Partida Rol por web

-Bien, aquí dentro estamos seguros de momento- informa a las chicas en un intento de tranquilizarlas mientras Karim vuelve a subir las escaleras aunque pondría asegurar que Selene no necesita ese tipo de ánimos. Al menos eso parece.

En cuanto la muchacha llega hasta Zyor y la pequeña ventana por la cuál está observando el exterior, éste la ayuda a colocar la pesada ametralladora y sujetarla un poco aunque está claro que incluso para un grandullón como él sería imposible sostener el arma a solas y casi todo el "trabajo" lo lleva a cabo Selene sin sudar ni una gota de más.

En cuanto Karim se asoma fuera es recibido por una lluvia de balas de cobertura que por poco le vuelan la tapa de los sesos. Intenta disparar al tipo más cercano pero tener que estar a su vez pendiente de posibles impactos resulta complicado y al final la bala acaba en la pierna del tipo. Le ha dolido, no hay duda, pero no le ha matado.

Otro ruidoso disparo se escucha entonces y el tipo más alejado pierde su cráneo en un estallido de sesos y sangre bastante desagradable justo cuando Selene ya acaba de colocarse y puede disponerse a responder adecuadamente a la lluvia de balas.

No me cuesta demasiado esfuerzo quitar la pesada arma de su sitio y colocarla de nuevo en el lado contrario, justo donde Zyor me indica. Y mientras veo fuera cómo un grupito de 3 aún siguen en pie me entra la risa al ver que el grandullón de Zyor apenas puede ayudarme con la ametralladora, así que com una buena dama cargo yo con todo el peso y simplemente le dejo que me ayude a reatornillar para tardar menos en acribillar a esos malditos caníbales o lo que sean antes de que aparezcan más por aquí.

No estaba bien pensar de ese modo pero estaba empezando a gustarme esto de tener una fuerza sobrenatural... ya fuera un don creado genéticamente o por esporas, el caso es que no estaba nada mal. Empezaba a acostumbrarme a ello, y eso no estaba nada mal.
Sin perder más tiempo del necesario me dispuse a disparar de nuevo, esperando el momento adecuado, intentando verles con mayor claridad desde mi nueva posición antes de apretar el gatillo y llenarlo todo de humo. Parecía que había sido un buen tiro pero... ¿ha sido suficiente?

Esperé impaciente a que se despajase la zona para averiguarlo.

Mientras bajo sus pies se mueven sus compañeros, Karim se enfrenta al desafio de disparar a pecho descubierto. O es asi como se siente al darse cuenta de que por muy resistente que sea, el miedo a un balazo era algo instintivo en el.

Y aunque fuera sensato no exponerse demasiado aquello no lo ayudaba a erradicar el problema de raiz. Al menos habia conseguido dar al tipo.

Joder, joder, joder, joder.

Decia mientras la escotilla se llevaba otros tres impactos. Aquello era matar o morir, no existia posibilidad de dialogo con aquellas gentes. Y se maldijo a si mismo por estar pensandolo si quiera.

¡Vamos a acabar con ellos!

Dijo mas para darse animos que para animar  a sus compañeros. Sabia que estaban jodidos, y aunque fueran ganando, si es que se podia ganar en aquellas circunstancias, no le sorprenderia que el destino trajera mas alacranes gigantes o mas canibales gigantes.

Volvio a asomarse en una maniobra complicada para dispara de nuevo al tipo herido. Con suerte podria acabar con el. O al menos eso queria creer.

Apreto con fuera la pistola en su mano y volvio a abrir fuego, para inmediatamente volver a dejarse caer por la escotilla.

Clarisse se encontraba levantándose para mirar hacia el exterior junto a sus compañeros, empujada or la curiosidad. Se sentía mucho más segura alejada de las paredes por las que cualquier bala afortunada podía pasar, pero la interrogante de lo que se estaba cociendo más allá de los muros de aquel habitáculo pudo con ella.

Sin embargo, Selene disparó con la pesada arma que sujetaba con la escasa ayuda de Zyor y el infernal ruido desatado por las balas siendo escupidas a través del caón del arma la sacudió de arriba a abajo.

