Partida Rol por web

Corría todo lo que podía, pero estaba claro que esa rata estaba más acostumbrada a ello que yo y por más que me esforzara, sabía que poco a poco se me escapaba.

Finalmente se desvanece tras unas cajas, y al adelantar, no le vuelves a ver... Cuando llegas al sitio en cuestion, es una mal iluminada separacion entre almacenes, ni siquiera una calle. Tiene el ancho para que pase una persona de frente y nada mas. La mayoria de los edificios se construyen asi en esta zona, aprovechando al maximo el espacio pero dejando una minima senda por donde puedan atajar mensajeros a pie y kanijin trabajando, ya que las calles son del ancho justo para un carro usualmente... Es el ambiente asfixiante del distrito, con aroma a pescado podrido, esta es la zona mas infernal.

No ves a nadie rondando por aqui, ni tan siquiera ladrones. Hay mejores oportunidades en las Cuevas Cangrejo, donde seguramente las luces deben estarse encendiendo. ¿Por donde continuar?

Espero unos instantes a recobrar el aliento y meditar mi siguiente movimiento. Era posible que se hubiera escondido en alguno de los almacenes o que todabía se encontra corriendo intentando darme esquinazo, por lo que debía volver a confiar en mis sentidos en vez de en mi físico e intentar localizar algún rastro de por dónde se había podido meter o el ruido que provocaría al seguir corriendo. Aunque imaginaba que provablemente estuviera escondido en algún sitio.

No tienes mucho con que trabajar. Te saco bastante ventaja para que cualquier ruido de su carrera quede ahogado entre los edificios, y buscar rastros en el sucio empedrado es tarea que acobardaria a un Hiruma. Si esta escondido cerca, lo esta haciendo bien, puesto que no percibes a nadie. El sujeto se te ha escapado. 

Da muy poco placer tal sensacion. Sin tener alguna pista de con quien iba a verse, es imposible idear algo sensato para buscarlo en la barriada. Malditas sean las Fortunas...

Con dificultad, me servía algunas piezas de sushi, pequeñas, para que pudiesen pasar por debajo de la máscara sin que me la tuviese que retirar. *¿en que estaría pensando mi sensei cuando me dio esta máscara? tiene que haberse dado cuenta de que me resultaría incómoda ¿qué lección podría aprender de ella?*
Cerré fuerte los ojos, debía volver a lo importante, y eso era pensar como recuperar lo robado. Atendí los comentarios de Hitomi-san y la dragón, y lo que esta última había dicho me parecía bastante coherente -Sin embargo, si mencionamos nuestros movimientos debemos justificarlos, pues no pasaría por común estar deambulando por esta zona por cuenta propia, no sin algún interés que ellos desconozcan-.
Habiendo comido 3 o 4 piezas comencé a formular ideas para nuestra búsqueda, debían ser sencillas, relativamente discretas y, sobre todo, que no tengan lugar a error *piensa ¿porqué un eta tendría un Wakizashi o un pergamino? no podrían deambular por los caminos con ellos expuestos, ni vendérselo a cualquiera, tampoco a un samurai, por que este lo justiciaría ¡alto! ¿realmente lo haría?*
Una cosa es lo que un samurai dice ser, pero otra es dar por sentado su esencia, no era necesario ser un escorpión para saberlo, pero ¿de que clase buscaría adquirir elementos simbólicos? *¿son solo simbólicos? los pergamino de la dragón ocultan información vital para ella, y el wakizashi no dejaba de ser un arma*
-¿A quienes les parece que le pudiesen interesar objetos samurai?- terminé por preguntar discretamente a mis compañeros, esperando ver sus conclusiones.

Por un momento permanecí en silencio. Habría preferido no tener que hablar en absoluto y menos de esto. Estaba claro que había un motivo por el cual los objetivos habíamos sido Bayushi Hitomi y yo, particularmente cuando iba en medio de los dos Mirumoto. Pero le había visto, era quien nos había seguido desde el distrito donde habíamos estado investigando. Eso me hacía pensar que era algo relacionado, que querían distraernos. Odiaba suponer, pero era una posible respuesta a la pregunta de Bayushi Chumoku. 

- A quien quiera entretenernos y retrasar la investigación del asesinato de Agasha Iesada. - respondí - No sólo eso, también les sirve para desacreditarnos. 

