Partida Rol por web

Legado Oscuro I: Vitae

Capítulo II: Rouge Rhône

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31/05/2016, 20:30
Romuald, Hijo de Roldán

Romuald clavó su penetrante mirada primero en Elouan, y después en Justine. Parecía a punto de saltar desde su montura mientras escuchaba las excusas de la mujer, pero finalmente pareció refrenarse en el último momento y limitarse a ignorar el asunto.

Los dos hombres que le acompañaban, en cambio, parecían claramente ofendidos por la actitud del joven, e hicieron avanzar sus monturas hacia él y Justine, de manera que les obligó a recular si no querían acabar bajo los cascos de los caballos. Con un gesto autoritario de Romuald, acabó toda muestra de bravuconería.

- ¡Basta! - se limitó a decir, sin ni siquiera tener que alzar demasiado la voz para imponer su voluntad.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Tirada oculta para emparanoiar

Dificultad: 6

Tirada (1 dados): 6

Éxitos: 1

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31/05/2016, 20:36
Narrador

Poco después apareció el Padre Claudio por la puerta, acompañado de Pierre, que parecía haber recobrado un poco la compostura. El párraco, lejos de amilanarse ante los jinetes, avanzó con paso firme y seguro hacia ellos, aunque sin perder el gesto humilde, modesto, que siempre le había acompañado.

Alzó las manos haciendo ademán de calmar los ánimos y se acercó a los jinetes, dejando a Pierrer atrás, pues se había quedado con los pies firmemente anclados junto al dintel de la puerta de la casa de Dios.

Todos los presentes estabais expectantes ante la conversación que allí iba a acontecer. El clérigo alzó la vista y separó los labios para empezar a hablar... pero fue interrumpido.

Un grito femenino, imbuido en puro terror, segó el ambiente de Sérézin y os congeló a todos donde estabais, mirando de un lado a otro.

Notas de juego

Próximo turno de narración: Jueves 2 de Junio

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01/06/2016, 13:20
Justine Lesauvage

La mirada de Romuald me hizo dar un paso atrás, empujando a Elouan con más firmeza. Si sólo pedí disculpas... Mis pensamientos fueron interrumpidos por la escolta del hijo de Roldán, quienes adelantaron sus monturas hacia nosotros, obligándonos a retroceder. A pesar de que Romuald les hizo detenerse, eso no evitó que me alejase un poco más de ellos, el miedo había comenzado a apoderarse de mi.

Como vuelvas a hacer una insensatez así, dejaré que te corten la cabeza. Reñí a Elouan entre susurros. Miré a Daphné, quería saber como estaba la joven después del susto con su amigo para luego buscar a Jean-Paul con la mirada y caminé hacia él, temblorosa aún por lo que acababa de pasar.

¿Te vas o te quedas conmigo? Le pregunté mientras mi temblorosa mano se agarraba a la suya. El padre Claudio salió entonces de la iglesia. Justo cuando parecía que iba a decir algo escuchamos ese grito desgarrador. Miré fijamente a Jean-Paul a los ojos, como si le pidiese permiso para poder ir a ver que pasaba, y luego a Elouan y a Daphné antes de salir corriendo hacia el lugar del cual venía el grito.

 

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01/06/2016, 19:01
Elouan Leclair

Justine me increpa desde atrás por haber dicho lo que todos pensamos, pero aún así no bajo la mirada ni disimulo el desafío en mis ojos. Ni siquiera me amilano cuando los dos soldados que le acompañan cargan con sus monturas, aunque sí me dejo llevar por Justine, ya que tiene parte de razón.

Mantengo la compostura, cruzándome de brazos y mirando a Romuald fijamente. Casi desearía que hiciera algo para clavarle una flecha, aunque casi seguro que eso me acabaría trayendo problemas.

Mientras el Padre Claudio se acerca, un alarido que helaría la sangre del más valiente, corta la "tranquilidad" de la mañana. Justine sale corriendo en su dirección y yo voy a hacer lo propio, pero no puedo evitar detenerme y girarme para mirar a los tres guardias.

