Partida Rol por web

Las vidas de muchas personas estaban a punto de cambiar ¿sería a mejor?¿o simplemente iban directos a la boca del lobo? Duneth estaba cada vez más cerca...

Llegar hasta la ciudad era a la vez sencillo pero complicado. No hacía falta más que conseguir un pasaje en un barco que les llevaría hasta el puerto de dicha ciudad sin embargo, existía un control marítimo que tan solo permitía un solo barco al día para llegar a su destino, aquel monopolio en la ruta marítima hizo que el barco estuviera repleto de personas, de todas las clases sociales, de todas las condiciones.

La comida no era demasiado agradable, el barco se tambaleaba mucho, no era por así decirlo el viaje de tus sueños, pero la ilusión y la esperanza por realizar tus objetivos allí eran más que suficiente para paliar los aspectos negativos.

Los camarotes eran pequeños, pero medianamente limpios, donde tenían que convivir 4 personas en su limitado espacio vital durante lo que quedaba de viaje...

Uno de tus compañeros de camarote se incorporó con cuidado para evitar marearse sentándose en su camastro atento a los que allí estaban.

- Lo primero que haré será dirigirle mis plegarias a la virgen - comentó poniéndose aún más cómodo sobre la cama - quizá tenga a bien ayudar a un humilde artesano en su nueva vida -

después guardó silencio y se dedicó a estudiar disimuladamente a sus compañeros de camarote. ¿Quién sabe? puede que descubra algo interesante...

Marco, otro de tus compañeros de camarote,  había pasado gran parte del viaje caminando por la cubierta para evitar que se le entumeciera la pierna, aunque no era tarea fácil, porque estaba masificada. Muchas personas deseando poner pie en Duneth. Mataba el tiempo observando al resto de pasajeros, imaginando qué les llevaría a Duneth. Los organizó en dos grupos. Aquellos que como él iban en busca de fortuna a una ciudad próspera y llena de oportunidades, y los que peregrinaban a la catedral, deseosos de recibir la bendición de aquél que había visto a la Virgen.

Se detenía a analizar especialmente a los que él incluía en el grupo de cazafortunas. A algunos los etiquetaba muy rápido analizando sus petates. Los que llevaban herramientas de carpintero, liras de juglar o instrumental de cualquier otro tipo eran artesanos tratando de prosperar en una ciudad que por lo que había oído necesitaría de sus servicios. Los que bajaban y subían constantemente a la bodega eran comerciantes, revisando que su carga hiciera bien el viaje. Los que como él viajaban con lo puesto, eran los verdaderos cazafortunas. Se detenía en ellos analizándolos a fondo.
Volvió al camarote. Apenas había hablado con las personas que dormían con él durante la travesía. Pero la desesperación de los días que estuvieron fondeados frente a la ciudad espolearon sus ganas de entablar conversación.

Con un marcado acento siciliano comentó

- Si las mareas no nos han desviado de rumbo, estamos fondeados cerca de Duneth. ¿Habéis oído hablar de la aparición de la Virgen?, mucha gente visita la ciudad para rezar en la catedral - os miró a los ojos.

Annie ignoró a los compañeros de camarote y les dio la espalda tumbada en su cama, no quería hablar con nadie, en ese momento lo único que quería era llegar a Duneth cuanto antes, en ese mismo momento... Agarró una especie de diario que tenía y se puso a leer cosas que tenía escrito, quería recordar algunos momentos buenos de su vida, por muy pocos que fueran... El viaje quizá sea largo y tenía que pasar el tiempo de alguna manera, ¿no?

En ese momento escuchó el comentario de Nico.- ¿Aparición de la Virgen? No había oído nada...- Digo con la voz bastante baja, debido a su timidez, aún les daba la espalda.

Esbozó una sonrisa mientras contemplaba las palabras de Marco y la curiosidad de Annie. Dedicó con mucha calma varios segundos a examinar a todos sus acompañantes, no hubo ningún gesto en su tez que describiera incomodidad ante ninguno de ellos.

