Partida Rol por web

Rick, poco a poco, se adentra en el nuevo lugar. Con una precisión sorprendente para alguien en su estado y con su tamaño, el joven evita todo contacto con cualquier mueble u objeto de la sala al entrar. No obstante, lo que ve comienza a interesarle.

Tal vez no le interese el arma de fuego, o en estos momentos no sea capaz de sumar dos y dos y ni siquiera sospeche de su existencia, pero en todo caso dirige su atención hacia el hacha de mano. Con cuidado la levanta y la mira con mucha más intensidad de lo que la cordura permitiría a cualquier otro.

- No... pienso al ver que Rick ha cogido el hacha.

Con más intensidad que antes, si cabe, busco a mi alrededor el arma de fuego, mientras con una mano cojo un puñado de cartuchos. - No debe volver a pasar...

El gigante ha cogido el hacha. Nadie sabe realmente cómo han podido despistarse, pero el grandullón ha entrado, con esa mirada perdida que le ha caracterizado esta aciaga noche, y se ha apoderado del hacha de mano. No será la primera vez que la empuñe hoy...

Cualquiera de los compañeros estaría más que dispuesto a sacrificar partes de su propio cuerpo por saber y entender los pensamientos y sensaciones que ahora mismo debe estar teniendo Fabiano.

El arquitecto es el más desconfiado. Pero, ¿quién se atreve a quitarle el arma? ¿Con qué excusa? Es como un niño malo y caprichoso al que no se quiere disgustar por miedo a que explote reclamando su "juguete".

Para contrarrestar el rearme del jugador de fútbol, Spinner se centra en la búsqueda de la posible arma de fuego. Hay algunos cartuchos sobre la mesa. Viejos y oxidados cartuchos de escopeta.

Los ojos de Mark escudriñan en la oscuridad, mirando con ansia la posible ubicación del arma.

Ajá! Ahí está.

Entre algunas viejas garrafas que debieron contener a saber qué brebajes aparece lo que buscas.

Pero el hecho de buscar en esa zona del cuarto te lleva a un nuevo hallazgo, que quizás es más interesante que la propia arma de fuego.

En silencio, me acerco hacia un extremo de la habitación. Sin perder ni tiempo ni de vista al jugador.

Me agacho y recojo algo del suelo. - Eureka Afirmo al levantar la escopeta. La cargo con un par de cartuchos y observo a los demás.

- Y, mira que tenemos aquí digo al ver que todo el mundo sigue "en su lugar". Finalmente el cuadro de luces está aquí bajo.

¿Cuadro de luces? ¿Quieres decir que este antro tiene luz?

Las palabras de Spinner son procesadas poco a poco. Las miradas se dirigen hacia donde indica el arquitecto.

Es viejo y muy probablemente no funcione, pero ciertamente parece un cuadro eléctrico.

Mmmm, seguro que funcionará, Mark? No me gustaría que te electrocutaras....

Y continuo buscando algo que me sirva de arma, que no sea la llave de paso oxidada. Aunque si no encuentro nada me la quedaré.

Más vale pájaro en mano...

Rick pestañea sin decir más. Sus ojos parecen haberse acostumbrado notablemente bien a la oscuridad, pues examina el ambiente, y el cuadro de luces no parece interesarle más que cualquier otro trasto de los que hay en esa habitación.

El hacha continúa en su mano, pero Ricky no le da mucha importancia, como si el trozo de metal oxidado fuera parte de su brazo.

Te acercas con sumo cuidado, mirando al suelo y a los objetos que te rodean. Llevas la escopeta cargada apuntando al suelo. No tienes demasiada experiencia con armas de fuego. Un tirador experimentado diría sin duda al verte que eres un imprudente. Pero eso ahora es lo de menos.

Estás a diez centímetros del cuadro y no has tocado nada. No has detectado nada extraño que pueda suponer un peligro potencial, aparte de algún saliente oxidado.

Tienes ciertos conocimientos de electricidad, al menos sobre el papel. No obstante puedes ver claramente que el cuadro eléctrico es viejo, y es poco probable que funcione. Aunque no podrías asegurarlo.

Antes se hacían las cosas para que duraran... Es probable que las ratas hayan roído algún cable, pero no hay motivos para pensar a ciencia cierta que no funcione.

La imagen de Marcos desangrado en el suelo vuelve de repente a su memoria, por lo que aferra el muñeco con fuerza dispuesta a clavar una nueva aguja. Observa la reacción de Rick preparada para intentar evitar un nuevo ataque, pero parece que el futbolista está más calmado.

- Yo creo que sí deberíamos intentar conseguir algo de luz, o no podremos salir de aquí con vida. Lo mejor sería que lo intentase Rick. Su pérdida sería la menos importante, pero creo que hace tiempo que dejó de estar con nosotros.

Sin quitar ojo del enorme Fabiano, controla sus movimientos manteniéndose algo alejada.

El cuadro eléctrico es viejo, demasiado diría yo. Y lo peor es que ha estado mucho tiempo sometido a un grado de humedad que ningún cuadro actual soportaría.. - Por eso las cosas se hacían mejor antes

El deseo de poner luz a este viejo edificio es quizás lo que me mueve, más que el sentido común que me dicta, sin lugar a dudas, que la única forma de que eso funcione es cambiando toda la instalación.

Observo el camino que debe recorrer la electricidad. El punto de entrada, la palanca de conexión y, sobre todo, los plomos. Como el resto de elementos, son viejos. De un tamaño más que considerable comparándolos con el tamaño de los actuales. Me fijo en la toma de potencia de la entrada y en la conducción del cable hasta llegar al plomo. En este punto miro si el plomo está íntegro o si por el contrario el filamento está roto, lo que no sería de extrañar ya que se fundían a menudo.

- ¿Habrá suerte?

La luz de la linterna no es la idónea.. ni el lugar tampoco, pero la acerco evitando los reflejos en el cristal del sistema de protección.

Tras los plomos está el cuadro de conexiones a la casa. El último salto antes de alimentar todos los cables de la casa..

La palanca de interrupción es de las grandes. Pero está bastante deteriorada por el tiempo - No parece prudente tocarla con la mano

Miro a mi alrededor, buscando una escoba o un palo que termine en forma de gancho o que me pueda servir para empujar la palanca hacia arriba. Y, por supuesto, que sea de madera..

Acercas la linterna y tus ojos a menos de diez centímetros del cuadro eléctrico. El sistema está absolutamente lleno de polvo. No te atreves a tocarlo. Sin embargo, consigues vislumbrar el filamento aparentemente íntegro de los plomos. Brilla y refleja la luz, como si volviera a la vida.

Respecto a la instalación no puedes estar nada seguro. No es posible saber si los cables están rotos, roídos o hechos polvo (literalmente).

En tu fuero interno estás decidido a probar suerte. Pero no piensas electrocutarte.

Hay algunas maderas cerca. También una gruesa cuerda. Y también tienes la escopeta, que es de madera en su parte posterior.