La mujer sintió que los tímpanos le iban a estallar, y echándose las manos a ellos, se los tapó intentando mitigar de esa forma el estruendo desatado por el arma, al tiempo que se dejaba caer en la silla en la que había estado sentada tan solo una fracción de segundo antes, encogiéndose en la misma por instinto, al tiempo que emitía un agudo chillido de miedo.

-¡AAYYYYYYYYYYYYYY!

La furia desatada por la pesada ametralladora apenas duró unos segundos, pero cuando cesó, Clarisse seguía sintiendo, más que oyendo, el ruido dentro de su cabeza.

Karim dispara sin demasiado acierto esta vez pero al menos consigue llamar la atención de los tipos que al parecer no son muy listos y no dejan de acercarse aunque tampoco tienen otra opción si pretenden intentar entrar en el vehículo.
Disparan sin cesar a la trampilla que sostiene Karim y éste a pesar de notar la adrenalina por todo el cuerpo comprueba que ésta aguanta sin demasiados problemas el impacto de las balas, es bastante robusta.

Otro disparo solitario y sonoro resuena en el aire y el tipo ya herido cae al suelo de un plumazo. Se mueve y se retuerce de dolor en el suelo pero por poco tiempo ya que enseguida Selene da por finalizada la "función" llevando a cabo un barrido letal.
Una vez que el polvo se dispersa todos podéis comprobar como ninguno de vuestros enemigos se levanta, más agujereados que un colador, y entonces el silencio y la calma vuelven a inundarlo todo. La pregunta sería, ¿hasta cuando?

-Joder, sois buenos. Menudas agallas- admite Zyor satisfecho mientras da unas palmaditas en el hombro de Selene y la ayuda a devolver la ametralladora a su trípode original, después se queda revisando el arma y sus balas apretando algunos tornillos y engranajes. A pesar de su efectividad parece que no es precisamente nueva.

-Vais a tener que salir y recoger lo que podáis de esos cabrones. ¿Podréis hacerlo o queréis que os acompañe? Clarisse seguro que os sabe decir qué piezas son útiles y cuáles no- mira a la susodicha un momento asintiéndole para que se anime a salir dado que parece ser la más insegura del grupo pero él está convencido de que nadie dejará que le pase nada.

Otro disparo que no proviene de ti impacta en uno de los tipos que permanece en pie consiguiendo que empiece a cojear y entonces ambos enemigos se centran en la parte delantera del vehículo, donde deben encontrarse el resto de tus compañeros.
No pierdes el tiempo e intentas ayudarles, además ahora te resulta más fácil sin una lluvia de balas resonando a tu alrededor. Impactas de pleno en el cojo y éste cae como un saco de cemento al suelo pero una vez ahí se retuerce sobre sí mismo de dolor.

Empiezas a recargar de nuevo, uno de los inconvenientes de una arma tan eficaz, pero antes de acabar ves como un barrido de balas atraviesa a los tipos levantando una gran nube de polvo hasta que ésta se dispersa y los dos cuerpos yacen en el suelo rodeados de sangre y más agujereados que un colador. Al parecer el trastomóvil también dispone de una ametralladora bastante efectiva.

Hiedra suspira entonces con alivio y se sienta bien en el banco respirando un poco agitada. Al parecer después de todo sí que estaba algo nerviosa o asustada.
-Ahora van a ir a rebuscar en sus cosas. Es feo pero hay que coger provisiones- se justifica la pequeña dejando claro que ella no va a ir aunque no sabrías adivinar si es porque ella no quiere o porque Zyor no se lo permite.

Me adelantare.

Dijo el hombre de color al abrir la trampilla, y pistola en mano sacar su cuerpo fuera. Una vez se habia cercionado de que podia observar como bajar de un salto sin matarse, y que ninguno de los tipos de repente tendria mas ganas de disparar se dejo caer, como habia visto hacer a Zyor el dia anterior.

La sensacion del aire caliente, el polvo, y la adrenalina que aun no se habia marchado de su cuerpo le ayudaron a moverse con cuidado y firmeza.

Camino entre los cuerpos, mirando a donde apuntaba, apuntando a los cuerpos sangrantes del suelo. Aun no habia tenido tiempo de pensar en que podian saquear de ellos, pero empezo a quitar con la pierna las armas de fuego de cerca de los cuerpos en lo que los demas venian a echarle una mano.

