pared de la izquierda, sobre una pequeña mesilla hay un cuadro de un campo algo desvaido, junto a estos una silla simple.

A la derecha encontrais una puerta cerrada y al frente a la izquierda una puerta entreabierta desde la que atisbais la cantina de la taberna de la posada. Desde esta os llega un olor a cochino asado y a verdura cociendo a fuego lento. Tambien podeis ver al fondo a dos personas en el suelo, una de ellas sujetando a la otra que esta medio sentada. Al fijaros mejor veis que son Alejandro y Angelus.

Arnando coloca una mano en el hombre de Alejandro y compungido dice:

- Oh, mi dispiace, il mio più senso mi pesa. Ti lascio solo.

Dando dos golpecitos en el hombro y regresando a la cocina.
 

Quedaba poco camino antes de que Mia y Leonor llegaran a la taberna, asi que finalmente llegan y se meten, ya eres libre de volar donde gustes.
 

- Grazie, grazie mille ... Partiremo un attimo ... Un po 'd'aria mi farà bene ... - dice Alejandro aún apesadumbrado - Per favore lascia il cibo qui e dopo lo mangeremo ... Grazie, grazie mille ...

Todavía desconcertado, Angelus copia la actitud de Alejandro mientras este habla con el posadero. Su corazón sigue latiendo a un ritmo desbocado, esta vez debido a la irrefrenable curiosidad de saber. Tan pronto como el posadero se marcha su lengua se  desata sin control.

─¿Quéhapasadoanteseraunataqueunavisión?Mehasasustadomuchoporfavordimequehaocurrido.

Alguien viene, alguien malvado. Era todo lo que Angelus podía deducir de los sollozos que había escuchado y eso no hacía más que avivar mil cuestiones. Solo sabía con certeza que, fuera lo que fuera, iba a ayudar a su amigo a resolverlo.

-Solo si tienen extraño y sobrenatural, supongo. Puede que el ataque llegue pronto. ¿Deberíamos poner a los demás sobre aviso?

Mantiene su mirada fija en el cuervo para no perderle de vista. Casi se diría que está reconociendo el terreno y esas cosas. Pero lo que el cuervo está haciendo es seguirlas. No se siente demasiado cómoda teniendo a ese bicho siguiendo su rastro, pero nada pueden hacer. 

Por suerte, llegan a la posada antes de pensarlo demasiado. El recibidor parece agradable y la combinación de colores, pero no dice nada. Algo más llama su atención y son las dos personas que están al fondo de la habitación de la izquierda. Parece que esa puerta conduce a la taberna de la posada.

Se acerca a la puerta para entrar en la taberna. Se pregunta qué estarán haciendo en el suelo.

Te doy pie a que lo modifiques tu mismo, pero aun no salgais hasta la calle, que en el vestibulo activais otro trigger

Alejandro se pone en pie. Las lágrimas parecen estar dando paso a una confianza y resolución firmes propias de alguien con “una misión”, lo que se refleja también en su mirada. Asiente a Angelus contestándole en voz baja, aún con rastros de afectación. Antes de contestarle, por una fracción de segundo, te puede parecer ver que le dirige una mirada significativa a Giorgio, quizás a caballo entre la desconfianza y… algo difícil de expresar, quizás un pequeño gesto de la cabeza, como de reconocimiento, tal vez ¿respeto? ¿convencimiento? Pero ha sido una fracción de segundo antes de contestarte.

- Sí… sí… ha sido… una visión… - reconoce lentamente y al hacerlo parece que gana un poco de distancia con las emociones que ha sentido – Creo… creo que ya sé lo que pasa… - sigue despacio – Ven. Cojamos unos mendrugos de pan para más tarde.

Entonces se gira a Giorgio y le habla aún en voz baja.

- Por favor, Giorgio. Busca a Magnus y dile que lo que teme el pueblo no es un ejército, es que un espíritu de la noche roba a sus bebes – y otra vez esa mirada, quizás otra, como si con los ojos al mirar a los ojos de Giorgio le estuviera diciendo “y sé que tú lo sabías y nos querías aquí” – Dile que nosotros vamos a pararlo y si quiere, puede ayudarnos a salvar bebes. - ¿qué clase de monstruo insensible se negaría a salvar bebes? - Que se reúna con nosotros. En la iglesia. Y si puede él que nos traiga comida, y si él no viene, por favor, traédnosla vos. – le pide antes de coger los pocos mendrugos que pueda haber a mano y salir con Angelus.

Mientras vais saliendo de la taberna, Alejandro va respondiendo a tus interrogantes en voz baja.

- Es… es un espíritu de la noche… creo que un fae… probablemente de la corte oscura… pero podría ser otra criatura, como un espíritu sin reposo… pero no creo… - va intentando poner en orden sus pensamientos – Tiene el aspecto de una niña demacrada, creo… la cara no la pude ver porque estaba tapada por su pelo… largo y negro como la noche… – puedes darte cuenta de como un escalofrío le recorre al recordarlo – Me tenía sujeta por las manos… y tiraba de mí en un sentido… y en otro… - instintivamente se lleva una mano al hombro, como si le doliese – Dolía, dolía mucho… y su risa… su risa me parecía aterradora… - niega un momento con la cabeza como para sacudirse el recuerdo de la cabeza – Hasta que mis brazos se desencajaron… y entonces me agarró del cuello con una mano… mientras con la otra intentaba volver a poner recolocar mi brazo… hasta que mi cuello se partió… - y se lleva las manos al cuello y otro escalofrío le recorre – Entonces al comprobar que había muerto… me… me arrojó a una esquina… - las lágrimas vuelven a caer por su mejilla – Ahí fue cuando regresé… - deja un segundo de pausa entre que de golpe se gira para mirarte a los ojos, aún con lágrimas.

>> Pero… pero no creo que sea malvada… Creo… que está… que se siente sola, que quiere alguien con quien jugar… pero no entiende que los bebes están vivos… no entiende la diferencia con una muñeca de trapo… no… nos entiende… y por eso se comporta así… no creo que lo haga por maldad… solo porque no entiende… pero tenemos que explicarle… tiene que entender… no podemos dejar que siga llevándose bebes, Angelus… es… es terrible… - aún con lágrimas cayéndole por la mejilla y mirándote… mirándote como si tú, y solo tú, pudieras salvarlos, como si fueras su única esperanza, como alguien que te necesita a ti de verdad.

Cuando Mia y Leonor entran ven a Alejandro y a Angelus en el suelo de la taberna, antes de que puedan acercarse estos se levantan y musitandole unas palabras a Giorgio salen al recibidor de esta. Alejandro ha estado llorando y parece que aun lo esta, Angelus parece preocupado, Giorgio musita un saludo y se escabulle escaleras arriba.