Partida Rol por web

Yusei pilla la puerta de la habitación de Ren abierta. La escena que se encuentra en ella es bastante hilarante. Ren está intentando hacer su cama- que es occidental- tras haberla desecho al dormir. Y la verdad es que la ha liado un poco. No entiende cómo van los colchones ni nada por el estilo. Y lo único que ha conseguido es tirarlo todo por ahí, teniendo un revuelo bastante curioso. Cuando Yusei llega para hablar con él y lo ve así, se le queda mirando fijamente, como si le hubieran pillado haciendo algo horrible.

Recupera un poco la compostura y tose, sonriendo tan encantador como siempre.- Saludos Tsuruchi-San. ¿Necesitabas algo? Yo... Estaba intentando entender los entresijos del instrumento de dormir de los Gaijin, y para ello he tenido que deshacerlo entero. Como verás, me has visto justo examinando todo por dentro.- Sonríe ante el, guiñando levemente un ojo, manteniendo su compostura samurái de cierta forma.

Yusei efectivamente encontró la puerta abierta y se quedaron ambos mirándose unos segundos. Como si le hubieran pillado haciendo algo poco menos que secreto. Tras acercarse Ren, Yusei no pudo ocultar una amplia sonrisa mientras ladeaba la cabeza ligeramente.

-Oh vamos, no me digas así, llámame Yusei-san por favor. No olvides que a pesar de todo, somos parte de una gran familia-lo miraba mientras sonreía ligeramente. -En realidad, yo venía a preguntarte precisamente por esto último. Hace un tiempo mandé una carta a mi casa y me andaba preguntando si podríamos tener comunicación con nuestros parientes. Aunque supongo que tú tampoco habrás podido comunicarte, ¿o sí?... Incluso estuve pensando en la posibilidad de que haya llegado una respuesta, pero a la aldea de aquel entonces. Quería entonces hablar un poco de ello contigo- se encogía de hombros mientras alzaba un poco las cejas y sonreía un poco- Y en cuanto al descubrimiento... bueno, yo también he tenido algunos problemas con aquello. Pero puedo intentar ayudarte y ver cuál es el problema del artefacto. No puede ser tan difícil... ¿no?- dudada por un segundo mientras fruncía ligeramente el ceño. ¿Será verdad que no es tan difícil? A fin de cuentas Yusei solo había visto cómo los sirvientes preparaban las camas, pero no es que tuviera mucha práctica vaya... -Siempre y cuando me invites a pasar,claro está- aguardó Yusei sin embargo en la puerta y tratando de mantener ese buen ambiente positivo que lo caracterizaba en el pasado.

Ren parece un poco extrañado, pero no evita sino sonreír cuando le dice de entrar.- Claro, pasa, pasa. No tengas problema Yusei-San en pedírmelo. ¿Sobre la familia dices? Pues le mandé un mensaje hace un mes, pero no he recibido respuesta de ellos desde hace bastante tiempo. Hablé con Raijin-San sobre el tema, y ambos llegamos a la conclusión de que si es cierto que todo esto ha sido orquestrado desde el principio... Es posible que todos los mensajes que no enviásemos con alguien de confianza hayan sido interceptados en algún punto del camino.- El sigue moviendo las mantas intentando hacer algo, efectivamente obteniendo NADA.

-¿Tu qué piensas al respecto?-

Yusei asentía complacido y pasaba al cuarto. 

-Ya me lo imaginaba... Pero tampoco sé si estemos en el mejor momento de mandar mensajes después de lo que pasó con la impostora-miraba la cama, frunciendo un poco el ceño. -Aunque si seguimos en ese camino, tampoco podremos nunca comunicarnos con los nuestros. Y ciertamente estoy un poco preocupado...- se acercó a la cama y contribuyó a ayudarle a Ren pensando bien qué movimientos hacer. -Quizá deberíamos preguntarle a Halona-san si podemos hacer algo al respecto, ya sabes, para poder tramitar algún mensaje, o algo...- se encogía de hombros por un momento. Luego miró la cama detenidamente: las sábanas por el suelo, el colchón completamente descolado de sitio... Y una almohada. Huuummm......

-Esto es más difícil que escribir un Haiku. Aunque los míos son bastante buenos, oh si...- recordaba aquel Haiku que escribió en el Torneo. Qué pena de hoja, en verdá.

