Partida Rol por web

Empecé revisando por dónde el Agasha había estado trabajando. Pero nada de lo que había allí era nuevo. Tenía la impresión de haberlo revisado ya todo. Y si había algo más, no, no debía haber nada más. En parte me preguntaba si merecía siquiera la pena intentar encontrar compartimentos secretos. Probablemente no. 

Lo que sí sería necesario era hablar con los espíritus. Para ello debía decidir cuáles tenían más probabilidad de saber algo sobre lo sucedido. Medité durante unos segundos. En teoría podía usar un conjuro de comunión con cada elemento, pero tal vez fuese excesivo. Puede que Aire y, tal vez, tierra o fuego, bastasen. Con todo dudé sobre cuál sería mejor preguntar primero...

El aroma de las flores consigue tapar el tufo del distrito, pero eso no necesariamente es algo bueno como bien consigo recordar, principalmente por la gran cantidad de plantas tóxicas existentes. Concienzado a evitar riesgos, me tapo la cara con la manga del kimono y empiezo a buscar cualquier detalle discordante en el lugar.

Busqué algo de incienso en el altar para realizar una ofrenda apropiada a los espíritus del fuego. La afinidad que sentía por ellos y que había compartido con el Agasha me pareció lo más apropiado en aquel momento. Además, sin duda el vivir en un lugar lleno de malos olores propiciaba que estuviese provisto de aquello. Si no encontraba nada de incienso buscaría algún otro material que pudiese sacrificar a los espíritus. 

Tomé la varilla y la encendí frente al altar. Después, aún sosteniéndola entre las manos realicé tres reverencias mientras me concentraba. El olor del incienso invadió la estancia alejando los otros olores. Alejé toda distracción de mi mente y convoqué a los espíritus del fuego. Después esperé a ver el resultado. 

Mis disculpas por la demora. Como algunos ya saben me han sacado del curro y anduve un par de dias como que muy desconectado como para postear mientras arreglaba las cosas con los ex-jefes. Pero ya estoy listo y les actualizare esta noche como corresponde (o probablemente antes.) Saludos.

Cago en puta, te habia contestado el 8, pero olvide marcarte como destinatario... sory. mira arriba. 

Visualmente, no encuentran nada nuevo en el laboratorio, por lo que la Kitsuki abandona la sala e inicia sus manipulaciones en el frente, donde se encuentra el altar a las fortunas. Alli hay incienso para quemar. Entonces comienza una letania con palabras que ningun profano a la hechiceria puede entender, mientras agita las varillas de ofrenda.

La llama del brasero de la cocina reacciona, al parecer, y de ella surge una columna de fuego que se escurre por la puerta para luego arremolinarse sobre a la shugenja. El calor en el cuarto aumenta. La brillante convocacion crepita suavemente, pero es todo el sonido que emite hasta escuchar las preguntas.

Lamentablemente tus conocimientos son escasos en lo que refiere a las materia de plantas y demases, asi que no sacas nada en limpio del contenido del jardin. Las plantas ni siquiera tienen rotulos. Las unicas que te resultan familiares son unas cuantas amapolas de opio, tal vez media docena, en el centro mismo del jardin. Pero otra vez, como las muestras de dentro, demasiado pocas.

Lo que si te percatas es que todas y cada una se encuentran en macetas, no plantadas en el suelo. Y no son pequeñas, sino macetas grandes, de unos 30 kilos de peso cada una, llenadas con tierra que no es la local (arcillosa e inutil casi para cultivo). El Agasha no era robusto, por lo que o le tomo mucho tiempo armar esto de a poco... o tuvo ayuda.

No convenía abusar de los espíritus. Podía notar el calor del espíritu del fuego envolverme, pero no era un calor abrasador o que consumía, era más el de la lumbre del hogar, algo acogedor, agradable. El olor del incienso también me rodeaba ahogando, aunque fuese levemente los otros olores. Medité mis dos preguntas. Habían encontrado el Agasha muerto por la mañana temprano y recibía pocas visitas. 

- Descríbeme todas las personas que estuvieron en el laboratorio trayendo harina y sake desde el amanecer de ayer. 

Por supuesto, no sabía si mi pregunta sería lo suficiente clara desde el punto de vista de un espíritu, pero merecía la pena intentarlo. 

-Humano, masculino, de ropajes verdes, morador, invocador de las llamas... +se escucha unicamente. La voz es crepitante, como el sonido de las maderas al partirse en el fuego, pero entendible. 

Pero no hacía falta ser un hacha para intuir que la opción correcta era que el shugenja había contado con ayuda para rellenar esas macetas. Bien podría haber contratado a alguno de los eta, aunque había muchas mos posibilidades de que aquella misteriosa mujer que ocupaba el otro cuarto fuera quién le ayudaba en sus tareas.