- Un placer conocerles a todos vosotros, mi nombre es Diego, espero que este viaje sea de nuestro agrado y a la vez corto, son muchos los deseos de pisar tierra y comprobar las maravillas de la ciudad santa - comentó hablando con muchísima calma

- Ahora Duneth es objetivo de peregrinaje para todos los buenos hombres de Dios, yo estoy ansioso por visitar el lugar donde el milagro ocurrió, sé que aquello reconfortará mi fe y tan solo de pensarlo estremece mi cuerpo - dijo mientras apretaba los labios, se le notaba muy excitado con la idea.

- Yo he venido en peregrinaje con mis sandalias como acompañantes y mi fe hacia la virgen como motivación, nadie me ha enviado aunque hubiera sido todo un honor -

Annie ignora a Diego, la verdad, no le gustaban los creyentes tan... Exagerados, esos que solo creen en Dios y nada mas, solo viven para ello
..

Marco sonrió ante las palabras de Diego.

 - Entonces quizás nos veamos todos en la catedral, no pienso desperdiciar la oportunidad de orar en un lugar santo. Si me disculpan, voy a salir a tomar el aire. Quizás más tarde podamos seguir conversando. -

Cuando salía cruzó la mirada con el artesano, al que hizo un gesto de saludo antes de salir a cubierta.
 

Devolvío el saludo al hombre que abandonaba el camarote y no pude evitar percibir su mirada.

- Entonces ¿es la primera vez que viajáis a Duneth? - preguntó tanto para el monje como para la joven. -

Diego inclinó la cabeza a modo de despedida ante Marco, que abandonaba el camarote

- Es la primera vez que viajo hasta la ciudad, solo sé que la catedral está en el barrio eclesiástico, no debería ser difícil llegar - comentó mirando a Charlie, pero después se inclinó un poco para mirar a Annie

- En cuanto desembarquemos iré directamente a visitar la catedral, así que podréis seguirme si así lo deseáis... lo mismo digo por vos - dijo ahora mirando al hombre, para que no se sintiera solo.

Realmente se están poniendo pesados... ¿No saben callarse?- Pensó Annie para sus adentros, no era muy sociable, más bien su trabajo le hizo ser así...

Sí, es la primera vez que viajo a Duneth...- Dice con la voz baja, siguiendo en la misma pose que antes, sin mover un ápice de su ser.

A Charlie le agradó el ofrecimiento del monje, así que decidió aceptarlo. - Me encantará acompañaros... si no es molestia, claro-.
- Charlie - respondió, ofreciéndole su mano a los allí presentes para formalizar la presentación.

No tardó en intentar romper el hielo.

- Bueno... no es que yo lo crea... pero he oído que hay quién cree que en Duneth hay poderes oscuros trabajando y que podrían ser en cierto modo responsables de las enfermedades y la delincuencia que han ido tomando fuerza en la ciudad - nada más terminar de hablar, se apresuró a quitar hierro al asunto - Pero no son más que habladurías... ya sabéis, seguramente historias de borrachos - dijo, acompañando el comentario con una carcajada.

Diego parecía asustado, incluso se santiguó

- Por nuestro Señor y los ángeles ¿realmente pensáis que puede existir algo así en Duneth? - su tez casi se tornó pálida.

- Espero que solo sean historietas para amenizar este tipo de viajes, porque de lo contrario me veo en la obligación de hacer especial hincapié en rezar por nuestras almas y en que el Arzobispo nos de cobijo ante tales peligros, por favor... estas conversaciones siempre me ponen mal cuerpo... -

Entró de nuevo al camarote y sonrió a sus compañeros de viaje. 

- Hace una noche estupenda. -

Se tumbó en su cama, a estirar la pierna que estaba empezando a resentirse de la humedad y del paseo que había dado por la cubierta.

Annie se da la vuelta y mira a los presentes, guarda el libro en la mochila, parecía que le apeteciese hablar o algo...- ¿Por que viajáis a Duneth?- Tras decir esto mira a Marco, quien buscaba una charla demasiado trivial para su gusto y aborrecería compartir camarote con gente que no se le ocurre, por lo menos algo de que hablar... Aún que ella deseaba que se callasen, prefería que hablasen de algo interesante y cotillear, enterarse de cosas y eso.