- Qué casualidad. Siempre traéis problemas. -Gruño, dirigiéndoles mi mirada más asesina antes de salir como una flecha detrás de la cocinera, corriendo tan rápido como puedo hacia el río.

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01/06/2016, 19:57
Daphné Sabineau

Asintió a su amigo, aunque tenía muchas ganas de saber qué era lo que tenía que explicarle. Creyó que aplazaba la conversación porque, al igual que ella y todos los aldeanos que se encontraban ahí presentes, tenían toda la atención puesta en la llegada de los caballeros y en averiguar a qué se debía tan inesperada visita. Sin embargo, Elouan no se contentó con mirar ni con aguardar.

Pero, ¡¡qué haces!! Miró a su amigo frunciendo el ceño, clavando su mirada en él, como si pudiese atravesar su mente con sus pensamientos haciéndole ver que era imprudente pronunciar aquellas palabras. Sin embargo, él no pareció percatarse, y no contento con haberse dirigido al “supuesto” Romuald, comenzó a avanzar hacia él y sus acompañantes. ¡No podía dar crédito! Estiró el brazo intentando alcanzarle para disuadirle, pero no consiguió tan siquiera rozarle.

Helada se quedó al escuchar cómo Elouan remataba su intervención ¡echándoles del pueblo! Dirigió su mirada al hijo de Roldán esperando que su enojo no se extendiese hacia su espada. Tendría que intervenir, improvisar algo, pero afortunadamente, antes de que el caballero respondiese, una oportuna Justine se adelantó. Suspiró al escuchar sus acertadas palabras, agradeciendo en silencio su actuación, aunque poco después temió por ellos. Si bien Romuald disculparía la insensatez de Elouan, los dos caballeros no pensaban dejarlo pasar. Daphné estaba dispuesta a intervenir. No tenía nada pensado, solamente quería protegerles y a punto estuvo de desenfundar una representación con sabor a melodrama. Caminó hacia ellos, furiosa, pero su avance cesó al segundo paso, coincidiendo con el instante en que Romuald detuvo tan innecesaria estupidez por parte de sus hombres. En ese momento Justine la miró y al cruzarse con su mirada, asintió a la mujer esbozando una leve sonrisa, haciéndole saber que agradecía lo que había hecho por su amigo.

El Padre Claudio caminaba con paso firme y seguro. No había rastro de la fatiga que le había acompañado desde que muriese Eric, aunque sin duda esta permanecía oculta en su mente o en su estómago. Lo que parecía evidente, es que la presencia de aquellos hombres no le impresionaba como al resto. Daphné se sintió curiosidad por el pasado del párroco.

Fue un momento de máxima expectación el que impregnaba el lugar cuando el Padre Claudio iba a hablar, pero un salvaje aullido de terror lo rompió por completo, anulando la importancia del acontecimiento y robando la atención de los presentes, al menos, así pasó con Daphné. Aquel grito penetró hasta sus entrañas, temiendo lo peor. La terrible imagen de Eric, ¿podría repetirse? Y si así era, ¿de quién podría tratarse?

Un miedo atroz se apoderó de ella. Reaccionó por instinto. Tan pronto como escuchó aquel grito corrió a toda prisa hacia el lugar de donde procedía. 

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01/06/2016, 20:01
Narrador

Pareció que todo hombre mujer y niño de Sérézin se dirigió hacia donde procedía el grito: del río, más allá de la empalizada. La gente cruzaba, casi en tropel, la puerta, que por momentos se quedaba pequeña para dar cabida a la alarmada oleada de gente que intentaba atravesarla. Cuando por fin pudisteis pasar al otro lado, el espectáculo que contemplasteis os heló la sangre en las venas.

Allí, junto al río, se encontraba Ève, la mujer del alcalde Jacques e hija de Fiacre. La joven se encontraba sentada junto a la orilla del Ozon, echada hacia atrás con gesto de espanto. Junto a ella había una canasta de mimbre llena de ropa sucia. En sus manos sujetaba una camisa roja... no, blanca. Pero algo la había manchado. No tardasteis en ver de lo que se trataba: Las propias aguas del río que bordeaba la aldea se habían teñido de rojo.