-Aparte de este percance, ¿cómo te encuentras?- agarraba la almohada y sin querer trató de mover la misma como intentando imitar el gesto de lo que vendría siendo acomodar el interior de la misma con mucho cuidado. Como si se tratase de un artilugio delicado. Tanto, que los supuestos golpes ni se notaban.

EVENTUALMENTE ambos samuráis consiguen de alguna forma arreglar mínimamente el estropicio que habían montado. No está bien hecha la cama pero al menos están las sábanas y colchas una encima de otras y estiradas. Ren ladea la cabeza mientras escucha las preguntas de Yusei y sus reflexiones, en parte sintiéndose cómo él.- No lo sé Yusei-San. No sé qué clase de mensaje podría atravesar todo el territorio León, Grulla y Escorpión sin ser detectado por nuestros enemigos. Podemos preguntarle a Halona-San, pero dudo que incluso ella sea capaz de algo así. Y de nuevo, gracias por la ayuda con la "cama".- Y sonríe, con ambas manos en las caderas.

-La verdad es que bastante bien. Siento haberos ocultado mi poder, pero la verdad es que es algo bastante raro dentro de Rokugán, y un secreto familiar. No quería usarlo hasta que no fuera estrictamente necesario para ahorrar preguntas incómodas. Al menos cuando vi a Isawa-San con algo parecido pude sentirme más relajado.- Hace una pequeña inclinación de cabeza cuando se disculpa.

Yusei asentía con la cabeza mientras observaba el resultado de sus arduos sacrificios. No ha salido tan mal después de todo... Luego hacía un gesto con la mano, como indicando que ayudar con la cama no era nada importante.

-Sí, es cierto... Quizá ni Halona-san pueda hacer nada- fruncía el ceño ligeramente.

-En cuanto a lo que ocurrió en la batalla... Bueno. Yo considero que es cuestión de entender que el mundo está cambiando, y que todo aquello que creíamos saber o diferenciar entre lo que es "conocido" o no, "natural" o no... Ya no deberían ser conceptos etiquetados con tanta dureza. Y más si además es un hecho que también se puede dar en otras ocasiones, como fue en el caso de Isawa-san. Lo que tenéis ambos no es más que una bendición de los Kamis, aunque entiendo que hayas preferido callar por evitar esas incómodas preguntas. No tienes que disculparte por nada, de verdad- le decía Yusei en un tono amable.

-¿Cómo te sientes en el grupo? ¿Has podido adaptarte bien? La verdad es que no he tenido la oportunidad de hablar con Ai-san o Yuri-san tanto como quisiera, aunque en tal compañía supongo que no te quejarás tampoco- se reía amablemente. 

-De hecho debo de confesarte que si vine aquí, o mejor dicho... me aventuré a llegar a la ciudad en donde se celebraba el torneo, fue porque me pidieron que no os dejase solo, aventuraros en semejante viaje tan precipitado. Aunque tampoco me hubiera podido imaginar que quizá también me lo pidieran por tratar de estar contigo si ese... secreto familiar, saliera a la luz. Quién sabe en qué situación habría pasado y si nos hubiéramos visto inmiscuidos en alguna otra situación más delicada. Pero insisto, no tienes nada de lo que disculparte- decía con una ligera sonrisa. -Cuántas vueltas han dado las cosas desde aquel primer momento hasta ahora... Pero sea como fuere, me siento contento de que a pesar de todo, hayas querido permanecer en este grupo- concluía sin perder su sonrisa.

Ren sonríe, negando levemente con la cabeza mientras mira a Yusei- La verdad es que me siento bien, no he hablado desde hace tiempo con mucha más gente que Yuri-San, Ai-San y Akira-San, pero no me siento apartado. Al fin y al cabo éramos los seguidores del grupo, tampoco es que fuéramos especialmente importantes, esa era vuestra labor. Me embarqué en esta aventura por algo que me dijeron mis padres, y aunque no esperaba que fuera algo de tal calibre... Me alegro de haber venido y seguir aquí. Dudo que tenga problemas con ello.- Inclina un poco la cabeza sonriendo hacia Yusei, en gesto de amistad. Por que un abrazo o un choque de manos como que no.

Yusei devolvía la reverencia con la cabeza de manera suave y amistosa.