Cuando huno acabado, se sintio mas satisfecho consigo mismo.

Zona asegurada.

Lo dijo a viva voz, aunque no estaba convencido, aun tenia la sensacion a pesar de los charcos de sangre que se resecaban especialmente rapido al sol, de que alguno de aquellos estrafalarios tipos se levantaria de inmediato.

A la mujer rubia no le hizo ninguna gracia el comentario de Zyor sobre abandonar el vehículo en aquellas circunstancias, y tenía que admitir a regañadientes que una vez superada la desconfianza inicial, la seguridad de la que disponían dentro de aquella cosa era algo a lo que le costaba renunciar.

Parece que no hay otro remedio que salir a ver lo que se puede recuperar. Pensó mientras se levantaba suspirando con resignación. Creo que despues de todo no me va a costar tanto acostumbrarme a este tipo de vida, en este planeta si no lo haces pronto, acabas convertido en confetti.

Clarisse esperó a que Karim confirmara que se podía salir con seguridad y mirando a Zyor, le dijo a este:

-Bueno, allá voy, veré qué es lo que se puede sacar de esos cadáveres, confiemos en que no aparezcan más gente de esa.

Y de aquella forma la mujer salió del habitáculo para dirigirse a la salida en la puerta trasera del blindado.

Clarisse apareció en la zona del blindado en la que se habían quedado Hiedra y Martin durante todo el asalto al blindado con el rostro sumido en una profunda resignación, cuando vió a la niña y a su compañero los saludó con la mano y un gesto de cabeza.

-Hola. Dijo sécamente. ¿Qué tal ha ido todo por aquí? Ahí delante parecía que la cosa estaba bien jodida, pero bueno, no hemos tenido que lamentar mucho. Tengo los nervios desquiciados, si las cosas van a ser así siempre a partir de ahora, envejeceré prematuramente por culpa de los sustos.

La mujer se dirigió a la salida, entre abierta tras la salida de Karim al exterior.

-Salimos a ver qué se puede recuperar de ahí fuera, supongo que en este planeta no se puede desperdiciar nada...

Y con aquellas palabras salió al exterior en dónde Karim aguardaba vigilando la zona.

Con paso cansado, Clarisse se acercó a los vehículos estrellados, a cuyo lado se encontraban los cadáveres y comenzó el proceso de piezas, armas, munición... cualquier cosa que les pudiera servir despues de aquel encuentro.

Al menos estos no tenían un caparazón quitinoso, ni el tamaño de un polideportivo. Pensó mientras buscaba algo útil.

Tras saborear victoriosa la muerte de los tres que aún quedaban el comentario de Zyor me dejó fuera de juego, aunque realmente estaba bien planteado: saquear a los recién fallecidos para poder hacernos con algunas armas para nuestra protección individual.

Aunque oía tras de mí cómo Karim salía a hacer lo dicho me afané en volver a colocar la ametralladora en su lugar original para que no hubiera problemas. Si siempre había estado ahí no hacía falta que dejase de estarlo. Podría ocasionar problemas a Zyor, más acostumbrado a la disposición de las cosas en la cabina, cuando volviese a dedicar su tiempo a conducir aquel trasto. Me lo tomé con calma ahora que ya no había más caníbales de esos a los que acribillar.

Escuché entonces el aviso de que se podía salir y la resignada voz de Clarisse antes de desaparecer de mi vista saliendo por la escotilla. Pero no sabía exactamente qué hacer. Tres personas para saquear tan solo tres cadáveres me parecía demasiado aunque, por otra parte, si salía podría elegir arma de las que quedasen en condiciones.

Definitivamente, ese último pensamiento hizo que me decidiera a salir y a buscar con energía cosas útiles sin fiarme de que realmente sus corazones ya no latían.

-No te preocupes pequeña, no me importa rebuscar entre los cadáveres. De hecho creo que en mi anterior vida tampoco.- en realidad no tengo ni idea de si estaba en lo cierto, simplemente hago el comentario. Una parte de mi cree que he acertado, a pesar de que no tengo ningún recuerdo para corroborarlo. Pero es igual, lo que hiciera en mi anterior vida ficticia es lo de menos, así que me libro del pesado rifle dejándolo apoyado.

