Partida Rol por web

De nuevo, Viola volvía a hablar de una forma extraña, justo igual que la primera vez que intenté hablar con ella. Sus palabras, de nuevo, parecían no tener ningún significado aparente. No tenía muy claro que, en aquel estado de trance, ella pudiera ser capaz de hacer una buena guardia, pero decidí confiar en ella e irme a dormir con algo de tranquilidad.

De vuelta con los otros dos hombres del grupo, vi que había un saco de dormir preparado para mi, así que me enfundé dentro de él e intenté dormirme, a la espera de que llegara mi turno de guardia.

Tras aquellas intrigantes palabras, te vas a dormir...

La noche pasa sin novedad, tranquila. Las guardias se producen de forma normal y no hay incidentes nocturnos.

Así que un nuevo amanecer surge en la lejanía al mismo tiempo que os disponéis a emprender el camino. El cual ocurre sin incidentes los días siguientes. Salis sin problemas del Principado de Abel y os adentráis en la zona de Togarani. 

Aunque vuestro objetivo parecía en un primer momento Caliardo, hay muchas otras ciudades antes de llegar allí.

- ¿Vamos a Caliardo entonces?

Pregunta el arquero una de las mañanas del camino.

- Hay varias ciudades antes de llegar a esa. Es cierto que es la capital de Remo, pero aún así... Tal vez en alguna que esté más al norte, y a la que llegaríamos antes, podríamos encontrar algo también...

En eso os mira a todos.

- ¿Qué os parece?

Durante la noche no parecía haber ningún tipo de amenaza acechándonos, así que me permití el lujo de leerme los primeros capitulos del Quijote de Llanoverde alternándolos con la vigilancia. Tras mis correspondientes horas, le pasé el turno a Nathan.

Los días se sucedieron, y para cuando llegamos a Togarini ya había terminado de leer los dos libros que había adquirido, quedandome por hacer en mis ratos libres nada más que comprobar el control y precisión de mis poderes, siempre y cuando no hubiera nadie que pudiera obserarlo. Y parecían haber afinado bastante respecto a la última vez que los usé.

Por el camino, Nathan insinuó que no teníamos por qué ir directamente a Caliardo, pudiendo ir primero a ciudades más al norte que nos llegaban más cerca. Aquello sería desobedecer una orden, pero teniendo en cuenta que el objetivo era recopilar la información lo antes posible, no debería haber demasiados problemas. En Caliardo la información sería más fiable debido a que el Príncipe vivía en ella y su opinión tenía mucho peso, pero en cualquier ciudad medianamente grande tendríamos oportunidad de conseguirla igualmente.

- Bueno, técnicamente nos dijeron que tomáramos Caliardo como punto de partida y probablemente sea lo más adecuado, pero tampoco me parece mal. Si creéis que debemos hacerlo así, no estaría de más comunicarselo a nuestra superior para que diera el visto bueno.

Viola mantiene sus ojos en ti.

- Parece que no soy la única que esquiva las preguntas.

Mantiene sus palabras en el aire.

- Le han preguntado si ir a Caliardo o pararnos en otra ciudad, no si es lo que se nos ha mandado o no. 

Tras estos, sus ojos se mantienen fijos en un punto en el horizonte, como viendo sin ver.

- Tus elecciones determinarán su destino...

De nuevo, su voz parece cambiar.

- Debe escoger. 

- No recuerdo que se me nombrara líder del grupo, por lo que mi voto pesa tanto como las de los demás y la absención es igual de válida - reproché -. Aun así, si vais a insistir, creo que es mejor ir a Caliardo. La residencia del príncipe se encuentra allí, y como capital es de donde vienen principalmente las críticas a la Sumo Arzobispo que se reciben en Abel, así que es de donde más nos interesa conseguir información.

- Nadie te ha nombrado líder como bien has dicho. 

Comenta con una sonrisa.

- Y dado que nuestra vida va a estar en juego, abstenerse no es una opción. Yo también creo que la mejor opción es ir a Caliardo. Es la capital y habrá muchas fuentes de información, a parte de lo que has dicho Virgil, allí está el Príncipe. Si está pasando algo, será el primer lugar donde se note. 

Tras esto, Garret toma la palabra.

- En las ciudades grandes es donde hay más mugre putrefacción. Las ratas surgen por todas partes. Si algo huele mal allí, no nos costará demasiado encontrarlo. 

De nuevo, las palabras de tu compañero son de todo, menos tranquilizadoras.

- Yo pensaba que sería mejor opción ir a los pueblos pequeños. siendo menos es más fácil que la gente se entere de lo que está ocurriendo, o al menos esa es mi experiencia... Pero si vosotros preferís ir a Caliardo directamente... Por ahora vamos dos que preferís ir a Caliardo y yo a los pueblos.

Tras esto te mira.

- ¿Tú qué opinas virgil?

Arqueé una ceja en cuanto Nathan mencionó los pueblos pequeños. Con las ciudades, siendo lo que había mencionado antes, podría haberme convencido, pero aquel cambio no hacía más que reafirmarme en la posición.

- Caliardo. En un pueblo pequeño es fácil que la gente sepa sobre todo lo que ocurre en su interior, pero el interés por la política es bastante bajo, y poco suelen saber sobre el mundo que hay más allá de sus pueblos vecinos más que lo que cuentan los viajeros y quienes venden sus productos en las ciudades.

Parece que el destino parecía claro: Caliardo. 

Tres de vosotros creéis que es la mejor opción, de manera que os encamináis hacia allí.

Y así, tras un par de jornadas de viaje, llegáis.

