Partida Rol por web

Le digo haciendo gala de toda la amanulidad...encanto y persuasión del que soy capaz...- Busco a Eglamor... tengo entendido que esta aqui... pero no se donde esta exactamente ... seguro que una sabía mujer como usted... sabe indicarme donde está...en este pueblecito...

– Vaya, se ve que realmente necesitas de mi ayuda – sonrió afable.

– Verás, sobre este pueblo realmente no hay tanto que contar. Villa Risueña apenas tiene 10 años, fue el capricho de varios señores nobles de Ardan a los que les sobraba el dinero. Se intentó activar la economía regalando casas a personas como yo, que saben trabajar la tierra pero tan solo logró que los más jóvenes creyesen que aquí no hay futuro... como Eglamor... - hizo una leve pausa.

- De todas las casas que hay realmente tan solo la mía está ocupada, prácticamente el resto están abandonadas y es una verdadera lástima, sobre todo la casa roja... era la más lujosa del lugar y ahora solo es una sombra del pasado – aquella mujer te había dado información útil. Aquel pueblo era realmente un sitio fantasma y destacó una casa en particular, si realmente era de máximo lujo seguramente pudo ser visitada por ladrones  y no sería un mal sitio donde investigar.

Ratko, contrariado por no haber descubierto nada se resistía a volver con Kislaya sin al menos haber encontrado algo de interés... era demasiado sospechoso todo aquello y su instinto le decía que tenía que seguir intentándolo, por lo tanto decidió tratar de encontrar a alguien dirigiéndose hacia la posada, bar o la zona comercial de la aldea... tenía que haber alguien en algún lado y de paso preguntar.

Eärendil se acerca hasta donde estaba Kislaya hablando con la anciana.

La Alvene del agua pudo escuchar lo siguiente:

- De todas las casas que hay realmente tan solo la mía está ocupada, prácticamente el resto están abandonadas y es una verdadera lástima, sobre todo la casa roja... era la más lujosa del lugar y ahora solo es una sombra del pasado –

La mujer al ver a la recién llegada le dedicó una sonrisa, había interpretado perfectamente que era una acompañante de Kislaya.

Aunque era evidente que el lugar no era un destino idílico, alguien más aparte de la anciana debería haber para poder preguntar más sobre posibles indicios o pistas que os ayude a dar caza a los ladrones.

Encontrasteis a un par de personas más, todas ellas de avanzada edad, trabajando por un lado la carpintería y por otro lado el cuidado de los animales. Parecían muy ocupados y por las miradas que te echaban no tenían aspecto de querer relacionarse contigo, aunque nunca estaba de más intentarlo.

Saludé a la anciana con una leve inclinación de cabeza mientras me colocaba cerca de Kislaya, lo suficiente para poder escuchar la conversación sin necesidad de estorbar o intervenir, dejando clara mi postura al respecto.

Cuando mencionó la casa roja no pude evitar girarme para buscarla con la mirada, un detalle que me extrañaba haber pasado por alto, mientras de paso vigilaba la posición del demonio como si de una madre se tratase.

Ratko miró a los ancianos del lugar, al parecer en aquella aldea los únicos habitantes era personas de avanzada edad ¿Qué habría pasado con el resto? al demonio no le hacía gracia, puesto que las posibles respuestas a aquel enigma solían derivar en algún tipo de catástrofe como guerra, existencia de una entidad malvada que los castigaba o... quizás epidemia, fuere como fuere se decidió por tratar de entablar conversación él mismo.

- Buenos días- dijo lo más cortés que pudo- Es este un pueblo muy tranquilo, parece un lugar apropiado para el reposo- sonrió evitando mostrar sus incisivos.

Los hombres, tal y como imaginabas, te hacían el vacío. No atendían a tus palabras y mucho menos a preguntas. Estaba claro que no querían involucrarse en una posible investigación. No perdieron ni un segundo en coger y adentrarse en sus casas. Pensar en alternativas violentas tan solo pondrían en peligro la misión ya que si se llamaba demasiado la atención los posibles ladrones huirían.

El demonio cuando vio como los ancianos le hacían el arco levantó un brazo y se olisqueó el sobaco por si aquella desbandada era producto de su falta de higiene... no olía tan mal, es más Ratko solía ir siempre muy bien aseado... siempre que las circunstancias se lo permitiese, así que decidió ir a por la única opción que le quedaba, regresar con sus compañeros por si ellos habían tenido más suerte... por lo menos lo había intentado.

Poco después, Ratko se reunió junto al resto de las compañeras que aún estaban con la anciana.

Se veía que era Kislaya quien más tiempo había hablado con ella y que poco después se incorporó Eärendil ¿Habrán sacado algo en claro?

No encontraba a Ratko, creyendo que habría encontrado algo de interés, una pista que seguirían mientras nosotras intentábamos sacar algo en claro con la anciana. Pero no tardé en visualizarlo por el camino, esperando que acortara las distancias hasta estar lo suficientemente cerca como para colocarme a su lado y susurrarle con tal de no molestar la conversación que estaba manteniendo Kislaya.

- Casa roja.- Señalé con un golpe de cabeza el lugar, denotando que sería nuestro próximo objetivo una ver terminara la princesa.