-Ey.- saludo con un movimiento de cabeza a Clarisse que aparece en nuestro "vagón" antes de que pudieramos salir al exterior.- Bueno, normal supongo. Se ve que esto les debe pasar todos los días. Nosotros no hemos pasado muchos apuros, exceptuando las lluvias de balas que nos han lanzado esos desgraciados de ahí fuera. Pero...para qué engañarte. Con el pedazo trasto que me ha dejado Hiedra.- señalo el enorme rifle de francotirador que he utilizado.- Me lo he pasado bastante bien haciendo volar en pedazos a esos mamones. Tenéis que probarlo. Tiene un calibre como para matar elefantes.- añado finalmente con una sonrisa. La verdad es que ya fuera por la adrenalina, o por haber sobrevivido, no podía ocultar mi satisfacción.

-Pero bueno, basta de chácharas. Tenemos curro así que...voy con vosotros a ver que tienen esos en los bolsillos.- añado finalmente siguiendo a Clarisse al exterior.- ¿Y Selene? ¿No se apunta?.-

Poco a poco todos van saliendo del vagon-vehiculo en el que viajaban, unos por la puerta de atrás, otros por la escotilla del techo por la que el mismo había salido. Estaba claro que moverse por aquel extraño planeta era algo complicado.

Sin contar con los Bichos gigantes, y los caníbales, la climatología hacia que fuera insoportable estar al sol mucho rato. Lo que podía haber ocasionado que aquellos tipos hubieran optado por el canibalismo, del que no sabía si se hablaba en sentido figurado, o de alguna otra manera.

En cualquier caso, las cosas estaban bien, tal y como estaban, ellos vivos, el trasto entero, aunque con marcas de disparos, y con un poco de suerte encontrarían algo útil entre todo aquello.

No nos limitemos solo a las armas, mirad si tienen comida, equipo, combustible, y piezas para recambios en el trasto. Con suerte puede que tengan un mapa que nos diga donde hay dinero para comprarnos una nave espacial, o donde están los malos para no encontrárnoslos.

Karim había empezado a hablar en serio, pero según pensaba en cosas, su mente empezó a divagar y termino diciendo una sarta de idioteces sin sentido. En cualquier caso, estaba de buen humor, y solo había un motivo para estarlo.

Todos estaban bien. Eso era lo más importante.
Bueno, todos menos Epsi, no podía dejar de pensar en ella, pero seguía estando mejor así, que comida por los caníbales.

-¿Prema qué...?- repite Hiedra cuando Clarisse hace acto de presencia en la parte trasera del vehículo, aunque al parecer la "extraña" palabreja le resulta graciosa porque se ríe por lo bajo mientras baja del banco y guarda unos prismáticos desgastados en un armario.

-¿Eres budista?- pregunta a Martin cuando éste menciona su anterior vida aunque es evidente que tenéis cosas que hacer y por el momento no insiste con su curiosidad, simplemente deja que os marchéis y abondonéis el vehículo mientras ella se queda allí revolviendo cables y apretando algunas tuercas con esfuerzo.

Al salir de vuestra cafetera particular notáis que hace menos calor que en la zona que estuvisteis anteriormente, enfrentándoos a los escorpiones, pero aún así resulta sofocante, sobretodo en comparación con la buena temperatura dle interior del vehículo.

Decidís que será mejor no entreteneros demasiado para no tentar a la suerte y mientras unos comprueban los cadáveres otros se atreven a acercarse al vehículo humeante y hecho trizas.
Clarisse encuentra en él un par de bidones que al principio parecen simple basura pero por el olor que desprende su contenido líquido diría que se trata de algún tipo de combustible más asqueroso incluso que la gasolina. Aún así será útil sin duda. Además de eso decide sustraer varias piezas útiles para el motor y los radares que quizá os sirvan de repuesto más adelante.

Karim, el primero en llegar hasta los mugrientos cuerpos, consigue recoger del suelo un pequeño subfusil parecido al que Martin consiguió anteriormente pero en mejor estado. Parece tener bastantes balas y una búsqueda en los bolsillos y cinturones del tipo revela un par de cargadores.