-Me reconforta saber que te sientes bien. Aún no sabemos qué nos deparara nuestro futuro ahora que debemos afrontar nuevos retos y seguramente, sobrellevar obstáculos muy duros para todos- suspiraba por un momento, lógicamente recordando el tema de la Mancha y que, en mayor o menor medida, prácticamente todos tenían ya un poco de oscuridad en su corazón.

-Si en algún momento sintieras que algo no va bien, me gustaría pedirte un favor- fruncía ligeramente el ceño y miró hacia un lado durante un instante. -Si algo extraño llegase a pasar, házmelo saber. Si bien es cierto que tu misión aquí ha consistido en acompañar a los Vigilantes del Cielo, yo sigo estando en deuda con mi padre y, no puedo fallarle, no... estoy en disposición de hacerlo, y menos... ahora- abría un momento los ojos como platos- que es relativo a todo el tema de la Mancha, el cual aún me preocupa, a pesar de las medidas que podamos tomar gracias sobre todo a la intervención de Jake-san. Entonces... si algo no llegase a funcionar bien, no me gustaría saber que de alguna manera quedases desprotegido, por llamarlo de algún modo, y por causa de esta deuda que mantengo a día de hoy con mi padre y que, al no comunicarme con él... tampoco he podido solventar de alguna manera- suspiraba finalmente. Parece que le ha costado en realidad hablar de este tema y se nota que es sensible al mismo.

-No dejo de sentirme un tanto culpable por no haber atendido quizá todas las atenciones que mi padre hubiera querido para contigo, pero... sin ánimo de querer excusarme, éste viaje ha sido un cambio tan brusco en mi vida que, al principio, sentía que se me quedaba un tanto grande y traté de focalizar la atención en Arcadia-san. Acepta mis disculpas, por la estima que te tengo, si alguna vez te hice sentir mal o hice algo incorrecto, más aún si finalmente así lo hago en un futuro-se disculpaba, típico aún de la cortesía Rokuganesa, aún realizando la correspondiente reverencia. Cortesía que sabía que dentro de poco muy seguramente perdería como tal, y por ello de disculpaba tanto por el pasado como por el posible futuro.

Ren esboza una sonrisa bastante informal y cálida. Poco educada dentro de lo que viene a ser un comportamiento samurái. No obstante, es el respeto entre amigos, o eso parece para ambos. Le tiende una mano sonriendo.- No tienes que volver a disculparte Yusei-San, tranquilo. Te digo exactamente lo mismo que me has dicho tu a mí. Puedes confiar en mí para cuidar tu espalda... Y sé que está mal, pero ya que estamos intentando ser más nosotros y menos samuráis estos días. Tomemos un poco de sus costumbres. Ten en cuenta siempre a tu padre en tu mente, pues es tu Daimyo, pero ten en cuenta qué haces también por ti a veces.- Comenta con el brazo estirado hacia él, para que lo agarre en plan respeto. Aunque es muy poco Rokuganés sin duda. Menos mal que están en privado.

Y menos mal que es Ren-San... Pues va a tocar a Yusei. Un hombre. No homo.

Yusei asentía y por supuesto agarraba la mano de su amigo Ren. Se alegraba mucho de poder mantener un nuevo contacto con su otro compañero Mantis. Verlo a el siempre le recordaba el lugar de dónde venía y el motivo por el cual debía hacerse valer y ser un mejor samurái ante los ojos de su estricto padre.

-No habría palabras para expresar tanto... así que simplemente aceptaré y te diré que, de todo corazón, gracias por todo. Por permanecer en nuestro grupo y por darme tu confianza. Sobre todo en estos momentos tan difíciles...-hacía una parada y después de ese contacto -no homo- con Ren, volvió a una posición más natural.

-Cuando veía sufrir a Nobu-san por el tema de la Mancha... no podía evitar pensar en lo difícil que debía de ser mantener la calma en tal situación y no sentir casi que eras un estorbo para los demás. O no solo un estorbo, sino un peligro. Por ello, siempre intenté mostrarle todo mi apoyo con esto... A fin de cuentas, la Mancha siempre ha sido el mayor de los temores por nosotros los samuráis pero, como bien nos ha explicado Jake-san... hay mucho más detrás de todo esto, y es algo que debemos aprender a controlar para que no sea maligno. Me relaja saber que no seré un problema para todos y que cuento contigo, por cualquier cosa que pudiera pasar- lo miró por un momento de una manera un poco más seria y luego prosiguió: -Ya sabes, el peor de todos los casos...- refiriéndose claramente al hecho de que si fuera necesario tener que matar al joven Mantis... lo hiciera sin contemplaciones.