Regueros de color más intensos bajaban río abajo y se diluían rápidamente en la corriente, pero allí, en el remanso que las mujeres de la aldea solían utilizar para lavar, se había concentrado en mayor cantidad lo que fuera aquello.

La anciana que el día anterior había mentado las trompetas del apocalipsis ante el sonido de los cuernos de los jinetes, ahora se echaba las manos a la cabeza y negaba profusamente, al borde, quizá, de la histeria.

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01/06/2016, 20:28
Anciana Liutgarda

Y Moisés y Aarón hicieron como Jehová lo mandó; y alzando la vara, golpeó las aguas que había en el río, en presencia de Faraón y de sus siervos, y todas las aguas que había en el río se convirtieron en sangre. - musitó, con voz temblorosa, pero perfectamente audible - ¡Os lo dije! ¡Os lo dije! ¡No me escuchasteis! ¡No me escuchasteis!

Notas de juego

Próximo turno de Narración: Jueves 02/06

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02/06/2016, 17:39
Daphné Sabineau

Paró en seco al llegar junto al río. Allí estaba Ève, asustada, con la mirada fija en las aguas del Ozon.

Daphné pensó que tal vez el grito habría sido fruto de descubrir una nueva víctima, tal vez por ello se asomó a la orilla temiendo encontrar alguien ahogado. Afortunadamente no fue así, pero igualmente horrible fue lo que sus aguas teñidas de rojo presagiaban.

Se quedó petrificada, viendo el río escarlata bordeando Sérézin.

-¡Primero nos golpean en el corazón de la aldea, y ahora la ciñen con un cinturón de sangre! ¿Qué está pasando? ¿Y por qué?

Con su advertencia, la anciana Liutgarda tenía razón en una cosa: ni era la primera desgracia, ni posiblemente sería la última. ¡Debían detener aquella locura lo antes posible!

¿Cuánto tiempo llevaba Ève allí? Miró su canasta de mimbre llena de ropa sucia. Parecía ser que había llegado recientemente, y esa debía ser la primera prenda que lavaba. Así pues, debían darse prisa si querían tener una mínima posibilidad de capturar al responsable de aquéllo, porque podría haber pasado hacía un buen rato ya.

Se giró para ver quienes se hallaban allí. Primero para comprobar si estaban su familia y amigos más allegados y luego para ver si Romuald, el Padre Claudio y Jean-Paul les habían seguido hasta allí.

Se acercó a Elouan, con expresión seria. Esperaba que la acompañase y de camino le explicase lo que tenía que contarle.

-¡Vayamos río arriba! -le pidió con gesto de preocupación.

Seguramente la mayoría de hombres se dirigirían hacia allí. Se preguntaba si aquéllo era obra del mismo monstruo que había asesinado a Eric, y si era demasiado ingenuo albergar la esperanza de que la sangre fuese de un animal y no de otro aldeano cruelmente sacrificado.

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02/06/2016, 17:43
Elouan Leclair

Asiento con la cabeza a la petición de Daphné. Yo también estaba pensando en seguir el curso del río. La cojo de la mano y tiro de ella, siguiendo el curso del río por la orilla, pendiente de cualquier cosa que pueda llamar mi atención.

- Sin duda es alguien del pueblo... o alguien que nos vigila de cerca... -Le cuento mientras camino a paso rápido, sin llegar a correr para no dejarla atrás. - He encontrado marcas de alguien acampando en el bosque, aunque lo han intentado camuflar... No creo que los soldados sean culpables, pero que estén aquí es sospechoso...

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02/06/2016, 18:07
Justine Lesauvage

Llegué casi afixiada al lugar del cual llegó el grito, al fondo podía ver a Ève, el agua rojiza y la ropa manchada. Como no, Daphné y Elouan me habían adelantado y estaban cerca de ella, claro que.. ellos eran jóvenes y ágiles aún. Ya llegarán a mi edad. Pensé mientras veía a la gente de la aldea llegar junto a Ève y a la vieja loca gritar de nuevo.

