Partida Rol por web

 Mientras nos alejábamos de la Puerta del Desdichado varios pensamientos de culpa rondaban mi cabeza *¿Porqué no me di cuenta? ¿Porqué escaparon de mi vista las manos que tomaron las pertenencias de ellas? ¿Porqué no soy mas atento? Pero lo arreglaré, y lo primero que haré será adiestrarlos ¡adiestrarlos como los perros que son! Tal vez... tal vez sea hora de poner un ejemplo, un ejemplo a temer.

 En mi desvarío, no noto el tiempo que pasa desde que cruzamos el puente de los Amantes Borrachos y llegamos al distrito mercader, casi tan atiborrado de etas como en el anterior distrito, aunque estos no parecían tan hostiles, y pudiese ser que averigüemos quien era el proveedor sel alquimista.

 Miro a nuestro alrededor, observando las tiendas -Muy bien, si les parece adecuado sugiero que busquemos los locales donde se pudiesen vender artículos de interés para alguien con el cargo de Agasha-Sama. Creo que usted, Aiko-san, podría instruirnos sobre dichos artículos ¿me equivoco?- Pregunto a la Dragón, esperando que tuviese la información que necesitábamos.

Casi no le presto atención a Chumoku. Mi mente no estaba en su lugar desde que me di cuenta de que perdí la wakizashi. Me sentía desorientada y confundida. No sabía qué hacer. Tenía que recuperarla pronto o sino... no quería pensar en eso. Era una suerte que no tuviese katana, de lo contrario cualquiera podría desafiarme por "no ser samurai".

Cuando registré la pregunta de mi compañero escorpión, miré a la Kitsuki, esperando una respuesta de su parte.

La torre del Dragon... Todo en ella representa fuerza, sin duda. 

Los guardias, luego de una mirada a tus credenciales, te dejan pasar. Por dentro, la torre descarta su ornamentado exterior en funcion de volverse lo que es, una firme defensa de la ciudad. Los niveles inferiores, y las habitaciones exteriores, sirven de barraca a parte de la Guardia del Trueno asi como puntos de defensa desde los cuales atacaran los arqueros. La administracion se encuentra en un par de pequeñas habitaciones centrales. Es sabido que, bajo tierra, no solo se encuentran almacenes de provisiones y municiones, sino tambien las celdas, y mas abajo... solo Bayushi sabe. Hay leyendas de caminos subterraneos, pasadizos, osarios... reliquias de tiempos pasados. Nada que importe ahora.

Resulta facil lograr ver al comandante, luego de nombrar a Osako. Shosuro Jocho es un hombre joven y atractivo, delgado, musculoso, que en su trabajo viste un kimono muy elegante con los colores de clan, y pequeños escorpiones bordados en oro por toda la superficie. A diferencia de lo que indica la tradicon, no usa mascara, portando en su lugar una diadema con forma de escorpion que cubre sus cabellos. Desde luego, no se levanta a recibirte, y de hecho apenas levanta la mirada de sus papeles frente a el para reconocer tu presencia. 

El edificio de la guardia no era unicamente el lugar dónde éstos se acuartelaban, sino toda una fortaleza capaz de resistir muchos embites antes de que sus ocupantes llegasen siquiera considerar la opción de retirarse a sus subterráneos para eternizar un hipotético asedio.

Pero esa idea estaba de más en estos momentos en los que debía centrarme y meditar la forma de dirigirme al heredero de la ciudad, lo cual no era algo que pudiera tomarme a la ligera máxime considerando mi situación. Así que cuando por fín accedí a su despacho opté por hacer lo mismo que con Osako. No iba a ser yo quién forzara más de lo debido el encuentro

Sin tituvear, me arrodillo e inclino ante él nada más entrar, pero a diferencia de con la magistrada jefe no mantengo la postura y me yergo a pesar de permanecer con las rodillas en el suelo, claramente deseoso de acabar con la incomodidad que de seguro nos inundaba.

- Shosuro-sama, Yogo Osako me ha ordenado traeros una petición.

Le anuncio impaciente aunque lo suficientemente formal como para no dejar que mis sentimientos nublaran mis palabras.

Guarda silencio unos momentos, apartando un informe y pasando al siguiente. 

-... adelante, continua. +responde finalmente. Su voz es elegante... el tipo seria un cortesano perfecto sin duda, si no fuera un reconocido guerrero de gran habilidad.+ ¿Que desea Osako-san?

- Yogo-sama desea saber si la Guardia del Trueno se ha topado con una joven Dragón extraviada. Según me fue descrita por Kitsuki Rei, su nombre es Agasha Rika, catorce años, su cabello es negros aunque parece haberse teñido de blanco algunos mechones. Palida y de ojos azules. Al parecer guapa, delgada y ligeramente más alta que cualquier otra chica de su edad.

Indico la petición y detallo la descripción que me habían dado de ella.

- Su padre era Agasha Iesada, es muy posible que no porte su wakizashi y podría encontrarse acompañada por un joven curtidor. Tampoco descartaría que se estuviera haciendo pasar por uno de ellos e intentara uir de la ciudad en estos momentos.