Respecto al resto hay otra ametralladora que se ha quedado completamente seca de munición y una pistola de pequeño calibre. También encontráis un frasco pequeño que contiene una bebida similar al ron pero cuyos efectos a corto o largo plazo desconocéis. Parece que no hay nada más de utilidad a no ser que os interesen las mugrientas vestimentas salpicadas de sangre que visten.

En cuanto asomo medio cuerpo fuera del cacharro-automóvil el calor me abofetea en la cara sin pensárselo dos veces. Ello me da ganas de volverme para dentro de nuevo pero, mentalmente, me digo que ahora solo puedo ayudar más fuera que dentro.

Me acerco a Clarisse, pues inconscientemente Zyor con sus palabras hizo que la tomase como "jefa de la expedición a saquear cadáveres" que acababa de comenzar. Al acercarme al vehículo destrozado de los fallecidos me percato de que los bidones que está observando la rubia pueden ser interesantes. Sin esperar me voy cargando de cosas y metiéndolas a nuestro cacharro sin demasiado esfuerzo y ayudada por los que siguen dentro que parecen agradecidos de no ser quienes carguen con el peso de las mayores cosas.

Cuando ya no queda más que pueda ser útil en el coche, me dedico a imitar a Karim que anda dejando a un lado las cosas aprovechables. Enseguida me fijo en que justo acaba de terminar de examinar todo y se queda con un arma parecida a la que Martin encontró y conserva. Pero no es eso lo que llama mi atención sino el otro par de armas que están intactas (aunque seguramente sin munición) al lado del hombretón. Rápidamente cojo lqa ametralladora para comprobar que no tiene munición como sospechaba, pero en mis manos pesa tan poco en comparación al resto que no podría haber quien la llevase mejor que yo.

Recojo también la pistola pequeña y me acerco a Clarisse con ella en la mano, ofreciéndosela:
- Creo que te vendría bien tener una de estas... aunque solo fuera por protección, que aquí nunca está de más. - le digo con una sonrisa. No es que me alegre de la situación en la que estamos o en la que estoy, pero con las armas adecuadas hemos logrado quitarnos de encima a esos caníbales y, qué demonios, estoy contenta por ello.

No había tiempo que perder, así que una vez controlado el perímetro empieza la búsqueda, en cuestión de minutos tenéis un buen montón de cosas que llevar de vuelta a la tostadora con ruedas.

Karim coge todas las armas y los cargadores, se llena los bolsillos y los brazos y los lleva hasta la entrada trasera del vehículo para dejarlos apilados a un lado de la puerta. Luego, echa una mano a Clarisse y a Martin a desmontar una parte del vehículo.

Selene estaba centrada en recoger también unas botellas que inspeccionaba con cara de asco. Casi todo lo que había en aquel mundo, incluida su tecnología parecían sacados de una mala película. Y siempre lo desconcertaban.

No obstante el grupo en medio de un silencio solo roto por algún comentario jocoso acababa rápido el trabajo y volvían con celeridad hacia el transporte para seguir con su camino.

Bueno, creo que con esto último ya está todo.

Karim se subió de nuevo, agradeciendo la temperatura interior, y bañado en sudor. Las gotas de sudor de su frente eran pequeños y diminutos diamantes que brillaban a contraluz. Sin embargo, aun no tenia sed, solamente tenía la boca seca.

Se mojo los labios mientras cogía del suelo las armas, y preguntaba con gestos a la joven Hiedra donde los ponía. Suponía que habría algún mueble o cajón donde guardar aquellas cosas. Porque no era muy difícil catalogar todas las armas. Y no hacía falta probarlas, las acababan de usar contra ellos.

Una vez se deshizo de las armas de fuego, que tenían la costumbre de incomodarlo, y que no le hacían ningún bien ya acabado el conflicto, se apoyo sin entorpecer el paso y pregunto.

Y ahora, ¿nos marchamos y dejamos que los.... ¿buitres? liquiden los cadáveres?