Apunto estuve de seguirla el juego y gritar a todos que se arrodillasen a rogar la salvación de sus almas y pedir perdón al Señor por haber provocado su ira sobre Sérézin. Pero no era momento para estupideces como esa ni para jugar con la Fe que había comenzado a perder de nuevo tras lo ocurrido con Eric. Miré hacia atrás, por si Jean-Paul venía también a ver lo ocurrido avisarle de que fuese río arriba.

La causa del agua rojiza debía venir de allí, arrastrada por la corriente. Algo más recompuesta, comencé a correr hacia el otro lado del río. Escuché pasos detrás mío, al girarme vi a Daphné y Elouan les sonreí. ¡Chicos listos! Les grité. No tardarán en adelantarme, maldita juventud!!

Notas de juego

Elouan... esta es la segunda vez que me haces cambiar un post! xD

Menos mal que sólo fue el final del mismo.

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02/06/2016, 21:46
Narrador

Avanzasteis los tres a buen paso por la rivera del río, atravesando con facilidad el terreno abierto de la vega del Ozon. Conforme lo remontabais, las aguas iban adquiriendo un tono cada vez más intenso, lo que os indicaba que, con toda seguridad, os estabais acercando a la fuente de aquel extraño fenómeno.

Algunos jinetes del campamento, también alarmados por tan aterradora visión, había decidido remontar también la otra orilla usando sus monturas, por su parte. Evitabais mirarlos y ellos parecían ignoraros a vosotros... o quizá estaban demasiado absortos por tan perturbadora visión.

El terreno pronto se hacía cada vez más escarpado, y visteis que unos pocos jinetes, no más de una decena, parecían haberse detenido, claramente alarmados, junto a un repecho que formaba un meandro en el río. Fuera lo que fuese, quedaba oculto a vuestras miradas por el propio repecho. Cuando lo subisteis, con no demasiado esfuerzo, contemplasteis con horror lo que vuestros corazones ya temían.

Sobre el río, cruzando de orilla a orilla, aprovechando dos salientes que se alzaban a ambos lados, alguien había colocado un tronco. Colgando de él, con los brazos extendidos en cruz, como una suerte de parodia cruel y blasfema de Jesucristo crucificado, había un cadáver.

Como Eric, este estaba desnudo, y tenía el cuerpo cruelmente marcado a fuego con símbolos extraños. Aunque no le habían arrancado los ojos, o no lo parecía desde la distancia donde lo contemplabais, horrorizados, no era difícil imaginar que había padecido un auténtico tormento: le habían abierto el pecho, abriendo las costillas hacia los lados, como queriendo imitar de forma macabra la figura de un ángel. La sangre manaba abundantemente del agujero donde anteriormente debió de estar su corazón, ahora ausente, y chorreaba por el vientre y las piernas hasta caer al río, tiñendo sus aguas de rojo.

Aunque os resultaba vagamente familiar hasta en la distancia, no fue hasta que os acercasteis más, a la altura de los propios jinetes, cuando lo reconocisteis, con horror y consternación: Reynaud, o lo que quedaba de él, parecía miraros directamente con su rostro congelado en una mueca de auténtico espanto.

En la frente pudisteis ver con claridad el mismo símbolo extraño, profundamente marcado, que Eric tenia en el pecho.

Notas de juego

Próximo turno de Narración: Si Dios quiere, Viernes 03/06

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03/06/2016, 00:52
Elouan Leclair

Remontando río arriba, alcanzamos a Justine que corre sola. Se me hace extraño no verla abrazada a Jean-Paul, aunque también es extraño —y entretenido, pero ya me burlaré otro día- verla correr.

En un momento dado, me fijo que los jinetes también están remontando el río y, por alguna razón, una llama se enciende dentro de mí. ¿¡Permitir que esas sabandijas lleguen antes que yo!? ¿¡En MI aldea!? Bueno, no es mía propiamente dicha, pero he marcado el territorio cientos de veces como para que lleguen cinco o seis tíos a lomos de caballos creyéndose los amos y señores. ¡Ni Baldoin osaría mear donde yo!

Así que dando rienda suelta a mi alma competitiva, suelto la mano de Daphné y abandono a ambas mujeres mientras corro como alma llevada por el diablo. Obviamente que no gano a unos caballos, ¿acaso alguien cree que puedo volar? Sin embargo en la subida recupero el suficiente terreno como para llegar al lugar casi a la par.