Sin nada más que hacer aquí, regreso al laboratorio a ver si la Kitsuki ya había concluido sus primeras perquisas, porque pensar que cualquier otro de los samurai Dragón o incluso Hitomi hubieran acabado por encontrar algo sería un absurdo.

No interrumpí en ningún momento a la shugenja mientras invocaba a los kamis, sino que me quedé atrás, con los otros dos dragones. Cuando el espíritu apareció sentí el calor de la habitación subir de manera repentina y tuve que obligarme a retroceder un paso a la vez que entrecerraba los ojos. Escuché la pregunta y respuesta del kami y me quedé pensando un segundo. No estaba segura, pero podría referirse al Agasha, aunque no sabía si este era un shugenja, ya que el espíritu aclaraba que era un "invocador de las llamas". Por otro lado, podría referirse a la mujer misteriosa del altar.

Luego esperé a que Kitsuki-san haga otra pregunta. No sabía como funcionaba eso, asique no quería sugerir ningun interrogante por miedo a interrumpir o algo parecido. Además, la dragón era inteligente como para preguntar cosas útiles. Lo había demostrado en el interrogatorio, por lo que no necesitaba ayuda de todos modos.

 -¿Sabe de alguien que no estuviese conforme con la estadía de Iesada-Sama, de acuerdo con sus métodos o que se encontrara incómodo con los propósitos que manifestaba, si es que alguna vez lo anunció?-

Mantuve la concentración y medité sobre mi segunda pregunta. El modo de formularlas condicionaba mucho las respuestas. Pero seguía necesitando saber una cosa. 

- Descríbeme a quién golpeó al morador invocador del fuego. 

La respuesta sin duda no sería muy precisa, pero podría servir para orientar la búsqueda...

-Humano, masculino, pelos negros, ropajes purpuras y fuego en la voz... +responde nuevamente el kami crepitante. 

Sin embargo, al terminar la pregunta, su brillo disminuye hasta desvanecerse, retornando al estado normal de invisibilidad... 

Ropajes púrpuras había dicho el kami. ¿Será que algún samurai unicornio había acabado con el agasha? Había poca probabilidad de que haya sido de otra forma, a menos que el asesino se haya disfrazado. De todas formas, esto no llevaba a mucho, ya que esa descripción podía corresponder con muchos del mismo clan, aunque lo de "fuego en la voz" sugería que era un shugenja de ese elemento. Además, esta declaración no sería tomada nunca en una corte. Lo que los kamis dicen nunca se toma en cuenta.

Me llevé la mano a la barbilla para pensar. Tenía que decirle de esto a los otros escorpiones y ver que opinaban ellos.

Como en el caso anterior la descripción no era demasiado precisa, pero era un indicio. El púrpura implicaba tinte en la ropa, lo que solía ser demasiado caro para los etas*. Lo del fuego en la voz aludía a que estaba borracho, puede que hubiera estado bebiendo junto con el Agasha o, tal vez, ya estaba borracho antes. Eso me hizo pensar en que, tal vez, se trataba de un ronin o un cangrejo. Los cangrejos particularmente, solían usar tetsubos y otras armas contundentes. Claro que, por otra parte, la tienda aquella que visitaba el Agasha, podría ser de cosas de gaijin. No había que descartar esa posibilidad. 

No dije nada, no convenía precipitarme a sacar conclusiones. Además, debíamos revisar el jardín junto al laboratorio puesto que por alguna parte tendría que haber entrado y salido. 

- Habría que revisar el jardín. Y puede que preguntar a los eta del barrio si vieron alguien con esa descripción en el distrito. - comenté con voz suave. 

Sichi entra a la casa viniendo desde el jardin y no ve a nadie en el laboratorio. No obstante, se atisba que el resto estan reunidos en la parte delantera, en el recibidor. 

Casi enseguida, por esa puerta aparece Aiko, asi como el resto de los investigadores que han permanecido con ella. Todos tienen caras pensativas...

Caminé con calma en dirección al jardín, pero me detuve por cortesía al ver al Shosuro. Imaginé que no compartiría lo que hubiera encontrado, incluso aunque no hubiera verdadero motivo para ello. Pese a ello pregunté, después de todo, lo que no se decía era también significativo. 

- ¿Habéis encontrado algo? - hice una pausa y luego añadí - ¿No ha regresado aún vuestro compañero?

Su ausencia era cuanto menos significativa, particularmente porque no había indicado cuándo regresaría. Era posible que hubiese sacado algo de información de los eta, pero también era posible que tuviese... otros métodos. 

Al parecer si habían terminado.

- Plantas y maceteros. Únicamente han servido para asegurar que contaba con ayuda en sus experimentos.

Le indico sin mucho interés en el asunto, dado que tampoco me interesaba qué investigaba el shugenja más allá de tratarse de una posible causa de su asesinato.

- ¿Ya sabéis que estudiaba?

Inquiero ignorando su otra pregunta por ser bastante obvia su respuesta.