Parecía que la anciana no tenía mucho más que añadir a lo dicho a Kislaya. Eso sí, su sonrisa afable seguía permanente en el rostro.

Recordó (ya que Eärendil y Ratko no estaban allí) que os invitaba gustosamente a comer en su casa, pero parecía que Kislaya había rechazado dicha oferta.

Miro a Ratko y Eárendil y luego a la anciana y le digo - es usted muy amable pero seguiremos nuestro camino... - la sonrió y me alejo caminando hacia la casa roja comentandoles a ambos que vayamos a la casa roja.

.

Ratko miró a su compañera, Eärendil, asintiendo... ambas habían tenido mucho más éxito que él, en su mirada se reflejó un interrogante pero decidió aguardar, la información se la darían cuando fuese apropiado y el demonio sabía esperar.

Al mirar a la anciana, le dedicó una sonrisa amable ocultando sus incisivos pues no quería que se asustara e incluso habría aceptado de buen grado la cena, pero Kislaya parecía tener prisa y no quiso contrariarla, de manera que con una inclinación de cabeza agradeció el ofrecimiento de la anciana antes de ir tras sus compañeras.

El viaje había sido largo y, aunque no quería desaprovechar una oportunidad de comer comida caliente de manera gratuita, teníamos una pequeña pista que había que seguir. Tal vez luego nos diera tiempo a descansar.

Fui tras Kislaya, seguida de Rakto, rumbo a la casa roja esperando encontrar allí el motivo de todo el misterio.

Había llegado la hora de echarle un vistazo a la “famosa” casa roja, aquella que podría albergar algo más de información sobre lo que allí sucedía.

Encontrasteis varias ventanas que estaban a vuestra altura para mirar a través de ellas, quizás era una buena idea inspeccionar desde la seguridad de las afueras...

Todo parecía completamente abandonado, los muebles que distinguíais desde el interior parecían de calidad, como si se tratase de una casa de la nobleza o similar.

Para entrar había dos opciones, o forzar la puerta principal o una de las ventanas, en cualquiera de los casos la tarea era demasiado sencilla para alguien como ustedes.

Ahora teníais acceso completo a la casa, un lugar bastante silencioso en su interior.

Todos, una vez dentro, podríais comprobar que la escasez de luz en la vivienda os brindaba una ocultación perfecta, allí todo estaba en calma al igual que el exterior y con un poco de intuición podíais orientaros a paso lento pero seguro.

Vuestra posición actual era el salón comedor, bastante descuidado, como si el lugar estuviese abandonado ¿encajaba ese detalle con vuestras impresiones? de hecho de haber alguien en la casa probablemente se hubiese alertado por vuestra presencia.

Existían unas escaleras que llevaban a la planta superior, ¿qué sería lo mejor? ¿Explorar el piso actual? ¿Ir a la planta de arriba? ¿O dividirse?

Cuando los tres llegaron a la casa roja, el demonio posó una mano suavemente sobre Kislaya y Eärendil para que le dejasen a él hacerse cargo de la entrada, cualquier mago que se preciase debía tener ciertas precauciones y más si se trataba de un territorio inexplorado y hostil...

Así pues se dirigió a la entrada y tras examinarla con detenimiento buscando algún signo mágico o maldición, forzó la cerradura y abrió la puerta para sus compañeros.

- De momento parece despejado, pero procedamos con cautela- sugirió pasando en primer lugar, Ratko caminó por la primera planta estudiándola con detenimiento, antes de subir arriba prefería saber que podía haber oculto.

No iba a negar que la casa era bonita aunque demasiado ostentosa para mi gusto. A través de la ventana comprobé el interior, intentando percatarme más de cualquier signo de vida reciente antes que el estado de los muebles, mirando a mis compañeros para adentrarnos una vez estuviera despejado.

Realmente me resultaba extraño, no sólo que estuviera vacía sino que ningún ladrón hubiera intentado entrar al ver el lujo que desprendía, ¿acaso contenía algún tipo de protección que no habíamos visto? Puede que realmente esté todo desierto.- Era una posibilidad, pero seguía sin verle la lógica.

Lentamente, tras Rakto, entré para echar un leve vistazo buscando cualquier cosa que pudiera llamarme la atención, aunque me focalicé en las escaleras que subían al piso superior. Sabía que el resto iban a encargarse de ésta planta, así que coloqué un segundo la mano sobre el brazo de ambos para señalar con un golpe de cabeza las escaleras.

- Comprobaré arriba.- Aunque supuestamente estábamos solos, preferí susurrar mis intenciones antes de ascender con cuidado de no hacer ruido.

Comenzaste a investigar los alrededores de la planta baja, sobre todo la cocina y los pequeños pasillos que quedaban más a mano. Todo parecía extremadamente normal, normal para un lugar donde parecía que no vivía nadie...

La oscuridad de la zona impedía que pudieses sacar conclusiones claras sobre si allí había pisadas. Quizás viendo el lugar a plena luz del día sería más revelador que en la situación actual, donde era imposible plantear una visión clara.

Todo seguía estando tranquilo, nadie os molestaba lo cual te hizo preguntar ¿cómo le iría a Eärendil?