Observo el cadáver crucificado en el tronco con horror, entre jadeos. Me voy acercando con la mano apretando en el costado, intentando soportar los pinchazos. Mientras me aproximo, voy viendo los horrores y vuelvo a sentir como mi estómago se retuerce y se encoge en un puño.

Al principio no lo creo. Jaja. ¿Es en serio? No puede ser... "Pero si para tumbarle las veces que hemos peleado he tenido que estamparle piedras en la cara, y aún así...". Me caigo de culo al suelo, mirando a Reynaud a los ojos. ¿Quién te ha hecho esto, tío?

Ah, ahora sí, vomito las bayas que había desayunado.

Notas de juego

 

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03/06/2016, 04:53
Daphné Sabineau

Un nudo se le formó en el estómago al escuchar a Elouan. Avanzaba con él río arriba, demasiado rápido y nerviosa para poder responder sin perder el aliento. Vio cómo varios jinetes les adelantaban subiendo por la otra ribera. Deseó que llegasen a tiempo de ver huir al responsable de aquéllo, o de poder seguir su pista, aunque en su fuero interno sabía que no sería así.

Sin saber por qué, Elouan le soltó la mano para echar a correr tan rápido como sus piernas le permitían. Daphné disminuyó un poco el ritmo esperando la llegada de Justine y avanzó junto a ella hasta que no muy lejos, vio recortadas las siluetas de varios caballos que habían detenido su marcha. Ese era el lugar, entonces. Habían hallado algo. De repente se paró. Quería continuar, pero no podía. No quería que sus temores se hiciesen realidad y si los veía, irremediablemente formarían parte de la misma. Inspiró profundamente varias veces, procurando hallar el coraje necesario para dar el siguiente paso.

Avanzó lentamente, obligándose a caminar hacia la posición de los jinetes. Subió el repecho, mirando únicamente el suelo hasta que llegó junto a ellos, y una vez allí alzó la vista, con los ojos desorbitados, completamente aterrada. Dio un paso atrás, tapándose la boca con ambas manos, ahogando un grito de horror. Crucificado en un tronco sobre el río, desnudo, torturado, salvajemente marcado y... ¡Por Dios! ¡No podía describir aquella atrocidad! Palideció completamente al ver su cuerpo abierto y la sangre brotando de él hasta caer en el serpenteante Ozon.

Un repentino vértigo se apoderó de ella, una desagradable sensación de ingravidez y debilidad. El murmullo de las aguas se alejaba hasta desaparecer, junto a cualquier otro sonido. Se sentía flaquear, pero intentó resistir. Giró la cabeza, cerrando los ojos, apretándolos con fuerza, pero, a pesar de ello, ¡continuaba viendo esa imagen brutal! Volvió a abrirlos solo para descubrir de quién se trataba, quién había sufrido ese tormento atroz. La respuesta le golpeó con dureza. El rostro congelado de Reynaud enmarcaba una mirada que se clavaba hasta el alma. Y en su frente, la misma señal...

¡No! ¡No era posible! ¡No podía creerlo! La noche anterior le había ayudado con Ronan y ahora... ahora... estaba suspendido sobre el río, como un ángel sangriento y descuartizado. Tuvo la extraña percepción de que volaba hacia ella acortando la distancia violentamente, mucho más rápido de lo que podía asimilar. Se acercaba más y más, y cuando estaba a tan sólo un centímetro desapareció. En su lugar, sólo el frondoso verde de las montañas seguido de azul cielo, que fue rápidamente barrido por la más absoluta oscuridad. Cayó de espaldas sobre el suelo, desvanecida. Aquella barbarie había sido más de lo que podía soportar.

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03/06/2016, 15:19
Justine Lesauvage

Los chicos tardan poco en darme alcance y adelantarme. Ya se habían distanciado un par de cuerpos de mi cuando vimos a unos jinetes cabalgar por el otro lado de la orilla. Vi como Elouan les miraba y como soltó a Daphné. ¿No querrá llegar antes que ellos?