Añado todos los detalles que sabía con certeza, así como algunos que me cruzaban por la cabeza y que la señalaban como la asesina de su padre por culpa del hijo desaparecido de Eiko y ésa estupidez llamada amor.

Suspira, dejando al fin de mirar sus pergaminos.

-... ya veo... algo relacionado al asunto del distrito Curtidor. Bien, no, no ha sido encontrada perdida ninguna joven así. Por otro lado, si realmente esta disfrazada de tal modo, poco hay que hacer. Tenemos una poblacion estimada de 40 mil etas donde puede esconderse...

-En cuanto a esa sugerencia fugarse, es algo tanto facil como peligroso. Ese distrito no tiene murallas, magistrado-kun, y ni siquiera patrullas mas que aquellas dispuestas por ustedes o las que hacen los mismos etas. Solo debe caminar hacia el sur o hacia el este y saldra de la ciudad. Claro que puede encontrarse con mis hombres en el camino, y los Asesinos del Bosque Shinomenen, asi como otras bandas menores acechan, por lo que viajar en grupos pequeños es muy peligroso, mas para una bonita joven desarmada...

-mmm Si lo esta intentando, la forma mas segura seria uniendose a alguna caravana, en calidad de sirvienta. Por Osako-san, dare aviso a mis hombres en las puertas que presten atencion a una joven de esas caracteristicas, pero no puedo hacer mas que eso. 

Al terminar de cruzar, tras atravesar otra puerta, entran en el inmenso distrito Mercader, el mas grande de todos los que se encuentran en Ryoko Owari. Kilometros y kilometros cuadrados, cubiertos de tiendas, asi como de las lujosas casas de los heimin mercaderes. Aquellos a los que el Destino no ha premiado con una encarnacion noble en esta vida, compensan con abundancias materiales esta realidad. La shugenja sobre todo se ve asaltadas con ciertos sentimientos dificiles. No solo nunca ha visto tanto lujo, sino que el recuerdo de su casa, la comparacion entre esa humilde vida y este despliegue de lujo, es cuando menos chocante... 

El ruido del Distrito Mercader tiene un tono de urgencia: los musicos tocan frente a las tiendas con el objetivo de atraer a los clientes, por todos lados los mercaderes vociferan prometiendo salud, belleza y buena fortuna… por unos precios de ganga. En las calles la gente camina con prisa, e incluso el aire vibra con un tono entre la esperanza y la avaricia. Hay una auténtica mezcolanza de esencias, el perfume de las damas nobles y el sudor de los transportistas, el olor a aceite de cocina y la dulce fragancia del té, cubriendo otros incontables aromas. Un buen cambio despues de los anteriores barrios visitados.

Los edificios son altos, con arcos enormes en los tejados que tallan lunas crecientes en el cielo. Algunas tiendas prefieren una apariencia más simple y clásica. Los establecimientos más antiguos no tienen carteles que anuncien los productos que venden, ya que son conocidos por todos los vecinos; en otras, las más nuevas, los mercaderes más osados cuelgan brillantes placas de metal en sus puertas para llamar la atención de los viandantes.

Los mercaderes, los habitantes más característicos del distrito, presentan tantos contrastes como sus tiendas. Los más ricos van de arriba abajo en palanquines, vestidos con llamativos ropajes, más vistosos y opulentos que cualquier noble samurai. Pero por cada mercader con éxito, hay cien ojos hambrientos que envidian los que otros tienen, y que maquinan como conseguir su parte. Estos nuevos mercaderes se visten tan bien como pueden, pero un aire decadente de desesperación y codicia siempre aparece en su rostro mientras meten empellones, maquinan y, sobre todo, venden, venden y venden...

- Gracias por su ayuda Shosuro-sama.

Concluyo deseando no prolongar el encuentro mucho más dado que Jocho había accedido a la petición de Osako, a pesar de que me había dejado claro que tampoco harían un gran esfuerzo por localizar a la Dragón. Sin nada más que hacer, me vuelvo a arrodillar para despedirme antes de dejar el lugar y volver a lidiar con los curtidores.

-Hai hai... saluda a Osako-san de mi parte. +te despide en tono relajado, retomando sus lecturas.

Una vez afuera de la torre, tienes a tu derecha la puerta del Dragon, para volver al distrito Curtidor, o bien a un par de calles a tu izquierda la puerta de la Condescendencia, que lleva al distrito Mercader. El olorcito sobre la muralla de ese lado, a pescado asado y otras comidas, te recuerda que ya es mediodia pasadito. 

Creía que iba a darme tiempo de regresar al distrito curtidor antes de la hora de la comida, pero el tiempo se había hechado encima como una avalancha de roca recordándome que les había sugerido la Casa de Izaru para ir a comer, por lo que cambio de rumbo para alegría de mi estómago más que de mi cabeza.