No añadí nada más, implicaba entrar en discusiones sobre formas de gobierno. En teoría, los escorpión conocían y controlaban la ciudad, pero la actitud de los etas no se correspondía con eso. Y dado que los escorpión parecían controlar a sus etas mediante el miedo... supuse que los principales sospechosos serían aquellos que no mostrasen miedo, ya fuera porque había alguien a quien temían más o porque se creían a salvo...

Escuché lo que decía la Kitsuki. Bien podría ser cierto, después de todo, muchos nos vieron entrar a la casa del Agasha, por lo que sabían que éramos magistrados, y además somos jóvenes, sin experiencia, más fáciles de manipular. Pero también podía ser un incidente sin relación.

-Se me ocurre otra explicación posible.- Le dije a los demás samurais. -La Isla de la Lágrima.- Procedí a explicarle a los dragón, pues no sabía si estaban informados de este lugar. -Para entrar en ese lugar, uno debe ser un samurai. Es donde los de nuestra casta se relajan. Una isla privada en medio del río. Los únicos etas que entran son los de servicio.- Hice una pausa, para que pensaran en esto. -Ahora, para entrar ahí se debe probar que uno es samurai, y lo primero que se necesita es una wakizashi.- Había otras cosas, por supuesto. Necesitabas ir vestido con un kimono que tenga un mon y saber comportarse como un samurai, pero esas cuestiones podían conseguirse.

Hice una pausa después de explicar esto. -Por supuesto, creo que primero deberíamos investigar lo que propone Kitsuki-san,- Aclaré, dirigiendo la vista hacia ella. -ya que mi teoría no explica por qué se robaron también sus pergaminos.- Era un gran fallo que tenía mi explicación, pero podía ser una segunda opción.

El tiempo se agotaba y las opciones se reducían.si entraban corrían el riesgo de que les volviesen a robar, aunque a estas horas seguramente no estaría tan atestado. *Espera ¿y si ya salieron del distrito? ya pasó mucho tiempo y el ladrón podría estar ya lejos, mas si sabe que aún estamos rondando por la zona... No, si así fuese se pondrían al descubierto, y si intentase irse por mar lo hubieran registrado*. Ya tenía una leve idea de como proceder, pero mejor sería ver que opinaban mi Hitomi-san y la dragón.
-De cualquier manera, es probable que quien sea el ladrón espere hasta estas horas para salir del distrito, y considerando que fue en la zona barrial del puerto, solo tienen este y la entrada principal para salir de aquella zona, podríamos bloquear ambas salidas y ver si reconocemos a alguien de entre todos, entrar de nuevo y buscar sospechosos, o combinar ambos, entrando por ambas entradas en grupos separados-

Asentí a lo que decía Chumoku mientras terminaba de comer. No era mala idea, y ya estábamos perdiendo demasiado tiempo ahí sentados. -Me parece bien. Si no hay ninguna oposición, creo que deberiamos ponernos manos a la obra.- Le dije a los dragón.

-Espero que no sea ya tarde.- Pensaba mientras tanto.

Asentí. Puede que ya se hubieran ido, pero no perdíamos nada por intentarlo. En cualquier caso era mejor que no hacer nada o seguir hablando. 

- Entonces vamos. 

Necesitaba alguien con quien desquitarme y el mercader parecía la persona ideal para ello si tuviera el tiempo suficiente, pero Amaterasu ya descendía anunciando el final del día y lo último que deseaba era un doble castigo de Osako por llegar tarde a informar y perder la principal pista.

Con suerte esos inútiles descubrirán al que fue tras ellos.

Me consuelo a duras penas mientras tomo el camino de regreso al edificio de la magistratura.

Cuando terminan de comer y dejan lo del posadero*, hay que emprender rapido regreso al distrito Pescador. La manera mas sencilla es desandar el camino, volviendo por el puente de los Amantes Borrachos...

El sol a vuestro costado les indica que tampoco queda demasiado tiempo antes del ocaso. Vale apresurarse... En el camino, incluso notan como decrece el publico del distrito Mercader. La oscuridad llega y con ella el tiempo del descanso.