La joven aminoró su marcha para esperarme y corrimos juntas rio arriba, en silencio. A lo lejos vimos los caballos detenidos. Apresuré mi paso sin darme cuenta de que Daphné se había detenido más atrás. La miré durante unos instantes y como trataba de reunir fuerzas para continuar. Me giré y vi horrorizada aquella estampa que nos habían dejado.

Aún estaba demasiado lejos como para ver los detalles o a la pobre víctima infeliz que permanecía allí colgada. Sorprendida y aterrada a la vez, era incapaz de apartar la vista de aquella retorcida obra, la cual parecía querer representar algún tipo de imagen religiosa, algo como un ángel surcando el cielo... Llevé mis manos a la boca, para evitar gritar según iba descubriendo los macabros detalles de aquella horrible muerte. No sólo la tortura a la que debió ser sometido en vida, sino al hecho de profanar así el cuerpo de un muerto, quebrando sus costillas y vaciando su cuerpo de órganos, para crear esas crueles y horribles alas.

Ver aquello me hizo recordar al pobre Eric. ¿Qué clase de loco y pertubado haría algo así?¿Cuantos podrían ayudarle? Dos pasos más y pude contemplar con claridad el rostro del joven. Reynaud... Nuevamente aquella extraña marca en el lugar más visible de todos. Miré a Elouan, había caido de rodillas y vomitado en el suelo. Iba a pedirle que rastrease la zona, pero no estaba en condiciones. Me acerqué al joven para ofrecerle consuelo cuando recordé a Daphné. Quizás aún esté a tiempo de detenerla.

Me giré hacia ella demasiado tarde. Ya estaba detrás mio, mirando horrorizada la horrible pose de Reynaud y su descuartizado cuerpo. Avancé hacia ella deprisa, no quería que le siguiese viendo así. Era una imagen demasiado cruel y espantosa como para mantenerla grabada en la cabeza y recordar a quien fue su amigo una vez de aquella manera. Cuando estaba llegando a su lado, la vi desvanecerse por la impresión de todo aquello. No pude llegar a sujetarla, pero si a evitar que su cabeza golpease contra el suelo.

Elouan! Elouan! Llamé al chico. Ayúdame! le dije mientras trataba de despertar a Daphné.

Alcé mi vista unos segundos, mirando el camino por el cual habíamos venido para ver si asomaba alguien ya que nos ayudase con todo esto.

Notas de juego

Remontando río arriba, alcanzamos a Justine que corre sola. Se me hace extraño no verla abrazada a Jean-Paul, aunque también es extraño —y entretenido, pero ya me burlaré otro día- verla correr.

¬¬

Corro como lo que soy, una persona mayor xD

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03/06/2016, 17:29
Narrador

La tétrica imagen del joven había sido demasiado para vosotros e, incluso, para algunos jinetes, que se dieron la vuelta para no mirar. Reynaud, colgando como un muñeco de trapo, dominaba el ambiente y su imagen se filtraba en vuestra mente, en vuestra imaginación, incluso a pesar de apartar la vista. Por los sonidos que os llegaban, supisteis que varios de los presentes estaban imitando, de forma involuntaria, a Elouan, con el estómago revuelto tras contemplar tal espectáculo.

El sonido de voces y cascos de caballos presagiaba que el gentío que antes se concentrara a las puertas de la aldea avanzaba con paso decidido hacia donde os encontrabais. Daphné, la más afectada por la visión, no tardó en recuperar el conocimiento gracias a la ayuda de Justine y, quizá, por el alboroto que se estaba montando. No tardaron en aparecer tras el repecho que acababais de superar Romuald, a lomos de su montura zahína, y el Padre Claudio, caminando a toda prisa tras él.

Parecieron sobrecogidos por la horrenda visión que ante ellos se desplegaba, y no os podía extrañar. Incluso Romuald, un hombre que sin duda alguna estaba habituado a los horrores de la guerra, pareció palidecer al ver el cadáver. El Padre Claudio pareció tomárselo peor; sus rodillas le fallaron mientras mantenía la mirada fija en Raynaud, y cayó casi de bruces al suelo. Pudisteis oir cómo se lamentaba clamando al cielo, en busca de una explicación, o quizá de un milagro.