La casa de Izaru esta como siempre, trabajando a pleno. Las meseras no dan abasto atendiendo en la zona comun, pasando entre mesas aqui y alla donde ornados mercaderes, con ropas de finas sedas de todos los colores del arcoiris degustan los platos al tiempo que conversan, negocian, timan, y se desenvuelven con otros de su clase. Logicamente, tus colegas no deben estar aqui, sino en la zona reservada.

Alli, la madamme te consigue una mesa. El lugar esta bastante lleno tambien, asi que es una del lateral, discreta. No hay rastro de ellos aqui tampoco, asi que quien sabe por donde anden... te toca comer solo. La clientela aqui es igualmente variopinta. Ademas de Escorpion, hay Unicornios y Mantis, como asi tambien algunos Cangrejo y un par de Dragones. Uno de estos ultimos es familiar...

-Konbanwa, Shosuro-sama +interrumpe tu mirada una mesera, arrodillandose a tu lado+ ¿Que desea ordenar?

Una vez guiado a mi sitio, y extrañado de no encontrar al resto de los magistrados con los Dragón aquí, termino por sentarme y estudiar a la gente del lugar, pues seguía en mitad de una investigación y cualquiera de los presentes podría haber tenido tratos con Iesada.

- Udon con huevo y cebolla y el nombre de los dos Dragón.

Indico con sencillez esperando que no hubiera problemas con ninguna de las peticiones al tiempo que continúo mi examen del lugar, o más bien de las reacciones de la gente al verme aparecer. La clave siempre está en descubrir lo que desentona, como que alguien decidiera que fuera el momento ideal para abandonar el lugar.

La heimin atiende el pedido, mirando hacia los dragon cuando les mencionas.

-Hai, sama. La dama es Kitsuki Jotomon-sama, la maestra del dojo. Me temo que no conozco a su compañero. Enseguida le traere su pedido.

Se incorpora con una gracil genuflexion y se retira a la cocina rapidamente, dejandote en la mesita solo. A tu alrededor surgen muchas conversaciones, aunque nadie conocido del clan. Por los atuendos, en su mayoria son cortesanos que deben tener intereses en la zona, solo 4 o 5 exhiben las señas de un bushi. 

Bueno, no resultaba extraño que Kitsuki Jotomon se encontrara en el establecimiento, sobretodo al considerar que su dojo no se encontraba demasiado lejos para una escapada, deliberada o no. En cualquier caso, seguía siendo una Dragón en el lugar dónde Agasha Iesada podría haberse encontrado con su asesino, a pesar de que algunas pesquisas persiguieran a los Unicornio.

No estaría de más consultarle.

Me decido, y mientras espero la comida, me levanto y me acerco hasta su mesa.

- Buen día Kitsuki-san y Dragón-san.

Les saludo formal aunque bastante indiferente, como si hubiera hecho lo mismo de encontrarme con cualquier otra persona que me llamara la atención, y de la misma forma expongo mi petición y puntualización.

- ¿Tienen tiempo para responderme a algunas preguntas sobre Agasha Iesada?

-Buenos dias,... Shosuro-san. +dice, luego de un momento para identificar tu mon+ Respecto a su peticion, debo decir que no, ciertamente. Estoy almorzando. Ademas, no conozco al susodicho mas que de vista, y no tengo interes en las vicisitudes de aquellos que no me incumben directamente. Puede retirarse.

Su tono es directo y cortante, con la sutileza de un cangrejo.

La Kitsuki resultaba demasiado orgullosa como que le gustara a nadie, aunque yo no era precisamente un dechado de cortesía.

- Gracias por responder a dos de ellas Kitsuki-san.

Le agradezco su respuesta a pesar de todo, pues me había respondido a la inicial, así como me confirmaba el conocer a Iesada.

- Esperaré a que termine su almuerzo. No tengo prisa.

Añado antes de regresar a mi sitio a la espera de mi comida. Al fin y al cabo tenía cosas que hacer, como leer las cartas de Iesada y lo poco que me pudiera aclarar Jotomon tendría mayor utilidad de encontrar cualquier detalle interesante en ellas.

El contenido de las cartas es variado. En su mayoria, son correspondencia personal sin nombres, pero facilmente discernibles un hombre y una mujer, que se cortejan. Tambien se cuentan vicisitudes de sus vidas, lo que indica que ella era una bushi y el un shugenja. Otras hablan de problemas en el compromiso. Negociaciones familiares, favores... todas esas tonterias. Al parecer su union no era algo que los padres querian.

Las que no tratan de temas de esa indole, son más escuetas, por lo que no es posible darles contexto. Algunas refieren a puntos de encuentro muy concretos, incluso dos en Ryoko Owari, el Puente de los Amantes Borrachos y la Posada de la Estrella de la Mañana. Otras informan brevemente de la muerte de alguien, Mirumoto y Agasha en todos los casos. Y otras dos son las mas raras. Solo tienen cortas listas de nombres extraños, y frases apremiantes, del tipo "tendre tu cabeza en una bandeja si no las tengo mañana" "por todos tus ancestros, las necesito ya!", etc.