Partida Rol por web

Tras despedirnos de los nómadas, jurándole cumplir con la promesa de encontrar a Eglamor - no sé si encontraré a ese Eglamor - seguimos nuestro camino, y cuando contemplo las ruinas pienso... - los dragones no existen... asi que puede que sea una invencion... de rumores entre la gente... y este lugar no es la aldea que buscamos - creo que no debemos pararnos aqui sino seguir el camino hasta Villa Risueña ahí es donde debemos encontrar a Eglamor... que nos ayudaria a encontrar lo que le robaron a Sir Royer.

Al pasar al lado de las ruinas Ratko las miró con curiosidad, realmente suponían un motivo de estudio pero su instinto como mago le advertía además que se andara con cuidado nunca se sabía lo que se podía encontrar bajo una ciudad antigua.

creo que no debemos pararnos aqui sino seguir el camino hasta Villa Risueña ahí es donde debemos encontrar a Eglamor... que nos ayudaria a encontrar lo que le robaron a Sir Royer.

- Cierto... perderíamos mucho tiempo- asintió a las palabras de su compañera mirando de reojo los edificios sin detener el paso

Seguimos el camino dejando atras las ruinas... y pienso - si consigo ayudar a Abdul quiza tenga mas aliados... para nuestro gremio... que nos ayuden en futuros trabajos...

- Villa Risueña no debe estar lejos... espero... - hablo pensando en alto.

Aunque nos topáramos con unas ruinas que llamaran mi curiosidad por todos los misterios que pudiera contener en su interior, pensaba en la misión principal que teníamos entre manos, suma importancia para resurgir entre las cenizas del Gremio.

- Una exploración imprevista nos frenaría la marcha.- Negué con la cabeza, ya que era un riesgo que no quería correr.- Sin contar las provisiones o desgasto de armas que podamos tener dentro.- Comprobé que el resto pensaba igual, una alegría que no mostré en las facciones del rostro, dando un golpe seco en el suelo con el báculo, como si hubiera dado por terminada esa pausa de reflexión.- Sigamos.- Caminé hacia donde dictaba el mapa sin esperar respuesta.

Finalmente llegasteis al punto que os había indicado el Sr. Roger. Ahora debíais intentar encontrar pistas o información para hallar a los culpables. Al principio sería como buscar una aguja en un pajar pero seguramente sería cuestión de tiempo encontrar algo de utilidad.

Villa Risueña era un lugar pequeño, acogedor, incluso parecía familiar. Era el sitio indicado para retirarse, donde mantener una pequeña granja o cuidar un cultivo para uno evadirse de todos los problemas.

Estaba pobremente defendida, de hecho casi parecía que no había nadie por los alrededores.

Algo os llamó la atención, había una anciana mujer reparando lo que a simple vista parecía una valla rota ¿sería buena idea hablar con ella o era mejor permanecer inadvertidos?

Tranquila por coincidir mis colegas conmigo, sigo caminando a la par un rato, unas veces delante y otras detras, veo al fin el pueblecito, a lo lejos, diviso que es como me esperaba, y eso me deja mas tranquila pues es el tipico lugar de reposo donde poder descansar y reponer fuerzas, ademas de una pintoresca aldea, una de tantas pequeñas e inadvertidas localidades por las que se pasa de largo pues son de paso.

Al caminar por el sendero bordeado de un bucolico paisaje con arboles y vallas de madera que lindan las casitas bien arregladas de los habitantes, logro divisar a una anciana que esta reparando una de esas vallas, la observo y me acerco junto a ella.

- Buenos dias tengais... señora... - la saludo con una amplia sonrisa y con una esmerada cortesia que contrasta demasiado con mi aspecto de caminante algo sudorosa y cansada.

Trato de entablar con ella una conversación si ella demuestra ser amigable y le pregunto-

- Disculpadme Señora... habeis oido hablar de un caballero alto, un poco mas alto que yo, moreno, de ojos verdes...maduro? es curandero y vive en este pueblo tan encantador... - sin dejar de sonreir a la ancianita, le describo al hombre que nos dijo Abdul pero no digo su nombre... por ahora no digo Eglamor, el caballero que es curandero. Solo me quedo pensativa a ver que dice y quizas diga algo respecto a este curandero del pueblo.

Ratko siguió caminando junto a sus compañeras hasta la aldea, si no había mayores contratiempos podrían conseguir incluso algún tipo de suministro, lo ideal para el demonio sería atravesar la población sin llamar la atención, por eso cuando vio a la anciana pensó en seguir caminando pero antes de que pudiera decir o hacer nada Kislaya ya se había encaminado hacia ella.

- Tsch...- chasqueó ligeramente con la lengua por la maniobra de su compañera, no por que no confiara en ella, sino por lo terriblemente mal que se le daban a él las relaciones con los humanos... y demás seres sociables, por ese motivo decidió mantenerse a una distancia prudencial sin mirar directamente a la anciana, mejor que no se diera cuenta de sus orígenes y de paso dejaba a Kislaya vía libre para hablar con la mujer.

No me detuve demasiado en otear el lugar. Agrupaciones de casas unidas por caminos de tierra, usando como única separación vallas que delimitaban las propiedades con sus respectivos cultivos, la misma imagen que había visto tantas veces en las diferentes misiones del Gremio, caminando por las villas en busca de resolver los contratos.