Tras ellos, llegaron el resto, con Jean Paul a la cabeza. El forastero apenas dedicó una mirada fugaz al cadáver y se dirigió directamente junto a Justine, poniendo sus manos sobre sus hombros, pasando un brazo por su espalda, intentando consolarla, darle ánimos. Pronto el ambiente se llenó con los gritos de alarma y sorpresa y los lamentos de la gente que allí se estaba congregando.

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03/06/2016, 17:53
Elouan Leclair

Escucho unos gritos que me llaman en la distancia, pero tardo un buen rato en levantar la cabeza y mirar a Justine, con Daphné entre sus brazos. Me levanto pesadamente y voy paso a paso hasta ellas, notando las piernas más pesadas que nunca. Incluso arrodillarme al lado de ambas mujeres me cuesta horrores.

Oculto mis ojos para que no lo vea Justine, pero las lágrimas dejan un surco en mis mejillas bastante evidente. Paso la mano por los labios y la frente de Daphné.

- S-sólo se ha desmayado... -Respondo como un autómata, con un leve temblor en la voz. Suspiro y miro el cuerpo de Reynaud. - N-no puedo dejarle a-ahí. T-tengo q-que hacer algo...

Me levanto y me dirijo de nuevo frente a Reynaud mientras la gente sigue llegando y llegando. Dejo el arco y el carcaj en el suelo, llevándome una flecha conmigo para desatar a Reynaud. Me subo sobre el tronco y gateo hacia él.

- Lo siento... Espero que me perdones, Rey. -Le digo a pesar de que ya no puede oírme. - Te juro que encontraré al culpable y se lo haré pagar de la misma forma. Te traeré su cabeza y volveremos a ser amigos, ¿vale?

Intento agarrarle de los brazos para subirlo al tronco y cortar la cuerda, sin contar que pesa más que yo y, en peso muerto, todavía se nota más.

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04/06/2016, 11:34
Justine Lesauvage

Elouan tarda en reaccionar. No sólo es el segundo cuerpo que encuentra sino que además era su amigo y rival. Un duro golpe para cualquiera y mas aun cuando se trata de alguien tan joven.
El chico llega desconcertado y comprueba el estado de Daphné, confirmandome lo que ya sabía, que era un desmayo. Tras esto, Elouan caminó hacia donde estaba colgado el cuerpo de su amigo. No podía detenerle. Entendía como se sentía y como le atormentaba ver el cuerpo allí expuesto. Continué tratando de despertar a Daphné cuando vi llegar a "El Gran Romuald" y tras de si al padre Claudio, quien flaqueo al ver tan dantesca escena.
Poco a poco Daphné volvió a recuperar el conocimiento. Mi vista se centró en ella. ¿Estás bien? Me diste un buen susto... No mires de nuevo hacia allí. Creo que ya has visto demasiado horror en un día. la dije con dulzura. La misma que hubiese utilizado con cualquiera de mis hijos en una situación similar.
En ese instante sentí como unas manos me tocaban y se convertían en abrazo. Noté el calido cuerpo de Jean-Paul pegado a mi. Sin dejar sola a Daphné, apoyé mi cabeza sobre el hombro de Jean-Paul mientras comenzaron a resonar los lamentos de los recién llegados.
Es imprudente quedarse a solas en la aldea o sus alrededores. Creo que no deberíamos separarnos. Al menos no quedarnos completamente solos.

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04/06/2016, 12:49
Daphné Sabineau

-Sí... estoy bien, gracias Justine... -musitó, algo aturdida. Tardó apenas unos segundos en ubicarse, reconociendo el paisaje que les envolvía testigo de aquel horrible crimen. Si los árboles hablasen... Haría caso de su consejo y no se giraría. Aunque tenía esa imagen grabada en la mente, no deseaba volver a ver a Reynaud así.

