Partida Rol por web

¿Confiar en el viejo? Ni aunque estuviera tan borracha como ha estado Adrian hace unas horas.- Le pregunté sorprendida; entendía cada vez más porque esos dos nunca ascenderían en la organización, y con una paciencia infinita se lo expliqué -  Penrod sabe algo sobre lo que hay aquí, algo que no nos ha querido contar. Me creo lo de la amnesia igual que creo en la existencia del ratoncito Perez.

Ayudada por la luz voy caminando hasta la habitación marcada con un 3 en el plano.

Recuerda que ese hombre ha sido un caballero, podríamos torturarlo y se hiria a la tumba sin contarnos nada, pero ha estado solo durante muchos años, sin hablar con nadie, tal vez conversar con él, hacer que se crea participe de la misión y no un simple prisionero haga que se le escape algún dato de los que se empeña en ocultarnos.

— ¿Y no te dice nada el hecho de que estemos aqui abajo y él esté ahí arriba? — musitó Martin casi en lo que fue un pensamiento en voz alta

— ¿No te has parado a pensar que esto podía ser una trampa? — este era el punto al que quería llegar el agente. Por alguna razón creía que le viejo habia montado aqui algun tipo de trampa o dispositivo listo para saltar en cuanto unos pies descuidados pisaran donde no debían.

Si- contestó a Martin- pero aún así prefiero que esté arriba sin tocar nada que aquí abajo teniendo vía libre para recuperar o destruir lo que sea que ha venido a buscar. Por lo menos hasta que tengamos la suficiente luz para poderlo controlar.

También ella había interpretado que el bunker era un buen lugar para tenerles una trampa, pero si la había, tendría que confiar en sus sentidos para evitarla.

— Ah bueno... entonces ya me quedo mucho más tranquilo. — respondió sarcasticamente mientras avanzaban buscando el generador. Si le hubieran dicho que en un momento de aquella misión acabaria con él y la "gafe" en un bunker con una linterna y un hacha tanteando a oscuras para evitar una trampa de Penrod... hubiera mandado a la mierda a más de uno.

Adrian miró a Kellen duditativo. Sabía que, aunque viejo era un buen caballero pero no estaba muy seguro de que fuese capaz de parar a tiempo al viejo si tramaba algo. Era menos agil pero astuto como un zorro. O como la zorra de Ilse. Joder que par tenía...No, había que centrarse. Adrian apuntó con la pistola a Penrod, colocandose junto a su Jefe y gruñó.

—Baja Penrod, no estamos de excursión y mejor que vayan dos delante tuyo y dos detrás.

Penrod se encogió de hombros y avanzó lentamente tras la orden de Adrian. Ese chico acabaría trayendo problemas a sus compañeros y el viejo Penrod quería estar ahí cuando eso ocurriera.

Lentamente se dejó caer por el agujero hasta que estuvo abajo. Penrod se movía con cuidado, muy tranquilo. Una vez abajo observó a su alrededor antes de empezar a caminar. Quería volver a hacerse a la idea de aquel lugar. Casi lo había olvidado, eso era cierto (aunque los agresivos compañeros no entraran a razones) y quería volver a tener esa imagen del lugar en su cabeza, como hacía años.

Definitivamente avanzó al ritmo del grupo, con las manos en los bolsillos.

El joven caminó tras Penrod lentamente, atento a los movimientos del viejo y esperando que su jefe le siguiese. De lo poco que sabía el joven era que a Kellen le gustaba o bien entrar el primero, o bien pasar el último.

—Martin, Ilse...¿algo allí abajo?

Descendiendo un buen número de metros desde la entrada de la escotilla se encuentra el recibidor del búnker, aunque no haga honor a su nombre. Una habitación cuadrada en la que lo que más destaca es que la pared norte está ocupada por un cristal tipo "pecera" que muestra lo que parece ser el cuarto de guardias. En la pared oeste se encuentra un plano del búnker escrito en ruso, donde se puede leer ""La ubicación de éste lugar se considera alto secreto", además de un equipo anti-incendios(es decir una manguera enroscada). Para acceder al resto de habitaciones hay que atravesar una puerta de seguridad que, afortunadamente , se encuentra abierta, Ilse está ahí de pie cuando la enfocáis con la linterna, en su mano porta un hacha y a su lado se encuentra Martin.

— Nada, nada. Bajad tranquilos.— contestó Martin aliviado en cierta forma por dejar de estar a solas con Ilse en las entrañas de aquel bunker en mitad de ningun sitio.