No es que pensara que  tenían que realizar algún tipo de rito, pero una vez muertos, no le resultaban tan caníbales como antes. Ya no tenia sentido sentir nada malo contra ellos, y estaba incomodo, aunque suponía que en cuanto encontrara algo mas que hacer dejaría de pensar en ello.

Para ser sincero, no lo había hecho tan mal para ser la primera vez que veía un cadáver humano.

Clarisse registró con sumo cuidado los restos de lo que una vez fueron atacantes del blindado en el que viajaban, encontrando cosas que resultarían de suma utilidad para el grupo.

Desarmó piezas, y se las guardó pensando en sus posibles usos mientras observaba el blindado.

Lo mejor será no necesitarlas, pero no sobreviviremos siendo optimistas. Pensó mientras observaba como su compañera Selene bajaba del vehículo y procedía a acercarse a ella.

La mujer rubia le señaló los bidones diciendo:

-Eso de ahí tiene todo el aspecto de ser combustible. Llévalo al tanque tú, que eres la fortachona del grupo. Sonrió al decirlo y luego vió cómo tanto Selene como Karim se dedicaban a recolectar más objetos de utilidad junto a ella, y es que nadie necesitaba ser un genio para distinguir entre un arma y un condensador de arranque.

Selene volvió para ofrecerle una pistola y Clarisse la miró sin saber muy bien qué hacer con ella.

-Bueno, espero no tener que usarla. Sólo me faltaría volarme  un pie a mi misma... La cogió y le puso el seguro mientras se preguntaba como diantres conocía la forma de hacerlo con sólo observar el mecanismo de disparo del arma.

-Supongo que una cosa es apuntar y disparar, y otra muy distinta conocer la mecánica física en la que se basa el funcionamiento de este trasto. Se dijo a si misma mirando con confusión el arma en su mano y preguntándose si llegado el momento sería capaz de dispararla, a pesar de que su analítica mente ya le hubiera desgranado los misterios de cada proceso mecánico que hacía funcionar el arma desde que el gatillo era apretado, hasta que la bala salía por el cañón.

La mujer caminó rumbo al blindado tan cabizbaja como cuando salió, se secó el sudor de la frente y entró en el vehículo junto a los demás una vez todo lo aprovechable se hubo recogido.

-Qué va pequeña, más quisiera.-respondo sonriendo ante la pregunta de Hiedra.- No no soy budista. Cuando hablo de mi anterior vida me refiero a la que viví metido dentro de ese laboratorio que después resultó ser una enorme patraña generada en mi subconsciente. A todos nos pasó lo mismo.- le explico a la niña señalando también a mis compañeros a medida que salen fuera del transporte para rebuscar en los cadáveres.

Tras eso salgo yo, aunque demasiado tarde. Clarisse, Selene y Karim ya se han apresurado a rebuscar en los restos de nuestros asaltantes, y ya es poco probable que yo encuentre algo de valor así que simplemente disfruto un poco del sol que me da y pululo por si alguno necesita algún tipo de ayuda con lo que ha encontrado. Me fijo entonces en Clarisse que observa la pistola que le ha dejado Selen con cierta extrañeza.

-Recuerda que la bala sale por el agujero. Asegurate de no estar enfrente de él.- bromeo ante su comentario de "dispararse en un pie".- Na, es broma. Supongo que a mi me resulta tan fácil disparar, como a Selene levantar una roca y a Karim...bueno recibir patadas, y golpes en general...supongo. Si alguna vez tenemos tiempo te podría enseñar un poco a apuntar y esas cosas. Aunque eso mas que otra cosa es práctica.- tras decir eso vuelvo a subir a nuestro transporte, porque el calor ya comenzaba a ser insoportable. Lo cierto es que con el panorama que tenemos no creo que podamos disfrutar de tiempo libre pero si surgiera la oportunidad...al menos habría que aprovecharlo.

Clarisse acepta la pistola ya que a pesar de no estar convencida de ser buena tiradora sabe que será necesaria para protegerse a sí misma y al resto y para este menester será más fácil usar algo pequeño y manejable que la ametralladora que ha cogido Selene, por ejemplo.