-De verdad, gracias... Significa mucho para mí toda esta charla. Hacía tiempo que no podía compartir tan cómodamente mis emociones o pensamientos-sonreía amablemente.

Ren no puede evitar sino reír un poco ante todo lo que dice Yusei. No por que se esté cachondeando de él, sino como su método para intentar tranquilizar un poco al chico Tsuruchi.- Tranquilo Yusei-San. Yo sé que no eres débil precisamente, y sé que podrás luchar contra la mancha igual que hizo Nobu-San. No tienes que agradecer para nada una charla así, somos compañeros de armas en esta aventura y viaje.- Pausa unos instantes, rascándose la nuca por lo que va a decir, poniendo su cara y pose más galán posible.- Por que, antes que matarte Yusei-san, yo prefiero en el peor de los casos hacerte otras cosas. Con lo hermosa y magnificente que es tu belleza.- Y sonríe. Y SONRÍE.

Uff. Eso ha sido... Muy homo. Y muy sensual. Pero... Lo dice en broma, ¿no?

Yusei no entendía muy bien el gesto de Ren. Era demasiado... explícito. Pero no tenía sentido, era claramente una broma, recordando el pasado, ya que la primera vez que se vieron Ren iba tan borracho que lo confundió con una mujer. Negó con la cabeza mientras sonreía, tratando de parecer lo más natural posible.

-Esperemos que nada malo tenga que pasarnos entonces, en ese peor de los casos. Y ya no solo a mi, sino a ninguno de nosotros- se reía ligeramente ante el comentario sobre su "belleza". -Pero eh, gracias por el cumplido. Aunque... ya sería la segunda vez que me alagas de esa manera, harás que me ruborice seriamente, Ren-san- se rascaba la cabeza con la mano mientras se reía un poco, como restándole cualquier importancia que hubiera podido tener ese comentario sobre su amigo Mantis. Porque iba de broma... ¿no?

Ren se empieza a reir bastante por la forma en la que Yusei reacciona, dando un par de palmadas ante lo que le dice su compañero de armas Mantis.- Jaja. Claro que espero que no pase nada malo entre nosotros. Solo cosas buenas.- Sonríe de nuevo ante él, como algo más serio mientras le mira.

-¿La segunda solamente? Quizás debería hacerte cumplidos más a menudo así te sonrojas más. Que estás muy guapo cuando lo haces. ¿Sabías?.- Se acerca lentamente hacia el con cara de trollaso. Pero de trollaso trollaso. No de que trollee. Sino del de Iván el trollaso. Si es una broma... Está yendo demasiado en serio. Lo peor es que si es asi el tío lo hace de forma elegante, dejándolo caer y medio en broma.

Yusei se reía de la misma manera, a fin de cuentas, la risa se contagia. Porque no sería risa nerviosa, ¿o sí? Colocó una de sus manos en su propio rostro dejando ver uno de sus grandes ojos azules observando la reacción de Ren. Finalmente se tapó la cara con elegancia mientras se alejaba un poco, de manera muy disimulada, respetando nuevamente la distancia normal que se mantiene entre una conversación meramente amistosa.

-No considero que mi belleza sea tampoco algo excepcional Ren-san. Me harás sonrojarme tontamente si me haces este tipo de cumplidos, y más estando sobrio. Aquella primera vez de la que te hablo me confundiste con una mujer precisamente por estar ebrio jajaj. Pero no te preocupes, que no me ofendí ni nada por el estilo. Solo fue una situación graciosa para un primer encuentro- se reía amistoso, pero ya a una distancia más natural de Ren si es que éste se había acercando a Yusei con esa cara de trollaso.

-Jaja. Puede ser, sí. La verdad es que no estoy para nada borracho, pero es un buen día. Estoy contento de estar aquí y poder darlo todo con mis compañeros.- Comenta tras soltar un par de risas algo más notorias y volverse con tranquilidad hacia la cama, probando a tumbarse en ella. La verdad es que al principio no sabía muy bien por qué era tan blandito y genial, pero tras varios días se había acostumbrado.