En la distancia veis la imponente Caliardo, una inmensa ciudad que tiene poco que envidiarle a Abel.

La capital de Remo acoge a más de quinientas mil personas entre sus muros y se alza como una de las grandes ciudades del continente. Aquí acuden todo tipo de mercaderes, comerciantes y aventureros a ganar fortuna. 

Sus edificios, sus mansiones, sus teatros... Todo parece resurgir y brillar.

Aunque, lo que también brilla, son las armaduras del ejército imperial.

Justo a las afueras de la ciudad, hay un par de campamentos militares.

- Esto es raro. - Comenta Garret al verlo. - Desde luego un campamento militar a las puertas de una ciudad no es nada bueno... Pero no tienen hombres suficientes para tomar las calles. Caliardo es demasiado grande para el destacamento que vemos... Algo no me cuadra...

Y desde luego tenía razón.

No es que fueras un experto en la materia, pero era una ciudad muy grande y muy pocos soldados. Ya sean para proteger la ciudad de posibles ataques, o para contenerla... 

El viaje prosiguió sin contratiempos. Cruzamos la frontera de Togarini con Remo, y tras dos jornadas llegamos a ver la gran ciudad de Caliardo... y un destacamento del ejército imperial en sus puertas. Garret fue el primero en hacer un comentario al respecto, y fue bastante acertado. Demasiado pocos soldados tanto para invadir la ciudad como para defenderla. Sin embargo, recordé la conversación de Yenever con Rena, y aquello solo podían ser malas noticias.

- Creo que están esperando refuerzos... - dije con una clara intranquilidad -. Esto no es nada bueno. Viola, ¿podrías contactar con nuestra superior? Quizá ella pueda decirnos que está haciendo aquí el ejército.

Me quedé mirando fijamente aquel campamento. Quizás no fueran suficientes para invadir la ciudad, pero sabiendo de la mala relación entre la Sumo Arzobispo y el principado, tal vez invadir no fuera su objetivo principal.

Desde luego, algo no te cuadraba.

Es evidente que son muy pocos soldados... Casi para cualquier cosa.

Desde luego no son suficientes para tomar la ciudad o conquistarla. Tampoco para proteger todas sus calles. Al igual que tampoco para arrasar el lugar.

No son los suficientes para nada... De manera que tal vez puedan estar esperando refuerzos... O esperando otra cosa...

Sea lo que sea, aún necesitarán tiempo para preparar lo que quiera que vayan a hacer.

- Si no recuerdo mal... - Comienza a decir Viola. - Una de las razones por la que estamos aquí es para saber lo que ocurre. Tal vez esto sea una de esas cosas que tenemos que averiguar... ¿Por qué están aquí?

No parece lanzar la pregunta a nadie en particular.

- El ejército es diferente de la Orden del Cielo, de manera que dudo que nuestro superior sepa algo... Y, sinceramente, no quiero provocar una reprimenda por su parte. 

Un breve silencio se crea.

- Podemos intentar recabar algo de información.

Dice Nathan.

- Tal vez al saber algo, sí que podríamos contactar con ella. Si lo hacemos ahora, no tendremos practicamente nada que ofrecerla... La cuestión ahora es... ¿Qué hacemos? 

El chico mira a su alrededor.

- ¿Ideas?

Eran insuficientes para cualquier tipo de operación, por lo menos una en la que no importara que se supiera de la presencia de las tropas. La única conclusión posible, entonces, es que esperaban refuerzos para hacer lo que fueran a hacer.

El resto del grupo parecía no estar de acuerdo con mi idea de contactar con nuestra superior. No me había parado a pensar que si supiera de esto, nuestra superior nos habría avisado en su momento. En tal caso, no teníamos forma de acceder a información adicional sobre el ejército antes de llegar a la ciudad.

- Dirigirnos a la ciudad pasando cerca de los campamentos. Sería fácil que nos pararan de este modo, y tendremos oportunidad de hacer algunas preguntas si así lo hacen. Si no lo hacen o no conseguimos nada, tendremos que hacer nuestras propias averiguaciones desde dentro de la ciudad, y si no encontramos nada entonces preguntar a nuestra superior.

La primera parte de mi plan tenía una pequeña falla, que era tener una tapadera. No recordaba haber establecido ninguna, y si lo aceptaban deberíamos darnos prisa por hacerlo. Y de todos modos, íbamos a necesitarla en algún momento u otro, y era mejor que la establecieramos en aquel momento en lugar de tener que improvisar. Esperaba que se dieran cuenta de ello.

Tus compañeros te escuchan atentamente.

- ¿Y si no nos dejan pasar?

Pregunta mirando al campamento.

- Nathan y yo vamos armados... Somos guerreros. Viola y tú - Dice mirando a Virgil -. Podríais pasar por viajeros normales y corrientes. Si quieren sitiar la ciudad o atacarla... No creo que dejen pasar a dos posibles guerreros como nosotros. No querrán gente con capacidad de combate en una ciudad que van a atacar. 

Tras esto es Viola la que toma la palabra.

- Creo que tienes razón... No tenemos todas las opciones de que nos dejen entrar en la ciudad una vez visitemos el campamento. Una opción podría ser dar un pequeño rodeo y buscar otra entrada... O tal vez separarnos. Por un lado Virgil y yo, mientras que por otro lado vosotros dos. Sería más fácil que a nosotros nos dejaran entrar en la ciudad una vez intentemos encontrar algunas respuestas en el campamento... Aunque si hay algún problema... Bueno... Nos faltaría algo de potencia de combate si las cosas se tuercen...

Después de esto te mira.

- ¿Qué opinas Virgil?