Finalmente alcanzan las puertas y entran de nuevo al aromatico distrito donde dos de vosotras fueran lamentablemente despojadas de lo suyo. Aqui, a diferencia del otro, la actividad no ha menguado un apice. Las lamparas de los mas dispendiosos se van encendiendo. Como bien saben los escorpion, de noche el distrito se convierte en la zona de juegos y artistas, diversion para las clases bajas de la ciudad... y campo de accion de muchos elementos turbios. Hay mucho terreno que cubrir. ¿Empezaran por las puertas? ¿Regresar al lugar y probar desde alli? ¿O que curso de accion seguir?

Es una caminata larga por las calles del distrito pescador. Las oscuras calles de las Cuevas Cangrejo no son mejores porque las lamparas se vayan prendiendo, y el bullicio cambie, de los carros de trabajo a las risas de borrachos. 

La marea de hinin y etas pasa intrascendente a tu lado, solo interrumpida aqui y alla por los ramalazos de color que aporta algun mercader... desagradable. Por fortuna pasa al fin y regresas a la comoda, segura, y sobretodo limpia atmosfera del distrito Noble. Casi da para rezar cuando pisas de nuevo el tatami de la magistratura.

Yogo-sama esta bebiendo su te en la oficina, te informan rapidamente. Tus compañeros... ni noticias.

De vuelta a aquel lugar... Procuró mantenerse alerta, atenta a cualquier movimiento sospechoso. Por precaución no pudo evitar colocar ambas manos en sendas empuñaduras, preparada para hacer un movimiento. Previniendo lo ocurrido a la Bayushi, en su mente resonaba una idea sin forma acerca del incidente que la misma había sufrido. Era demasiado pronto para tal idea malformada, en la noche meditaría sobre ello.

No tenía muy claro qué era lo que buscaban exactamente, pero la comida la animaba a seguir en el grupo y hacer su mayor esfuerzo.

- Deberíamos separarnos para cubrir más terreno. - dijo Kasumi. Sigue habiendo el mismo bullicio de antes. - Como bien dijo Bayushi Chumoku-san. - ¿Quizás que alguien se quede en las puertas y otros vayan dentro? Dudaba, intentaba apoyarse en los demás para tal decisión. Especialmente en los escorpiones, era su ciudad.

No me extrañaba. No salían de un problema y ya se empezaban a meter en otro. No pude evitar un suspiro de resignación por la notica para después prepararme para afrontar el difícil trago de informar a Osako. Es por ello que me dirigí a su oficina.

- ¿Yogo-sama?

Le pregunto sin llegar a penetrar, buscando nuevamente que me de pié a ello.

No sabía si volver a este lugar al fin era algo bueno o malo. Por un lado, estábamos un paso más cerca de recuperar los objetos perdidos, si es que aún había tiempo. Por otro lado, ese era el distrito donde me robaron mi estatus, todo lo que me hacía un samurai.

En eso pensaba cuando oí las palabras de la Mirumoto. -Muy bien.- Dije mientras asentía con la cabeza. -Propongo que nos dividamos por clanes, así trabajaremos más cómodos.- Estaba diciendo la verdad. Desde que los dragón y los escorpión nos juntamos, casi no paramos de discutir por un segundo, y si bien era cierto que ahora que teniamos un definido objetivo común nos había unido un poco más, todavía no confiaba en los lazos que se estaban formando. Lo mejor sería ir por lo seguro.

Medité brevemente sobre lo que decían. No quería discutir, pero no estaba de acuerdo. Intenté formularlo del modo más sencillo. 

- No sería políticamente acertado. - dije con voz suave - Si nos separamos la imagen que proyecta es que nuestros clanes no saben trabajar juntos y eso es opuesto a lo que nuestros superiores esperan. Nuestra comodidad es irrelevante. - dije muy seria. - Si hemos de separarnos, que sean grupos de ambos clanes. 

-Adelante.

Osako-sama esta sentada con tranquilidad tras su escritorio, el cual ya se encuentra bastante limpio. Pronto debe ser la hora en que la magistrada se retire. En la sala, sirviendole el te, se encuentra el ronin Kazu. El encargado del distrito Curtidor te saluda con una leve reverencia, pero sin distraerse de la tarea que tiene para con la señora.

Te es indicado un pequeño cojin frente a ella. Tomas nota de que su expresion esta rigida y dura, a pesar de algun que otro rastro de la fatiga que un dia largo conlleva. No dice nada, lo cual es un claro pie para que hables.