No me gustaba nada que estuviesen todos allí abajo, era muy poco operativo, por llamarlo de algún modo. Los del coche podrían volver y ellos estarían dentro de una ratonera sin nadie que pudiera avisarles. De todas formas ya no podía hacer nada al respecto.

Bueno - dijo una vez estuvierón todos bajo- vamos a ver que secretos esconde este sitio. Penrod, no toques absolutamente nada ni hagas ningún movimiento raro o Adrián estará encantado de pegarte un tiro en la rodilla. Avisado quedas. ¿Sigues sin recordar nada verdad?- volvió a preguntarle ya más por costumbre que esperando una respuesta afirmativa.

—Eh eh....Estas haciendome quedar como un sádico.—protestó Adrian—No me importa darle un par de hostias y desde luego no lloraré si le meto un tiro pero tampoco disfruto.

El ambiente era cada vez más tenso y se podía notar en el aire...se acercaba tormenta

Penrod examinó el mapa del lugar y se rascó el mentón.

—Reconozco este lugar. Sí, trabajé mucho tiempo aquí —dijo pensativo, como hablando para si mismo.

Inmediatamente vuelve la mirada a Ilse, como recuperando la consciencia y responde.

—Todo esto sería más fácil si me dijeran de una vez qué buscan. ¿De que les vale que reconozca el lugar si no se que tengo que reconocer? —dijo antes de emprender la marcha tras el grupo.

El pasillo en forma de ele era el que comunicaba con el resto del bunker. Las paredes, de tono grisáceo, se ven salpicadas aquí y allá de pequeñas manchas incoloras. A vuestra izquierda quedan dos puertas, una de ellas el cuarto de guardia con la pared de crital "de pecera".

— Por aqui — Martin señaló a todos la entrada al puesto de guardia con la luz de la linterna antes de intentar abrir aquella puerta.

— Es posible que los guardias de la entrada tuvieran alguna linterna. Con algo de suerte puede que aún funcionen. — era una posibilidad bastante remota pero al menos quería intentarlo.

— Adrian vigila al viejo. — le dijo cayendo entonces en la cuenta de que no le agradaba la idea de dar la espalda a Penrod.

En el cuarto de guardias hay un ordenador arcaico y varios monitores estropeados que supuéstamente debían servir para vigilar el recinto. También hay una caja en la pared, cerrada. Y además de eso una vieja silla de ruedas esta tirada en el suelo frente a los monitores y una capa de polvo cubre la estancia al igual que en el resto del búnker.

Se acercó a la caja de la pared avisando a sus pies de tener cuidado de no pisar nada extraño. La silla de ruedas era cuanto menos desconcertante al recordar la estrecha escotilla por la que habían accedido. Si habia algun minusvalido que la usara... ¿Como demonios lo bajarían hasta aqui abajo?

— Esto debe ser el cuadro de luz.—

—O eso espero.— intentó abrir aquella caja

Mientras veo a Martin tratar de abrir el armario le contesto a Penrod.

Ya contestamos a esa pregunta en su laboratorio, queremos saber qué pasó, que se investigaba en este laboratorio y si puede ser por qué es usted el único superviviente. - deje pasar unos segundos y volví a hablarle -  Aunque tambien sería de utilidad que nos contase quien usaba esa silla.

Me gusta el aparente cambio que había tomado Ilse, por fin tomaba las riendas, hablaba a Penrod como había que hablarle y daba órdenes como debía darlas. No quiero dejar uqe vean mi cara de satisfacción así que me mantengo con mi pose impasible.

-Ten cuidado con eso, Martin, no sabemos qué secretos se ocultan aquí abajo-le digo al chico viendo como trata de abrir lo que pienso que debería ser el cuadro de luces, pero que nunca sabes qué secretos pueden ocultar.

Adrian se mantuvo tranquilo mirando a su alrededor, buscando algo que le llamase la atención en aquel bunker. Aquel sitio era macabro y realmente inquietante.

—No me gusta esto—masculló—es como si estuviese en una jodida tumba... Hablando de tumbas....Penrod, deja de fingir que eres una y contesta a Ilse de una vez.— Adrian se había mordido la lengua, por un momento había estado a punto de llamarla "cuervo". Sin embargo, los avances en la misión parecían haber relajado al joven lo suficiente para no ser grosero, aunque había una sombra de preocupación en sus ojos.