Tras haceros con un pequeño "botín" regresáis hasta el vehículo en el que Zyor y Hiedra ya os estaban esperando. La renacuaja ha reparado algunos cables y paneles de control mientras el grandullón se ha encargado de revisar por enésima vez los radares y sistemas de control y conducción.
-Ya falta poco, pronto llegaremos- os informa dejando que descanséis donde más os apetezca o comáis algo mientras las ruedas vuelven a girar de nuevo -No tenemos tiempo para desperdiciarlo en unos cabrones que han intentado matarnos- se limita a responder tras la mención de Karim a los cadáveres. Está claro que no van a recibir un entierro digno y ni tan siquiera una incineración o algo parecido.

Después de aproximadamente otras tres horas de trayecto Zyor os avisa de que ya se distingue Washington's Colonial a lo lejos pero resulta bastante difícil verlo desde el interior del vehículo así que debéis soportar la intriga unos minutos más hasta que os detenéis y todos empezáis a bajar.

Frente a vosotros se alza una especie de muralla muy tosca construida con chatarra y planchas metálicas de diferentes tipos. Sobre ella se asoman varios tipos armados igual de zarrapastrosos que vosotros mismos y tras un saludo a Zyor os abren las puertas.
La colonia o aldea, como prefiráis llamarlo, es tan pequeña y mugrienta como cabría esperar. Casas y pequeños locales se distribuyen sin aparente orden intentando hacerse un hueco en el reducido espacio amurallado, conectándose algunas de ellas por pasarelas metálicas o de madera que no parecen capaces de soportar el peso de todos a la vez.

A pesar del desalentador paisaje os anima comprobar que aquí si hay gente caminando de un lado a otro y aunque os miran con curiosidad no parece que se os vayan a comer. Lo que sí os llama la atención es que casi todos los que veis tienen heridas visibles, ya sean cortes o cicatrices. A algunos incluso les falta alguna extremidad pero parecen convivir con ello con bastante normalidad.

-Bueno... pues aquí es colegas. Puede que no sea gran cosa pero nos echarán un cable para conseguir provisiones si lo intercambiamos por agua, aquí les es difícil conseguirla porque muy pocos se atreven a salir- os explica Zyor sujetando con firmeza la mano de Hiedra como si temiera que se le fuera a escabullir.

-Allí arriba tenéis la consulta del doctor. Es el mejor que podréis encontrar, ha remendado a toda esta gente- señala la pequeña y destartalada casa en cuestión con el rótulo de "Doctor Manitas" escrito a mano y con brocha gorda y se dispone a ocuparse de sus trueques.

Por fin llegamos a la civilización...y desgraciadamente me decepciona. No puedo evitar alzar las cejas y mirar alternativamente a Zyor y Hiedra para ver si no están de broma. No lo están. El "poblado" es un montón de casuchas apiladas las unas con las otras y unidas por pasarelas por las que para pasar primero comprobaré si aguantan el peso de otro transeunte. La verdad es que ni yo mismo se por qué me esperaba altos rascacielos, carreteras, y pantallas de publicidad por todos lados. Al fin y al cabo este mundo estaba hecho mierda.

-Uau...hogar dulce hogar ¿eh?.- digo sin poder morderme la lengua con el comentario mordaz de turno.- Un poco más civilizados y tenemos que volver a la edad de piedra.- comento siguiendo mi propia broma hasta que me doy cuenta de que no le debe hacer gracia a casi nadie.- Bueno, supongo que más no se puede pedir. Al menos estos no intentarán comernos.- termino diciendo a la vez que me encojo de hombros. Al fin y al cabo el lugar o parece tan destartalado. Y seguro que encontramos cosas interesantes.

-En fin, pues lo dicho. Después de toda nuestra travesía "superchachi" lo único que quiero es un cigarrillo y un trago. Así que voy a ver si puedo conseguir alguna de esas dos cosas. ¿Alguien se viene?- comento a todo el grupo en general.- Por cierto jefe, ¿qué dinero usan en este sitio? Porque me parece que estoy sin blanca.- pregunto directamente a Zyor dándome palmadas en los bolsillos del pantalón.- Esque si no he oido mal creo que has dicho agua, pero me parece una moneda poco práctica...ya sabes para el transporte y tal.- Si, para qué vamos a engañarnos, le estaba pidiendo dinero, sea cual fuera el que usaran en ese pueblo.