Tras unos segundos de pillar postura vuelve a mirar a Yusei. Sin hacer ningún tipo de gesto ni nada más. No menciona el tema ni nada.- ¿Necesitas algo más Tsuruchi-San?- Le sonríe amable, pero más calmo y tranquilo que la última vez.

Yusei suspiraba para sus adentros. Sí que había conseguido ponerle un tanto nervioso. A fin de cuentas, era ahora cuando estaba empezando a conocer más a Ren, y aún le costaba discernir entre lo que es broma y lo que no. Qué situación más extraña... y menudo personaje que era el otro.

-No, no... está todo bien- sonreía traquilamente al joven Mantis. -Iré a ver a Akira-san de un momento a otro, creo que quería hablar con algunos de nosotros sobre el escalofriante tema de la "visión" de la dragona. Supongo que mientras no esté ella presente, lo más seguro es que Yuri-san, Ai-san y tú seáis llamados también para escuchar cualquier cosa que tenga que ver con los Vigilantes del Cielo. Si no fuera así por algún motivo, te pondré al corriente más tarde. Ahora te dejaré descansar- y se giraba hacia la puerta, con intención de marcharse. 

-Ha sido una charla muy entretenida. Repetiremos la ocasión, y ¿quién sabe? Quizá la próxima vez si podríamos compartir un poco de Sake. Pero será en otra ocasión- le sonreía desde el marco de la puerta mientras cruzaba sus brazos y se dejaba caer en la pared.

-¡Nos vemos! y, deja de llamarme así. Llámame por mi nombre, por favor. Ya lo habíamos hablado antes- se despedía amistoso de Ren levantando ligeramente una de sus manos mientras avanzaba por la puerta, símbolo de que la relación que llevaba con él era mucho más relajada y ya no había necesidad de hacer más reverencias tan formales.

Yusei paseaba por los jardines de la casa y observó que Arcadia se encontraba también allí, observando el muy seguramente, hermoso paisaje. No habían pasado demasiados días desde que el grupo llegó a la casa de Halona, sin embargo, el joven Mantis parecía adaptarse poco a poco a las costumbres del lugar y a las atenciones que la anfitriona les había otorgado. Sin lugar a dudas, estaban disfrutando de la estancia incluso, a pesar de los problemas que tenían y que muy posiblemente, llegarían más pronto que tarde.

-Hola, Arcadia-san. ¿Cómo estás? ¿Estabas descansando un poco aquí?- le preguntaba Yusei en su característico tono amable de siempre, mientras se colocaba a su lado.

Arcadia estaba observando los nenúfares del lago algo inclinada hacia ellos. Cuando escucha a alguien acercarse gira la cabeza curiosa. Y luego cuando ve que es Yusei sonríe levemente mientras oye lo que tiene que decir. - La verdad es que bastante tranquila, desde que llegué a este mundo no he tenido una verdadera oportunidad de sentirme como en casa o relajarme un poco. Jaja. No es que no lo haya pasado bien con vosotros, simplemente es que siempre teníamos prisa por ir de un lado a otro con los "malos" persiguiéndonos.- Se ríe un poco mirando hacia el.

Tras unos instantes termina de levantarse asintiendo.- Sí, estaba admirando un poco el bello jardín de Halona. Lo tiene todo bastante bien montado. Siempre fue una mujer preparada.-

Yusei asentía ante las palabras de Arcadia.

-Me alegra saber que estás más tranquila... han sido muchas emociones fuertes en demasiado poco tiempo, y no he podido evitar preocuparme- le sonreía amablemente. -Aunque solo sea por unos días, en verdad considero que el tiempo que pasamos en la casa de Halona-san es un descanso que nos está aportando muchas cosas positivas. Podremos aprender cómo controlar la Mancha y, tenemos mucho que agradacerles a ella como a Jake-san que compartan con nosotros todo ese conocimiento. Ojalá así podamos hacer que te sientas más tranquila en un periodo de tiempo más amplio- hacía una pausa.

-Supongo que, echarías de menos tu hogar, ¿no?- le preguntaba al respecto. -¿Te gustaría regresar? Tampoco sé mucho más de tu mundo...- dirigía su mirada hacia los nenúfares también. -¿Qué quieres decir con que siempre fue una mujer preparada? ¿Te refieres a algo concreto o... han sido ideas mías?- preguntaba un curioso Yusei.