Jean-Paul se acercó a ella, brindándole un abrazo. Le resultó extraño que ahora se mostrase tan afectuoso con Justine y momentos antes, saliese de la iglesia sin tan siquiera despedirse ni esperarla. ¿Habrían discutido la noche anterior y tras hablar lo habían arreglado? Más extraño todavía fue la falta de reacción al ver el cadáver de Reynaud. ¿A qué se debía?

Justine dijo algo que ella misma pensaba.

-Creo que tienes razón, Justine. Opino igual. Reynaud es... era muy fuerte y... -su voz se quebró y no terminó la frase.- No debemos quedarnos solos. Tal vez ella tampoco debiese quedarse con Jean-Paul. Era... extraño. Había algo que se le escapaba, pero evidentemente, no podía decir ni preguntar nada en su presencia. Por el momento no creía que ocurriese nada más. Volverían a la aldea, y una vez allí, tendrían que organizarse. Seguramente Jacques o Romuald o... alguien, les daría algo más de información o instrucciones de algún tipo para protegerse de este mal.

Se puso en pie despacio y se espolsó la falda.

-Gracias de nuevo -sonrió levemente en muestra de agradecimiento, a pesar de ser una sonrisa triste dada la situación. Decidió dejar intimidad a la pareja que se abrazaba y se despidió por el momento, acercándose al Padre Claudio, que había llegado junto a los demás. Esperó un tiempo prudencial, dejando que liberase sus temores, su impotencia y su incomprensión, y luego, cuando el párroco aguardaba silencio, se agachó junto a él y susurró: -Necesito hablar con vos ahora, Padre. Por favor.

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04/06/2016, 14:36
Daphné Sabineau
Sólo para el director

-Padre... -dijo con voz apesadumbrada- necesito saber qué está pasando. El párroco les había dicho a ella y Elouan que les explicaría tras el funeral de Eric, pero ya había dos personas por enterrar y no podía esperar más mientras las muertes se acumulaban.

-¿Qué ocurre con Jean-Paul? ¿Por qué vinieron anoche los soldados? ¿Romuald está aquí para capturar al o los responsables de estas atrocidades?

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06/06/2016, 19:45
Justine Lesauvage

Ayudé a Daphné a incorporarse a la par que Jean-Paul me ayudaba a mi a no perder el equilibrio. La realidad es que en ese instante me temblaban las piernas demasiado y por fortuna sólo debió de darse cuenta el soldado. Me aferré a los brazos de Jean-Paul mientras observaba a la joven caminar hacia el Padre Claudio.

Tengo miedo... Temo por tí... Reynaud era un joven fuerte y sabía defenderse y... mira como acabó. Le susurré a Jean-Paul mientras mantenía mi cabeza apoyada en su hombro. ¿Qué no te harían a ti si te cogieran? Yo... deberías dormir ... conmigo esta noche. Dije al fin separándome de él lo justo para poder mirarle a los ojos y no incomodar a nadie a nuestro alrededor. ¿Elouan...? ¿Qué dijo que iba a hacer? Me vino de pronto a la cabeza que el muchacho estuvo a nuestro lado antes de ir a.... Soltar a Reynaud!

Me dí la vuelta, no quería volver a ver ese cuerpo allí colgado, esa horrible visión que me costaría eliminar de mi mente, pero debía buscar al muchacho. Le localicé enseguida, tumbado en aquel tronco se las había apañado para cortar las cuerdas que sostenían el cuerpo del que fue su amigo y ahora tenía agarrado el cuerpo por una de sus manos. Su expresión era de horror y esfuerzo por tratar de elevarlo junto a él. Separé mi cuerpo de Jean-Paul y dí un par de pasos tambaleantes hacia donde estaba Elouan. Por fortuna para mi Jean-Paul aun me sostenía y no llegué a caer. No podía avanzar, pero si gritar.

Elouan! Suéltalo! No podrás con su peso tu sólo! Déjalo caer antes de que caigais los dos! No le dolerá el golpe y tu podrías matarte. Pensé mientras volvía a aferrarme a Jean-Paul, temiendo que el cabezota de Elouan acabase debajo del cuerpo de su amigo, en el suelo.

Notas de juego

Hala! Eluan hilado también, que me da cosa que esté ahí subido... agarrando a Rey durante días XD