Aunque había visto a la anciana seguí caminando como si nada, buscando algún indicio que me resultara lo suficientemente llamativo como para frenar mis pasos. O al menos esa era mi idea.

Me giré al escuchar la voz de mi compañera, comprobando que se había detenido a hablar con la señora con la educación que la caracterizaba. En esos momentos donde la prudencia debe ganar a la sociabilización, miré a Ratko durante una fracción de segundo, comprobando que a él tampoco le había entusiasmado que nos parásemos.

Realmente dudaba que la mujer fuera a tendernos la información que necesitábamos, más teniendo en cuenta los intentos fallidos de otros gremios por lograrlo. Sin fiarme de que el lugar, en apariencia, pareciera solitario, entrecerré los ojos para fijarme en las sombras de las esquinas o los tejados, pendiente de cualquier tipo de emboscada.

Ahora Villa Risueña estaba abierta para vosotros para explorarla pero... ¿qué ibais a explorar realmente si allí había poco que ver? Realmente si otros habían fracasado significaba que hay detalles que no debíais pasar por alto y que otros “profesionales” sí. Todo eso contando con que realmente sea en esta aldea donde se esconden los ladrones...

La sensación de pueblo fantasma era casi una realidad ¿para qué tantas casas si no se veía a familias por las calles? ¿A animales haciendo ruido? ¿A niños riendo? Era sospecho a la vez que triste.

En cuanto te acercaste a la mujer, ésta alzó la mirada y te sonrió. Era una afable anciana humana cuyos ropajes viejos mostraban que sus recursos probablemente fuesen limitados.

- ¡Oh, viajeros! – exclamó emocionada. – Bienvenida seas a Villa Risueña... se te nota agotada, espero que hayas tenido un camino seguro hasta aquí – después de aquello dejó sus herramientas a un lado y se centró en ti tras sacudirse el polvo.

- ¿Qué puede hacer esta humilde anciana? ¿Tienes hambre? Hace tanto que no viene nadie por aquí que me siento sola, podría invitarte a comer – dijo algo tímida. Después escuchó lo que le preguntaste.

- Muchas personas son las que han pasado por este pueblo, algunas se quedan para vivir en tranquilidad pero otras se marchan a buscar objetivos mejores. Puede que ese curandero que buscas sea uno de estos últimos - la mujer parecía sincera y algo apenada.

El demonio miró a su alrededor muy serio, aquello le daba mala espina... demasiada quietud para una aldea humana, siempre tan llenas de alboroto, niños corriendo y gentes yendo de un lado a otro. Cruzó una mirada con Eärendil... 

- Deberíamos investigar un poco, tanto silencio no es normal- declaró sus intenciones

Seguía paseando la mirada entre varios puntos, terminando por cerrar los ojos y dejar que mis sentidos se concentraran en sólo uno, acortando incluso durante unos segundos el ritmo acompasado de mi respiración.

Silencio.

Al abrirlos asentí ante las palabras de Ratko, echando un leve vistazo a Kislaya para comprobar que ella seguía hablando con la señora.- No la perdamos de vista.- Sabía que la joven podía defenderse en caso de ser atacada, incluso echar a volar si fuera necesario gracias a la luz del sol, pero no quería poner en peligro a ninguno de los integrantes, más cuando estaba al cargo.

Me acerqué a la casa más cercana a nuestra posición, apoyando la espalda en la pared y poniendo la oreja en la puerta, intentando captar cualquier indicio de que allí hubiera vida. Después me retiré y di dos golpecitos con los nudillos, más por educación que para avisar que estábamos ahí, dispuesta a abrir la puerta poco después.

Igual la mejor opción ahora era registrar el pueblo a rasgos generales. Pasar por al lado de cada edificio, tantear el entorno, esperar a ver si aparece alguna señal o indicativo de que allí se esconde un grupo de ladrones...

Ratko asintió ante las palabras de Earendil, ambos parecían entenderse bien pues eran de procederes cautos y les gustaba observar. De manera que mientras ella se ponía a investigar una casa el demonio decidió pasear por las calles del poblado, para reconocer sus edificios y tratar de detectar algún tipo de anomalía.

A pesar de haber registrado el pueblo de punta a punta, no lograsteis encontrar ningún indicio que os resultase sospechoso, igual no os quedaba más remedio que probar otras alternativas o la misión habría fracasado con lo que supondría perder a un cliente tan potencial como era el Sr. Roger.

Por un lado aceptaría su ofrecimiento porque me parece muy buena y de gran amabilidad...pero por otro lado dudo...desconfío sin saber por qué...costumbre de no fiarme de nadie. Me la quedo mirando sonriente y le doy las gracias sinceras a la encantadora abuelita mientras trato de conseguir pistas sobre ella y el lugar.

No encontrábamos nada y el tiempo se agotaba, sntiéndome un tanto agobiada por perder tan preciados minutos en una búsqueda que otros ya habían intentado. Teníamos que pensar con claridad y retroceder sobre nuestros pasos hacia el punto de inicio, caminando dirección Kislaya por si ella hubiera tenido más éxito que nosotros.