Creo que sería buena idea el hablar de ello, intimar un poco, no se si el viaje será largo o no, pero no quiero ir con unas personas de las cuales no sé absolutamente nada, no sé vosotros.- Dice más animada, al parecer la situación le había obligado a tomar parte en la conversación.- Si no se van a callar, será mejor hablar yo también...- Pensó Annie.

Al ver la reacción de sus compañeros se sintió un poco culpable, así que intentó tranquilizarlos.

- No os preocupéis - dijo para los presentes, sonriendo - Como ya he dicho, no son más que habladurías.

- Y en cuanto a Duneth, mi idea era comenzar una nueva vida como artesano, dicen que es una ciudad de oportunidades, ahora, si me disculpáis... -

Se levantó y comenzó a dirigirse a la puerta de salida, parecía que tenía intención de relevar a Marco

Diego no pudo evitar sonreír

- Parece que os ponéis de acuerdo para salir del camarote de manera organizada - mantuvo el semblante durante unos instantes.

- Bueno, vosotros podríais contarme qué pretendéis buscar exactamente en la ciudad "prometida", desde luego a simple vista no me hubiera imaginado que sería para presenciar el milagro de nuestra Santa Madre como yo - comentó

Unos instantes más tarde, cuando Charlie acababa de salir de la habitación, la puerta se abrió de nuevo. Ante vosotros apareció junto a vuestro compañero de camarote una mujer de rostro serio, lo primero que os vino a la mente fue ¿quién era ella?

- Buena noche - comentó la hermosa mujer de sano rostro y silueta voluptuosa. Sus ropajes eran finos, probablemente caros y su higiene era deslumbrante

- Además del viaje en sí, vuestras monedas también han pagado una pequeña sesión informativa sobre vuestro paradero, muchos no conocen demasiado sobre Duneth y yo estaré aquí para responderos a vuestras preguntas e inquietudes - aunque su apariencia era celestial, su tacto y frialdad parecían sacadas de la más dura piedra. Hizo una pausa de unos segundos tras observaros y probablemente comprobar en su mente que erais pasajeros "legales"

- Tal y como decía responderé a todas vuestras preguntas siempre y cuando conozca la respuesta, y a la más mínima estupidez os dejaré a solas, tengo aún mucho que hacer - su claridad dejó las normas muy a la vista. Ahora era vuestra oportunidad de saciar la sed de dudas que había en cuanto a la ciudad y vuestro posible futuro allí, parecía que era alguien importante

Diego estaba algo ausente, era como si con su rostro estuviera indicando que el no necesitaba ningún tipo de información, el sabía de sobras a lo que iba.

Eh... Perdone, ¿me podría decir que tipo de ciudad es Duneth?- Preguntó sin dudar ni un momento Annie, en verdad poco sabía de la afamada ciudad y estaba deseosa de la valiosa información que pudiesen ofrecerle.

La entrada de la mujer interrumpió la respuesta que iba a darle a Diego, de modo que escuchó atento la explicación y al igual que su compañera dejó en voz alta sus dudas

- Buena noche. Un extranjero como yo agradece su ofrecimiento. Saber algo más sobre las costumbres inglesas y más en concreto de la ciudad a la que nos dirigimos me serán de gran ayuda - parecía que no eras la única que quería saber más sobre Duneth

- El tema que más me preocupa es la seguridad. En cubierta he oído que la delincuencia está creciendo en la ciudad. En Sicilia, tierra de la que procedo, en muchas ocasiones rufianes y bandidos alcanzaban tal grado de maldad e iniquidad que las autoridades ponían precio a sus cabezas y lo anunciaban al pueblo. ¿Es tan grave la situación en Duneth? - parecía que este hombre iba mucho más en serio, parecía que no solo quería información superficial, quería todos los detalles.

- En caso de que sea cierto me gustaría saber dónde acudir si tengo algún problema. ¿Quiénes guardan la seguridad de la ciudad y dónde puedo encontrarlos? -

- Por último, para evitarlos en la medida de lo posible, me gustaría saber si hay barrios, zonas o calles demasiado peligrosas para extranjeros y peregrinos. - todas esas preguntas hacían parecer a Marco alguien experimentado, o por lo menos, alguien que sabía lo que hacía ¿quién sería en realidad?